miércoles, 18 de agosto de 2010

BICENTENARIO Y SUBALTERNIDAD

Miguel Angel Herrera Zgaib

Profesor asociado, Ciencia Política, Universidad Nacional, Bogotá. Director del Grupo de investigación Presidencialismo y participación.

maherreraz@unal.edu.co, miguel.herrera @transpolitica.org

Una antesala metodológica

Por si las moscas

Claro. Nos bombardearon y necesitamos saber cómo. Fueron bombas norteamericanas, bombas inteligentes, nunca antes lanzadas en la región. El presidente Uribe se comprometió a entregarnos eso aunque me dijo que no podía dar los nombres de los pilotos.

Presidente Rafael Correa, entrevista con el Tiempo, 9 de agosto de 2010, pp: 1-2.

Antes de esa ofensiva final, tienen previsto (las Farc) como alternativa dividir el país en dos, tomando el poder en dos o tres departamentos del Sur (Caquetá, Putumayo, Meta), mientras que en el Norte mantendrán cercadas y bloqueadas a las grandes ciudades. En ese caso buscarían una solución negociada sobre la base de 10 puntos programáticos de las Farc y estarían en mayor ventaja de negociar…”

José Arbesú. Conversación con Manuel Marulanda y Raúl Reyes, en “La Paz en Colombia”. Editora Política, La Habana, 2008.

En tiempos del Bicentenario, a más de diez años de frustradas las negociaciones de paz con la guerrilla preferí como título del primer acto tragicómico: ¡Oh negra y larga partida!, de la obra Bicentenario y subalternidad.

Escenificado a la par de esta conmemoración retórica de la independencia nacional, encaja con una expresión atribuida al ilustre preso Francisco José de Caldas, otro prócer ajusticiado por el “pacificador” Pablo Morillo durante la reconquista española.

La metáfora patriótica da cuenta de la consumación de “la sucesión” en el gobierno de Colombia marcado por la despedida de Álvaro Uribe Vélez y la entrada en función de su exministro de Defensa, Juan Manuel Santos, muy activo antes del 7 de agosto de 2010 buscando el beneplácito de sus aliados internacionales Estados Unidos, Gran Bretaña y España, principalmente, para lo que sigue.

Quiero explorar la significación y el sentido del discurso social y político partiendo del “acontecimiento” de la sucesión, explicando el modo como se produce, circula y reconoce el discurso que marca el posible tránsito de la guerra a la paz de Colombia.

El primer indicio lo ofrece el sucesor de Uribe, quien dice adoptar una lógica adversarial haciendo a un lado la lógica amigo-enemigo. Es el soporte necesario para desplegar la estrategia de la prosperidad democrática que contrasta con la insultante pobreza de Colombia, que no borra el índice multidimensional importado de Oxford y estrenado por el DNP, con que ahora se mide.

Colombia, entre los años 2002 y 2008 está retrasada comparada con el resto de países del continente más desigual exceptuando a Haití y Bolivia. Reconocen esta realidad tanto Carlos Caballero Argáez, de la Escuela de Gobierno de los Andes, como Carlos Eduardo Vélez, investigador de la pobreza desde el gobierno del expresidente César Gaviria, ninguno de los cuales está bajo sospecha de ser auxiliadores de la subversión.

Aquí política y economía se juntan para indicar trágicamente que el 46 porciento de nuestra población es pobre, la miseria creció al 17 por ciento en 2008, y tenemos la segunda tasa más alta de desempleo en América Latina.

El fenómeno más protuberante que resume tales índices es el desplazamiento de los pobladores rurales despojados violentamente de la propiedad de más de 5 millones de hectáreas, con un éxodo de más de 3 millones de colombianos.

No hay estadísticas suficientes que actualicen el fenómeno del éxodo y despojo juntos en los últimos dos años del cambio presidencial, pero, no queda duda que pobreza y exclusión social no se han detenido.

Para referir la perversa, degenerada relación entre economía y política, es un hecho notorio que los mezquinos subsidios electorales, repartidos cada dos meses entre millones de pobres es la modalidad que alimenta con cuentagotas el clientelismo presidencial. Estos sí sirvieron para comprar los votos que ayudaron a reelegir Uribe y elegir a Santos.

Los subsidios a varios millones de familias no le quiebran el espinazo al hambre y la miseria de los muchos que es la más dolorosa espina en el corazón de la pre-infartada democracia propuesta en 1991. Es esta política pública la prueba incontestable de su degeneración cumplida una década de conducción bipartidista en cabeza de los presidentes Andrés Pastrana y Álvaro Uribe.

Esta reflexión aproxima en forma práctico analítica una específica semiosis social de lo político en Colombia cuando se incorpora al quehacer de la política el ingrediente del terrorismo de derecha, tal y como empieza a descubrirse y delinerarse en lo que se viene conociendo después del atentado, donde concurren voces diferentes, Piedad Córdoba, el periodista Daniel Coronell y Armando Benedetti, el presidente del Congreso Nacional.

Utilizaré para el análisis algo de lo elaborado por el sociólogo y lingüista argentino Eliseo Verón. Su reflexión respondía a la crisis del paradigma del populismo que estudió con la escuela estructural-funcional que lideró Gino Germani. Entonces Verón encaró la crisis del peronismo dándole sentido al asesinato de los líderes sindicales Rosendo García y Augusto Vandor.[2]

Estos asesinatos fueron la punta del iceberg del proyecto reaccionario que fue la dictadura argentina, en paralelo con lo que fue pasando en su vecindario, y luego, allende del Atlántico en Italia en los tiempos de otoño caliente.

Estos textos entretejidos con los de Laclau y Mouffe, articulados todos en una matriz interpretativa gramsciana que relaciona las nociones de revolución pasiva y posfordismo capitalista,[3][3] son esclarecedores para el estudio actual de la violencia política en Colombia que es el taller experimental de estrategias contra-democráticas, que bajo el pretexto de combatir la amenaza guerrillera quieren desarticular, domeñar las acciones autonómicas de la pobrería.

La subalternidad también ensaya en Colombia a su propia cuenta y riesgo el rescate y reinvención de su constitutio libertatis, siguiéndole en esto los pasos al discurso de Hannah Arendt plasmado en su obra cumbre Sobre la revolución (1963).

Citemos como colofón de esta apertura del telón analítico las palabras de Arendt:

“En América, la insurrección armada de las colonias y la Declaración de Independencia fue seguida por una pasión espontánea por el constitucionalismo en las trece colonias…Aunque es cierto que el primer que el primer acto del gran drama, la “reciente guerra americana” terminó antes de que hubiera finalizado la Revolución americana, también es cierto que estas dos etapas totalmente diferentes del proceso revolucionario se iniciaron casi a la vez y siguieron desarrollándose paralelamente a través de los años de guerra”.[4][4]

PRIMER ACTO:

¡OH LARGA Y NEGRA PARTIDA!

Yo soy uno de ustedes. Trabajaré con las fuerzas y para las Fuerzas (armadas), porque ustedes son la columna vertebral de nuestra democracia.

Juan Manuel Santos, presidente de Colombia, Discurso en los cuarteles de la III División del Ejército, Popayán, El Tiempo, 14 de agosto de 2010, p. 1-4

Esta es la primera entrega en dos actos de una incursión analítica hecha bajo el formato híbrido de una pieza teatral. El objetivo es desentrañar el farragoso ámbito del discurso político oficial presente, que una vez más quiere monopolizar el tema de la paz en el combate a la pandemia de la guerra.

Pastrana, Uribe y Santos han insistido esgrimiendo la espada de la soberanía sobre la cabeza de quienes no aceptan el discurso de lo uno, y, en particular, para desestimar dos vocerías específicas, la de Colombian@s por la paz, con Piedad Córdoba e Iván Cepeda en la oposición; y la iglesia católica que ahora lidera el togado arzobispo de Bogotá Rubén Salazar junto con el secretario de la Conferencia Episcopal latinoamericana, quienes no renuncian a la mediación.

Ambos campos tienen presente en la práctica la significación del artículo 22 de la Constitución que dice que la paz “es un derecho (fundamental) y un deber de obligatorio cumplimiento”.

Aquí se establece también una viva interlocución con el análisis de discurso sostenido y divulgado por Ernesto Laclau y Chantal Mouffe estudiosos actuales del populismo y nacionalismo en América Latina y el mundo.

La motivación teórica para el estudio de la coyuntura de la transición Uribe-Santos parte no solo de revisar los autores ya mencionados sino de examinar con provecho los ensayos recopilados por Francisco Panizza en el libro El populismo como espacio de la democracia de reciente publicación en castellano, y una compilación hecha por Pablo Beramendi y Christopher J. Anderson, una perspectiva comparada publicada en inglés con el diciente título Democracy, Inequality, and Representation (2008).

La reflexión sobre pobreza/desigualdad y violencia viene a lugar, cuando sin que hubiera concluido la primera semana del presidente en funciones Bogotá vivió y experimentó Colombia un acto terrorista sin víctimas fatales: un carro bomba detonado en la vecindad del edificio que ocupan la radioemisora Caracol, la agencia Efe, la W y una serie de empresas internacionales donde el capital español tiene especial representación y cientos de residentes en el sector fueron afectados por la onda explosiva e invadidas por el miedo intempestivo.

La despedida y bienvenida no queridas

Notifico al presidente Hugo Chávez para que deje de ser cobarde lanzando insultos a distancia.

El expresidente Álvaro Uribe, mensaje por Twitter en su retorno a Rionegro, 8 de agosto de 2010.

Uno de mis propósitos fundamentales como presidente será reconstruir las relaciones con Venezuela y Ecuador, restablecer la confianza y privilegiar la diplomacia y la prudencia.

J.M. Santos. Discurso de posesión.

Yo ni he aprobado, ni apruebo, ni aprobaré presencia alguna de fuerzas guerrilleras. Este territorio es soberano.

Hugo Chávez Frías, en Aló, presidente, 8 de agosto de 2010.

Hace tiempo que se disputa la relación entre pobreza y violencia en todo el mundo, y en Colombia con más veras. Basta repasar la saga intelectual sobre el asunto desarrollado por la estirpe de los violentólogos que los hay de derecha y de izquierda. Ésta marchó en paralelo con la trágica descendencia de los Buendía que globalizó Gabriel García Márquez con el éxito literario de Cien años de soledad.

Recordemos en seguida el discurso inaugural del presidente Santos destacó cuatro hechos fundamentales de cara a su inquieto antecesor: la preocupación por los pobres de Colombia; el interés manifiesto en el diálogo con la guerrilla al afirmar: “la puerta del diálogo no está cerrada con llave”, así como la recomposición de las relaciones entre los poderes judicial y ejecutivo, y la inmediata revisión de la relación con los vecinos más afectados, Ecuador y Venezuela con los buenos oficios de Unasur en cabeza del expresidente Kirchner, la primera mediación asumida por el nuevo gobierno en esta materia, que en cambio rechaza de modo tajante para la paz interna.

Los asuntos fundamentales de la nueva agenda han despertado esperanzas y sospechas, así como una respuesta y amenaza violentas inmediatas. Así se inaugura la recomposición del bloque en el poder presidida por la estirpe ilustrada de los Santos que arrancó con Eduardo y sus hermanos, quienes ligaron su éxito político y comercial con el periódico El Tiempo hasta que la globalización capitalista lo cambió de dueño como buena parte de la riqueza nacional en una simbólica reconquista de Colombia por vía de la inversión extranjera española e inglesa junto con los intereses de la república imperial estadounidense.

También están como botón de muestra las reacciones del presidente saliente, quien descalificó primero la invitación al presidente Chávez, a la vez que reaccionó con eficacia por interpuesta persona al posible nombramiento de Germán Vargas Lleras como ministro de defensa. Así lo reemplazó con Rodrigo Rivera, un neoliberal ligado a dos expresidentes, Álvaro Uribe y César Gaviria, cultores de la guerra, y quien estrenó en estos días el verbo “arreciar, arreciar, arreciar” sin decidir contra quién, luego del atentado en las inmediaciones de la plazoleta de Caracol.

Ahora, despedida y bienvenida juntas en el poder ejecutivo la negociación de paz sufre un esguince, moviéndose entre el Escila del terror y el Caribdis de la negociación.

Así se enfrentan las dos fracciones del bloque en el poder cuyo choque produce un remolino que se puede engullir el barco de la prosperidad democrática.

Mientras tanto, el asunto de la paz se traslado a las fronteras. Primero, con la entrega, por fin, de la copia espejo de los discos duros de Raúl Reyes al presidente Correa,; y segundo, con la mediación de Unasur en la reunión Chávez- Santos en Santa Marta.

El inmediato resultado fue la reanudación de relaciones diplomáticas y una agenda de cinco puntos comunes entre Venezuela y nosotros. Así, la fórmula del gobierno neo-oligárquico de la Unidad Nacional entró con pie derecho en el escenario externo, mientras que en el interno, en cuestión de días, recibió la respuesta del atentado con bomba contra la seguridad de la ciudad de Bogotá que amplificó involuntariamente la cadena Caracol y sus asociadas internacionales.

SEGUNDO ACTO: LA TERCERA ES LA VENCIDA

Terror para-político y presidencialismo de excepción

El gobierno nacional, en su oportunidad y cuando considere que las circunstancias están dadas –y no están dadas- sacará la llave y abrirá de pronto la puerta. Mientras tanto, queda absolutamente desautorizada toda gestión paralela.

Juan Manuel Santos, Discurso en la III División del Ejército, Popayán, 13 de agosto de 2010.

A ciencia cierta no se sabe nada de los autores materiales e intelectuales de la afrenta y advertencia terrorista de la mañana del jueves pasado en Bogotá. Un conjunto de coincidencias son indiciarias, como lo advirtió ya la senadora Piedad Córdoba, que el operativo terrorista mucho tiene que ver con el denominado Bloque Capital, brazo militar del paramilitarismo y la parapolítica.

Esta organización el viernes 13 de agosto amenazó y conminó al representante Iván Cepeda del PDA, promotor del debate contra el desplazamiento en la Cámara, que abandone el país con sus asociados y aliados en un plazo perentorio de 20 horas.

¿Qué duda queda que las llamadas Bacrim y los enemigos agazapados de la paz están vivos? El huevo de la serpiente ha arrojado su primer fruto y repta en público queriendo amedrentar los reductos de resistencia y oposición democrática y de izquierda en Colombia.

Lo que viene aconteciendo explica en parte que tanto un vocero académico del establecimiento, Eduardo Pizarro Leóngómez, como un exdirigente del Eln, León Valencia se interroguen por el rumbo de la negociación con la guerrilla colombiana.

Pizarro recordaba antes del atentado que “Todos los procesos de negociación con las Farc y el Eln han fracasado debido a que estos grupos han utilizado los diálogos, no para avanzar hacia la paz, sino para avanzar hacia la guerra. Es decir, para fortalecerse tanto en el plano militar como político”.

A su turno, Valencia tomaba otro rumbo. Él insistía en que existen “tres vías para lograr el fin de un conflicto: la destrucción total del adversario (enemigo), la rendición incondicional de éste o una negociación exitosa de paz (El Tiempo, 8 de agosto 2010)”.

Ambas apreciaciones venían precedidas de lo expresado por Alfonso Cano en el video de julio pasado. Las Farc, dijo, están dispuestas una vez más a la negociación política. También lo está el Eln utilizando el conducto religioso y civil para manifiestarlo.

La paz con pobreza extrema es una espinosa senda en la que se ha puesto a prueba la paciencia y la astucia de la oligarquía liberal conservadora, que siempre ha repetido que nunca hará “la revolución por decreto”.

Y los representantes armados y desarmados de las reformas en Colombia. Ellos han “pagado” con la muerte, el engaño, el señalamiento y la persecución la osadía de subvertir este orden de privilegios sociales, económicos y políticos. Esa fue la suerte de Gaitán, Camilo Torres, Galán, Gómez, Pardo, Jaramillo y Pizarro en cincuenta años del siglo pasado.

¿Qué es lo fundamental?

…el único programa político que puede tener hoy fundamentos auténticos en la historicidad de nuestros pueblos, ha de ser el que tenga como objetivo la preservación de los valores tradicionales…

Álvaro Gómez Hurtado, La revolución en América

Antes, un reaccionario principista, Álvaro Gómez Hurtado, insistió hasta la muerte en un acuerdo en lo fundamental, luego que discurriera en su fogosa juventud sobre las perspectivas de la revolución. Era el tiempo del Frente Nacional, y en su libro condenaba lo hecho por los campesinos desplazados y enmontados resistiendo en las que llamó repúblicas independientes apadrinadas por los “comunistas” de los años 60.

Gómez Hurtado cerraba su libro La revolución en América advirtiendo, que

“Todos los estímulos revolucionarios que acentúan artificialmente su evolución, destruyendo sus esencias, conducirán al anacronismo de su desespiritualización, con la falaz apariencia de una redención tecnológica”.

En los años 90, el excandidato presidencial fue asesinado a las puertas de la Universidad Sergio Arboleda cuando desde la cátedra insistía en domeñar la violencia con las reformas fundamentales, después de sufrir en carne propia la ordalía del secuestro a manos del M 19.

Después compartiría la presidencia de la asamblea constitucional de 1991, con Antonio Navarro actual gobernador de Nariño, y el liberal Horacio Serpa, gobernador de Santander. Todos fueron sin éxito aspirantes a la presidencia de Colombia, pero, los dos últimos salvaron sus vidas.

Aquí y ahora, ensayada la “pacificación” durante los dos gobiernos de Uribe el recetario de la guerra interna, la pax romana hizo agua en Bogotá. Ni se ha liquidado la parapolítica ni tampoco se obtuvo la rendición incondicional del opositor armado. No ha valido la poderosa y costosísima asistencia de los gobierno estadounidenses desde 1999.

El experimento sí se llevó de calle los mínimos de legalidad posible en un orden oligárquico en el intento. También consiguió hacer más ricos a los ricos, y aumentar la inseguridad social de los pobres y los trabajadores hasta el paroxismo.

En el desove semiológico del régimen presidencial de excepción que se resiste a morir, sólo queda desentrañar analíticamente, implementando la semiosis social de lo político, dirigir la mirada al otro gallinero.

Al nuevo gallo, quien posa de tal con todo y picardías empollar de nuevo uno de los tres huevitos, diferenciándolos de los dos que la serpiente puso en el mismo nido, para lograr el fin del conflicto se requiere incubar la negociación exitosa de paz, y, para eso, hoy más que nunca se requiere que la gallina sea criolla.


Interdependencia regional y lucha contra la pobreza


Todo iba viento en popa para el cadete Santos, que arregló con las Cortes y fue invitado a Ecuador, pero no

falta un mosco en el postre. No se sabe quién puso un macabro despertador frente a las instalaciones de

Caracol. Luis Noé Ochoa, ¿Quién quiere aguar la fiesta?, El Tiempo, 14/08/2010.

p.1-9,

Las reuniones con Correa y Chávez han marcado los primeros pasos en firme para reconstruir luego la granja productiva de la reforma agraria y social. Tomar distancia de las tentaciones de la gran hacienda parasitaria que vive del terror y la renta es garantía de continuar la marcha de la rectificación.

Es la hora de fijar criterios de paz sustanciales no solo en los escenarios fronterizos con el concurso necesario del Brasil de Lula a las puertas de salir del gobierno, para quien la lucha contra el hambre ha sido una divisa relativamente exitosa aunque ha excluido de la autogestión a los sin tierra y a los trabajadores más independientes de clara disposición anticapitalista.

Todos los gobiernos progresistas de Suramérica, bajo el ambiguo cobijo del socialismo del siglo XX, están interesados en que América Latina sea autónoma en la gestión de sus asuntos estratégicos.

Es la receta para que la región se proyecte en el concierto de la globalización con fuerza y voz propias. Es requisito poner a raya al incómodo, costosísimo centinela estadounidense y la diplomacia del respice polum que sólo en parte corrigió Colombia de modo fugaz en los tiempos de Belisario y el ejercicio mediador de Contadora en la guerra civil centroamericana.

En medio de la oscuridad de los atentados de Bogotá, sin muertos, y de Medellín cruento, porque fue baleado Luis Germán Restrepo, presidente del sindicato de Sintraempaques y defensor del TLC la reacción parapolítica quiere opacar el horizonte de la negociación de la paz.

La hora de los hornos, cuyo fuego proviene de la concertación democrática, el bloque de los amigos de las reformas sociales y políticas. Claro, en el bicentenario del grito de independencia es necesaria también la revolución democrática cuyo curso viene truncándose en Colombia en el curso del último cuarto de siglo.

Es necesario y urgente la presencia activa de las multitudes aquí, las que hasta hoy hacen posible el curso de la revolución democrática en Venezuela, Bolivia, Ecuador y Brasil con su aceptación o con su crítica activa, en suma ejerciendo su autonomía.

Éstas mayorías subalternas saludaron espontáneamente a Chávez desbordándose al pasar por el barrio La Lucha en Santa Marta. Estos son los pobres, los millones de desplazados, los mutilados, con quienes se rebelan los cadáveres insepultos de las fosas comunes y de los falsos positivos.

Ellos y ellas a la postre hacen la diferencia, el bloque democrático que tiene que poner a raya el bloque de la reacción que está vivito y coleando mientras el expresidente saliente ensaya sus oficios de paz en la otra esquina caliente del mundo, en Gaza, territorio de la Palestina ocupada por Israel con el beneplácito del centinela del mundo.

Del pueblo a la liberación de la multitud

De quien hablamos en esta semiosis social practicada a cielo abierto, no es ni puede ser, por supuesto, el sujeto pueblo manipulado por el expresidente Uribe, comprado con las estratagemas clientelares de la miseria administrada a cuentagotas. El que ahora interpele el discurso del nuevo presidente, no es un pueblo sometido al plebiscito, el chantaje de la sobrevivencia diaria, o las picardías realizadas contra el derecho internacional humanitario.

Dicho lo cual, la prosperidad y la seguridad de la que habla Santos o será para todos, o no será. Ahora se trata de invertir el imaginario: en lugar del imaginario de la seguridad democrática se coloca el imaginario de la democracia segura, y este huevo no se empolla con el solitario concurso de un régimen oligárquico, que es el que eligió a Juan Manuel Santos como presidente.

La Colombia de los muchos como el convaleciente vicepresidente Angelino Garzón está aquejada de una isquemia social que por lo pronto ha evitado que se convierta en infarto, que han conjurado los puentes abiertos con Venezuela y Ecuador con la diligente intervención de Unasur.

Ahora nos toca a todos monitorear el proceso de recuperación, el posoperatorio luego de la severa degeneración democrática padecida a lo largo del último decenio, de la cual pobreza y violencia son los más incontestables índices de esta pandemia. Uno y otro en esta semana han confluido. El polo de la reacción ha dado trazas de reincidir en el uso de la violencia y el terror para amedrentar al reformador burgués en sus primeros cien días.

La serpiente amenaza a la sorprendida gallinita criolla que cacarea tratando de empollar el huevo de la prosperidad oligárquica, dicen los granjeros más avispados. Al cocinero mayor le toca con la celeridad debida aclarar el panorama y limpiar el nido de serpientes, a no ser que siga agazapado en el nido.

BIBLIOGRAFÍA

ARENDT, Hannah (2004). Sobre la revolución. Alianza. Madrid

BERAMENDI Pablo, ANDERSON, Christopher J, editores (2008). Russell Sage Foundation. New York.

KANOUSSI, Dora- MENA, Javier (1985). La revolución pasiva: una lectura de los Cuadernos de la Cárcel. México.

KANOUSSI, Dora (2007). Los cuadernos filosóficos de Antonio Gramsci. P y V, UACM, BUAP. México.

PANIZZA, Francisco et al (2009). El populismo como espejo de la democracia. FCE, Buenos Aires, 2009

VERÓN, Eliseo (1995). La semiosis social: fragmentos de una teoría de la discursividad. México: Gedisa.




[2][2] García fue asesinado en la noche entre el 13 y 14 de mayo de 1966, y Augusto Vandor el 30 de junio de 1969. Ambos eran líderes de la Unión Obrera Metalúrgica.

[3][3] KANOUSSI, Dora (2007). Los cuadernos filosóficos de Antonio Gramsci. DE Bujarin a Maquiavelo. UACM, P y V, BUAP. México.

[4][4] Arendt, Hannah (2004), Sobre la revolución. Ciencia Política. Alianza. Madrid.

lunes, 16 de agosto de 2010

UN COMENTARIO CRÍTICO DEL OTRO LADO DEL DARIÉN

Hola Miguel Angel,

Gracias mil por el envio del articulo.Me ha puesto Ud a refrescar la Doctrina Suarez [Respice polum],excelente gramatico y latinista,pero mal presidente, quien creyó que mirando hacia la estrella del norte, en busca de consolacion y guía, se nos resolverían todos nuestros males, que más bien y con el transcurso de los años han empeorado.....respice...respicere....mirar...sinónimos...reprimenda,exabrupto,regañina, etc..

De acuerdo con Jose Arcadio Buendia"la unica posibilidad de contacto con la civilizacion era la ruta del norte"...Desde el comienzo de la Guerra fria la doctrina del "Respice Polum" se torno en una vision ideologica del papel de Col. en el mundo.Contrario censo su ex-amigo Alfonso Lopez M. y a quien ud le organizo tantas protestas en los años 70's durante su periodo presidencial acuño una nueva doctrina el "Respice Similia"..Mirar a los semejantes(a los paises Latino-Americanos)en particular que buscaban una mayor diversificacion politica y economica y la afirmacion de una progresiva solidaridad...Sur-Sur.Antonio Caballero en una de sus columnas periodisticas y haciendo referencia a la famosa doctrina Respice polum,decia que las clases dirigentes Colombianas no solo han mirado siempre al Norte,sino que tienen su Corazón allá...y buena parte de su dinero.....

Así es que Col.seguira esperando tener en un futuro autenticos lideres politicos que pongan a raya al incomodo centinela Estaudinense y a esa diplomacia del "respice polum"que tu señalas....y asi mismo se encuentren las salidas posibles para la severa degeneracion Democratica padecida a lo largo del ultimo decenio,de la cual la Pobreza y la violencia son las aristas más visibles de esta grave Pandemia.

El uso de terminología tan sofisticada hace que sus artículos no sean leidos y entendidos por mucha gente y si lo hace debería incluir un adendo explicando el significado de muchos términos usados en el contexto y desarrollo del mismo. Aunque en el ultimo parrafo y haciendo gala del estilo Uribista,donde usas vocabloes muy agraristas...gallinas y granjas...

El uso de dicha terminologia costumbrista y popular no va con el estilo santista...Nuevo reformador burgués que se hospeda actualmente en la casa de Nariño. Una vez más gracias por el artículo y deseándole todo lo mejor en sus actividades personales y profesionales...Ovidio Lopez E.
NOVUS ORDO SAECLORUM

BICENTENARIO Y SUBALTERNIDAD

Claro. Nos bombardearon y necesitamos saber cómo. Fueron bombas norteamericanas, bombas inteligentes, nunca antes lanzadas en la región. El presidente Uribe se comprometió a entregarnos eso aunque me dijo que no podía dar los nombres de los pilotos. Presidente Rafael Correa, entrevista con el Tiempo, 9 de agosto de 2010, pp: 1-2.

Miguel Angel Herrera Zgaib

Una antesala metodológica
Por si las moscas

Antes de esa ofensiva final, tienen previsto (las Farc) como alternativa dividir el país en dos, tomando el poder en dos o tres departamentos del Sur (Caquetá, Putumayo, Meta), mientras que en el Norte mantendrán cercadas y bloqueadas a las grandes ciudades. En ese caso buscarían una solución negociada sobre la base de 10 puntos programáticos de las Farc y estarían en mayor ventaja de negociar…”José Arbesú. Conversación con Manuel Marulanda y Raúl Reyes, en: “La Paz en Colombia”. Editora Política, La Habana, 2008.

En tiempos del Bicentenario, a más de diez años de frustradas las negociaciones de paz con la guerrilla preferí como título del primer acto tragicómico: ¡Oh negra y larga partida!, de la obra Bicentenario y subalternidad. Escenificado a la par de esta conmemoración retórica de la independencia nacional, encaja con una expresión atribuida al ilustre preso Francisco José de Caldas, otro prócer ajusticiado por el “pacificador” Pablo Morillo durante la reconquista española.

La metáfora patriótica da cuenta de la consumación de “la sucesión” en el gobierno de Colombia marcado por la despedida de Álvaro Uribe Vélez y la entrada en función de su exministro de Defensa, Juan Manuel Santos, muy activo antes del 7 de agosto de 2010 buscando el beneplácito de sus aliados internacionales Estados Unidos, Gran Bretaña y España, principalmente, para lo que sigue.
Quiero explorar la significación y el sentido del discurso social y político partiendo del “acontecimiento” de la sucesión, explicando el modo como se produce, circula y reconoce el discurso que marca el posible tránsito de la guerra a la paz de Colombia.

El primer indicio lo ofrece el sucesor de Uribe, quien dice adoptar una lógica adversarial haciendo a un lado la lógica amigo enemigo. Es el soporte necesario para desplegar la estrategia de la prosperidad democrática que contrasta con la insultante pobreza de Colombia, que no borra el índice multidimensional importado de Oxford y estrenado por el DNP, con que ahora se mide.

Colombia, entre los años 2002 y 2008 está retrasada comparada con el resto de países del continente más desigual exceptuando a Haití y Bolivia. Reconocen esta realidad tanto Carlos Caballero Argáez, de la escuela de gobierno de los Andes, como Carlos Eduardo Vélez, investigador de la pobreza desde el gobierno del expresidente César Gaviria, ninguno de los cuales está bajo sospecha de ser auxiliadores de la subversión.
Aquí política y economía se juntan para indicar trágicamente que el 46 porciento de nuestra población es pobre, la miseria creció al 17 porciento en 2008, y tenemos la segunda tasa más alta de desempleo en América Latina. El fenómeno más protuberante que resume tales índices es el desplazamiento de los pobladores rurales despojados violentamente de la propiedad de más de 5 millones de hectáreas, con un éxodo de más de 3 millones de colombianos. No hay estadísticas suficientes que actualicen el fenómeno del éxodo y despojo juntos en los últimos dos años del cambio presidencial, pero, no queda duda que pobreza y exclusión social no se han detenido.
Para referir la perversa, degenerada relación entre economía y política, es un hecho notorio que los mezquinos subsidios electorales, repartidos cada dos meses entre millones de pobres es la modalidad que alimenta con cuentagotas el clientelismo presidencial. Estos sí sirvieron para comprar los votos que ayudaron a reelegir Uribe y elegir a Santos.

Los subsidios a varios millones de familias no le quiebran el espinazo al hambre y la miseria de los muchos que es la más dolorosa espina en el corazón de la pre-infartada democracia propuesta en 1991. Es esta política pública la prueba incontestable de su degeneración cumplida una década de conducción bipartidista en cabeza de los presidentes Andrés Pastrana y Álvaro Uribe.

Esta reflexión aproxima en forma práctico analítica una específica semiosis social de lo político en Colombia cuando se incorpora al quehacer de la política el ingrediente del terrorismo de derecha, tal y como empieza a descubrirse y delinerarse en lo que se viene conociendo después del atentado, donde concurren voces diferentes, Piedad Córdoba, el periodista Daniel Coronell y Armando Benedetti, el presidente del congreso.
Utilizaré para el análisis algo de lo elaborado por el sociólogo y lingüista argentino Eliseo Verón. Su reflexión respondía a la crisis del paradigma del populismo que estudió con la escuela estructural funcional que lideró Gino Germani. Entonces Verón encaró la crisis del peronismo dándole sentido al asesinato de los líderes sindicales Rosendo García y Augusto Vandor. Estos asesinatos fueron la punta del iceberg del proyecto reaccionario que fue la dictadura argentina, en paralelo con lo fue pasando en su vecindario, y luego, allende del Atlántico en Italia en los tiempos de otoño caliente.
Estos textos entretejidos con los de Laclau y Mouffe, articulados todos en una matriz interpretativa gramsciana que relaciona las nociones de revolución pasiva y posfordismo capitalista, son esclarecedores para el estudio actual de la violencia política en Colombia que es el taller experimental de estrategias contra-democráticas, que bajo el pretexto de combatir la amenaza guerrillera quieren desarticular, domeñar las acciones autonómicas de la pobrería.

La subalternidad también ensaya en Colombia a su propia cuenta y riesgo el rescate y reinvención de su constitutio libertatis, siguiéndole en esto los pasos al discurso de Hannah Arendt plasmado en su obra cumbre Sobre la revolución (1963). Citemos como colofón de esta apertura del telón analítico las palabras de Arendt:

“En América, la insurrección armada de las colonias y la Declaración de Independencia fue seguida por una pasión espontánea por el constitucionalismo en las trece colonias…Aunque es cierto que el primer que el primer acto del gran drama, la “reciente guerra americana” terminó antes de que hubiera finalizado la Revolución americana, también es cierto que estas dos etapas totalmente diferentes del proceso revolucionario se iniciaron casi a la vez y siguieron desarrollándose paralelamente a través de los años de guerra”.

PRIMER ACTO:
¡OH LARGA Y NEGRA PARTIDA!

Yo soy uno de ustedes. Trabajaré con las fuerzas y para las Fuerzas (armadas), porque ustedes son la columna vertebral de nuestra democracia. Juan Manuel Santos, presidente de Colombia, Discurso en los cuarteles de la III División del Ejército, Popayán, El Tiempo, 14 de agosto de 2010, p. 1-4.

Esta es la primera entrega en dos actos de una incursión analítica hecha bajo el formato híbrido de una pieza teatral. El objetivo es desentrañar el farragoso ámbito del discurso político oficial presente, que una vez más quiere monopolizar el tema de la paz en el combate a la pandemia de la guerra.

Pastrana, Uribe y Santos han insistido esgrimiendo la espada de la soberanía sobre la cabeza de quienes no aceptan el discurso de lo uno, y, en particular, para desestimar dos vocerías específicas, la de Colombian@s por la paz, con Piedad Córdoba e Iván Cepeda en la oposición; y la iglesia católica que ahora lidera el togado arzobispo de Bogotá Rubén Salazar junto con el secretario de la Conferencia Episcopal latinoamericana, quienes no renuncian a la mediación. Ambos campos tienen presente en la práctica la significación del artículo 22 de la Constitución que dice que la paz “es un derecho (fundamental) y un deber de obligatorio cumplimiento”.

Aquí hay una viva interlocución con el análisis de discurso sostenido y divulgado por Ernesto Laclau y Chantal Mouffe, estudiosos del populismo y nacionalismo en América Latina y el mundo. La motivación teórica para el estudio de la coyuntura de la transición Uribe-Santos parte no solo revisa dichos autores sino examina los ensayos recopilados por Francisco Panizza en el libro El populismo como espacio de la democracia, y una compilación de Pablo Beramendi y Christopher J. Anderson publicada en inglés con el diciente título Democracy, Inequality, and Representation (2008).
La reflexión sobre pobreza/desigualdad y violencia viene a lugar, cuando sin que hubiera concluido la primera semana del presidente en funciones Bogotá vivió y experimentó Colombia un acto terrorista sin víctimas fatales: un carro bomba fue detonado en la vecindad de la radioemisora Caracol, la agencia Efe, y de una serie de empresas internacionales donde el capital español tiene especial representación, y cientos de residentes fueron afectados por la onda explosiva e invadidos por el miedo intempestivo.

La despedida y bienvenida no queridas

Notifico al presidente Hugo Chávez para que deje de ser cobarde lanzando insultos a distancia. El expresidente Álvaro Uribe, mensaje por Twitter al retornar a Rionegro, 8 de agosto de 2010.
Uno de mis propósitos fundamentales como presidente será reconstruir las relaciones con Venezuela y Ecuador, restablecer la confianza y privilegiar la diplomacia y la prudencia. J.M. Santos. Discurso de posesión.


Yo ni he aprobado, ni apruebo, ni aprobaré presencia alguna de fuerzas guerrilleras. Este territorio es soberano. Hugo Chávez Frías, en Aló, presidente, 8 de agosto de 2010.

Hace tiempo que se disputa la relación entre pobreza y violencia en todo el mundo, y en Colombia con más veras. Basta repasar la saga intelectual sobre el asunto desarrollado por la estirpe de los violentólogos que los hay de derecha y de izquierda. Ésta marchó en paralelo con la trágica descendencia de los Buendía que globalizó Gabriel García Márquez con el éxito literario de Cien años de soledad.

Recordemos en seguida el discurso inaugural del presidente Santos destacó cuatro hechos fundamentales de cara a su inquieto antecesor: la preocupación por los pobres de Colombia; el interés manifiesto en el diálogo con la guerrilla al afirmar: “la puerta del diálogo no está cerrada con llave”, así como la recomposición de las relaciones entre los poderes judicial y ejecutivo, y la inmediata revisión de la relación con los vecinos más afectados, Ecuador y Venezuela con los buenos oficios de Unasur en cabeza del expresidente Kirchner. Además, es la primera mediación que asume el nuevo gobierno que en cambio rechaza de modo tajante para conducir en solitario la paz interna.

Los asuntos fundamentales de la nueva agenda han despertado esperanzas y sospechas, así como una respuesta y amenaza violentas inmediatas. Así se inaugura la recomposición del bloque en el poder presidida por la estirpe ilustrada de los Santos que arrancó con Eduardo y sus hermanos, quienes ligaron su éxito político y comercial con el periódico El Tiempo hasta que la globalización capitalista lo cambió de dueño como buena parte de la riqueza nacional en una simbólica reconquista de Colombia por vía de la inversión extranjera española e inglesa junto con los intereses de la república imperial estadounidense.

También están como botón de muestra las reacciones del presidente saliente, quien descalificó primero la invitación al presidente Chávez, a la vez que reaccionó con eficacia por interpuesta persona al posible nombramiento de Germán Vargas Lleras como ministro de defensa. Así lo reemplazó con Rodrigo Rivera, un neoliberal ligado a dos expresidentes, Álvaro Uribe y César Gaviria, cultores de la guerra, y quien estrenó en estos días el verbo “arreciar, arreciar, arreciar” sin decidir contra quién, luego del atentado en las inmediaciones de la plazoleta de Caracol.

Ahora, despedida y bienvenida juntas en el poder ejecutivo la negociación de paz sufre un esguince, moviéndose entre el Escila del terror y el Caribdis de la negociación. Así se enfrentan las dos fracciones del bloque en el poder cuyo choque produce un remolino que se puede engullir el barco de la prosperidad democrática. Mientras tanto, el asunto de la paz se traslado a las fronteras. Primero, con la entrega, por fin, de la copia espejo de los discos duros de Raúl Reyes al presidente Correa,; y segundo, con la mediación de Unasur en la reunión Chávez- Santos en Santa Marta.

El inmediato resultado fue la reanudación de relaciones diplomáticas y una agenda de cinco puntos comunes entre Venezuela y nosotros. Así, la fórmula del gobierno neo-oligárquico de la Unidad Nacional entró con pie derecho en el escenario externo, mientras que en el interno, en cuestión de días, recibió la respuesta del atentado con bomba contra la seguridad de la ciudad de Bogotá que amplificó involuntariamente la cadena Caracol y sus asociadas internacionales.

viernes, 13 de agosto de 2010


Columna de opinión publicada en El Día del 11 de agosto de 2010. N de la R.


¡Oh larga y negra partida¡


MIGUEL ANGEL HERRERA ZGAIB

Grupo Presidencialismo y Participación, Colciencias/Unijus
miguel.herrera@transpolitica.org

Claro. Nos bombardearon y necesitamos saber cómo. Fueron bombas norteamericanas, bombas inteligentes, nunca antes lanzadas en la región. El presidente Uribe se comprometió a entregarnos eso aunque me dijo que no podía dar los nombres de los pilotos. Presidente Rafael Correa, entrevista con el Tiempo, 9 de agosto de 2010, pp: 1-2.

Antes de esa ofensiva final, tienen previsto (las Farc) como alternativa dividir el país en dos, tomando el poder en dos o tres departamentos del Sur (Caquetá, Putumayo, Meta), mientras que en el Norte mantendrán cercadas y bloqueadas a las grandes ciudades. En ese caso buscarían una solución negociada sobre la base de 10 puntos programáticos de las Farc y estarían en mayor ventaja de negociar…” José Arbesú, Conversación con Manuel Marulanda y Raúl Reyes, en La Paz en Colombia. Editora Política, La Habana, 2008.

En tiempos del Bicentenario preferí como título para esta reflexión tomada del discurso carcelario de Francisco José de Caldas, uno de los próceres ajusticiados durante el periodo de la reconquista española en cabeza del pacificador Pablo Morillo. Para dar cuenta de la consumación de “la sucesión” en el gobierno de Colombia con la despedida de Álvaro Uribe Vélez y la entrada de su exministro de Defensa, Juan Manuel Santos, muy activo antes del 7 de agosto de 2010 en la auscultación de sus aliados internacionales, en su orden, Estados Unidos, Gran Bretaña y España.

MI escogencia tiene un interés manifiesto por explorar la significación y el sentido del discurso social y político que se elabora con el “acontecimiento” de la sucesión, y, el modo como se produce, circula y reconoce el mismo para marcar el posible tránsito de la guerra a la paz. Todo envuelto en la adopción de una lógica adversarial en lugar de una lógica amigo enemigo en soporte de la prosperidad democrática en la que Colombia está retrasada comparada con el resto del continente. Esta reflexión es también un modo práctico de aproximarme a una específica semiosis social retomando lo elaborado ésta el sociólogo y lingüista Eliseo Verón a partir de la década de los años sesenta.

En síntesis es una incursión aplicada al pedregoso ámbito del discurso político para establecer una interlocución con el análisis de discurso sostenido y divulgado por la pareja intelectual Ernesto Laclau y Chantal Mouffe sobre populismo y nacionalismo en América Latina y el mundo. Esta motivación parte de los ensayos recopilados por Francisco Panizza en el libro El populismo como espacio de la democracia.

La despedida no querida

Notifico al presidente Hugo Chávez para que deje de ser cobarde lanzando insultos a distancia. El expresidente Álvaro Uribe, mensaje por Twitter en su retorno a Rionegro, 8 de agosto de 2010.

Uno de mis propósitos fundamentales como presidente será reconstruir las relaciones con Venezuela y Ecuador, restablecer la confianza y privilegiar la diplomacia y la prudencia. J.M. Santos. Discurso de posesión.

Yo ni he aprobado, ni apruebo, ni aprobaré presencia alguna de fuerzas guerrilleras. Este territorio es soberano. Hugo Chávez Frías, en Aló, presidente, 8 de agosto de 2010.

El discurso inaugural del presidente Santos destacó cuatro hechos fundamentales enfrente de su reticente antecesor: la preocupación por los pobres de Colombia; el interés manifiesto en el diálogo con la guerrilla, afirmando que “la puerta del diálogo no está cerrada con llave”; la recomposición de las relaciones entre los poderes judicial y ejecutivo, y la disposición inmediata para recomponer la relación con los vecinos más afectados, Ecuador y Venezuela en contacto directo con Unasur, y no de modo exclusivo, en cabeza del expresidente Kirchner.

Los asuntos fundamentales de la agenda presidencial han despertado esperanzas y sospechas, simultáneamente, en la actual recomposición del bloque en el poder. Ahí están las reacciones del presidente saliente, quien no ha ahorró esfuerzo mediático para descalificar la invitación al presidente Chávez. Más aún, días antes de la transmisión del mando reaccionó Uribe por interpuesta persona contra el posible nombramiento de Germán Vargas Lleras como ministro de defensa. Entonces Santos lo reemplazó con Rodrigo Rivera, un neoliberal de la entera confianza de dos expresidentes, Álvaro Uribe y César Gaviria, cultores de la guerra como instrumento contra la subversión guerrillera.

Dicho lo cual, la negociación de paz hizo un esguince, al moverse entre el Escila y el Caribdis de las dos fracciones del bloque en el poder. La paz se fue a las fronteras, entregando por fin copia de los discos duros de Raúl Reyes al presidente Correa, de una parte, y por la otra, con la mediación del secretario de Unasur, realizando el martes 10 de agosto, la reunión con Chávez en Santa Marta con el inmediato resultado de la reanudación de relaciones diplomáticas y una agenda de cinco puntos comunes. Así, la fórmula del gobierno neo-oligárquico de la Unidad Nacional de Juan Manuel Santos entra con pie derecho en el escenario interno.

Ello explica que tanto un vocero académico del establecimiento, Eduardo Pizarro Leóngómez, como un exdirigente del Eln, León Valencia se interroguen por el rumbo de la negociación con la guerrilla colombiana. Pizarro recuerda que “Todos los procesos de negociación con las Farc y el Eln han fracasado debido a que estos grupos han utilizado los diálogos, no para avanzar hacia la paz, sino para avanzar hacia la guerra. Es decir, para fortalecerse tanto en el plano militar como político”. A su turno, Valencia insiste en que existen “tres vías para lograr el fin de un conflicto: la destrucción total del adversario (enemigo), la rendición incondicional de éste o una negociación exitosa de paz (El Tiempo, 8 de agosto 2010)”.

Tales apreciaciones vienen precedidas de lo expresado por Alfonso Cano en el video de julio pasado, dispuesto una vez más a la negociación política con el gobierno colombiano, una espinosa senda en la que se ha puesto a prueba la paciencia y la astucia de la oligarquía liberal conservadora, que siempre ha repetido que nunca hará “la revolución por decreto”.

Antes, un reaccionario principista, Álvaro Gómez Hurtado, quien insistió hasta la muerte en un acuerdo en lo fundamental, discurrió sobre las perspectivas de la revolución, al tiempo que condenaba en los hechos a las que denunció como repúblicas independientes de los campesinos “comunistas” de los años 60. Gómez Hurtado cerraba su libro La revolución en América advirtiendo que “el único programa político que puede tener hoy fundamentos auténticos en la historicidad de nuestros pueblos, ha de ser el que tenga como objetivo la preservación de los valores tradicionales…Todos los estímulos revolucionarios que acentúan artificialmente su evolución, destruyendo sus esencias, conducirán al anacronismo de su desespiritualización, con la falaz apariencia de una redención tecnológica”.

Sólo que después de ensayada en los dos gobiernos de Uribe el recetario de la guerra interna para liquidar u obtener la rendición incondicional del opositor armado con la poderosa asistencia del gobierno estadounidense desde 1999, que se llevó de calle los mínimos de legalidad posibles, sólo queda empollar de nuevo uno de los tres huevitos para lograr el fin del conflicto: una negociación exitosa de paz.

Las reuniones con Correa y Chávez han dado los primeros pasos en firme. Fijar criterios de paz en los escenarios fronterizos con el concurso necesario del Brasil que con Lula a las puertas de salir del gobierno también está interesado en que América Latina sea de los latinoamericanos y que la región se proyecte en el concierto de la globalización con fuerza y voz propias. Es requisito poner a raya al incómodo, costosísimo centinela estadounidense.

A todas luces parece iluminar el horizonte la hora de los hornos, y en el bicentenario ésta la ofrecerán las multitudes, que hasta hoy hacen posible la revolución democrática en curso en Venezuela, Bolivia, Ecuador y Brasil, y quienes saludaron espontáneamente a Chávez al pasar éste por el barrio La Lucha en Santa Marta. Estos son los pobres, los millones de desplazados, los mutilados, los cadáveres insepultos de las fosas comunes y los falsos positivos, quienes a la postre hacen la diferencia.

No es ni puede ser, por supuesto, el pueblo manipulado por el expresidente Uribe comprado con las estratagemas clientelares de la miseria a cuentagotas el que ahora interpele el discurso del nuevo presidente, un pueblo sometido al plebiscito y al chantaje de la sobrevivencia diaria. Dicho lo cual, la prosperidad de la que habla Santos o será para todos, o no será, porque la Colombia de los muchos como el convaleciente vicepresidente está aquejada de una isquemia social que ha evitado se convierta en infarto, que han conjurado los puentes abiertos con Venezuela y Ecuador con la diligente intervención de Unasur. Ahora nos toca a todos monitorear el proceso de recuperación luego de la severa degeneración democrática padecida a lo largo del último decenio. . Enhorabuena.