EL MISTERIO DE LA HERMANA VENEZUELA: ¿POR QUÉ GANA NICOLÁS?
Miguel Angel Herrera Zgaib.
Profesor asociado, Ciencia
Política, Unal, Bogotá.
Coordinador Proyecto Historia
Política y Social de la Subalternidad en la Región Andino-Amazónica. Sección
Colombia.
La interpelación entre multitudes y elites
"Yo no soy el mismo, y Nicolás no es Chávez".
Henrique Capriles.
"Él no es Chávez, y consciente de esta característica se
ha hecho llamar su "hijo", no solo su heredero, pues carece de
relevancia propia." Teodoro Petkoff.
El
Tiempo, que es el medio de comunicación más influyente de este lado de la
frontera de las dos naciones hermanas por historia común y por conveniencia, se
ha pronunciado, "a la chita callando", porque el ganador en esta
elección presidencial sea Henrique Capriles Radonsky, y lo ha hecho a su modo.
En las portadas del viernes y de
este domingo, el diario capitalino cuyo mayor accionista es el potentado Luis
Carlos Sarmiento, ingeniero egresado de la Nacional, y capitán de la
"industria financiera",
muestra a los dos candidatos con sus atuendos de campaña, donde a ojos
vista queda claro que Henrique no es el mismo, se ha mimetizado, porque aparece
vistiendo las galas del comandante fallecido el 4 de marzo.
A su turno, Nicolás muestra "independencia" en
su vestimenta, de acuerdo a las fotos de primera página en El Tiempo. Ahora,
Maduro, en lugar de gorra tricolor, luce
corrosca light de paja tejida, con un tricolor desteñido cruzado, que
días atrás coronaba con un pajarito, cuyo "trino" utilizó varias
veces para ridiculizar a su oponente, quien a su turno lo había llamado
"toripollo", a la vez que
señalaba a la actual dirigencia del chavismo: "enchufados".
El mismo medio, dentro de la
sección A, de la edición del domingo de elección, presentó la entrevista de
Yamid Amat con el rival de Maduro, y al lado los comentarios de Teodro Petkoff,
líder del Mas, rival de Chávez primero,
y del chavismo luego, sentenciando en su escrito, un deseo semi-oculto:
"Esta vez no hay victoria cantada". Para decir: "Como nunca
antes, puede ganar cualquiera, y hoy es posible que veamos el triunfo de alguna
opción con escaso margen de ventaja."
La música también ha jugado su
papel electoral en una nación caribeña
polarizada entre la aristocracia de los pocos, y la democracia de los muchos,
con una clase media desigualmente repartida entre las dos candidaturas. Así las
cosas, el cantante de salsa, el
puertorriqueño Willy Colón se jugó su prestigio popular, cantando la lírica
compuesta por el actor venezolano, Rolando Padilla, hijo de un exguerrillero
urbano.
Él tiene como lema de su programa
radial: "la letra con salsa entra". La descarga sonera de Colón llama
a Maduro, y a los herederos de Chávez mentira fresca. Colón ya vivió la
protesta de sus propios compatriotas; y hasta se pensó que él cruzara armas
musicales con el panameño Ruben Blades, lo cual no ocurrió.
Al cierre multitudinario de las
dos campañas, en Caracas y Barquisimeto, la capital del Estado Lara, la tercera
ciudad más poblada de Venezuela, los comandos de cada candidato hicieron sonar
dos discos rivales: "Chávez, corazón del Pueblo,"y "Ya está
clareando la mañana en Venezuela".
En materia de concurrencia,
Nicolás igualó la asistencia de partidarios, a la lograda por Chávez en la
última campaña de octubre, al llenar las siete grandes avenidas de Caracas, la
marea roja que lucía la camiseta que decía, "Chávez te lo juro, mi voto es
pa'Maduro". En Barquisimeto también hubo una marejada humana, pero la Mesa
de Unidad Democrática, MUD, no alcanzó a la cuarta parte del número movilizado
por el PSUV, en un estado de dos, gobernado por la oposición venezolana.
Deshojando datos de última hora
A la usanza de cualquier certamen
político electoral ha habido una guerra de encuestas, y datos, con el
consiguiente juego mañoso de quienes, de lado y lado, también pagan encuestas;
y, claro, solo publican las que los favorecen. Pero, hay también firmas con
relativa independencia que fijan parámetros realistas al cierre de las mismas.
Viendo las cifras no hay duda que
en la brevísima campaña de diez días se registró un crecimiento del favor
popular por el incumbente, Henrique Capriles, un descendiente por punta y punta
de emigrantes judíos, esquenazis, por la madre polaca, y sefardíes por el padre
Capriles, pobladores de Curazao, una colonia holandesa, donde la Holanda del
siglo XVII recibió a aquellos judíos que no quisieron asimilarse ante la
persecución decretada contra ellos, después de la derrota del Islam en el sitio
de Granada.
En parte, esto ya se había visto
en la competencia entre él y Chávez, donde la oposición perdió por una
diferencia del 10 por ciento, que se agrandó en la elección de gobernadores,
donde también creció la abstención. Sin indicar la fuente, el editorial del
diario que fue de Eduardo Santos, muestra cómo en el curso de diez días, el
favoritismo de Nicolás pasó de 10 por ciento a una diferencia de 7,2 por
ciento en la intención del voto a dos
días de la elección. Y el margen de indecisos también se acortó, pues, según
Datamática (8 de abril) era de 29,7 por ciento, y para el 11 de abril estaba en
18,4 por ciento.
Sabido es para los estudiosos en
materia electoral, y en marketing político, que cuando un candidato registra un
ascenso sostenido éste ha de continuar, pero, en el caso presente, a Capriles
se le acabó el tiempo de seguir subiendo. Lo cual, en buena parte, ocurrió
porque hubo duda e indefinición de la oposición por varios días, en lanzar al recién reelecto
gobernador del Estado Miranda,
juntos el Estado Lara, y la ciudad
de Caracas, con el alcalde Antonio Ledesma, que son los bastiones
principales de la oposición gobernante.
En las condiciones de Colombia
así sucedió en la competencia entre Horacio Serpa y Álvaro Uribe, aunque la
filiación del primero con Ernesto Samper, no era, ni podía ser lo mismo que la
de Nicolás Maduro con Hugo Chávez. Además, en materia de paz, el principal referente
era entonces un conservador, después renegado de ésta, Andrés Pastrana. En la comparación con el caso de la
hermana Colombia, con tiempo suficiente, varios meses, el puntero Serpa fue
sobrepasado por el colero Uribe Vélez.
Las dos firmas encuestadoras, Datamática, venezolana, inclinada a
favorecer la oposición al chavismo da como ganador en la intención de voto a
Henrique Capriles con 38.3%, mientras que Nicolás obtiene el 31%, con 29,7 % de
indecisos. Pero, tres días después, otra firma, Datanálisis
publica que la ventaja es de 44, 4% por Maduro, y 37,2% por Capriles, y la
indecisión baja al 18,4 %.
Cruzando las dos informaciones,
con la advertencia que hay tres días de diferencia entre una y otra encuesta, advertimos una coincidencia relativa, una suerte de constante, en el porcentaje
otorgado a Capriles 37,2/38,3 %, mientras que la disparidad con respecto a
Maduro es más que notoria 31/44,4 %, esto es, 13,4%. Ahora bien, en materia de
indecisos, el trabajo de campaña de los últimos días, por parte del chavismo,
bien podría ser la clave.
¿De qué modo?
De acuerdo a
Datamática, el 8 de abril, los indecisos eran el 29 %, mientras que tres días
después, para Datanálisis estos bajaron al 18,4 %. La diferencia es de 10,6%.
La cual se trasladó en favor de Maduro, en lugar de Capriles, quien en cambio
perdió 1,1 %, en el arrastre del potencial ganador.
Quedaría entonces, un 18, 4 % de
indecisos, que es casi imposible que alteraran el alinderamiento revelado el
día jueves de cierre de las dos multitudinarias manifestaciones, la prueba de
fuerza con la cual se revirtió la tendencia en favor de Capriles, y alineó a la
gran mayoría de los indecisos a su favor.
¿QUIÉN GANARÁ, Y QUÉ SIGUE?
“Venezuela necesita cambiar hoy
de signo político.” Daniel Samper Pizano, en: Esquirlas, El Tiempo, 14.04.2013, p. 11.
Dicho lo cual, el probable
resultado de la votación de hoy, domingo 14, esto es 3 días después, será en
favor de Nicolás Maduro. Es posible que
su “vulgar y lamentable campaña presidencial” le corrija la plana a la
aristocrática mirada del notable humorista y defensor de la libertad de prensa que no es igual a la verdad, Daniel Samper.
Es posible que Nicolás, conductor
de buseta, y líder de su gremio, escogido por Hugo Chávez, quien quebró el
espinazo a la dominación oligárquica recompuesta por el Acuerdo de Punto Fijo,
que excluyó del acuerdo a la pobrería, no supere el 10 % de los votos posibles como
ventaja sobre su rival más encarnizado, Henrique Capriles.
El censo electoral conocido es de
18.854.935 venezolan@s. No habrá abstención mayor que la experimentada cuando
era Chávez el candidato presidencial. Es mi pronóstico, y de comportarse la
ciudadanía votante así, es posible que la diferencia entre uno y otro, en favor
de Maduro supere los dos millones.
Claro, habrá un aceleramiento
en la transición democrática que es la realidad de la autodenominada revolución
bolivariana, que el propio Chávez agitó bajo la divisa del socialismo
del siglo XXI, y más precisamente, en su etapa final de vida denominó el socialismo
bolivariano, que no es, ninguno de los socialismos conocidos con anterioridad.
Ni siquiera es el mismo practicado por su mejor amigo revolucionario, la Cuba dirigida
por los hermanos Castro, sucesivos presidentes, después que lo fuera Oswaldo Dorticós al inicio de la revolución.
¿DE LA ECONOMÍA, QUÉ?
Aunque pocos lo hayan dicho, y
pocos lo hayan estudiado, este socialismo "raizal", de raíces
pluralistas en lo doctrinar¡o, y en lo étnico, guardan bastantes similitudes
con el experimento llevado a cabo, no por Lula, sino por su compatriota,
Juscelino Kubistchek en el Brasil del final de los años 50, y el comienzo de
los 60, calificados por los brasileños como el mejor de sus presidentes.
Él hizo un manejo heterodoxo de
la economía capitalista, corrigió la
plana a los dictados cepalinos de Arturo Prebisch, y mostró como era posible
crecer, sin seguir la receta de controlar la inflación, le dio existencia a
Brasilia, con el concurso de Costa y Niemeyer, y con la ayuda del modernismo
urbanista de Le Corbusier. Fortaleció también el establecimiento intelectual,
dándole renovación a la universidad brasileña, pero su sucesor, Joao Goulart, fue
derrotado.
Algo por el estilo le tocará
hacer a Maduro. Y podrá aprender de los aciertos y desaciertos de su vecino,
Rafael Correa, para cercano a la ortodoxia
neoliberal en materia de inflación, pero con el injerto neokeynesiano
que le da vuelo a lo que él llama la revolución del conocimiento, para lo cual
ha pedido que lo asista Corea del Sur. Sin embargo, pas de reforma agraria, y
mucho juego en términos de megaproyectos minero-energéticos.
La inflación en Venezuela hace
rato que camina, tan campante con dos dígitos, hay carencia de divisas, y dos
devaluaciones que ofrecieron circulante fresco a la recalentada economía
venezolana, para mantener el poder de consumo de los muchos, el lumpenproletariado
que ha garantizado la segudilla de victorias del chavismo hasta hoy.
Los habitantes de las grandes
barriadas miserables, que contemplaban desde las alturas los despilfarros en
favor de la lealtad de los sectores medios, y la obreríada sindicalizada que
fue la fórmula ganadora de la anterior hegemonía puntofijista, hoy hacen la
diferencia. Ell@s son la pobrería, pero, ahora se trata de proyectar su
productividad política como productividad económica, y tal será el gran salto
que Venezuela está en posibilidad de hacer, yendo más allá del monetarismo
parásito, donde el rey con costosa corona ha sido el capital financiero.
Así las cosas, el candidato del
trino, pondrán los twitters a sonar en función de las ciudades del
conocimiento, y la pareja educación cualificada y auto-organización de la
pobrería serán la mejor manera de aprovechar la renta petrolera, yendo más allá
del populismo de izquierda, redistribuidor, que no es más una fórmula
suficiente.
VEREMOS
La última palabra la tiene la
acción electoral de las multitudes movilizadas, primero, para ganar la
elección, y construir la acción contra-hegemónica que posibilite la revolución
de la productividad humana, por fuera de los cauces del “progreso” capitalista,
el cáncer voraz de la historia pasada, socialista y liberal y neoliberal. Por lo que convendría
(re)leer a Walter Benjamin, y reinterpretar el mensaje del Angelus Novus, en clave de multitudes, junto
con las lecciones de Maquiavelo, 500
años después,.
Para hacer viable los cimientos del proyecto inconcluso de una
república democrática, en el marco de una guerra de posiciones global entre
democracia y guerra, valiéndonos de las
reflexiones de dos revolucionarios italianos derrotados, dos Antonios, Gramsci y
Negri, pero no desarmados de la inteligencia de las situaciones y el porqué de
aquellas derrotas históricas.