jueves, 29 de agosto de 2013

LA CONSTITUYENTE SOCIAL CAMINA
LLEGÓ EL 29,  Y COLOMBIA SE MUEVE CON SU UNIVERSIDAD

MIGUEL ANGEL HERRERA ZGAIB
Profesor asociado, C. Política.


"El CSU se reunió ayer por cuatro horas, recibió el informe del vicerrector, y del profesor Bula, y reportó su informe de la reunión con la Comisión de mejora salarial. Avala garantizar los espacios para iniciar los diálogos de la negociación. Es completamente injustificado que haya bloqueos en Bogotá.  El rector Ignacio Mantilla.

                                                  La mañana comenzó con un mensaje del presidente Santos, donde cambió el tono con respecto al paro agrario nacional, y reconoció lo indiscutible que no quería aceptar. Pero van 10 días perdidos para resolver a quiénes, en realidad, beneficia la "prosperidad" que él cacarea; y si hará alguna diferencia con la letanía de la seguridad para pocos, como fue la práctica de su compinche político, el ex Uribe Vélez.

En la Nacional, hoy hay movilización general para respaldar el reclamo de reforma, y el rescate de la Universidad Pública que se hunde en el abandono oficial, sin presupuesto adecuado, y mordido su campus por los cuatro puntos. El búho está asediado por halcones de dentro y de afuera.

La Nacional no puede cerrarse por ningún motivo, ni con ningún argumento, de derecha o izquierda. La democracia se ejercita a pleno sol. Los secretos no ayudan sino a los que tienen el uso discrecional de la fuerza letal. 

En las calles, hoy, estaremos al lado de otros brazos y corazones de la multitud, de la pluralidad que enjuicia al gobierno en su inconsecuencia, y al orden capitalista en la miseria y pobreza, que en Colombia nos ubica en el inaceptable, insoportable lugar de terceros después de Haití y Zimbabwe.

La convocatoria es a comportarnos como poder constituyente, a decidir como ciudadanos, con mayoría de edad en toda la línea. No puede caerse en la provocación vindicativa como última ratio. Los incendios y destrucción de propiedad ajena es una vindicta insuficiente. Ya esta fórmula se consumió entre el 9 y el 11 de abril de 1948.

Se trata de inventar el orden de la vida, con todos, y darle lugar a un modo de relación anti-capitalista, y eso no se resuelve en un día, pero sí en presente. 

Las multitudes,heterogeneidad, y la inteligencia colectiva donde la universidad pública
tiene su cuota. El rector  dice que la Universidad no tiene nada que negociar, los trabajadores no han presentado nada.

HOY EN LA NACIONAL, RECTOR Y  ESTAMENTOS


                                                           El rector dice que han intentado mantener abiertos un edificios sin utilizar violencia. Por eso, se suspendieron las clases. Pero, el campus se mantiene abierta, y el ingreso vehicular no está prohibido, y tampoco el quehacer administrativo. Está interrumpido el calendario académico en la sesión extraordinaria de ayer. No asistió el representante estudiantil, y el profesoral se opuso.

Dicho lo cual, está claro que la Universidad está abierta, y que tiene que cambiarse la forma de lucha, para obtener resultados efectivos por las reivindicaciones insatisfechas. 

Pasar a la ofensiva en construir una plataforma común de los tres estamentos. Ninguno tiene prelación, y todos estamos interpelados. La movilización de hoy pondrá a prueba el grado y compromiso en esta unidad.

Nos toca hacer a un lado la universidad feudal, de estamentos separados, y la idea que los proletarios o trabajadores clásicos son los conductores de las revoluciones, como aún se piensa y se practica. 

La presencia del campo, y múltiples sectores muestran que la democracia, sin adjetivos y trampas, es un procedimiento adecuado para la acción común. La organización y la decisión desde la base, sin jerarquías, la construcción y ejercicio de la autonomía tiene su momento, y no podemos evitarlo. 

Las directivas tienen que ser interpeladas públicamente, y darle los espacios para que debatan con los tres estamentos, y después de la jornada de hoy, iniciar la agenda que haga posible, no solo avanzar en una constituyente social, sino la que corresponde a la educación pública. Es la hora. 

sábado, 24 de agosto de 2013

II SEMINARIO INTERNACIONAL. ALCALDÍA DE BOGOTÁ, 21 AGOSTO 2013.

REPENSANDO LAS RELACIONES


LA HISTORIA DE LA SOCIEDAD CIVIL Y EL ESTADO (Segunda parte)

Miguel Angel Herrera Zgaib.
Presid.y,partic@gmail.com

“A la recuperación  de este nexo entre el análisis marxista de la sociedad capitalista y el análisis hegeliano de la sociedad civil dio ocasión el mismo Marx en un conocido pasaje del Prólogo de la Contribución a la Crítica de la Economía Política, donde dice que su revisión critica de la filosofía del derecho de Hegel “ desembocaba en el resultado de que, tanto las relaciones jurídicas como las formas de Estado no pueden comprenderse por sí mismas ni por la llamada evolución general del espíritu humano, sino que radican, por el contrario en las condiciones materiales de vida cuyo conjunto resume Hegel, siguiendo el precedente de los ingleses y franceses del siglo XVIII, bajo el nombre de sociedad civil, y que la anatomía de la sociedad civil hay que buscarla en la economía política.” Norberto Bobbio,  Gramsci y la concepción de la sociedad civil, p.  71.

                                                          Sin embargo, no pasa de un cuarto de siglo, quizás, el que la sociedad civil, que estudiara y auscultara Antonio Gramsci recluido en las cárceles del fascismo, se haya convertido en moneda común para las sociedades del mundo, y que la gente común y corriente traiga y lleve esta expresión, y sea expuesta a su presencia, con el reclamo por entender de qué se trata y qué efectos tiene en nuestro quehacer cotidiano.

Así ha hecho carrera, seguramente, y no sin sorpresa, la sociedad civil en la cotidianidad de las personas y organizaciones que animan las entidades sin ánimo de lucro, que conforman el grueso de la asistencia al auditorio Huitaca, en el día de hoy. Y ha encontrado eco y atención renovada en la academia, sacándola de los anaqueles de las bibliotecas más prestigiosas.  Una muestra es la cita de Norberto Bobbio que aparece como epígrafe.

Colombia no es la excepción en esta moda, y en mi experiencia particular como estudiante universitario empecé a tener noticia del vocablo sociedad civil en los años 70 del siglo pasado, cuando era un joven militante de izquierda, y entré en contacto con la vida y la obra de Antonio Gramsci. 

Hoy, en el tiempo de la globalización la sociedad civil se la define con alcances planetarios en trabajos de notables estudiosos como David Held  y John Keane, y se la condena a su dilución, a su desaparición progresiva por los autores del libro Imperio, los publicitados Antonio Negri y Michael Hardt, el primero de los cuales visitó a Colombia, y en Bogotá fue honrada por el alcalde Gustavo Petro en una reunión especial con las llaves de la ciudad.

Mi familiaridad con el término tercer sector como expresión y como práctica de la vida social, en cambio, es muy posterior a la sociedad civil. Data de los años 90, y de entonces ahora, ha venido adherido, casi identificado con las organizaciones no gubernamentales,  y con la experiencia neoliberal, que se afinca tanto en las conclusiones de la Comisión Trilateral, presidida por Samuel Huntington.

Él y sus compañeros J.Watanuki y M. Crozier advertían una preocupante crisis de gobernabilidad, un exceso de praxis democrática, y pedían moderar la participación de la sociedad civil, de una parte; y de otra, reclamaba con urgencia el desmonte del estado de bienestar o estado providencia, reducir al mínimo su injerencia, arguyendo que el mercado libre de ataduras realizaría la ilusión confesada de Adam Smith. En apariencia, el estado se reducía al mínimo y la sociedad civil crecía guardadas proporciones.

Escogí la relación sociedad civil y estado para escribir mi monografía de grado, para graduarme en la carrera de Derecho que pude culminar en la Universidad Libre de Colombia. Luego, con un buen tiempo de incubación esta reflexión inicial se convirtió en mi primer libro que titulé La Participación y representación política en Occidente,  publicado por la Universidad Javeriana en el año 2000.

En mi pesquisa de aquellos años encontré que la sociedad civil era una invención de los romanos, quienes la llamaron originalmente Civilis Societas, en paralelo con su invención de la República, cuando patricios y plebeyos disputaban agónicamente por el disfrute del ager publicus, lo común que luego fue transformado en  res publicae, la cosa pública, de donde proviene la expresión República.

 Aquella es una forma de gobierno, según decir del politólogo Giovanni Sartori, que expresa la juridicización de la política. Y con esta se establece la representación política, una forma diluida de la participación, porque el poder de legislar queda en cabeza de unos pocos, los senadores, que se autocalifican como el populus romano.

La república es un nuevo imaginario que hace posible la convivencia de los ciudadanos, proletarios, plebeyos, y aristócratas, en una Civitas reformada, la Iuris Societas. Pero difiere de la forma plena de la participación que inventaron los griegos con su polis, el gobierno de los muchos auto-organizados y auto-regulados en la kinonía politiké, la comunidad política no estatal.

Pero estos muchos, en verdad, eran pocos, porque hacían parte de una comunidad exclusiva y excluyente, en la que no cabían esclavos, mujeres, extranjeros, niños, o polítes deshonrados por la derrota, o el ostracismo. Estos últimos estaban agrupados en el oikos, la comunidad en que se reproducía la vida y la existencia cotidiana. Regida por el poder vertical del políte, que ejercía su poder de mando sobre los demás.

Con estos antecedentes de la sociedad civil trasladémonos al final del Medioevo, al tiempo del Renacimiento, en compañía de Nicolás Maquiavelo, cuyo celebrado opúsculo, El Príncipe (en verdad De Principatibus), cumple en diciembre 500 años de escrito. Aquí Maquiavelo acuña la expresión stato que proviene de los estamentos comunales, que eran formas de la vida corporativa comunal. Ahora es sinónimo de estabilidad para aprehender el sentido del orden colectivo de las llamadas Repúblicas Italianas.

Estas repúblicas, en su decadencia, involucran la autoridad de los príncipes que imponen su fuerza al pueblo de los libres, pero que requieren al mismo tiempo cultivar el consenso de sus gobernados, que constituyen una suerte de sociedad civil de individuos libres, que practican un sinnúmero de artes y oficios bajo el cobijo de una autoridad militar.  

De aquellos habló Maquiavelo, después de haber sido expulsado de su cargo en 1512, sometido a torturas, encarcelado y luego condenado al ostracismo. Bajo esas condiciones escribió tanto De Principatibus (1513) como los Discursos sobre la Primera Década de Tito Livio (1512- 1517), con las cuales se dan las primeras pinceladas, se fijan los trazos iniciales de la arquitectura de lo que serán las relaciones entre estado y sociedad civil.

Bajo estas dos premisas histórico-prácticas, el estado y la sociedad civil las monarquías absolutas ejercitan su poder soberano, juntando las dos partes. Pero, la sociedad civil tardo-medioeval se dedica al comercio, la usura, y la producción de mercancías en talleres, a la vez que consigue, conquista libertades de los reyes para su quehacer privado público.

Con el correr del modelo, entre 1648- 1781/1789, se produce un enfrentamiento entre la soberanía absoluta de los monarcas, y las libertades de los burgueses, que se zanjan en las revoluciones. Y en el siglo XIX tenemos ya la presencia de los mdernos Estados nación, donde ha sido posible separar Estado e Iglesia, como ocurre en los casos emblemáticos de Estados Unidos  y Francia.

En estos países, se descubre una contradicción, un antagonismo que nos acompaña hasta el día de hoy. Cito al respecto a Marx, en su ensayo La Cuestión Judía (1844):

“Allí donde el estado político ha alcanzado un auténtico desarrollo, el hombre lleva no solo en el pensamiento, en la conciencia, sino también en la realidad, en la existencia, una doble vida, una celestial y otra terrenal, la vida en la comunidad política en la que se considera como ser colectivo, y la vida en la sociedad civil, en la que actúa como particular, que considera a los restantes hombres como medio.”

EVENTO: 2o.  SEMINARIO INTERNACIONAL DE INSPECCIÓN, VIGILANCIA Y CONTROL  A ENTIDADES SIN ÁNIMO DE LUCRO.

ALCALDÍA MAYOR DE BOGOTÁ. AUDITORIO HUITACA,  21 DE AGOSTO DE 2013.

PONENCIA:
REPENSANDO LAS RELACIONES ENTRE LA SOCIEDAD CIVIL Y EL ESTADO

MIGUEL ANGEL HERRERA ZGAIB
PROF. ASOCIADO, CIENCIA POLÍTICA, UNAL. BOGOTÁ.
DIRECTOR GRUPO PRESIDENCIALISMO Y  PARTICIPACIÓN, UNIJUS/COLCIENCIAS.

CONSIDERACIONES INICIALES

                                                    En el marco de la experiencia de gobierno actual de la ciudad capital, el programa que lo autodefine como Bogotá Humana, le da centro a la presente  reflexión, donde la interlocución reflexiva es  con el llamado “tercer sector” que desde una perspectiva económica es definido como el conjunto de entidades sin ánimo de lucro, y que en términos más categoriales  enmarcamos bajo la expresión sociedad civil, cuya genealogía trazaré luego en grandes pinceladas.

En particular, me corresponde compartir ciertas ideas y criterios que orienten  uno de los cuatro temas del seminario, específicamente, el segundo de la agenda que plantea el desafío de repensar las relaciones entre Estado y organizaciones de la sociedad civil.

La pretensión práctica es que este tipo de deliberaciones, esta conversación plural, contribuyan a generar sinergias que de modo principal se traduzcan en políticas públicas y en la garantía de los derechos humanos, que en las condiciones de Colombia han sufrido tanta mengua, como quiera que la historia del país nos enfrenta con la cruda realidad de un conflicto armado de más de medio siglo, que ahora, por cuarta vez, ensaya fórmulas de solución, entre guerrilla y gobierno con el compromiso de refrendación por la sociedad toda de aquello que se acuerde en La Habana.

A la vez, este II Seminario Internacional, coincide, igualmente, con el desarrollo de un paro nacional agrario, minero y de transporte, que no se ha reflejado del mismo modo en la capital, y en las principales ciudades; que en el resto del  país, en los departamentos donde la vida rural, campesina, de minorías étnicas y trabajadores no estacionarios, y una miríada de pobres reclama un tratamiento equitativo, que redistribuya productivamente la derrama de la “prosperidad”  que el gobierno central con Juan Manuel Santos presidiéndole sostiene y publicita cumplidos tres años.

En este proceso de movilización social, el tercer sector colombiano nos muestra a protagonistas de la sociedad civil, a las redes de organizaciones privadas interactuando de hecho y de derecho, exigiendo con sus intereses y reivindicaciones, lo que el artículo 13, de la Constitución de 1991, enuncia, que el Estado Social de Derecho se comprometa en efecto a procurar que “la igualdad sea real y efectiva” para todos los colombianos.

Sin embargo, el tercer sector que identificamos como un componente fundamental de la sociedad civil moderna no es idéntico a ella, sino uno de sus componentes, porque ésta, además, se encuentra fundada en el antagonismo social propio de la sociedad burguesa regida por sistema económico capitalista, el cual padece de modo regular e irregular por crisis cíclicas, y recesiones y depresiones. En todas ellas el beneficio, la ganancia capitalista, el lucro es el motor individual y colectivo que, en el mejor de los casos, diría el holandés Mandeville, convierte a los vicios privados en virtudes públicas.

Nosotros vamos a fijar la atención en un conjunto de organismos privados, organizaciones e instituciones cívicas voluntarias, no lucrativas, que normalmente distinguimos como Ongs, asociaciones, fundaciones, cooperativas, donde la referencia ética y la transparencia son la medida de su misión y sus propósitos, porque ellas conforman esa noción contemporánea de tercer sector, las autodefinidas como entidades sin ánimo de lucro.

Para un estudioso del tema, Stuart Etherington (2008), un tercer sector fuerte e independiente significa la presencia de una fuerte y saludable sociedad civil, lo cual se traduce en la generosa creación de valor social, por fuera de las lógicas mercantiles. Así que hacer su diagnóstico es una  manera de dar cuenta de la realidad de la sociedad colombiana en presente.

LA SOCIEDAD CIVIL, LO COMÚN Y EL TERCER SECTOR HOY

“Se trata una vez más de la tradición clásica del poder, con su exaltación de la guerra para subyugar al monstruo y destruir la libertad. Pero el monstruo biopolítico, lo hemos visto, es la potencia común del ser. Destruirlo es ahora imposible, a menos que se destruya –junto con el monstruo- el mundo, a menos que se elimine –junto con el monstruo- el ser. Antonio Negri. Notas sobre una política del futuro anterior, en: Elogio de lo común, p. 270.

                                           En las condiciones de nuestro presente, cuando hemos experimentado la globalización regida por el capital, y donde los socialismos de corte soviético-autoritario experimentaron una derrota a partir de 1989,  el mercado se ha convertido en la medida del éxito, y en apariencia, el estado de bienestar ha sido arrinconado, y orillado a sus mínimos, donde ha sido posible, abriéndose paso la gobernanza y una nueva forma de soberanía, la así denominada soberanía imperial con la cual se busca poner orden a la crisis del espacio político a escala planetaria.

Pero, al mismo tiempo, hemos vivido y gozado, la presencia de las multitudes, el monstruo político, la potencia común del ser, desplegado más allá de las formas de la representación tradicionales, el pueblo y la nación. El monstruo político que despliega la productividad tanto del trabajo material como el inmaterial juntos, un sujeto singular que en su pluralidad impulsa una revolución democrática que toca a todos los continentes, y también a Colombia.

Con todo subsisten experiencias socialistas, como la de la poderosa China, que desarrolla una economía socialista de mercado, o el socialismo de Cuba, donde el lucro administrado con la vigilancia estatal acompasa con logros en efectiva igualdad social en la provisión de bienes básicos como la educación, la vivienda, la alimentación, la salud, y el esparcimiento.

Dicho lo cual, para el resto de países, y Colombia es uno de ellos, la fórmula que articula  Estado y sociedad  civil, después de las revoluciones burguesas y socialistas, ha optado, según la voluntad expresa de la minoría que eligió a los delegados a la Asamblea Constituyente de 1990/91, por un Estado social de Derecho. Fórmula que en particular traduce, una relación inestable entre derechos de participación política con una desigualdad social manifiesta, que está consagrada en la Constitución.

Con este diseño constitucional, el proceso de abolir las desigualdades y privilegios que tienen una historia que se remonta a la dominación colonial española  cuando menos, exige, reclama una sociedad civil vigorosa, una ciudadanía con poder de decisión colectiva que haga posible desplegar una economía social, unas prácticas productivas solidarias, que exigen el necesario desmonte, la desmercantilización de los derechos fundamentales.

Así vistas las cosas, el tercer sector en Colombia, no puede estar marcado por la impronta de la caridad, o el asistencialismo con cuentagotas capitalista, sino que tiene que estar centrado en transformar el sistema de las necesidades que es la arquitectura sobre la que se monta la sociedad civil presente.

Tal y como lo revelaba Hegel en su Filosofía del Derecho, cuando hizo la radiografía de la sociedad civil moderna, y cómo ésta en su despliegue libre, se polariza en dos extremos, burgueses y proletarios. Dándole pie a los que Kant llamó antes que él la insociable sociabilidad del hombre.  Y que Marx resumió en los sujetos modernos que llevamos cotidianamente una doble vida, común y egoísta.

Hacer el ejercicio de repensar las relaciones entre estado y sociedad civil hoy, supone realizar un giro de 180 grados. Implica, primero que todo, desmontar la relación privado/público para recuperar lo común, que se ha venido expropiando a sangre y fuego. Tal y como lo vemos en las experiencias del desplazamiento y en la concentración de baldíos convertidos en  nuevos latifundios, con todo tipo de argucias legales. 

Tal y como lo vemos en la interminable disputa por la riqueza del subsuelo y a quién se le entrega para su lucro personal, o transnacional; o como ocurre la disposición del espectro electromagnético, que se entrega a los oligopolios para que lo usufructúen sin efectivo retorno para la sociedad colombiana.

Se trata en este giro audaz de colocar en el centro de nuestra preocupación política y social, la recuperación y potenciación de lo común, en procura no del socialismo del siglo XXI, preñado de abusos autoritarios, y siervo de la impronta capitalista, sino de lo común en todas sus formas, y en democracia.

Quizás es tiempo de pensar en serio, en el comunismo democrático del siglo XXI, una versión anticapitalista, por supuesto, pero que reclama y practica la autonomía individual y colectiva como horizonte, y que no incorpora la violencia como última ratio, sino, los procesos de dirección y consenso, los ejercicios contra-hegemónicos que derroten a la guerra en sus mismos fundamentos.


En procura de la sociedad civil autoregulada, que destierre el miedo de nuestras mentes y haga real el despliegue de nuestra creatividad como individuos sociales, cambiando el paradigma estadocéntrico por uno que tiene por centro a la sociedad liberada de la tiranía del mercado capitalista con su elenco de alienaciones.  

Continúa. Mientras tanto: visita el blog plataformaabiertaparalapaz

miércoles, 21 de agosto de 2013


IMPORTANTE REUNIÓN DE ORGANIZACIONES JUVENILES EN FUSAGASUGÁ

 “…aquí está una de las tareas de la juventud: 
empujar, dirigir, con el ejemplo la producción del hombre del mañana. 
Y en esta producción, en esta dirección, 
está comprendida la producción de sí mismos…” 
Che

Los días 10 y 11 de agosto en la ciudad de Fusagasugá (Cundinamarca) provincia del Sumapaz y tierra de Juan de la Cruz Varela, líder histórico de las luchas agrarias en Colombia, delegados y delegadas de los procesos juveniles Asociación Nacional de Jóvenes y Estudiantes de Colombia (ANJECO), Minga Juvenil Nacional y el Tejido Juvenil Nacional Transformando a la Sociedad (TEJUNTAS) se dieron cita para continuar el proceso de construcción colectiva, a partir de las iniciativas locales, regionales y nacionales. Convencidos de la necesidad de una nueva sociedad y de una nueva nación, declaramos: 

La crisis social, política y económica producida por el capitalismo y el reacomodo de las estrategias de dominación y control, profundizan el deterioro de las condiciones de vida de las clases y sectores populares a través de la muerte y el despojo en nuestros territorios. El papel que Colombia cumple en los planes de desarrollo capitalista, bajo el modelo neoliberal, introduce al país, a sus poblaciones y pueblos al saqueo y el desplazamiento. La especialización del territorio, en función de la acumulación de capital, se materializa en la lógica de una economía extractiva, que articula la relación campo-ciudad. Mientras los territorios rurales contienen los recursos perseguidos por el capital transnacional, las ciudades se constituyen como espacios en los que se coordina y desarrolla los proyectos de acumulación capitalista. El gobierno de Juan Manuel Santos le da continuidad a una política de guerra contra el pueblo, y acopla, a través de las locomotoras de desarrollo, los intereses imperialistas del capital con las políticas de dominación nacional. Dicha continuidad se enmarca en la histórica disposición oligárquica a dominar el pueblo colombiano y concebir el país como una despensa de recursos y materias primas. 

De esta forma la dominación ha sido un proyecto de la oligarquía impuesto en el territorio colombiano, al que se le ha contrapuesto un proyecto de nación y sociedad de los pueblos y comunidades que históricamente se le ha enfrentado. Esta lucha ha significado una constante represión al movimiento popular en sus variadas expresiones, que no ha dejado de resistir y defenderse; así, en los últimos diez años los sectores y clases populares han emprendido un proceso de recomposición con miras a fortalecer un proyecto estratégico de nación que funde las bases de una nueva sociedad erigida sobre las ruinas de la destrucción del capitalismo. La constitución de grandes plataformas de articulación nacional, de actores políticos con propuestas de país y las discusiones respecto a la unidad popular, dan cuenta de las posibilidades, los límites y los retos en esa apuesta. 

Con miras a dicha construcción de nueva nación y nueva sociedad, los procesos juveniles nos reconocemos como sujetos históricos y políticos, herederos de las luchas de los pueblos y llamados a darles continuidad histórica. Proyectamos la construcción de un movimiento juvenil a partir de la articulación, la movilización y el trabajo de base, y convocamos a su construcción al conjunto de la juventud popular. Este movimiento juvenil está orientado al fortalecimiento del movimiento social, partiendo de problemáticas y reivindicaciones propias, contribuyendo al fortalecimiento del bloque popular. 

En ese sentido, y partiendo de las experiencias de trabajo colectivas de cada proceso, proponemos los siguientes elementos para la construcción de una agenda política inicial, la cual proyecta elementos de nueva sociedad, respondiendo a las necesidades y problemáticas concretas de la juventud:

- Por la defensa de los derechos sociales de la juventud (salud, trabajo y educación) como elementos emancipatorios.
- Contra la militarización y la criminalización en defensa de la vida.
- Por la soberanía nacional, la defensa, la permanencia y la recuperación del territorio por parte de los pueblos.
- Por la construcción de una cultura revolucionaria y para la emancipación. 


Partiendo de los elementos obtenidos de las discusiones sobre el horizonte político que nos convoca a la construcción de nueva sociedad y de movimiento juvenil popular, y de los planteamientos iniciales de la agenda política, nos convocamos a las siguientes acciones de movilización nacional:

- Movilización Nacional por la Objeción de Conciencia el 24 de agosto
- Movilización de la Mesa Amplia Nacional Estudiantil el 29 de agosto
- Segunda jornada de la semana de la indignación a desarrollarse en octubre


Como juventud organizada estamos dispuestos a ganar el sueño de cambiar el mundo, destruir el capitalismo y propender por la construcción de una nueva sociedad. 

¡Por nueva sociedad, movimiento popular, juvenil y nacional!

11 de agosto de 2013, Fusagasugá, Cundinamarca, Colombia, Latinoamérica.

Minga Juvenil Nacional
Asociación Nacional de Jóvenes y Estudiantes de Colombia (ANJECO)
Tejido Juvenil Nacional Transformando a la Sociedad (TEJUNTAS)

miércoles, 14 de agosto de 2013

ESPECIAL: TRES AÑOS DE SANTOS (II PARTE)

¿Inamovibles de la guerra?

“El presidente ha sido claro en que debemos arreciar y arreciar…En ningún momento se ha bajado la guardia.” General Sergio Mantilla, comandante del ejército de Colombia.

                                                                    El general Mantilla  fija el tono de la guerra en su fase actual, y anota en la entrevista de Juan Guillermo Mercado, “Nosotros cada día tenemos que hacer más esfuerzos para llegar a zonas recónditas donde se encuentran, porque están aisladas y cada día tenemos más y mejores resultados…Veo un panorama gris para las Farc”.

Con esta vocería, sin embargo, el presidente se refiere a la guerrilla en negociación: “Ellos no van  mostrar sus cartas públicamente sino hasta el fin. Ellos saben que nosotros sí tenemos  unas líneas rojas que no vamos a ceder, pero ellos están intentándolo.”

Ahora bien, desde La Habana, el pasado 3 de agosto, Iván Márquez habló de una asignación directa de cupos en el congreso de Colombia, y en las otras instancias de gobierno colectivo, y un cupo en el Consejo Nacional electoral, así como financiación suficiente y medios de comunicación de alcance nacional, radio, prensa y televisión. 

Todo ello exigirá decretos excepcionales, medidas transitorias, en concreto, una jurisdicción especial de paz que interpela de modo directo a la intervención “todopoderosa” institución presidencial, que durante los dos periodos de Álvaro Uribe Vélez, degeneró en un régimen para-presidencial abierto. Una actuación que no pasa ni por el congreso, ni por las cortes. De hecho, las Farc-Ep, a propósito de lo que disponga la Corte Constitucional sobre el marco jurídico para la paz, han adelantado que no las obliga para nada.

Más aún, las Farc-Ep, antagonistas del gobierno Santos, y el Estado actual, tampoco abandonan la idea que la refrendación para ellos sigue la vía de una asamblea nacional constituyente, y reclaman necesarias reformas del Estado que hagan posible una efectiva participación de la oposición que ellos representan.

Los  idus de noviembre    
    
“Vamos a ver cuánto se ha avanzado. Fechas fatales no son convenientes.” J. M. Santos, presidente, en entrevista con Caracol Radio.            
                                                            Para un comentarista de la gran prensa, el académico Pedro Medellín, entusiasta de una nueva alternativa política que aún no cuaja, subraya una mala noticia para la aspiración a la reelección de J. M. Santos, que hasta pensó en ser candidatizado, por qué no, al Nobel de Paz. Hoy, “dos de cada tres colombianos (encuestados) no apoyarían su reelección. Es la cifra que mejor sintetiza la magnitud del reto que tiene por delante…”(La recta final, El Tiempo, 6/8/2013).

En la rendición de cuentas, Darío Arismendi, le dice a Santos que propuso el mes de noviembre para cerrar la negociación de paz, cuyo éxito, añaden, le daría la carta del triunfo electoral, a contramano de la adversa relación de preferencias ciudadanas que tiene al fin de su tercer año, y una tendencia que marca la disminución de la percepción positiva, y el aumento inverso de la negativa, según la medición de CNC, ya comentada.

Con cinismo de jugador de póker, Santos responde, que comentó: “en noviembre, para mi lo ideal es que (la negociación) dure meses; y los periodistas, “me dijeron, noviembre del año entrante? Ojalá podamos firmar los acuerdos de aquí a noviembre, antes que yo tenga que resolver si voy o no a elecciones.” Aquí se asoman, se insinúan las orejas del estadista, en tanto quiere llevar adelante la paz, una prueba en la que se han quebrado todos los aspirantes de estadista que ocuparon el solio de Bolívar a lo largo de 53 años.                       
Pero, de inmediato, aparece el fantasma de la cuestión agraria, la papa caliente que ha quemado el paladar de los reformadores, que desde los tiempos de Alfonso López Pumarejo terminaron, como él, renunciando a su cargo, convertidos en vergonzantes contra-reformistas, persiguiendo a la Anuc, los campesinos “alebrestados” con consignas de comienzos de siglo como “la tierra para quien la trabaja, o tierra sin patronos”.
Tales fueron las ejecutorias de  dos figuras  del Frente Nacional bipartidista, Carlos Lleras  y Misael, el firmante del Pacto de Chicoral, con quien se sepultó la desteñida reforma agraria convertida ahora en patente de curso para la concentración de tierras que no paró desde entonces, al unísono entre leguleyadas y vías de hecho.
Tal y como se probó con la caída del embajador Carlos Urrutia, cuya oficina de abogados compró tierras para el ingenio Riopalia, que se sepa, parapetándose en un testaferrato extranjero; y a través de la contra-reforma del para-presidencialismo, con la coautoría impune de políticos nacionales y regionales, paramilitares, y directores de estupefacientes. Todos tenían la noble tarea de refundar la patria sobre las costillas de 5, o más millones de desplazados, de los campos, sometidos a ser parias a la fuerza en las ciudades sometidos a un asistencialismo miserable.

Este cadáver resucitado con los escándalos de Carimagua, durante Uribe y Uribito, primero, y ahora, con las protestas campesinas que reclaman la aprobación de zonas de reserva campesina cuyo trámite se halla congelado en las gavetas de Incoder, y las instituciones concernidas. 

Estas demandas de tierra y condiciones para explotarlas, que no es lo mismo que el trámite de las restituciones que camina a pasos de tortuga, ahora dizque resultan estigmatizadas, señalando a las Farc-Ep detrás de la protesta campesina, y señalando a los líderes políticos que hacen causa común con los campesinos.
Muy parecido todo a lo que pasaba con los reclamos de los trabajadores del campo a comienzos de los años 30, cuando la UNIR liderada por J. E. Gaitán fue baleada en Fusagasugá con varios muertos, casi el mismo número de los “fusilados” en las actuales protestas del Catatumbo, por estar apoyando las reivindicaciones de los campesinos de la Hacienda de El Chocho.

Según un arrepentido de la izquierda armada, Plino Apuleyo Mendoza, hijo de un correligionario de Gaitán, que lo acompañaba el día que fuera asesinado, afirma sin empacho, y con cinismo, que las zonas de reserva campesina son la última táctica de las Farc; y la prensa libre le ofrece una página, en la sección “Debes leer” para que escriba sobre la estrategia secreta, sin contradictores de estas afirmaciones, que en últimas tienen a los campesinos pobres, como su objetivo militar y político, en regiones en “satánica” coincidencia con las regiones “donde pululan los cultivos de coca” .               

De otra parte están las pirámides de hecho y de derecho, levantadas a la sombra en las urbes grandes y medianas; patrocinadas desde los tiempos de Pastrana, con los embelecos de la UPAC, hasta los dos gobiernos del partido de la U, visibles en el gran escándalo: los despojos a pleno sol del ahorro nacional, practicados por  Interbolsa, donde solo 360 acreedores privilegiados recibirán dinero; Factor Group, donde hay algo más de 2.000 esquilmados, y otros casos de menor conocimiento público. Aquí lo hecho por DMG parece un zigurat, y un juego de niños principiantes, al lado de “los tumbes” de los faraones del capital financiero.

Pero, por supuesto, sobre todo, lo que se ha perpetrado y se perpetra a través de los fondos pensionales, donde los grandes banqueros, como Luis Carlos Sarmiento Angulo hacen su agosto sin cortapisas, y entran a saco sin el menor escrúpulo, con el amparo que le brindan ahora, en seguidilla, los dos últimos presidentes. Todo lo cual ha sido documentado teóricamente por el  economista César Giraldo, en sus estudios de política social, después que fuera  vicepresidente de  Asobancaria. 

Estos desmanes, ahora que la destorcida económica de la prosperidad se anuncia, y que se revela en los elevadísimos incrementos de la vivienda nueva y usada, de una parte, y de otra, en la desaceleración en la industria nacional, y la caída en las exportaciones de commodities, y la baja en los precios de las que aún tienen demanda, han hecho prender las alarmas de la Asobancaria, frente a las erráticas e inanes medidas del Banco de la República, comprando dólares, que a discreción imprime el soberano de la Reserva Federal, a contramano de lo que anunciaba.

La cuasi-eterna presidenta de Asobancaria, María Mercedes Cuéllar ha prendido las alarmas, para señalar la movida de $ 8,5 billones para “fortalecer el sistema financiero” de la especulación financiera desbocada que fomenta Colombia y sus asociados extranjeros. En particular, según este anuncio, tendrán que destinar $ 5.2 billones, que no estarán disponibles para ninguna actividad crediticia. De lo cual, a la vez, según ella, “una solvencia más alta hace que la operación bancaria sea menos rentable y más costosa, pero deja unas entidades más sólidas y eso da más tranquilidad  al mercado”. (El Tiempo, Debes saber, 1/8/2013, p. 11)


viernes, 9 de agosto de 2013

ESPECIAL: TRES AÑOS  DEL PRESIDENTE

SANTOS: ¿BURGUÉS ALTANERO O ESTADISTA?


“hay quienes quieren un país seguro, pero no quieren un país justo y no son capaces de pensar un país moderno. Hay también los que quieren un país justo, pero ni seguro ni moderno.” J. M. Santos, alocución del 7 de agosto 2013.

Miguel Angel Herrera Zgaib. Profesor Asociado, Ciencia Política, Unal.
Director Grupo Presidencialismo y Participación

¿Una segunda independencia?    
  
“No vamos a abandonar el campo de batalla, ahora cuando estamos tan cerca de la victoria de la violencia, sobre la pobreza y el atraso”. Juan Manuel Santos, alocución en el Puente de Boyacá, 7 de agosto de 2013.

                                                                Al filo de su cuarto y último año, Juan Manuel Santos, parafraseó el programa de la oposición revolucionaria latinoamericana. Él proclamó ahora ser el adalid de la “segunda independencia,” exhibida como su bandera para obtener la reelección. El presidente aclaró, en seguida, que “debemos independizarnos para siempre de la violencia”.

Enfrentado como está a una variopinta y gaseosa oposición, la de Uribe y Robledo que él no identifica con la armada, las Farc-Ep, que sigue sentada a manteles en La Habana, Santos quiere llevar a feliz término, a su modo,  la negociación de paz. A esta otra oposición la amenaza, paradójicamente, con el uso continuado de la violencia, diciendo: “la paz se consigue a las buenas o a las mala”.

Esta palabra de orden, acompañada de redoble de tambores en el mismísimo Puente de Boyacá, la hizo famosa Fidel Castro en la Declaración de La Habana, después que los barbudos de la Sierra Maestra triunfaron sobre Fulgencio Batista y su principal aliado, el gobierno estadounidense en cabeza de John F. Kennedy.

Aquella segunda independencia que hizo de Cuba  primer territorio libre en América, casi lleva a la conflagración nuclear entre los bloques socialista y el capitalista, que pretendían la hegemonía planetaria exclusiva durante la guerra fría. Este episodio amargo, que condujo al retiro de los misiles emplazados en la isla por orden de Nikita Kruschev, produjo la respuesta de sembrar al mundo de múltiples Vietnams. Era el dictado solitario, desgarrador del apóstol/profeta armado, Ernesto Guevara, cuya ilusión se hundió en la escuelita cercana a la quebrada del Yuro, en Bolivia, donde fue asesinado impunemente.

Descifrando las cifras de la prosperidad

“Santos está satanizando a la oposición, acudiendo a la agresión y al insulto de quienes le criticamos el fracaso de su gobierno.” J. E. Robledo, senador del PDA.

                                                     La última encuesta conocida sobre las ejecutorias del presidente Juan Manuel Santos, tomada entre los días 2 y 6 de agosto, divulgada el mismo día de su intervención en el Puente de Boyacá, realizada por el Centro Nacional de Consultoría, CNC, registró 58 por ciento de favorabilidad, y 40 por ciento de imagen negativa. El consolidado ofrecido por el CNC, de los tres años del gobierno Santos, muestra un declive sostenido desde agosto de 2010, cuando marcó 85 por ciento de imagen positiva frente a un 10 por ciento negativo.

Hubo una inflexión ascendente en la curva de descenso para el mes de mayo de 2012, con 81 por ciento, positivo, y 17 por ciento negativo, una caída, y después una recuperación en noviembre de 2012, 78 por ciento positivo, y 20 por ciento, negativa. Luego el descenso ha sido sostenido en las mediciones hechas entre febrero y agosto del presente año, 2013.

 Al descifrar estas cifras  la diferencia entre la primera medición y la última se establece la siguiente diferencia: una caída del 23 por ciento en la imagen positiva; y un aumento inverso del 30 por ciento en la imagen negativa del presidente que quiere reelegirse.

 Ahora bien, pasando a los contenidos, indaguemos en las fuentes de la negatividad medida por el registro actual, de la primera semana de agosto; se destacan salud y seguridad como temas neurálgicos. El primer factor, leído con mayor detalle, implica el desastre social que se ahonda por varios gobiernos, junto al desempleo estructural. El desastre de la salud es medido en términos de la fordización de la atención, y de la profesión médica al “servicio” de las mayorías.

A lo anterior se suma la crisis definitiva de la Ley 200,  que instituida legalizó la vena rota de sus recursos devorados por el despilfarro a todos los niveles, los negociados de las transnacionales que hacen su agosto con precios triplicados en contraste con los promedios internacionales, y la impunidad burocrática al frente del robo continuado de las EPS, con Saludcoop como insignia infamante. Esta vena rota no ha sido cauterizada por el gobierno de la prosperidad, y su reciente control a los medicamentos de laboratorios extranjeros y nacionales, resultó un parto de los montes.

En cuanto a la problemática de la seguridad,  el asunto es más complejo, aunque opositores como el uribismo y el procurador Ordóñez la focalizan en el “rin rin” de la posible impunidad para la alta dirigencia de las Farc-Ep, al cierre de la negociación de paz. Otros, en cambio, como el senador Robledo y el PDA  la asocian, más directamente con la seguidilla de paros de los sectores sociales en conflicto, que reclaman cumplimiento a pactos preexistentes, o la protección frente a leyes y decretos que fijan los beneficios de la prosperidad en ventajas leoninas exorbitantes para el capital transnacional y sus comparsas locales.

Un caso emblemático es el de la minería. Los pequeños mineros animan el grueso de la protesta frente a la legislación implementada, que juzgan con razón discriminatoria. Es cierto que ellos encuentran apoyos financieros por conveniencia en los capitalistas legales e ilegales implantados en el sector tradicional, quienes se aprovechan de la existencia ancestral de los barequeros, para repetir  con impunidad plena  la acumulación originaria del capital, como ocurre también en negocios legalizados a medias como el chance, o la recolección de basuras.

Otro tanto de inseguridad proviene del malestar del mundillo del café, donde el reclamo por precios de sustentación busca precaver la caída ininterrumpida del precio internacional, lo cual ocurre también con otro tipo de commodities, afectadas por la onda recesiva mundial cuyo eco deprime todavía los mercados más  activos en las economías emergentes de gran tamaño.

Unos y otros afectados se vuelcan en protesta social sobre las vías principales que no son muchas, y las más de las veces en regular estado de conservación. Para afectar el abastecimiento de la vida económica, y el transporte  de las poblaciones que habitan los  conglomerados urbanos medianos y pequeños. Las grandes urbes resienten de modo notable la presencia de millares de desplazados resultados de la ruina del campo, por físico despojo, o a manos de los grandes proyectos agro-industriales, y minero energéticos.

Así ocurrió en el paro campesino del Catatumbo que se prolongó por 54 días. Más de 5000 campesinos estuvieron localizados en Tibú, y  bloquearon la vía de acceso a esta rica región; sin embargo plagada de pobreza campesina, cuyos campesinos y colonos se defienden de la miseria con el cultivo de la coca para enfrentar la depresión sufrida por los cultivos de pan-coger y de subsistencia tradicional.  Esta zona del Magdalena medio es objeto de erradicación manual  respaldada por la presencia de los cuerpos de policía armada.

Al balance negativo de la seguridad se suma el desenlace oscuro de la liquidación del ISS, que afecta de modo directo a la población urbana. El ISS pasó a ser sustituido por Colpensiones, una tarea diseñada por el Mintrabajo, Rafael Pardo, paradójicamente, uno de los  mejor calificados en la rendición de cuentas pasada. El nuevo ente Colpensiones, al mes de julio, de 122.329 solicitudes de afiliados al  antiguo ISS, que debe satisfacer a 31 de diciembre, apenas había evacuado 18.795 a 31 de julio. Lo cual revela la imposibilidad de cumplir esa tarea en tiempo. 

La Corte Constitucional le exigió establecer tres grupos prioritarios. El primero lo constituyen 40.371  solicitantes, y se le ha resuelto su situación  a 12.899, y quedan apenas 5 meses hábiles para el resto pendiente. Este grupo lo constituyen inválidos o enfermos de alto costo, menores y mayores de 74 años, y cotizantes que en los últimos tres meses lo hacían sobre la base de uno y un salario y medio.  Este es un corte transversal que define las condiciones de inseguridad de la población colombiana más vulnerable, mayoritariamente urbana, a la que afecta marcha despiadada de la economía neoliberal, y que sigue siendo el motor principal durante la llamada “prosperidad democrática”.

Para curar la vena rota de la salud, el gobierno Santos tramita un nuevo proyecto de reforma, que  creará un fondo único, Salud Mía, que no oculta su filiación neoliberal en su simple enunciado posesivo. Este buscará atender de modo exclusivo, a los más desamparados,  sujetos al régimen subsidiado. Aquí se replica, en parte, lo hecho con las regalías, afectando las rentas cedidas a los departamentos, aunque para  el mayor monto de ellas queda bajo su disposición.


En 2012, las rentas cedidas llegaron a 1,228.034 billones. Por vía de ejemplo, a hoy, se cita el caso de Cundinamarca,  alega el gobernador Cruz que aquí se generan $30 mil millones al año, con los que el departamento cofinancia el régimen subsidiado, las personas no afiliadas (en todo el país son 4 millones), y los hospitales públicos regionales.  El argumento fuerte para esta centralización es evitar la sangría, el ordeño que se produce en la intermediación que tiene de 4 a 5 pasos previos a la atención del solicitante de base.