jueves, 26 de diciembre de 2013

HACE MÁS DE VEINTE AÑOS
Giovanni Mora Lemus
23 de diciembre de 2013

¿Revelaciones? ¿Denuncias?

O más bien, ¿más de lo mismo? Sorprenderse tampoco sería el mejor calificativo frente a las últimas noticias de un prestigioso diario conservador de EEUU, The Washington Post, donde nos confirma, una vez más, la estrecha relación entre los aparatos armados legales de Colombia y su “cooperador” principal, los Estados Unidos.

Los expertos en temas de seguridad, los gurús, los únicos entrevistados por los principales medios de comunicación señalan que es una obviedad lo dicho por el Washington Post. La cruzada antiterrorista es de carácter global, y Colombia, cómo no, es un escenario en esta nueva etapa de la guerra internacional. 

El ex-ministro de defensa Miguel Silva Luján, sí sorprendió con sus apreciaciones. En una cadena radial señaló: ¡El plan Colombia fue una colaboración de inteligencia militar! Y más adelante en la misma entrevista con algún tono de franqueza Silva dijo: ¡la colaboración tiene más de veinte años!

¿Colaboración o intervencionismo?

Es la pregunta que los prestigiosos analistas y ex –ministros no se hacen ni de riesgos. La respuesta está "libretiada" ya. Lo dijo Silva Lujan es colaboración desde hace más de veinte años…

¿Soberanía o seguridad? La otra pregunta que pone en aprietos a los conocedores de la llamada cátedra de la colaboración. Pero la respuesta está debajo de la manga, desde hace más de veinte años: ¡Un país solo defiende su soberanía con seguridad! Claro,  seguridad no en términos de bienestar social, como por fin propone hacerlo la ciudadanía de Suiza en un referendo, sino por cuenta de la eliminación física de los terroristas del siglo XXI.

¿La colaboración es legal o ilegal? Toda la colaboración se hace bajo los marcos del estado de derecho, replican con todo el ahínco los analistas y ex –ministros. El bombardeo a la provincia de Sucumbíos en territorio ecuatoriano donde cayó el número dos de la guerrilla más vieja de mundo, Raúl Reyes, fue un caso aislado, continúan diciendo los colaboracionistas.

¿La guerra o la paz?

Es la pregunta que nos hacemos muchos en este final de año. Los tentáculos del poder están presentes en la Habana. La “colaboración” norteamericana puede ser una piedra en el zapato para un eventual proceso de paz, que empezaría de verdad con la firma de las partes (y con todas las guerrillas después), continuaría con los formalismos legales y terminaría con los cambios sociales.

Los movimientos sociales y la ciudadanía norteamericana consciente nos deben dar una mano al preguntarse, primero, sobre las acciones de sus gobiernos, y determinar quiénes en verdad han intervenido en América Latina, y por qué han preferido las guerras y las dictaduras desde hace más de veinte años, en lugar de contribuir al establecimiento de sana y vigorosas democracias.
           

         

viernes, 20 de diciembre de 2013

UN VIERNES VERGONZOSO, UNA DIRECTIVA VERGONZANTE

MIGUEL ANGEL HERRERA ZGAIB
Profesor Asociado, Ciencia Política
Ex rector Universidad Libre de Colombia

El último día de clases, hoy 20 de diciembre, tuvimos un cierre vergonzoso e inaceptable, cuyos verdaderos móviles se descubrieron a partir de la comunicación, que yo sepa, hecha circular por el colega Plinio de la representación profesoral.

Preguntaba

Preguntaba a la vicerrectoría de la sede Bogotá, por qué intempestivamente se suspendían clases. La razón oficial, tardía, extemporánea la conocimos hoy: la visita del presidente Santos, a quien se iba a hacer un homenaje "politiquero", utilizando la puerta de atrás, como si fuera un ladrón, o tuviese temor de ser objeto de una agresión o de una protesta dentro de la Ciudad Blanca.

Las consecuencias

La actuación de marras entraña, dicen los jurisperitos de D y C Política, un prevaricato, al extralimitarse las autoridades universitaria en el ejercicio de sus funciones, y quedan incursos en conductas sancionadas, incluso,  por el Código Unico Disciplinario, tan llevado y traído por estos días. Y lo que es más grave aún, el propio Presidente, al aceptar esta "invitación" de espaldas a la Comunidad Universitaria, resulta, igualmente, participando de tales conductas.

No sabemos a la fecha que ninguno de los funcionarios invitados al "ágape" secreto se hubiese manifestado en contra, con la excepción de la representación profesoral, que lo ha hecho expreso. Lo cual, por supuesto, incluye a las autoridades académico-administrativas de rectoría para abajo, y parte del CSU.

Los poderes se confunden en la reelección

La razón de este homenaje clandestino tiene que ver con la estampilla que aprobó el Congreso de Colombia, para auxiliar la universidad pública, y en particular la Nacional, en los porcentajes que ya conocimos.

Sin embargo, una cosa es el poder ejecutivo y otra el legislativo, a no ser, claro, que se establezca que es el partido del presidente en campaña, el que hizo posible tal aprobación.

Así las cosas, el funcionariado de la Nacho, con el colega Mantilla a la cabeza, ya metió también a escondidas a la colectividad intelectual que orienta en el juego electoral a la chita callando. Lo cual es inaceptable y reprochable desde cualquier perspectiva que se le mire-

La cenicienta del paseo

En todo este "tejemaneje truculento", la facultad de D y CPolítica resulta ser, una vez más, un as de burlas. Pese a que tenemos a varios colegas siendo partícipes en calidad académica, y por autopostulación, del proceso de negociaciones de paz.

Nada hay hasta ahora, que nos beneficie en relación con la construcción del edificio que Derecho requiere. Sí, en cambio, la ubicación de la construcción de Enfermería en una de las zonas verdes propicia para que se levantara la nueva edificación que necesitamos.

Sabido es, en cambio, que hace más de 2 años se promete la construcción del edificio de doctorados, cuyo diseño contratado por la decanatura anterior cuesta $ 2400 millones, a pagarse por tres facultades.

Un invitación y una cita obligada

Para este y otros asuntos, es la invitación al presidente Santos, con la presencia de la comunidad universitaria, en una sesión especial en el auditorio León de Greiff, sin tapujos ni secrecías. Para que deliberemos con él, y con el país por testigo, de qué es lo que corresponde hacer con la educación pública superior, que es asunto de tod@s.

No dudamos que Santos dará la cara, se enterará por fin, que la comunidad universitaria está madura intelectual y moralmente, y exige lo mismo de los que de modo provisional tienen los cargos gobernantes, del Estado, y que con él hacen parten del CSU, aunque con la excepción de Belisario, siempre envían a sus delegados, y pare de contar.

Está ud. invitado, presidente, para que el primer día de clases del año 2014, cumpla esta cita, donde tendrá oportunidad de participar de una deliberación con esta intelectualidad que  exige ser tratada como mayor de edad, y que reclama respuestas claras sobre el rumbo financiero y el gobierno democrático del principal centro de formación superior de Colombia.


Lo dicho, claro está, sin perjuicio de las responsabilidades que le quepan a ud y a los funcionarios que han prohijado el bochornoso episodio de este viernes inolvidable, de espaldas a la Ciudad Blanca, hoy embadurnada de demagogia e indignidad manifiestas por estas conductas que ud ha patrocinado con descaro y cinismo.

martes, 17 de diciembre de 2013

LA COMEDIA DEL PODER CONSTITUYENTE:

PETRO CONVERSA CON SANTOS EN PRIVADO

miguel angel herrera zgaib

No pocos esperan que haya un Otty Patiño en la escucha de la "conversa" de hoy, martes 17 de diciembre, entre Gustavo y Juan Manuel, una reunión entre representantes de la izquierda y la derecha posmoderna, al modo colombiano.

No saldrá de la casa de Nariño humo blanco. Eso sí, esperamos que Ricardo Galán aconseje bien a Gustavo, como responsable de comunicaciones, cuando Petro está al borde de ser confirmada su destitución. Y todo indica que van a acordar paliativos, después de la charla del alcalde con el fiscal Montealegre.

Preparando la sucesión

                                                Después de los entusiastas llamados a la democracia, y de "densificar" la presencia de la gente de abajo, Gustavo parece disponerse a aceptar que haya una transición, y el más opcionado para reemplazarlo es Carlos Vicente de Roux, quien hará parte de una terna que se está confeccionando.

Petro esgrimió argumentos que recordaban las lecciones aprendidas en la lectura por encima del trabajo de la dupla Negri& Hardt. Porque todas las veces que intervino estuvo confundiendo pueblo con multitud, que el honrado Negri, en el homenaje intramuros del palacio Liévano, nunca habría autorizado.

El llamado a vacaciones para la "multitud subalterna" con que cerró la manifestación del pasado viernes, se combina con la aceptación del Fiscal de la investigación contra el Procurador Ordóñez, quien en privado hasta "muriéndose" de risa. Petro dice que después de sus "merecidas" vacaciones volverán las  movilizaciones de la gente. 

Para mostrar el acuerdo de la transición, mientras se resuelve el entuerto local e internacional, Petro y el Mintrabajo se reunieron para anunciar que se contrata a término indefinido a los casi 3000 recicladores. Rafael  Pardo lo celebra. Es el doloroso parto de los montes, el mismo día en que se repite la comedia del salario mínimo, cuando los patrones le dieron el portazo, una vez más a las pretensiones de los trabajadores.

La comedia del poder constituyente

"El presidente avala la comisión de este delito... o envía una carta a la Corte Interamericana solicitando una consulta..."  Gustavo Petro.

"Yo no puedo darme de "café con leche"...El gobierno debería promover un mecanismo de segunda instancia, antes de que Colombia termiine siendo sancionada internacionalmente." Angelino Garzón, vicepresidente de Colombia.

                                                 Gustavo es responsable en materia disciplinaria de lo ocurrido en el manejo de las basuras, que afectó a Bogotá, directamente, por lo menos una semana. Esto se traduce en detrimento patrimonial que sufragará la ciudadanía, y en una "reculada" que terminó  reenganchando a dos de las cuatro empresas que ordeñaron a la gente de Bogotá.

Pero está también un asunto que va más allá del caso Petro y de su sanción disciplinaria, porque en efecto toca con la democracia que queremos y no tenemos. En esta situación, la población políticamente educada de la capital y de Colombia ha sido solidaria. 

En el fondo está el poder constituyente, que libera las amarras del sacoleva popular. La democracia de Colombia desde el 9 de abril ha dejado de ser lo que Darío Echandía llamaba socarronamente un "orangután con sacoleva".

Petro, en medio de su tragedia política personal, parece disponerse a vivir la comedia del poder constituyente en la cita del Palacio de Nariño. El vicepresidente Angelino Garzón se une a ella con un mea culpa, y muestran por qué la Constitución de 1991 fue inconsecuente con la democracia, y en cambio dejó un engendro que no alcanzó siquiera a ser una democracia liberal.

El poder constituyente de veras y la despedida de minjusticia

Aunque la CSJ, y el conjuez Martínez hubiera señalado que el poder constituyente no tenía límites, que tenía todas las competencias imaginables, que la democracia es "procedimiento absoluto", transformaron la constituyente en una asamblea constitucional, con los resultados que ahora se cosechan en cabeza de los poderes de control, el Procurador y la Contralora, y el remedo de Fiscalía que no se decide a ser lo que debiera ser.

El remedio a esta tragico-comedia está en la ciudadanía que tendrá que remediarla con una real asamblea constituyente, y no será el presidente, el poder presidencial de excepción. Ha sido otro hijo de Chaparral, el minjusticia, Alfonso Gómez, quien ha hecho de escudero de Santos, y quien advierte que el presidente no puede contrariar la destitución ni las inhabilidades decretadas por el Procurador. 

El minjusticia, en lugar de recordar que esta facultad es inconstitucional, que la Ley contraría la participación democrática que es uno de los valores supremos, progresivos del  Frankenstein constitucional sancionado en 1991. Alfonso se rajó, y mostró su fidelidad al orden burgués, y al legado de "Fonsito", quien después de su aventura del MRL, les recordó a sus discípulos díscolos, algunos de los cuales fueron a fundar el ELN, que él era un burgués, que no se equivocaran. El hijo del sastre de Chaparral también está conforme con este "destino".

martes, 3 de diciembre de 2013

CAMPESINOS  VUELVEN A TOMARSE EL CENTRO DE BOGOTÁ

Miguel Angel Herrera Zgaib[1]

                                                 La sepultada cuestión agraria, desde los años 80 en adelante, ha vuelto a "resucitar" con las luchas que tuvieron por centro el reciente paro nacional agrario, que tuvo como eje principal las poblaciones campesinas empobrecidas y arruinadas del minifundio andino que gravitan en torno a los deptos insignia de Boyacá, Cundinamarca y Nariño, que, por supuesto, no agotan la diversidad y dispersión del campesinado nacional en los cuatro puntos del país.


Confrontación directa

                                                        El momento de máximo roce lo protagonizaron el líder del movimiento, César Pachón, quien ahora organiza la toma de Bogotá, recolecta firmas para presentar una lista al congreso, y con ellos confluyen otras expresiones sociales y políticas, entre ellas Dignidad, en la cual hay influencia directa del Polo/Moir, y que se expresa políticamente en la vocería del senador Jorge Enrique Robledo, y que organiza a campesinos del sector cafetero, con asiento principal en las tradicionales zonas cafeteras de Colombia.
Juan Manuel Santos enfrentó la protesta agraria afirmando que no había el tal paro, y militarizó los espacios y vías de movilización más socorridas. Esta acción represiva y mendaz despertó una solidaridad nacional de los grupos y clases subalternas, y hasta el oportunista mensaje del ex AUV, quien es un defensor caracterizado e impulsor de los grandes proyectos agro-industriales. Al poco tiempo el presidente tuvo que recular.
Empezó entonces un proceso de negociaciones, que incluyó como medida inmediata la compra de papa a precios aceptables, pero la cual apenas si toca la mayor parte del pliego petitorio, cual se suspendió la protesta campesina hasta el día de hoy 3 de diciembre.
Ayer en la noche, el nuevo y cuestionado ministro Rubén Darío Lizarralde, desestimó todos los reclamos de los campesinos movilizados hacia Bogotá, y los argumentos de Pachón, sin atreverse a acusarlo de estar haciendo ahora proselitismo político.

Recorrido de una lucha  por la organización autónoma

                                             Un investigador sueco, Anders Rudqvist, de la U. Uppsala, escribió un “paper” titulado, La organización campesina y la izquierda. Anuc en Colombia, 1970-1980. Allí pasa revista al ascenso de la lucha campesina que arranca en los postrimerías de los años 68, cuando el gobierno de Carlos Lleras impulsa a su modo un programa de reforma agraria, y le da existencia a la Anuc, la organización campesina que le diera sostén y concreción a este ambicioso propósito de la Alianza para el progreso.
Hoy, en Washington, en la atensala de la reunión entre Santos y Obama, el colombiano se anticipó a proponerle una segunda Alianza para el progreso y la paz, con la particularidad que la cuestión agraria está en la cresta de la ola, y en contravía con lo que declama la prosperidad "democrática". Hasta el punto que el mismo día, hoy, de la reunión de Bogotá, más de 20.000 campesinos de diferentes regiones de Colombia se disponen a marchar y concentrarse en la plaza de Bolívar, donde se anuncia que no podrán permanecer por problemas de luz.

Intelectuales, políticos y campesinos

                                                        Pero, los antecedentes de la lucha agraria que arranca con la implementación de la ley  de reforma agraria tiene como referencia, el Primer Congreso campesino, y la consigna de "la tierra para quien la trabaja", el Segundo Congreso, en Sincelejo, donde la corriente socialista contribuye a radicalizarlo, "Tierra sin patronos", para responder a la contrarreforma  acordada en el Pacto de Chicoral.

Sobreviene luego el Tercer Congreso, donde se hace patente la disputa ideológica y política, y la presencia de dos líneas de acción al interior del campesinado movilizado, la línea radical, llamada de Sincelejo, y la línea moderada, Armenia, tachada y señalada de divisionista. Anders calcula que los campesinos agrupados en la línea radical eran alredor de 300.000, mientras que los otros no pasaban de 10.000. Pero aquella división produjo un retiro y una desmovilización de 500.000 trabajadores y propietarios del campo.

Pero, el momento culminante de este recorrido ascendente es la marcha campesina de agosto de 1974, convocada por el Congreso de Anuc, línea Sincelejo, que trajo a Bogotá a 40.000 campesinos, que representaban 26 delegaciones. La disputa más enconada estuvo entre las delegaciones de Córdoba y Antioquia, con la intermediación incómoda para ambas de la Fundación La Rosca, orientada por Orlando Fals Borda, con la presencia de los investigadores Víctor Bonilla y Gonzalo Castillo, entre otros.

El drama de la Rosca y el Maoismo: autogestión o dirección partidista

                                                          El grupo de la Rosca se reclamaba independiente en política, y tenía un importante bastión en la Fundación Caribe de Montería. Desde allí promovían los llamados Baluartes  de autogestión campesina, que se hacían parte eco del proyecto del socialismo yugoeslavo que insistía, cuando menos de palabra, en la autogestión. Al respecto hay referencias esclarecedoras en los ensayos políticos de Zizek, entre otros.

Pero, después del corto interregno del Bloque socialista en la orientación ideológica del campesinado en movimiento y organizado, el control y orientación pasó al PC ML, afectado por sus divisiones internas, que tuvieron fuerte expresión en Córdoba, donde el llamado Comité Central realizó una campaña de desprestigio y descrédito final a la obra de Fals Borda y la Rosca, acusándolo de darle financiación imperialista al quehacer campesino; pero, además, al enjuiciar el modo de articular los Baluartes con el mercado de productos agrícolas.

Hubo disputas y desmentidos hasta el año de 1974, esto es, las deliberaciones del Tercer Congreso, y fue la despedida de la intelectualidad de izquierda crítica de la orientación del campesinado. Éste vivió luego los vaivenes y divergencias del maoísmo armado y desarmado, hasta la postración de la iniciativa reivindicativa y política que había arrancado promisoria a finales de los 60.

¿Nacimiento de un partido agrario?

                                                               Hace más bien poco vimos desfilar también por las calles de Bogotá una heterogénea presencia del campo colombiano, donde concurrían campesinos, afro-colombianos, indígenas y colonos, en una abigarrada multitud superior a los 30.000, bajo la divisa del movimiento político Marcha Patriótica.

Es el antecedente más cercano del despertar campesino, luego de un sueño/pesadilla de casi 40 años. Solo que ahora, con esta movilización, la presencia es neta del campesinado de las diferentes regiones, y hace que Bogotá se sacuda de la tontería comercial de diciembre. 

Desde el parque Nacional hasta la Plaza de Bolivar se calcula que se movilizan más de 20.000 campesinos, que vienen portando su pliego de peticiones, y  la denuncia de los acuerdos incumplidos en casi todos los puntos. Mientras, se supone, Santos conversa hasta la 1 pm., de hoy con Barack Obama, al frente de una presidencia imperial, cada vez con más problemas en casa, y ruidos por fuera.

No sabemos de qué hablarán los dos, pero, por supuesto, la paz es uno, si no el punto central, o la continuación de la guerra. Tal y como lo hizo también Andrés Pastrana, cuando la paz se oscurecía y el Plan Colombia se convertía en un plan de guerra abierta contra las representaciones subversivas del campesinado subalterno.

Santos dijo también ayer que no quiere pasar a la historia como el presidente que le dio más concesiones a las Farc-Ep. Pero, él, no advierte que hay pasos de gigante en la inmediata movilización campesina, que en sí misma abre las puertas, por fin, al nacimiento de un partido agrario.

Después de 40 años de andar en el desierto, de ser conducida equívocamente, por la izquierda armada y desarmada, la dirección campesina forjada en esta lucha contra el neoliberalismo y los TLCs sin condiciones, autónomamente agencia con sus bases airadas y dispuestas los intereses de los pobres del campo, y de los medianos propietarios arruinados por la apertura pactada bilateralmente con EUA, la UE y otros socios menores en el capitalismo global.

Los grupos y clases subalternas de Colombia, la intelectualidad que se identifica con ellos, saluda, el proceso de convergencia en pos de la construcción de un bloque histórico alternativo, contra-hegemónico que le cierre el paso al disfrute egoista y cortoplacista de la prosperidad para una exigua minoría.

Su antigua dirigencia rememora las cifras de pobreza e indigencia que en 1975 signaba a Colombia: 43% tenía menos del mínimo salario, y el 30.6% de la población estaba en la indigencia. Eso decía el investigador Jesús A. Bejarano, asesinado en los predios de la Nacional.

Ahora que se ha iniciado luego de tanto tiempo un nuevo censo de la propiedad rural, el gobierno nacional porfía que la pobreza y la indigencia han bajado considerablemente, y que la inflación está en el 7,8 %, alcanzando el nivel de 1995. Estamos caminando con seguridad hacia la prosperidad, es lo que porfía JUan Manuel, otra cosa piensan los de abajo. Y es tanto así que se disponen a agenciar por si mismos sus intereses organizándose políticamente de manera autónoma. 

De hoy en adelante pasarán este examen, el más serio y definitivo para la suerte del campesinado, en procura de que la igualdad proclamada en la Constitución de 1991, no sufra más aplazamientos. Ellos son actores de primera línea, junto a otros contingentes de la Constituyente Social que haga posible por fin una negociación de paz con los insurrectos que los representan.

O cuando menos, justifican su lucha de medio siglo contra los gobiernos autoritarios que se entronizaron en Colombia desde 1948 t hasta hoy, en defensa cerrada y cínica de los intereses del país político, de la oligarquía de todos los pelambres.



[1] Profesor Asociado, Ex director de Ciencia Política y Unijus, Unal. Ex rector U.Libre de Colombia. 

domingo, 1 de diciembre de 2013

DE DOS ORILLAS, UN PUNTO DE FUGA


                                                             El colega y amigo,  Carlos José González, quien estudia un doctorado en la U. de Málaga, nos remite un texto de Mario Vargas Llosa, motivado por la reseña de un libro de David Caute, Isaac & Isaiah, para dar cuenta de dos intelectuales europeos de origen judío, ubicados en dos orillas, que él clasifica, me refiero al ilustre Mario, a Berlin como demócrata liberal, y  Deustscher como marxista revolucionario. Del primero, en rigor, no lo encuentro acertado. Brlin fue un liberal y punto. De conformidad con lo que el propio texto de la reseña invoca, en los casos paradigmáticos del propio  Isaac Deutscher, y de Hannah Arendt.

En cuanto a la calificación de Isaac Deutscher, quien fue un pensador muy cercano a Trotsky, y a la participación militante en las empresas que encontraron inspiración en su legado, quizás si es justa la caracterización, más allá de los desastres del Stalinismo y las secuelas de los socialismos realmente existentes en las fórmulas de las llamadas democracias populares. 

Pienso que es válido sostener, entonces, que fuera Deutscher, un judío polaco, un pensador comunista, del modo como lo fue antes Marx, quien planteó que el comunismo existía en la realidad del proletariado europeo y estadounidense, principalmente. Esto es, en la realidad objetiva del capitalismo y su despliegue, durante la segunda mitad del siglo XIX, que Marx no alcanzó a presenciar, porque murió antes. 

Lo que el mundo ha conocido hasta hoy, en el ciclo de las revoluciones proletarias son las revoluciones socialistas, ninguna comunista. Lo cual no supone que no haya comunistas, sino que en términos de Antonio Gramsci, según sus Notas de los Cuadernos de la Cárcel, para que se avanza en tal dirección, se requería una guerra de posición, distinta a la teorizada por Carl Von Clausewitz, así:

"La guerra de posición requiere sacrificios enormes y masas inmensas de población; por eso hace falta en ella una inaudita concentración de la hegemonía y, por tanto, una forma de gobierno más "interventista", que tome más abiertamente  la ofensiva contra los grupos de oposición y organice permanentemente la "imposibilidad" de disgregación interna con controles de todas clases, políticos, administrativos, etc., consolidación de las "posiciones" hegemónicas del grupo dominante, etc (Gramsci, 1990. Escritos políticos, 1917-1933. Siglo XXI. México,  p.330).

En lugar de este proceso, lo que ocurrió en Rusia fue el "totalitarismo" de Stalin, y quienes sobrevivieron a sus purgas en el partido Bolchevique. Pero, antes, este camino se abrió con la brutal represión a los obreros/marinos de Kronstadt, rebelados contra las arbitrariedades del poder soviético recién establecido, que desmentía el llamado de Lenin, en sus tesis de abril, "todo el poder a los soviets". Lo demás es la tragedia del socialismo conocido, que hizo decir a Antonio Negri, en fecha reciente "Bye, Bye Socialismo".

Volver a leer a los dos autores, y hacer un parangón a sus contribuciones es un buen pretexto para leer la potencia analítica de la Filosofía de la Praxis, que no es lo mismo que la Filosofía Política liberal que rescató Isaiah Berlin, junto con un conservador notable, Leo Strauss, también judío, sino apostarle a la acción política, a la praxis, como la pensaron Antonio Gramsci, recuperando la herencia teórica y práctica de Antonio Labriola, y Hannah Arendt a su manera, para diferenciar política con mayúsculas, y gobierno y administración.

Isaac e Isaías

Las cosas que Deutscher y Berlin defendían y criticaban eran casi siempre incompatibles,pero las exponían con solidez intelectual y elegancia expositiva. El primero fue marxista; el segundo, liberal

En un libro que acaba de aparecer,Isaac & Isaiah (The Cover Punishment of a Cold War Heretic), David Caute contrasta las vidas, ideas y destinos de Isaac Deutscher e Isaías Berlin, dos ensayistas que en los años cincuenta y sesenta alcanzaron gran prestigio y tuvieron mucha influencia política en el ámbito intelectual en Europa y América del Norte. 
Se parecían en muchas cosas pero sus ideas representaban dos polos irreconciliables: Deutscher el marxismo revolucionario y Berlin la democracia liberal.
Ambos eran judíos no creyentes, de la misma generación, y habían tenido que huir de sus respectivos países arrojados por el totalitarismo (el soviético en el caso de Berlin, nacido en Letonia, y el nazi en el de Deutscher, que era polaco) y ambos terminaron exiliados en Londres y naturalizados británicos. 
La única coincidencia ideológica que hubo entre ellos, y sólo por algunos años, fue el apoyo al sionismo, al que, luego, Deutscher atacaría con severidad, llamando a Israel un mero peón del imperialismo norteamericano durante la Guerra Fría.
Isaías Berlin alcanzó los más altos reconocimientos en el ámbito académico —casi toda su vida transcurrió en Oxford y llegó a presidir la Royal Academy y a ser ennoblecido por la Reina— en tanto que Isaac Deutscher, aunque dictó seminarios y fue profesor invitado en importantes universidades, fue sobre todo un periodista (en la más alta acepción intelectual de la palabra) y un escritor independiente. 
Su único intento de ser contratado por una universidad británica, la de Sussex, se frustró, según señala David Caute, por culpa de Isaías Berlin, y de ahí el subtítulo un tanto tramposo del libro: El castigo encubierto de un herético de la Guerra Fría. Digo tramposo porque aunque hay indicios de que la opinión hostil de Berlin contra la obra y la posición política de Deutscher influyera en la decisión de la Universidad de Sussex de no contratarlo, el asunto está lejos de ser claro, y, en todo caso, Berlin siempre negó aquella acusación, incluso en dos cartas explicatorias sobre su intervención en el asunto a la viuda del autor de las célebres biografías de Stalin y de Trotsky.

Uno de ellos estuvo convencido de que el comunismo se reformaría de sus taras
El libro es interesante, seriamente documentado, pero no simpático, por la antipatía que profesa Caute a Isaías Berlin y que asoma con frecuencia, sobre todo cuando, al paso, se empeña en subrayar sus frivolidades, cultivar la amistad de los poderosos y de los millonarios, y mostrarse a veces algo fatuo y soberbio con la gente. Y, también, algo mucho más grave, dando a entender de manera subrepticia que algunas de las mayores aportaciones de Berlin a la cultura de la libertad, como su teoría sobre la libertad “negativa” y la “positiva”, su división entre los intelectuales “erizos” y “zorros” y la clara demarcación entre un liberal y un conservador, no fueron ni originales ni importantes. 
La verdad es otra: Berlin es uno de los más importantes pensadores políticos de nuestro tiempo y uno de los pocos cuya obra deslinda con perfecta y sistemática coherencia el liberalismo recortado y sectario de quienes lo entienden como una exclusiva doctrina económica de defensa del mercado, de quienes, como él mismo, ven en él una doctrina en la que la tolerancia, la coexistencia política, los derechos humanos, el espíritu crítico, la cultura y la fiscalización del poder son tan importantes como la propiedad privada y la economía de mercado para estimular el progreso social.
Berlin y Deutscher sólo se vieron dos veces en la vida y nunca polemizaron directamente, aunque, tal como sostiene Caute, las cosas que defendían y criticaban eran casi siempre incompatibles y, al mismo tiempo, de una gran solidez intelectual y una equivalente elegancia expositiva. Con los años que han corrido y las cosas que en ellos han pasado, hoy sabemos que ese debate lo ganó Isaías Berlin en toda la línea, como lo demuestra la desaparición de la Unión Soviética y la conversión de China al capitalismo autoritario.
Ahora bien, que todas las profecías y anhelos políticos de Deutscher se frustraran, no quita el menor valor a buena parte de su obra ni resta méritos al coraje y a la honestidad con que defendió siempre sus ideas. Él fue un marxista antitotalitario, esa rareza; fue la razón por la que el Partido Comunista polaco lo expulsó de sus filas y porque fue siempre la bestia negra de los estalinistas de la URSS y del Occidente. Él nunca negó los terribles crímenes que se cometieron bajo Stalin y los libros y ensayos que dedicó a éste y a Trotsky los documentan con rigor. 
Pero siempre estuvo convencido de que, pese a todo ello, el comunismo se reformaría a la corta o a la larga de sus taras, y que, retornando a las fuentes primigenias del marxismo, establecería sociedades más justas, más humanas, más decentes, que el capitalismo cuyo éxito exigía la explotación de los más por los menos y era constitutivamente injusto y condenado por eso, tarde o temprano, a extinguirse. La famosa reforma interna de la URSS que tanto esperó Deutscher nunca se hizo realidad y, al final, fue el comunismo el que dejó de existir, por lo menos como una alternativa tangible a las democracias liberales.
Pero en su condena del colonialismo, de la corrupción y los abusos que el poder económico podía llegar a cometer en los países capitalistas, en la necesidad de no cifrar el progreso exclusivamente en el crecimiento económico, en dotar a la democracia de un contenido creativo y constantemente renovado por un ideal de justicia y solidaridad con los pobres, los discriminados, los marginados, las ideas de Deutscher tienen perdurable vigencia. 
Y es verdad, también, como dice Caute, que su vida fue un modelo de coherencia, lo que le exigió sacrificios enormes. Pero también se equivocó muchas veces como cuando creyó ver, en el movimiento contra la guerra de Vietnam en los Estados Unidos, la gestación de un socialismo que uniría a los estudiantes y a los obreros norteamericanos en una revolución contra el capitalismo.

El otro dedicó más tiempo a entender a los enemigos de la libertad que a sus valedores
¿Por qué profesó siempre Isaías Berlin esa antipatía tan profunda a Deutscher que lo lleva a veces, en su correspondencia, a usar contra él términos que eran insólitos en su lenguaje, como “repelente” y “despreciable”? Ciertamente, no era por la diferencia de ideas que los separaba. Berlin dedicó más tiempo a tratar de entender a los enemigos de la libertad que a sus valedores, y dedicó ensayos escrupulosamente honestos a Marx, a Comte, a Herder, a Hobbes, a Sorel, y a muchos más de esta corriente, de modo que la razón de la antipatía no era ideológica. Ni tampoco personal, pues apenas se vieron en dos ocasiones. David Caute da a entender que la razón podría ser una reseña negativa que publicó Deutscher contra el ensayo de Berlin sobre “la inevitabilidad histórica”, pero parece un episodio demasiado pequeño para merecer tanto odio personal.
No menos sorprendente es el desprecio que Berlin sintió siempre por Hannah Arendt, una amante de la libertad no menos comprometida que él en la lucha contra el comunismo y el fascismo (que conoció en carne propia pues fue torturada durante nueve días y nueve noches por la Gestapo antes de poder huir de Alemania), y su obra casi entera está dedicada a estudiar las raíces del totalitarismo, sus orígenes culturales e históricos, y las iniquidades que ha causado. En sus cartas, Berlin habla de ella de manera profundamente despectiva, negándole competencia filosófica y acusándola —muy injustamente— de escribir mamotretos incomprensibles.
Quizás no haya respuestas para estas preguntas. O tal vez sí las haya, pero sean poco satisfactorias por su generalidad. Los grandes hombres —e Isaías Berlin sí que lo fue— son también seres humanos, no superhombres, y, por lo mismo, sujetos a las pequeñeces y miserias que, por ejemplo, nos desmoralizan cuando escarbamos en la vida íntima de un Picasso o de un Victor Hugo, o de cualquier otra genialidad. Eran grandes cuando escribían, componían, filosofaban o pintaban ; pero en lo demás estaban hechos del mismo barro que nosotros, el resto de los pobres mortales.
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