miércoles, 2 de septiembre de 2009

Ecos del 4 de septiembre

SÍ A LA PAZ, NO A LA REELECCIÓN

Miguel Ángel Herrera Zgaib

Profesor asociado,

Ciencia Política, Unal

Praxisur.blogspot.com

...las masas, en el momento del fascismo, desean que algunos ejerzan el poder...puesto que el poder se ejercerá sobre ellas y a sus expensas y hasta su muerte, su sacrificio, su masacre, y, sin embargo, ellos desean...que ese poder sea ejercido. Michel Foucault, citado en Las obras de Narciso[1]

Mientras el presidente estaba afectado por el virus de la gripe porcina, el clientelismo congresional patrocinado legal e ilegalmente, manejado por Fabio Valencia Cossio, consiguió aprobar pírricamente, con el perdón de Pirri, el referendo reeleccionista con 85 votos.

Dos votos de diferencia, y 5 votos en contra, más los impedimentos de 96 representantes es la sumatoria de la infamia pseudo-democrática que fue el contrapunto de la rebelión en la granja a cargo de polistas y liberales.

Pero Uribe sigue a la espera de que la Corte Constitucional le de la bendición a su nuevo mandato autoritario, para decir que acepta ser candidato. El expresidente Gaviria insiste en que el DAS es una máquina de delincuencia al servicio de la Casa de Nariño que aquel preside.

Una política en desgracia, Vivian Morales, de vuelta a la cátedra, obrando como consejera del príncipe insiste en que la ley de garantías sancionada en julio de 2009, permite una eficaz oposición política. Las recusaciones mampara, y el paso al partido de la U de cinco ex-representantes de Cambio radical muestran todo lo contrario.


En marcha la dictadura civil

en todo 'genio' que se cree divino, el veneno acaba manifestándose a medida que...envejece. Friedrich Nietzsche.

Mientras, este lunes 7, el presidente auto-aprobará el trámite de la convocatoria del referendo luego de la conciliación del texto que cambió la fecha, para que siga su marcha directo a la Corte Constitucional, sin perder tiempo atendiendo a la ilegalidad advertida por el Registrador nacional, quien indicó que no están acreditados los gastos de la recolección de las firmas.

Otra Corte, la Suprema, vivió la contrariedad por la tutela que dió libertad al ex-congresista Ivan Díaz, titular en la sombra de la yidis-política. Enfrentada con el Consejo superior de la Judicatura que invalidó el fallo condenatorio de aquella. Revivió la discusión de si la tutela procede contra sentencias ejecutoriadas.

Yidis está presa, Teodolindo espera su condena, e Iván Díaz artífice de la trapisonda está fuera. Y claro, bajo una lógica truhanesca similar, la segunda reelección marcha viento en popa arrasando cualquier vestigio de legalidad.


El congresista santandereano en funciones, Alirio Villamizar, beneficiado con el reparto de notarías en cuyo paño se enjugó la admirable condición del congreso que aprobó el carrusel de la primera reelección, lo vinculó la Corte penalmente al hallarle $850 millones de pesos, fruto se de los pagos por la Notaría que recibió como recompensa "democrática" del presidente reelecto.

Ello resultó de las denuncias del "ingrato" ex-superintendente Manuel Cuello Baute no dispuesto a más sacrificio. Sin embargo, el otro extremo del cohecho, confesado por Yidis Medina, sigue sumido en el misterio de la impunidad. Y su nombre es gritado a voces que nadie quiere oír. Por qué será

La pertinencia del impeachment

Entre la tambaleante democracia norteamericana, que vuelve a ser objeto de poderosos grupos de presión que no quieren que la universalización del cubrimiento de la salud, enferma del expansionismo imperial que ahora interviene con renovado brío dictatorial en Colombia, y el presidencialismo de este país, existe la notoria diferencia del impeachment, el enjuiciamiento a los presidentes. Con el llamado proceso 8.000 vivimos el efecto del remedo de esta institución aquí.

La acción de impeachment contra Nixon del senado norteamericano al destaparse el Watergate, cuya verdad última documentó el periodista Robert Frost, recreada en cine, fracasó en toda la línea contra Clinton y Reagan. Sin embargo, el enjuiciamiento a presidentes en las democracias presidenciales liberales es una medicina contra el virus autoritario de los primeros mandatarios, dispuestos en determinadas circunstancias al excepcionalismo presidencial con cobertura legal e ilegal.

Después de lo ocurrido aquí con el proceso 8.000, la reforma política nada dijo al respecto. Y, qué iba a decirlo cuando las mayorías congresionales son clientelas del programa de la "seguridad democrática" que las premia bien a nuestras costas. Y por supuesto, ahora, si que menos ocurrirá, cuando volvieron a untarse la mano en una nueva actuación que en últimas resolverá la Corte Constitucional.

Para la oposición existente urge el establecimiento claro del enjuiciamiento a los presidentes, como una de las banderas para rescatar la democracia, y restablecer el equlibrio relativo de poderes, si quiere seguir soñando con al menos una democracia liberal. Y, por supuesto, con la revocatoria del mandato a todos los cargos de representación. Tal y como existe en la "vituperada" democracia venezolana, ahora en boca de los medios, a raíz de la fallida convocatoria "No más Chávez", donde Colombia pretendió ser principal caja de resonancia.

El desenlace de la marcha contra Chávez

El equipo de Facebook que alcanzó notoriedad con la marcha de Febrero 4, contra las Farc, ahora vivió la realidad de su "appeal" al llamar a una nueva cruzada de guerra "Contra Chávez". El resultado de Bogotá, según cálculos realistas, porque vincula, fuentes oficiales y transeúntes, no pasó de 12.000 personas movilizadas. Los analistas señalan que la Plaza de Bolívar se llenó en tres cuartos, y a este espacio público le caben 12.000 parroquianos.

Estos hechos, que debe distinguirse entre las Farc y Chávez para convocar movilizaciones en contra de alguna causa que se identifica como contraria a la política gobernante. También la respuesta de los opositores al gobierno de la seguridad democrática y su política internacional, que tiene como principal aliado al hegemón estadounidense.

Éstos participaron de modo estratégico en grupos notoriamente minoritarios, a lo largo y ancho de las marchas. Incluso, uno de estos grupos tuvo un comportamiento inaceptable, cuando un militar venezolano fue retenido por la Policía distrital, y reseñado luego por estar participando en una actividad política sin autorización alguna.

La marcha contra el presidente Chávez tiene varios precedentes, desde el llamado socialismo del siglo XXI, que produce rechazo de parte considerable de las clases medias de Venezuela y de Colombia, hasta su rechazo a la injerencia imperial estadounidense en América Latina, lo cual no le impide hacer negocios a uno y otro entre sí, como está claro con la cadena Citgo, y la venta de petróleo crudo regular al insaciable gigante del consumo de combustibles.

Al mismo tiempo, en Colombia, el trato con las Farc, para las que reclama el estado de beligerancia, a contramano de quienes la condenan como terroristas, a lo que se suma las censuras a la participación militar de E.U en las bases colombianas, y las restricciones al comercio inter-fronterizo, cortando de hecho el flujo de divisas y productos, los puntos de fricción se multiplican, a la vez que se busca definir un bloque inter y transcontinental que invalide su política señalándola como injerencista en los asuntos de otras naciones.

Bolivarismo, populismo y democracia

Toca revisar la letra y el espíritu de la Constitución Bolivariana de la que hay mucho que aprender también, porque entre otras cosas, se realizó ya un ejercicio electoral concreto para revocarle el mandato al presidente, sin que hubieran ganado los opositores, y un referendo que Chávez perdió. Y sin que lo que decimos excluya discutir el estilo populista de éste y varios presidentes en funciones en Suramérica.

No hay duda que la política bolivariana y socialista a la Chávez no conjuga con lo que Uribe, los EU, y sus seguidores quieren para Colombia y el continente. Y claro, esto implica una polarización sobre los modelos que se disputan el favor de las multitudes en un escenario mundial globalizado.

Pero, en cualquier circunstancia, esta disputa pasa por una definición frente a la paz y la guerra, para resolver tales disputas internas y externas.

El resultado de la manifestación del pasado viernes empezó a poner los puntos sobre las íes. Es necesario que los demás colombianos y venezolanos, quienes quieren resolver los conflictos sin fórmulas armadas e injerencias indebidas enmendemos la plana. Escribiendo una lección de democracia en las calles y plazas, y los demás espacios de deliberación y decisión. Dando un no a la guerra, a las reelecciones que la alimentan dentro y fuera. La cita está pendiente, y de tod@s es menester cumplirla con firmeza y creatividad.



[1] Bernardo Congote, El Tiempo,. Domingo a domingo. Bogotá, 6 de septiembre, p. 1.

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