sábado, 17 de octubre de 2009

¡PRESUPUESTO SEGURO PARA LA U!

!NO MÁS GUERRA!

Proyecto @utonomista

Opine en: www.laotramovida.net

La última etapa de la guerra en Colombia la decidió el presidente Andrés Pastrana en febrero de 2002 al bombardear la Zona de Despeje. El enemigo declarado fue la guerrilla de las Farc-ep y su militancia de 16 mil hombres armados. El heredero y continuador de la guerra ha sido Álvaro Uribe Vélez, y también prometió terminarla.

Después de 7 años, se esfumaron 7 mil millones de dólares en el enfrentamiento entre el Estado y los insurrectos. Los capítulos de esta guerra interna son el Plan Colombia, Patriota y Consolidación. La presencia norteamericana crece con bases en alquiler, haciendo de ésta una guerra interna(cional) que afecta la región como lo advirtió Unasur.

Las F.A. nacionales suman más de 360 mil integrantes, y consumen 9 billones de pesos al año. Ejército y Policía han llegado a los 1.100 municipios del país con una reingeniería en comunicaciones, armamento y tecnología gracias al respaldo de la Casa Blanca y su Departamento de Estado, más el auxilio del gobierno de Gran Bretaña e Israel en inteligencia y espionaje a la población “sospechosa”. Mientras tanto, la guerrilla mantiene un repliegue estratégico en las fronteras. Las Fuerzas Armadas hablan de la existencia de 8 mil guerrilleros, la mitad del año 2002, y declaran el principio de su fin.

Guerra y educación pública

La guerra consume vidas, armas y dinero. Los dos últimos recursos crecen con los años, mientras la población sufre y muere. La crisis social de Colombia, y la de la educación son inocultables. Más de 3 millones de desplazados en dos décadas, sin contar a los refugiados en las fronteras. Ocupamos el segundo lugar después de Sudán y antes de Irak. Los índices de pobreza y miseria son insultantes si se comparan con el crecimiento geométrico de la riqueza social expropiada por los menos.

Ahora vivimos la más severa crisis presupuestal de la educación pública superior, paralela con el raponazo “legal” de Agro Ingreso Seguro; y la vena rota del gasto oficial en la guerra interna.

El pasado viernes, una orden del presidente convirtió en campo de batalla a la Universidad Nacional, cuando la salida del rector fue bloqueada por 300 estudiantes descontentos con lo que aquel no informó en la asamblea pública.

El Estado de opinión suma ahora la ocupación de la Universidad Nacional a los pilares del autoritarismo rampante con que domina el bloque de poder narco-paramilitar y la pequeña corporación de industriales, banqueros, comerciantes y hacendados que busca enriquecerse por todos los medios, legales e ilegales.

Este bloque minoritario no reelegirá el conflicto social y armado entre colombian@s, si l@s much@s ejercitamos la desobediencia civil y la rebeldía ciudadana contra este estado de cosas.

Estanislao Zuleta decía: requerimos una ciudadanía escéptica sobre “la fiesta de la guerra”. Esta borrachera no puede ser más la mezquina felicidad para unos pocos y la desgracia permanente para l@s much@s.

La guerra del capital es la verdad de la seguridad “democrática”. Desmontemos las condiciones que la hacen posible y la perpetúan.

¡Democracia de tod@s, y presupuesto seguro para la educación pública!

NO faltes a la Asamblea del Lunes 19 de Octubre en el Auditorio León de Greiff. Diálogo abierto de la Comunidad Universitaria y la Ciudadanía con el Rector Moisés Wasserman.

lunes, 12 de octubre de 2009


¿Un sistema parapolítico?

Orlando Ortiz, maestro en Estudios Políticos

Es una interesante y oportuna reflexión en un momento en que la deliberación política exige, tal vez como nunca antes, una profundización en los conceptos que así mismo la estructuran. Razón esta que me lleva, precisamente, a poner en cuestión la supuesta existencia de lo que se ha dado en llamar un sistema parapolítco. El prefijo “para” implica la existencia de un sistema alterno, o mejor, alternativo, de un otro en el cual el sistema mismo se ampara. Creo que no es el caso en el sistema político colombiano, y quizá en ningún otro de las características del Estado capitalista.

No es, quiero decir, un parasistema lo que existe, pues el recurso a la ilegalidad, la excepción, es de la esencia y la lógica del sistema mismo que lleva dentro de sí la facultad para auto ordenarse y ponerse por encima de la legalidad; es el estado de excepción como la condición inherente del régimen en donde la legalidad le faculta para actuar en la ilegalidad.

La clave del estado de excepción está, precisamente, en que al fin y al cabo la excepción, como tal, no existe, pues es consustancial la estructura y, en sí misma, el soporte real del régimen (Agamben). Luego, insito, no hay tal parasistema. Cuando el propio estado se faculta para suspender el orden jurídico, no es que se cree o se recurra a un paraestado, o un parasistema, es sencillamente que hace uso de su lógica y de los instrumentos con que así mismo se faculta para garantizar su poder.

El recurso a la razón de Estado, diría Foucault. Pueda que no actúe en derecho, pero no lo es tampoco de facto, pues es ese el limbo o el espacio ambiguo en el que se define la excepción. La paradoja de Schmit (Agamben): la decisión soberana “demuestra que no tiene necesidad del derecho para crear derecho”. La fortaleza del sistema jurídico esta precisamente en su posibilidad, consustancial siempre, inherente siempre, de recurrir al estado de excepción. El soberano está, al mismo tiempo, dentro y fuera del orden jurídico.

Es a mi juicio dentro de ese marco que debe ponerse en análisis el tema del “estado de opinión”, sin duda una “jugada maestra” de este gobierno para justificar y dar curso a la reelección. El Estado de opinión, como tal no existe, no hay ninguna prescripción jurídica que le de estatus o reconocimiento legal, no existe en el Estado social y democrático de Derecho, es, volviendo al tema, un recurso de facto, una carta jugada para sobreponerse al orden legal y perpetuar el actual régimen y su corte militarista y autoritario, a más de todo lo que de corrupción incuba. Habrá que esperar que diga la corte, pero, como quiera que sea, no versará ella sobre tal estado de opinión.

Finalmente, tengo también inquietudes sobre la “República constituyente”. Relacionemos estado de opinión y República constituyente, cuál es la posibilidad de esta última?

¿Cuál, cuándo, precisamente, hay aparentemente un estado de opinión favorable al régimen? Habría que ahondar ahí en los conceptos de estado constituyente y estado constituido, cuanto hay de uno de y de otro, los niveles de relación ¿? entre uno y otro. En un estado de opinión en apariencia favorable al régimen, ¿qué significa hablar de una república constituyente?

Bueno profesor, son solo unos comentarios en desorden, pero me parece de la mayor relevancia el tema.

“el poder penetra en el cuerpo mismo de los sujetos y en sus formas de vida” (Agamben 14)

El proceso de subjetivación que leva al individuo a vincularse a la propia identidad y a la propia conciencia y, al mismo tiempo, a un poder de control exterior. (Agamben 14)