sábado, 12 de junio de 2010

La Justicia Colombiana, el Ejecutivo y l@s desaparecid@s del Palacio de Justicia

Una corresponsalía de Luis Mejía que nos invita a la reflexió
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Amigos, es dificil mantener el buen juicio en el juicio que se le ha hecho al coronel Plazas Vega y compañeros oficiales por su participacion en la destrucción del palacio de justicia cuando se lo tomaron [criminal estupidez] los del m-19.

He encontrado en la silla vacía dos artículos que nos permiten enfocar la atención y saber de que se está hablando y de que está hablando el presidente Uribe.

Les advierto una cosa. esta es una lectura larga. son tres páginas muy sólidas en información y comentario, pero valen la pena de leer. Se trata de un asunto de alta política y de trascendencia nacional. De estas cosas no nos podemos enterar por un resumen de dos o tres frases, como ciudadanos tenemos que hacer el esfuerzo serio de enterarnos. y me excusan el regaño.

Los copio a continuacion.

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http://www.lasillavacia.com/

Jueves 10 de junio de 2010

La Justicia, esa meretriz. A propósito de la condena a Plazas Vega

Luis Fernando Parra Paris

Tengo no muy buenos recuerdos del m diecinueve. Amén de su demagógica entrega de leche robada a los pobres que le generara, años atrás, una importante masa de simpatizantes, o sus impactantes asaltos y robo de armas, hoy pesan más en mi memoria unos hechos que ensombrecen lo que de bueno pudo haber tenido ese movimiento: el inicio de la execrable práctica del secuestro en Colombia, aún vigente y que tanto dolor ha causado entre nosotros, y la toma a sangre y fuego del Palacio de Justicia. Después vendría la desilusión por el mal manejo de la Constituyente, en la que no fueron capaces de barrer a la clase política del país, cuando convocando a nuevas elecciones parlamentarias, permitieron a los políticos de marras, muchos de los cuales hoy acompañan a Santos, volver a presentar sus nombres al escrutinio popular. Así que hoy, quisiera acogerme más a aquella sentencia recogida por Borges, en la que el olvido pero no perdono, prevaleciera sobre esa otra que me atormenta de perdono pero no olvido.

Y esa toma del Palacio que generó por parte del establecimiento una brutal reacción, cuyas consecuencias ya conocemos, borró, también a sangre y fuego, lo que el movimiento guerrillero había comenzado: la magnanimidad de la Justicia. Pero como se trataba de una acción de guerra, digamos que el m diecinueve no llegaba para jugar, el Estado respondió en los mismos términos. Aunque pudo haber utilizado métodos diferentes para salvaguardar la vida de Magistrados y personal civil. No quiso. Y vino el holocausto.

Lo aterrador ahora es que, sabiéndose que salieron con vida personas del Palacio, cuya custodia estaba en manos el Ejército, no quieran responder por esto los oficiales que estaban a cargo de la operación. Ni su entonces Comandante en Jefe. Porque por la atroz toma del Palacio por la guerrilla ya el Estado se pronunció e indultó y el mismo presidente Uribe participó de ello cuando fuera congresista. Y nadie juzga a los militares por la retoma del Palacio. De lo que se trata ahora es de aquellos que salieron vivos y desaparecieron.
Y si el Coronel Plazas cree que no se le hizo justicia con el fallo, está en su derecho de apelar y aún tiene por delante instancias y procedimientos a los cuales recurrir, que deben respetarse y garantizarse. Y si el Presidente no comparte el fallo, tiene la obligación de acatarlo, respetarlo y hacerlo respetar. Pero no queremos una justicia doblegada ante nadie y ante nada.
Ni blindajes para nadie.

Jueves 10 de junio de 2010

Presidente, ¿es deber de los militares torturar y desaparecer a los detenidos?

Armando Neira

La jueza María Stella Jara sentenció a 30 años de prisión al coronel Alfonso Plazas Vega no por la retoma del Palacio de Justicia, sino por la tortura, desaparición y muerte de 11 personas que salieron vivas de ese lugar el 7 de noviembre de 1985.

Tras conocer esta decisión judicial y en plena rueda de prensa con la secretaria de Estado de Estados Unidos, Hillary Clinton, el presidente Uribe se mostró compungido y confesó su “dolor” y “tristeza” porque se condenó “a un integrante de las Fuerzas Armadas de Colombia que simplemente buscó cumplir con su deber”. ¿En serio? ¿Sabía Uribe lo que estaba hablando? ¿Nadie le informó que la condena no tiene nada que ver con la retoma del Palacio? ¿Que al polémico oficial no lo juzgaron por sus servicios al país sino porque él llevó a diez civiles y a una guerrillera los torturó y luego los desapareció? ¿Por qué Uribe reacciono así?

Habría que darle el beneficio de la duda y decir que de pronto el Presidente fue sorprendido por una pregunta que no venía a cuento en ese momento, pero lo grave es que pasaron las horas y todo empeoró. El mandatario siguió con su defensa férrea del militar mientras anunciaba la alocución oficial por televisión y se conocía la comunicación del Ministro de Defensa Nacional, el Comandante General de las FF.MM., el Comandante de la Armada Nacional, el Comandante de la Fuerza Aérea Colombiana y el Director de la Policía Nacional, en la que expresa “su profundo dolor por las consecuencias de la sentencia judicial que condenó a un soldado de la Patria” y dejaban constancia pública de los “difíciles momentos” y de “solidaridad con el señor coronel Alfonso Plazas Vega y su respetada familia”.

En ese momento ya no había dudas: la reacción era en serio.

 Y eso es muy grave porque, repito, al coronel no se le condenó por la retoma del Palacio tras el violento, sangriento, criminal y delirante ataque que ejecutó la guerrilla del M-19. Lo condenaron por “torturar”, “asesinar” y “desaparecer” a diez civiles en condiciones de indefensión y a una guerrillera vencida en combate.

La jueza se basó para su sentencia, entre otras pruebas, en las declaraciones de los propios militares como el coronel Edilberto Sánchez y el general Iván Ramírez, ambos presos por el mismo caso y quienes incriminaron al coronel Plazas de haber manejado los interrogatorios de una docena de personas. “Uno de ellos fue ahogado en los bebederos que quedan en todo el centro de las caballerizas”. Y Plazas fue quien impartió “la orden de acabar con la vida de los detenidos con el fin de que ‘no quedara un solo testigo’ que diera cuenta de las macabras atrocidades que llevaba a cabo el Ejército Nacional”.

 Es por eso que se condenó al coronel Vega y eso debería saberlo el Presidente.

Pero, al reaccionar así, la pregunta natural es: ¿qué es lo que busca? ¿Defender a un militar que cometió asesinatos? ¿Ponerse del lado de una persona que manchó la institución no con su arriesgada acción de ingresar al Palacio tomado por un salvaje comando guerrillero que entró asesinando a gente inocente y después secuestrado a los magistrados, sino porque después se llevó a diez civiles y a una guerrillera desarmada y los torturó hasta matarlos y luego los desapareció?

Presidente, ¿es deber de los militares torturar y desaparecer a los detenidos vencidos en combate? ¿es deber de los militares torturar y desaparecer a los civiles inocentes atrapados en medio del conflicto?

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