martes, 15 de junio de 2010

Una pregunta hecha por Luis Mejía, un destacado economista radicado en New York, que responde un notable historiador, Carlos, radicado en Europa. N de la R.


¿QUé sexo tienen los santos?


Todos los concilios de la Santa Madre Iglesia han establecido que los santos no tienen sexo. Y si lo tienen, no lo usan. Y si lo usan, lo hacen sin amor, porque todo el amor es para el Jefe Supremo. Algunos de ellos confunden a Uribe con el Jefe Supremo, pero esa es otra historia que todavía no se ha discutido en ningún concilio.

Los santos suelen ser patronos de algún gremio u oficio: de los toreros, de los sastres, de los panaderos, de los agricultores, de los sicarios, de los paracos, de los matajudíos, de los matamoros, de los mataindios. Son también, con frecuencia, serviles servidores de algún gran señor: Felipe el Hermoso, Jaime el Conquistador, Carlos Quinto Emperador, el Papa Borgia, Uribe el Espantoso, etc.

Hay santos guerreros, que ganaron la santidad a punta de masacres: San Ignacio de Loyola, para solamente nombrar uno. Otros son masacradores desde el más allá: Santiago (San Jacobo) se aparece en el cielo para animar a los valientes españoles a masacrar judíos, indios, moros, belgas, lo que sea. Otros se dedican a estimular masacras contra los infieles, a través de sus escritos y medios de comunicación, como el iracundo San Jerónimo.

Otros santos se especializan en proteger desde el cielo, o desde donde sea, ciertos fenómenos, valores y categorías: la verdad, la fidelidad, el dogmaitismo, los falsos positivos, el conteo de votos, etc.

Hay santos que dejan en la tierra, después de muertos, todo el cuerpo o una parte del cuerpo libre de putrefacción, corrupción o descomposición. El brazo incorrupto de Santa Teresa estaba en un monasterio, pero Franco lo sacó de ahí para tenerlo al borde de la cama y dormía en su compañía. Y el brazo ni siquiera se pudrió, a pesar de dormir durante cuarenta años en compañía del putrefacto dictador. Y luego dicen que no hay milagros.

Hay otros santos que ya están podridos y repodridos antes de morirse. En la Corte Celestial los llaman “los uribistas”.

En fin, que hay santos para todos los gustos y disgustos. Hay santos que escriben maravillosamente, como Santa Teresa y San Juan de la Cruz, y hay otros que siendo dueños de medios de comunicación, antiguos o modernos, no pueden escribir sino con la gramática del horror y del odio.

Hay santos que fueron en su juventud libertinos y plurisexuales y luego se volvieron frígidos, impotentes e inofensivos, como San Agustín y San Francisco. Hay más variedad de santos en el cielo que variedad de joyas falsas en un bazar turco.

Cuando te mueras y subas a los cielos, porque allá subirás, pues eres buena persona y tienes la caridad de leer mis escritos, verás una gran mancha que cubre las galaxias infinitas. No, no es el petróleo de la British Petroleum, es la infinita cantidad de miríadas de santos que Dios ha dejado por ahí desparramados porque ya no sabe qué hacer con ellos.


Y con esto respondo tu pía pregunta.

Un abrazo.

Carlos

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