sábado, 9 de julio de 2016

 REVOLUCIÓN PASIVA Y  CONSTITUCIÓN DE COLOMBIA, 1991-2016.   

PARTE I.

MIGUEL ANGEL HERRERA ZGAIB.
Profesor asociado, director grupo presidencialismo y participación. Ciencia política. Universidad nacional, Bogotá. Email: maherreraz@hotmail.com


Los protagonistas de la Constituyente, ayer y hoy.



“Creo que la Corte Constitucional va a comprender la trascendencia de la decisión histórica que va a tomar. Manos a la obra.” Juan Manuel Santos, Casa de la Convención, Rionegro (Ant), 4/07/16.


                                                                      No son ni serán pocas la interpretaciones y explicaciones que suscita el proceso constituyente y su producto, la Constitución de 1991. Es una causa litigiosa, y un punto de encuentro y debate por tres tendencias políticas principales, las que se actualizan en Colombia con ocasión de la negociación de paz con la insurgencia subalterna de las Farc-ep.

Cuando hablo de tres tendencias, me refiero, primero, a la reacción política, que denosta de la Constitución vigente, en particular, de la enunciación del Estado social de derecho. Esta fuerza política y socio-económica quiso y quiere reemplazarlo por el Estado comunitario, a cuya obra consagró dos presidencias el sibilino senador Álvaro Uribe Vélez, quien es su capitán visible.

La segunda tendencia es la centro derecha, y tiene como representante principal al presidente Juan Manuel Santos, quien no participó tampoco del ejercicio constituyente como su admirado contradictor, Álvaro Uribe Vélez. Santos lidera, reelecto, la negociación de paz con las Farc-ep, quien ha dispuesto aceptar la refrendación que la Corte Constitucional decida en el curso de los siguientes días.
La tercera tendencia es la izquierda democrática que a la fecha tiene diversas manifestaciones políticas, donde ocupan lugares destacados, el exconstituyente Antonio Navarro, los senadores Iván Cepeda y Jorge Enrique Robledo, y el exalcalde de Bogotá, Gustavo Petro, quienes tampoco estuvieron en la asamblea constituyente.

Hay un cuarto campo, heterogéneo, en el que concurren expresiones políticas y sociales diversas, en las que tienen expresión y forma la Marcha Patriótica, el Congreso de los Pueblos, las organizaciones indígenas como el CRIC, la ONIC y la OPIAC, afro, femeninas e  independientes , y el grueso de la ciudadanía del común. A las que algunos abarcan con la palabra pueblo, o lo popular; otros  agrupan esta pluralidad como multitud, y los influidos por el legado gramsciano definen a esta abigarrada presencia como grupos y clases subalternas.

Una verdad que se quiere olvidar



“Yo tengo rotunda esperanza. Por eso vengo de la guerra y estoy con la paz que es a donde voy: a una patria nueva en la que todos los colombianos –estemos donde estemos- vivamos amándola y llenándola de educación, progreso, justicia y libertad.” Belisario Betancur, “La sala de espera de la esperanza”, ET, 4/07/16, Bogotá, p. 8.

                                                                          Sin embargo en 1990 y 1991, la multitud ciudadana conformada por grupos y clases subalternas no fue la protagonista, sino que ella intervino de manera indirecta. Más aun, las fuerzas citadas previamente por el presidente César Gaviria, quien dio cumplimiento a lo decidido por la Corte Suprema de Justicia, lo que querían hacer era una asamblea constitucional, en el mejor de los casos. Nunca les pasó por la cabeza realizar una constituyente, a la que le tenían y le tienen terronera.

La constituyente resultó, en verdad, de la sorpresiva decisión de aquella Corte, que requirió la necesaria presencia de un magistrado que produjo el desempate entre los titulares de la máxima instancia judicial de Colombia. Rompía así el cerrojo autoritario, la constitución pétrea establecida por dos supuestos “demócratas”: el liberal Alberto Lleras, y el conservador Laureano Gómez, arquitectos del Frente Nacional.

Reunidos en los balnearios de Benidorm y Sitges, donde se encontraba exiliado el “monstruo” conservador, exiliado por el golpe de estado del general Gustavo Rojas Pinilla, ambos, Laureano y Alberto dispusieron el plebiscito que acató la mayoría de los votantes, que incluyó a las mujeres  con la presencia en las urnas de una minoritaria y significativa disidencia, a la que no dieron la más mínima importancia. Estaban incubando con soberbia la nueva violencia con una guerra que aún no termina.

 Con el pretexto de ponerle fin a la violencia, 1947-1957, los dos líderes banderizos establecieron una coalición bipartidista excluyente, antidemocrática que tuvo pronto que gobernar de modo casi regular usando la excepcionalidad, del estado de sitio plasmado en el art. 121 de la Constitución de 1886.

El binomio legitimó con el voto un soberano autoritario, todopoderoso, que convirtió a Colombia en una dictadura civil, como la calificó la corriente marxista del Bloque Socialista. Surgida en la década de los 70, alimentada por la rebeldía intelectual y universitaria que animó y sostuvo un paro universitario a lo largo del año 1971. Dicho paro coronó un efímero cogobierno universitario con activa presencia de la izquierda de tendencia maoísta.

Dos intentos fallidos

Pero antes de 1991, hubo dos intentos fallidos de reforma constitucional sin poder constituyente. El primero orientado por Alfonso López Michelsen, quien cosechó fama como profesor de derecho constitucional, fugado del derecho civil después de su tesis de grado centrada en tema de la posesión. Después de renunciar al MRL como destacamento revolucionario,  pactó con Carlos Lleras, y llegó al solio de Bolívar. Allí intentó una “pequeña constituyente”, como la llamó Juan Montes Hernández, siendo profesor de Constitucional en la Universidad Libre, y exmilitante del desaparecido MRL.

El segundo intento fracasado fue de Julio César Turbay, quien en cambio sí cosechó triste celebridad con la imposición por decreto del Estatuto de Seguridad, que tuvo como un artífice de primera línea al general Luis Carlos Camacho Leiva. Dicho lo cual quedan claros los antecedentes de la que ha sido la única experiencia de  constituyente exitosa a lo largo del  siglo XX que en Colombia experimentó los intentos "hechizos" de los gobiernos de Laureano Gómez y el general Rojas Pinilla .

Para cerrar este apartado, digamos que el de la Constituyente fue un proceso  a medias, porque los textos elaborados y aprobado por  los 70 delegados, de los cuales a hoy ya fallecieron 25, no tuvo el refrendo del poder constituyente, la ciudadanía sólo fue consultada previamente, y pare de contar

Para ejemplificar la diferencia, el proceso constituyente completo sí ocurrió para el caso de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, que fue promulgada el 15 de diciembre de 1999, después que realizó exitosamente un referendo democrático previo a su sanción y promulgación.

Al proceso colombiano se sumó el trabajo de poner en acción el texto constitucional, mediante la comisión especial creada por el art. 38, llamada coloquialmente “el Congresito” que adoptó medidas transitorias comprendidas en 8 capítulos, y un total de 60 artículos. La comisión  sesionó entre el 1 o. y el 30 de noviembre de 1991, cuando cesó en sus funciones. 

Después de sancionado el nuevo orden sobrevinieron los Actos legislativos 02 de 1993, para la aplicación de los artículos 346 y 355; 02, 03 de 1993; 01,02 de 1995, y 01 de 1996, que ameritarían estudios específicos y comentarios puntuales.

¿Por qué una revolución pasiva?


“La constitución tiene plena validez como escenario para el “tratado de paz” originalmente proclamado. Para una paz en democracia. No lo es si se busca una paz socialista. Pero una paz socialista no es una paz genuina. Humberto de la Calle, “En los 25 años de la Constitución”, ET, 5/07/16, Bogotá, p. 4.

                                                                       Con el antecedente de los procesos de paz iniciados en la presidencia de Betancur, los cuales se frustraron con el epílogo sangriento del holocausto del Palacio de Justicia, en noviembre de 1985, y la prosperidad de otros con las guerrillas del M19, EPL, Manuel Quintín Lame, y PRT, se le dio a la Constitución de 1991, los alcances de un tratado de paz.

Este medio tratado de paz tuvo como garante al constituyente conservador, Álvaro Gómez Hurtado, quien fuera secuestrado por un comando especial del M19, y quien liberado después ofició como uno de los tres presidentes de la Asamblea Nacional Constituyente, siendo electo como cabeza del Movimiento de Salvación Nacional.  Álvaro, en su juventud, y bajo el cobijo tutelar de su padre, se hizo célebre como congresista reaccionario en su pugna contra los liberales.

Él, en particular, con su denuncia reiterada de las que señaló como repúblicas independientes de Marquetalia, el Pato y Guayabero, consiguió que estos asentamientos de desplazados fueran atacados por tierra y aire, dando como resultado  a las que primero se llamaron Autodefensas campesinas, que en su mayoría las conformaban campesinos liberales desterrados o en éxodo, quienes salieron  en columnas de marcha de las zonas de violencia "chulavita."

Después de los bombardeos y asedios de miles de soldados, algo más de 40 de estos campesinos y sus familias se juntaron con otros guerrilleros; y le dieron existencia al Bloque Sur, antecedente directo de la creación de las Farc-ep, la más antigua insurgencia subalterna de Colombia.

En 1982, las Farc, en su séptima conferencia se dispusieron a luchar contra el poder establecido, promulgaron su programa revolucionario, y se dispusieron a luchar como Ejército del Pueblo. En esa tarea estuvieron hasta los procesos de paz intentados con varias administraciones, empezando con Belisario Betancur.

Durante el periodo Constituyente demandaron una representación de 25 delegados de un total de 70 que tuvieron voz y voto. La respuesta fue el bombardeo a La Casa Verde en La Uribe, que estuvo bajo la inmediata dirección del entonces ministro de defensa, el civil Rafael Pardo, quien por estos días tiene el cargo de ministro del posconflicto; ordenado por el presidente César Gaviria ad portas de la elección de delegados, y quien por estos días aceptó ser le orientador de la campaña en favor del plebiscito en compañía de su colaborador en el tiempo de la guerra contra la insurgencia subalterna de las Farc-ep.

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