lunes, 14 de noviembre de 2016

Historia de los Subalternos,  y XI Seminario Internacional Gramsci
"Del Plebiscito a la Constituyente Social", 16-18 de noviembre.

REVISANDO LA HISTORIA DE LA PLAZA CHE

miguel angel herrera zgaib
Profesor asociado, UNal, Bogotá.
Director Seminario Internacional Gramsci, y Proyecto Sociedad GlobAL Gramsci
Coordinador del Programa Historia Política, Social y Cultural de los Subalternos

"Durante más de cuarenta años, la imagen icónica del Che Guevara se mantuvo presente y desafiante..." Fernando Sánchez Torres. Columna" A propósito del Che Guevara," en ET 31/10/16.

                                         Antes del 31 de octubre, en una operación nocturna, un grupo no identificado, borró la imagen del Che de la pared principal del Auditorio León de Greiff, que, curioso, jamás ha ostentado en su frontispicio el nombre del bardo crítico de la democracia liberal,y, en particular, de los que señaló como "gansos del Capitolio". 

Este nuevo hecho provocador no pudo ocurrir sin que los cuerpos de vigilancia de la Nacho, que operan a órdenes del gobierno de la sede Bogotá, no vieran a los autores en ejercicio de su "audaz" operación comando.

Las dos caras de un contradictor

Sobre este episodio polémico y significativo escribió su columna, el ex rector Fernando Sánchez Torres, quien ordenó el cierre de la U. Nacional en mayo de 1984, con la presencia de cuerpos armados. 

La acción de asalto armado, sin embargo, se tradujo en víctimas, como lo registró una fotografía de El Vespertino. Entre ellas, activistas políticos, denunciaron la muerte de varios estudiantes, cuyo número hasta la fecha no aparece  documentado.

Aquel hecho execrable, del que se responsabilizó el notable galeno, que servía al "establecimiento" conservador comprometido con la paz, le fue después atribuido por grupos filo-comunistas como realizado por su sucesor, Marco Palacios, quien fue también rector en la presidencia de Belisario, a partir  del año 1985.

En la disputa de un nombre

El exrector en comento lee el episodio de la "defenestración" como una reparación al general Francisco de Paula Santander, otro cultor de la lucha armada, en los procesos de independencia americana , y partícipe, claro está, de la construcción del nuevo orden republicano en Colombia, primero que todo, y la educación laica superior, con el establecimiento del proyecto de la Universidad Central en Cundinamarca, Venezuela y Ecuador.

Esta propuesta educativa seminal tomó cuerpo institucional en la Ley de 18 de marzo de 1826, como lo recordé en otro escrito de hace algunos años. Luego de mi visita a la facultad de Jurisprudencia de la U. Central en Quito. 

Respondía esa vez a una invitación tramitada por el colega Francisco Hidalgo Flor, quien estará con nosotros en esta segunda parte del XI Seminario Internacional A. Gramsci, que él ha ayudado a mantener y difundir en la hermana república.

Aquella vez el decano de la Facultad de Jurisprudencia, Ciencias Políticas y Sociales, con quien dialogué me obsequió el cuadernillo publicado en 2007, cuya portada dice: Establecimiento  de la Universidad Central del Ecuador", Ley de 18 de marzo de 1826.

A este documento me referiré de nuevo, porque en él se reproducen cartas facsimilares, donde el secretario general de la U. Central, en Quito, Dr. Augusto Durán Ponce, luego mi anfitrión,solicita al embajador de la República Bolivariana de Venezuela, Oscar Navas Tortolero, que les  remita, comedidamente, la Ley ya mencionada, "expedida por el Libertador Simón Bolívar, estableciendo las Universidades Centrales de las capitales de los Departamentos  de Cundinamarca, Venezuela y Ecuador."   

El embajador satisfizo este pedido, y contesta en la carta oficiada que la ley fue extraida de "la Obra intitulada "Cuerpo de leyes de la República de Colombia 1821-1827", publicada en Caracas en 1961, por el Consejo de Desarrollo Científico y Humanístico (CDCH) de la Universidad Central de Venezuela."

Lo que prueba la historia

Así que la referencia al general Santander, cuya estatua fue decapitada y echada al suelo, según lo escribe Sánchez Torres, como el "Fundador de la educación pública en Colombia," aparece relativizada, por un hecho histórico incuestionable, que en 1826, era Cundinamarca, como parte integral de Colombia, donde se estableció la primera universidad pública y laica de la que después sería Colombia. 

En segundo lugar, la fundación de la que después fue rebautizada como Universidad Nacional, en el año 1867, durante el gobierno del Gral Santos Acosta, obedeció a una acción internacionalista innegable, puesto que para entonces el presidente era el caraqueño Simón Bolívar, y, sí, estaba encargado del poder ejecutivo, Francisco de Paula Santander, en su condición de vicepresidente, asistido por el secretario de Estado del despacho del interior, José Manuel Restrepo, cuando se dio inició a la ejecución de dicha ley, en Bogotá, el 18 de marzo de 1826.

Para entonces el presidente del senado era Luis A. Baralt, y de la cámara de representantes, Cayetano Arvelo. Los secretarios, respectivamente, de senado, Luis Vargas Tejada, y de la cámara, Mariano Miño, quienes finalizaron el trámite legislativo el 10 de marzo de 1826. 

En resumen, era una composición internacional la del Congreso de Colombia, y cómo iba a serlo de otro modo. No estaba presente en Bogotá, el presidente, que se encontraba adelantando la campaña del Perú y Bolivia, de la que a la postre regresó victorioso.

En tercer lugar, quienes afirman que fue Santander el  fundador de nuestra educación pública, tienen que enmendar la plana, y quienes, como el ex rector de la Nacional haga alardes de infundado patrioterismo, para enjuiciar el hacer del bando contrario a lo no presencia del Che en un edificio de la Plaza central. 

Una lectura en contrapunto

Hasta antes del 31 de octubre, el Che estuvo en armonía en compañía de un poeta colombiano, iconoclasta, contrario al parroquialismo, León de Greiff. No se erigió en el lugar del que removieron y decapitaron la estatua de Santander, una estatua de Ernesto Guevara, internacionalista, cofundador con Fidel Castro Rus, de la República socialista de Cuba, hasta su muerte heroica.

 Porque está igualmente probado, que encontrándose herido, y bajo cuidado de una fuerza militar combinada, boliviana y estadounidense, el colega de Sánchez Torres fue asesinado, en una humilde escuela de La Higuera, en Bolivia, violando los más mínimos protocolos del Derecho Internacional Humanitario, que hoy se reclama aplicar al fin de la guerra colombiana. 

Tal cual ocurrió de nuevo, hace poco años con un exalumno de esta universidad, el exguerrillero Guillermo León Sáenz, Alfonso Cano, asesinado, como lo recordó Monseñor Monsalve, Arzobispo de Cali, "A Alfonso Cano le impusieron la muerte", en acción inhumana de la que el actual presidente de los colombianos tomó directa responsabilidad, para vergüenza personal, y ofensa al respeto debido a la vida de un combatiente en estado de manifiesta indefensión, y de lo cual no se excusó hasta la fecha.

Conviene recordar también, que el mismo general Santander, quien exalta las leyes, en el frontispicio del Palacio de Justicia, incinerado en noviembre 1985, por la acción de la retoma del ejército colombiano, como está probado y documentado, debido a la bestial acción de los rocketts, bajo el comando directo del absuelto coronel Plazas Vega, fue partícipe junto con el poeta y dramaturgo  Luis Vargas Tejada del complot para asesinar a Simón Bolívar, el presidente en funciones de la República de Colombia, en septiembre de 1828.

(continua)

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