domingo, 28 de octubre de 2018

BOLSONARO CIERRA EL CICLO DE PROGRESISMO AL DEBE, Y LLAMA AL PROTAGONISMO DE LA DEMOCRACIA SUBALTERNA EN LATINOAMÉRICA.

miguel angel herrera zgaib
proyecto Colegio Trascontinental Subalterno
Grupo Presidencialismo y participación.


Al final, por lo que informan las agencias noticiosas y las redes, se comprobó lo que las encuestas y sondeos registraban, ganó la presidencia del Brasil el candidato de la reacción política, Jair Bolsonaro.

La diferencia fue de más o menos 10%, sobre el candidato perdedor, Fernando Haddad, el exalcalde de Sao Paulo, quien reemplazó en la competencia electoral a Lula, quien hoy por hoy paga cárcel, acusado de corrupción, y mantenía el favoritismo electoral hasta cuando la autoridad dijo que no podía presentar su candidatura.

PASANDO LA CUENTA

La maniobra de un antiguo "aliado", el abogado Temer, quien hoy se desempeña como presidente, luego de la caída de Dilma, prosperó. A pesar de ser señalado él mismo de corrupción, de haber receptado $ USD 3 millones. Ahora, quien fuera compañero de fórmula de Rousseff, garantiza que el poder ejecutivo siga bajo el control de la reacción.

Aunque el bloque en el poder, con Temer y Bolsonaro como aliados tendrá una férrea resistencia en el poder legislativo. Pero, el presidencialismo brasileño permitirá desmontar logros anteriores, y avanzar en el proceso privatizador, y en asegurar el comando del capitalismo financiero, al que los gobiernos de Lula y Rousseff no le hicieron ni cosquillas.

LOS CASOS DE COLOMBIA Y MÉXICO

En el mismo año 2018, sin embargo, tuvimos el triunfo de Andrés Manuel López Obrador, Amlo, en México, mientras que en Colombia se perdió la oportunidad de derrotar al candidato de la Colombia Humana, Gustavo Petro, cultor de un progresismo atemperado por la disposición de luchar contra la corrupción, la defensa del medio ambiente, y la consecución de la igualdad social.

En Colombia triunfó también la fórmula orquestada por la reacción y la derecha conservadora, que posicionó a Iván Duque heredero del expresidente Uribe Vélez, probado antes en la campaña presidencial del Centro Democrático, que perdió con Juan Manuel Santos en la segunda vuelta, que lo llevó a participar de una conversación en el Brasil con Duda Mendoca, testaferro de Odebrecht para el pago de coimas y sobornos en la contratación pública de Colombia.

Pero, en Colombia, quedó también una oposición de diferentes matices, que tiene en la lucha contra la corrupción un pacto, en el cual, sin embargo, se coló el mismísimo presidente, para hacerle contrapeso, pensando en que el tránsito por el congreso, los puntos más comprometedores serán peluqueados. Haciéndolo después "inodoro, incoloro e insípido".

Después vino el estallido de la crisis universitaria nacional, porque las universidades públicas, y las instituciones técnicas y tecnológicas están "más quebradas que un bulto de canela".

La movilización estudiantil de cientos de miles en la calle ha hecho el gasto de reclamar enfrentando al gobierno, por la disposición presupuestal de $ 18,5 billones para enjugar los faltantes presupuestales en materia de funcionamiento, infraestructura e inversión.

Pero, en la noche del pasado viernes, de la reunión de rectores con el presidente, pareciera que salió humo blanco. Había caritas felices, en la medida en que el ejecutivo y sus ministros prometen que se dispondrá de $3.4 billones, para auxiliar a la moribunda educación pública superior.

Los pañitos de agua tibia gubernamentales se concretan en que en lo inmediato habrá una partida de $300.000 millones para el funcionamiento de las universidades del SUE, en lo que queda del año 2018. Es un logro, en lugar de los $55.000 millones ofrecidos que resultaban de desglosar una partida de $500.000 millones fraccionados en diversas destinaciones.

¿Quién dará la última palabra? El estudiantado movilizado ya en tres oportunidades, a lo largo de las tres pasadas semanas. Cuando este miércoles tendrá la cuarta cita en las calles y plazas, luego de estar haciendo sumas y restas durante el fin de semana, de una parte; y de otra, preguntándose en qué quedará su petitorio de 10 puntos.

MIRANDO HACIA EL RÍO GRANDE

Los desastres de la política neoliberal en América Latina, en particular, la que se tradujo en imposición regresiva de la fórmula monoexportadora de petróleo y minería, tiene en ascuas al gobierno y la economía de Venezuela, por una parte; y por la otra, disparó la migración, el éxodo de los pobres, más pobres de Centroamérica.

Los hondureños, que tenían hace casi 10 años ha, la expectativa puesta en el régimen del presidente Zelaya, pobres y miserables, marchan por miles con rumbo a los Estados Unidos, centinelas de la región, y responsables de su desastre. A esa caravana del hambre se le unieron también guatemaltecos y salvadoreños, que durante los años 80 y 90 padecieron una guerra civil, cuyas heridas fueron mal curadas.

El presidente Trump les ha prometido que los recibirá con el ejército imperial en la frontera que marca el río Grande, que preserva la cicatriz del robo hecho impunemente del territorio mexicano en la segunda mitad del siglo XIX.

Pues bien, miles de centroamericanos caminan con su esperanza y decisión por los estados de Chiapas, primero, y ahora, Oaxaca, aunque el presidente Peña Nieto trata de pararles su marcha, con diversos argumentos. Sin embargo, este éxodo más que bíblico se torna imparable.

Esta serpiente humana, este Quetzacoatl redivivo, se desliza con decisión descubriendo los pies de barro de los opulentos Estados Unidos, que viven una prosperidad pasajera, que no sólo le dio el triunfo a Trump, sobre una pacata fórmula demócrata, que prefirió a Hillary en lugar de Bernie, sino que "transforma" a Mr. Donald el defensor de los trabajadores estadounidenses, en aparente combate a los estragos del neoliberalismo que tantas cicatrices dejan en su propio territorio.

Convirtiéndolo ahora, dizque en el campeón del proteccionismo.En pocas palabras, la guerra comercial entre Estados Unidos y China socialista es el grotesco colofón de la era neoliberal, en la que guerra y democracia son los extremos visibles.

En ese escenario glocAL, Brasil es síntoma de la destorcida neoliberal, cuya muerte se aplaza con todo tipo de perversiones sociales, bajo una misma tenebrosa impronta, el fascismo social que es la epidemia que se extiende de norte a sur. MIentras que la recesión enseña las orejas en el curso próximo de la economía global.



En ese oscuro, nublado horizonte, las luchas de centroamericanos, marcadas por la marcha de la dignidad hondureña; la intempestiva lucha de los estudiantes colombianos contra la asesina receta neoliberal, y la resistencia de los trabajadores del PT y los pobres del nordeste brasileño se convierten en un fundamental control sanitario, un muro de resistencia que auxilia el ejercicio reformista social prometido por Amlo y Morena, del otro lado del Río Grande, que abra un boquete en la trampa mortal del capitalismo financiero desatado.

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