LOS JÓVENES SACUDEN EL
MUNDO ADULTO
Miguel Ángel Herrera Zgaib, Ph.D.
Profesor asociado, Ciencia Política, Unal
Presidente IGS-Colombia.
Hace dos semanas, con ocasión de las deliberaciones de la Asamblea de la
ONU, y el desastre climático, los medios de comunicación globales tuvieron que
darle cabida al rostro de una jovencita nórdica, Greta Thunberg, quien por
supuesto, no es, ni tiene que ser Greta Garbo.
El viernes fue la piedra de toque de comentarios a favor y en
contra, luego que enjuició a los adultos, y en primer lugar a los que gobiernan
las grandes potencias, por su desidia y su habladuría insufrible frente a la
hecatombe ambiental que se cierne sobre todos los continentes. Ella no lo hizo
derrochando dulzura y candor infantiles, sino resolución y casi ira que
distanciaban cualquier simpatía fácil con su imagen despojada de todo glamour.
El mismo día, en Bogotá, a miles de kilómetros de New York,
los jóvenes universitarios se lanzaron a la calle para poner de presente de
cara a la opinión pública su querella irresuelta contra la corrupción en las
instituciones de educación superior. El florero a quebrar en esta celebración diferente
del Bicentenario fue el robo descarado de más de $ 10.490 millones de las arcas
de la Universidad Distrital Francisco José Caldas, que, por demás, honra el
nombre de un prócer de la independencia y un científico, de los pocos que se
cuentan en nuestra aún raquítica contribución a la ciencia moderna.
Haciendo caja en la
Distri
A comienzos del año 2019, a raíz de que discutían el presupuesto, que se
hace ante el Concejo de Bogotá, el rector Ricardo García hizo la siguiente
comparación provocadora. Él dijo que el presupuesto del año anterior era de
$312.983 millones, mientras que el de 2019 era de $302.640. La merma establecía
una diferencia aproximada de $ 10.000 millones. Ahora, casualmente, dicha cifra
coincidía con los dineros birlados, sustraidos de modo continuado por el
profesor Willman Muñoz, ex director del Instituto de Extensión de la
Universidad Distrital, entre los años 2014 y 2019.
Dicho funcionario, quien es o fue también profesor de la
Distri, como resultado de la investigación adelantada por la Fiscalía, manejaba
una tarjeta de crédito institucional con un cupo de $30 millones. Él la utilizó
de manera discrecional, y según informe divulgado por el diario El Espectador, adquirió
durante su periplo demencial, dos vehículos de alta gama, uno de los cuales
puso al servicio de una empresa familiar.
Entre las reclamaciones por presupuesto, hechas por el
movimiento estudiantil universitario en los tres meses de lucha del año 2018,
la Universidad Distrital resultó beneficiada apenas con un incremento del 0,7
%, que repartido por estudiante no supera los $300.000.
Conocido el robo los estudiantes de la Distrital se lanzaron
a la calle. Empezaron bloqueando la carrera 7ª, a la altura de la carrera 40.
Luego que la reclamaciones formales siguieron la marcha de la tortuga
burocrática. El primer día fueron objeto de una carga por parte del Esmad, empleando
las armas que acostumbran; y en la respuesta a esta agresión, la policía
especializada en represión también atacó a los estudiantes de la U. Javeriana,
que estaban brindándoles solidaridad, y penetraron a las instalaciones de esta
institución que queda al otro lado de la vía, enfrente, comunicada por un
pasaje subterráneo.
La violenta agresión no terminó aquí, sino que se tradujo en
el ingreso de una tanqueta a los predios de la U. Distrital, sin consulta
alguno mucho menos autorización de la rectoría. Y como si fuese un pequeño
ejército de ocupación, dicen los testigos oculares, lanzaron también gases
lacrimógenos de alta concentración, y bombas aturdidoras.
Después del brutal incidente, el general Navarro, consultado
por los medios, insistía en que la actuación del destacamento del Esmad se
había ajustado a los procedimientos para este tipo de “intervenciones”, y en
todo caso de conformidad con la ley y la constitución. A todas estas, el jefe
supremo de las FF.AA., estaba ausente, porque asistía a la Asamblea de la ONU,
y la cadena de mando, es de suponer, quedó en cabeza de su reemplazo. Que por
lo ocurrido no hizo gala de sindéresis y mucho menos de prudencia.
En otro lugar de la ciudad, los estudiantes de la
U.Pedagógica protestaban que se sepa por el desfalco presupuestal, y contra las
agresiones a estudiantes y ocasionales transeúntes. Ellos también recibieron el
correspondiente castigos de parte de jóvenes policías, hombres y mujeres, cada
vez más “diestros” y envalentonados en la triste tarea de agredir a otros,
quienes estudian en la que el común llama “Piedragógica”, sin reparar ya, está
claro, en el motivo de sus protestas.
Allí, para colmo de males, volvió a producirse una explosión
que produjo seis heridos, y en espera de saber qué pasó en su interior. Todo
hace inferir que allí se estaban armando petardos y papas bomba para confrontar
el ingreso del Esmad y la consabida tanqueta, esto es, para escalar la batalla
campal con el daño consabido a la civilidad, la movilidad y el comercio de los
alrededores, que se repiten con la frecuencia de un sirirí demencial.
Por qué es necesaria la
democracia en el gobierno universitario
Para encarar la indiferencia oficial ante la suerte de la Universidad
Pública, desfinanciada, al tiempo que afectada por el robo continuado de su
presupuesto, como lo prueba el escándalo de la Universidad de la ciudad de Bogotá,
en manos de politicastros que reclaman cuotas y prebendas, para votar
presupuestos y escoger rector, que como en casi ninguna universidad del país es
un ejercicio democrático, se decidió un plantón en el principal teatro de los
acontecimientos, la carrera 7ª., campo de batalla del Esmad, en medio de las
dos universidades cuya autonomía y comunidades fueron agredidas, la Distri y la
Jave.
Así vino ocurriendo desde las horas de la mañana, con
diferentes representaciones y comparsas, con arengas, las menos, y los
consabidos estribillos, entre los cuales se pedía la renuncia del rector de la
Distrital, a quien, el retirado responsable de extensión incluía en sus cuentas
dolosas, al haber visitado con él un prostíbulo en la localidad de Teusaquillo.
A lo cual el rector Ricardo García, contestó que sí había estado en aquel lugar
durante 20 minutos sin más.
Pero, claro, ¿qué pasa con la elección y reelección de
rectores en las universidades públicas?. Ni más ni menos, según se descubre día
a día, tiene que producirse una aproximación con los funcionarios de alto
nivel, según sea el caso, a nivel regional, local o nacional, para que
eventualmente, le den el paso a ocupar los cargos de más alta responsabilidad
intelectual y científica.
Este manoseo de las autoridades universitarias contradice los
orígenes de una institución que viene del medioevo, como que era una
corporación que gozó en determinados casos de ciertos fueros, y hasta llegó a
ser como la Universidad de Padua, creada y administrada por los estudiantes
mismos.
Al contrario, después de más de siete siglos, Colombia dizque
no parece madura para que sus universidades, las públicas en primer lugar, que
no son negocios privados, disfrazados de la divisa sin ánimo de lucro, sean
gobernados y administradas de modo democrático por sus propias autoridades, y
mucho menos, que se les tenga garantizada una autonomía presupuestal que no las
“castigo o premie” a voluntad del gobierno de turno.
Con el correr de las horas del viernes, no había
pronunciamiento efectivo, y, en cambio sí, exculpación del general Navarro,
felicitando a sus jóvenes gladiadores, y prometiendo que de haber ocurrido
abusos serán objeto los responsables de los consabidos procedimientos, que
tienen el terrorífico antecedente de los falsos positivos.
Escalada del conflicto
y triste desenlace
Lo que empezó en la mañana del viernes como un festival de
desagravio, de empleo imaginativo de la protesta, por estudiantes de las
diversas universidades privadas y públicas, par desagraviar a las que fueron
objeto de agresión desproporcionada, Javeriana, Distrital, Pedagógica,
Cundinamarca y Nacional, fue creciendo en asistencia, e indignación, cuando
volvieron a aparecer los cuerpos represivos, que se habían mantenido a
distancia.
Muy pronto, la palabra de orden fue marchar con dirección al
parque de los periodistas. Ya eran miles los estudiantes, las arengas subían de
tono, y las demandas de castigo a los responsables del robo al presupuesto
universitario crecían. Amén de recordar hasta qué punto se viene cumpliendo con
lo pactado entre gobierno y universitarios al final del paro de 2018.
Todo este entusiasmo civil, y disposición para el disenso
ciudadano en cabeza de los jóvenes bogotanos confluyó hacia el centro de la
ciudad, y la marcha llegó a las inmediaciones del Icetex, institución odiada
por muchos, puesto que obra como ente financiador de los estudios de quienes no
los pueden pagar, porque nuestra educación pública se privatizó hace muchos
años, por dentro y por fuera.
La educación pública superior, manejada en realidad como un
servicio, y no como un derecho del que puedan disfrutar todos los ciudadanos
que lo demandan, se tranza de modo vulgar como una mercancía, y de ese modo se
paga y se financia. Con el resultado del aumento de una cartera de deudores
morosos, que no cede sino que se amplía con los años y se angosta con los
cobros judiciales.
¿Por qué es así? Porque el estado, desde los tiempos del
ajuste, y el reinado desalmado del neoliberalismo, transa la educación como un
bien del mercado. Hasta el punto asombroso que un examen de admisión en una
universidad privada de elite, los Andes, cuesta menos que en la Nacional, para
quienes aspiran a ingresar a las maestrías que ofrecen. A precios de hoy, un
examen de admisión en los Andes para una maestría similar, cuesta $220.000,
mientras que en la Nacional, $ 280.000.
En el entretanto, la opinión pública está atiborrada de la
cháchara de la economía naranja, que ofrece como paliativo a la desigualdad que
no cesa en aumentarse entre millones de compatriotas, entre quienes, más de 1.5
millones, del promedio, sigue creyendo que podrán acceder al derecho de
educarse en las mejores condiciones posibles para tener una vida digna y
conforme con sus proyectos de vida.
Entonces, en contraste brutal, sin excusas para la violencia
ejercida, el primer piso del odiado Icetex, fue objeto de destrucción y saqueo
por encapuchados, por supuesto. No solamente para cuidar sus identidades, sino
porque son conscientes de los castigos derivados del uso de las así denominadas
“vías de hecho”.
¿Por qué corregir el
rumbo?
El posconflicto está a la vista, y el cumplimiento e
incumplimiento de lo acordado. Cuando la paz se tramitó con el abandono de la
lucha armada, por parte de la insurgencia subalterna de las Farc-Ep, hubo una
luz en el túnel de la barbarie continuada por más de medio siglo.
Pero, bien pronto, la barca de la paz empezó a hacer agua. Y
el tránsito de la universidad de la guerra a la de paz a ser amenazado por los
cultores de la guerra y la violencia como modelo de “gobernanza”. ¿Qué nos
queda por hacer? Parar esta violencia, reorientar el rumbo de la protesta
universitaria, demandar y obtener pronta y cumplida justicia. Respaldar el
cumplimiento cabal de los acuerdos de paz, sin remilgos ni retaceos, de cara a
toda la nación.
En paralelo, con esa prueba de voluntad gubernamental, y de
la nación toda, llamar a las disidencias, y a las guerrillas que aún permanecen
en armas, a que resolvamos las causas que nos dividen con instrumentos que no
impliquen el cercenamientos de más vidas, y el daño a la riqueza nacional. Y
claro, las universidades, que han vuelto a ser objeto de violencia inaceptable,
se conviertan en garantes de ese gran acuerdo nacional que retome el rumbo de
la paz, exija responsabilidades, y construya una ética democrática para el
gobierno y la administración de lo que es de todos, de palabra y de hecho.
Así las cosas, las elecciones por venir, sellarán este gran
acuerdo nacional, desde lo local y regional, que le corte el aire al proyecto
reaccionario que no ha sido erradicado del todo, ese que nutre de insanía la
así llamada “pararepública” que crece como un cáncer a la sombra de una nación distraída,
y ahora aterrorizada que cierra las puertas y las mentes, cuando más lucidez
requerimos.
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