¿POR QUÉ PUEDE GANAR JOE BIDEN?
Miguel Ángel Herrera Zgaib, PhD.
Director Grupo Presidencialismo y
Participación
Director Seminario Internacional
Gramsci.
Aclaraciones útiles
“La política de Trump tiene dos ejes básicos. E l primero es
el nativismo…Quiere un país más blanco y, como sabe, acá los latinos no somos
considerados blancos. El segundo es bastante cínico. Si bien quiere los votos
en la Florida y usa una retórica muy dura…para demostrar que está contra del
socialismo o el castrochavismo, no tiene muchos resultados que mostrar…” Dan
Restrepo, exasesor de seguridad para el hemisferio Occidental de B. Obama, ET,
28/10/20, p. 1,21.
A cuatro días de
resolver en las urnas, quién será el presidente de los Estados Unidos, algo más
de la tercera parte de los estadounidenses ya votaron, y lo hicieron por
correo. A pesar de las advertencias intimidatorias del presidente en funciones,
quien insistió con la estrategia de las fake news, que allí podía incubarse el
fraude que burlara el querer de la mayoría del pueblo.
Sin embargo, a la
fecha, la opinión pública nada sabe, en forma directa, quién puntea en este
anticipo, pero sí existe como en Bolivia, la autorización para auscultar
las preferencias de la ciudadanía a boca de urna.
De otra parte, ya van
dos veces, la primera en el año 2000, y la segunda en 2016, al ser electo
Donald Trump, que el voto popular derrota al electorado republicano. En la
última elección presidencial, Hillary Clinton lo aventajó en más de 3 millones
de votos.
Pero, no ocurre lo mismo
en los votos de los colegios electorales, donde la mayoría ha favorecido al
partido del que fuera miembro activo, nadie menos que Abraham Lincoln, durante
la segunda mitad del siglo XIX. Y en estos casos, para los estudiosos y
especialistas en campañas, está claro cuáles son los estados que sostenidamente
votan demócrata y republicano.
Ellos conocen también
aquellos estados que pendulan entre uno y otro partido. Es allí, por supuesto,
donde las últimas energías de cada campaña están concentradas en persuadir casa
por casa a los potenciales votantes. Por eso, la Florida, que elige 29
delegados, está siendo visitada por los candidatos, y bombardeada con
propaganda, para inclinar la balanza a su favor.
Los dos perfiles
Es un duelo a muerte en
la Florida. Porque ya pasó en el año 2000, cuando Al Gore reclamó la revisión,
y, en definitiva, la CSJ, convalidó la votación a favor de Bush. Eso sí, con el
salvamento de voto de la magistrada Bader Ginsburg, quien falleció este año, y
fue reemplazada por una cristiana fundamentalista, postulada por Trump, y que
le da a los republicanos una mayoría de 6 a 3.
Sabido es que Donald
tiene u mansión de descanso, en Lago A Mar, en el sur de la Florida. Se ha
dedicado a cortejar a cubanos, venezolanos, nicarangüenses y colombianos con
sus dosis de propaganda provocadora.
A todos ellos les
repite, casi les grita, que no pueden votar por Biden, que es un socialista, y
al electorado colombiano que Biden está con Petro, y que éste es
castro-chavista. Pero, claro, poco o nada dice de las cosas más definitivas de
nuevos votantes latinos, las que tienen que ver con su permanencia legal en
suelo americano, y los apoyos concretos para los dreamers.
En cuanto a Joe, quien
fue la fórmula de Obama, tiene fama de moderado, y una carrera en el congreso
de 54 años. Pero, en cambio su edad es 78 años, y cuando habla en las campañas
con contadas excepciones, no luce vigoroso, mucho menos vital, con la pinta de
un blanco de clase media bien educado, atildado y medido en sus palabras, con
poco chance de despertar pasiones en sus electores.
Las locuras de Trump en
política exterior, en particular, la guerra que ha cazado con el gigante
asiático, China, su gran rival comercial, contrastan con Joe Biden y su
presencia en los 40 años en política exterior de Estados Unidos, donde la
sensatez es la medida, un poco en la tradición inaugurada en la primera
posguerra por el presidente Woodrow Wilson, padre de La Sociedad de las
naciones.
Sin embargo, Trump le
espeta, cada que puede, por todos los medios, que Obama y él no hicieron nada;
que, por el contrario, dejaron atrás a los Estados Unidos en el área de
defensa, ante enemigos cada vez más poderosos y temerarios.
En materia de
migración, uno y otro están en orillas extremas. Así se verá cuando electos, ignoren
o cumplan sus promesas. A Trump poco le importará porque ya habrá sido dos
veces presidente. Según el exasesor de seguridad, Dan Restrepo, hijo de padre
colombiano, la migración Biden no la impedirá, sino la modulará. Aunque
conviene recordar que Obama hizo retornar a millares de migrantes de América
Latina.
Respecto a
Colombia, Biden se destacó por el apoyo al Plan Colombia, un ejercicio
contrainsurgente que aparecía para combatir el narcotráfico, pero en verdad
estaba dirigido a respaldar la acción contrainsurgente del gobierno colombiano,
para someter a las guerrillas, y en particular, a la más poderosa y amenazante,
las Farc-Ep.
Con relación a
Venezuela, no promete ni amenaza como Trump con acciones violentas, pero, en
cambio, Biden insistirá en lo que intentaron España y la UE, buscar una
conversación entre los enemigos y adversarios, con los apoyos regionales de
parte y parte, y buscando no causarle más males a la población común con
embargos y bloqueos.
Y de Colombia, ¿qué?
“Lo que estamos viendo
es la participación activa de un partido político colombiano, o al menos de
algunos de sus miembros, apoyando la candidatura de Trump.” Dan Restrepo, ET.
El presidente Iván
Duque, ante los llamados de atención del embajador de Estados Unidos en Colombia,
respondió a través de la cancillería que no había actuaciones ni
favorecimientos de parte del personal en funciones diplomáticas en ese
territorio. En particular, se había sido insistente en el cabildeo y activismo
del embajador Francisco Santos por favorecer la campaña de Donald Trump.
Desde los tiempos del
réspice polum, Colombia ha mirado a los Estados Unidos con reverencia, echando
en saco roto las advertencias “sabias” de Simón Bolívar, y durante el siglo XX
y el corriente, siempre ha dado muestras de considerar al gobierno de la
potencia del norte como su mejor amigo, aunque éste lo ignore, y más de una
vez, lo chantajee o lo intimide, como pasó con este gobierno, al que Trump
amenazó con descertificar por el crecimiento de los cultivos ilícito, y a la
postre, lo dejó bajo observación.
Biden exhibe en su
expediente con Colombia, el haber propiciado la firma del tratado bilateral de
libre comercio, cuando hubo la oposición cerrada a la iniciativa de Las
Américas, promovida por Bill Clinton, en paralelo con el Plan Colombia, y la
cual fue sepultada en Mar del Plata, bajo la conducción principal del Cdte
Chávez, con su proyecto Unasur e iniciativas complementarias, de las que ya
queda poco, casi nada.
Estas iniciativas de
independencia subcontinental fueron arrasadas por la caída del petróleo en los
mercados internacionales; a lo que contribuyó, en parte, el efecto dumping
hecho desde Estados Unidos, al utilizar el fracking en esta guerra por los
mercados del crudo, el control de su precio y el apoderamiento de los recursos
no renovables.
Ante dos males, ¿cuál
es el menor?
De cara a los
resultados electorales del 3 de noviembre, Colombia, más allá de las
preferencias, enfrenta una elección histórica, por donde se quiera que
se le mire. Solo que encarnada por dos candidaturas mediocres, y una, la de
Donald Trump, descarada, desvergonzadamente mentirosa.
Ahora bien, en materia
de fortaleza para enfrentar la pandemia y una posible depresión económica
juntas, el más firme, a ojos vistas, es Joe Biden, quien no ha sido impactado
por el Covid-19; sin embargo, Trump lo fue y se ufana de haberse recuperado
pronto, luego de haber “hecho fieros”, con el no uso del tapabocas en lugares
públicos, e insistiendo en que la economía va primero que todo.
La pandemia ha dejado en EUA el rosario de más de 9 millones de contagiados, y el mayor número de víctimas comparando el total de la población, según lo establecen las estadísticas de Johs Hopkins a la fecha.
Con todo y todo, Trump insiste ante propios y extraños que pronto estará lista la
vacuna, que se distribuirá, en primer lugar a su gente. Biden, moviéndose en la “aura mediocritas”, es prudente con los vaticinios, y respeta los dictados del médico de la nación, a quien Trump promete que retirará una vez pase el trago amargo de la elección.
Él recuerda todos los
errores y horrores cometidos por esta administración, recordando lo dicho por
el doctor Fauci, el médico de la nación, una especie de enfant terrible que
enfrenta los desplantes criminales del niño rico que insiste en reelegirse.
Uno y otro son
funcionarios al servicio de la república imperial, en decadencia, pero todavía
poderosa, la más poderosa en materia militar, con el más grande mercado, y con
uno de los más altos índices de ingreso per capita, en condiciones de gran
pobreza y desigualdad, en todo caso.
Pero, es cierto que
durante la administración Trump logró bajar los índices de desempleo de manera
notoria, hasta que llegó la pandemia, y descubrió los empleos chatarra, que
convierten a “la clase media” en flor de un día, que al otro se marchita en la
pobreza.
Un indicio notable
“Usted es un verdadero líder para la región y representa la
dignidad de todos los pueblos del hemisferio”. Mike Pompeo, en su visita al
presidente Duque
“Mike Pompeo anda en una gira guerrerista contra Venezuela,
pero le ha salido el tiro por la culata.” Nicolás Maduro, presidente de
Venezuela, ET 20/9/20, p. 1.9
Si del gobierno
colombiano se tratara, claro está, hace rato, el favorecimiento por Duque y su coalición al
triunfo de Trump. Ese ademán se hizo notorio con la visita del secretario de
estado, Mike Pompeo, a Bogotá, de pocas horas, donde estuvieron conversando en el
palacio de Nariño.
Para entonces ya
estaba, sin permiso del senado de Colombia, un contingente militar
estadounidense, que venía en plan de reeditar una segunda versión del Plan
Colombia, a la vez que contribuir con la lucha contra-guerrillera a la chita
callando.
Como si fuera poco,
Pompeo se permitió “liberar” la siguiente perla, “Los Estados Unidos agradecen
su ayuda en la lucha contra Hezbolá en el hemisferio”. Dicho en otros términos,
la disposición estratégica del gobierno de Colombia en contra Irán, en la medida
en que a éste su enemigo, el gobierno de los EUA, lo asocia con el respaldo que le brinda a Hezbolá en el
Líbano.
Como si fuera poco, la
retórica reaccionaria de Duque, convalida la fórmula pendenciera del socio que
quiere ser reelecto, cuando repite que Maduro es “un criminal de lesa
humanidad”.
Bueno, esta semana, a
propósito del vecino Venezuela ha habido dos hechos significativos, la huída de
Leopoldo López, y el disparo de un misil sobre una refinería venezolana, este
jueves. A 4 días de las elecciones en Estados Unidos. En otras palabras, los
aliados de los opositores al gobierno de Maduro, no serán los que favorezcan el
voto por Biden.
¿Por quién me inclino?
Esta vez, con
todo lo dicho, y sopesado aquí, me inclino, en términos de conveniencia, por la
verdad en materia de relaciones internacionales, en la urgencia de que Estados
Unidos modifique su estructura electoral, y permita que la democracia fluya sin
talanqueras.
Pero, por lo pronto,
que la locura global no se apodere del mundo, con los juegos de guerra comercial y militar que
practica esta peligrosa versión de “Daniel el travieso.” Es importante que Joe
Biden sea favorecido por el voto de la sensatez en política exterior.
Sobre todo, es necesario que haya, de una vez por todas, un
trato decente y recíproco con los migrantes que han hecho posible la existencia
de una gran nación diversa y dispuesta al desarrollo de la ciencia, el arte y
la técnica. Y ahora, más proclive que nunca, a la causa del socialismo con
democracia.
Porque así lo quieren los jóvenes, las
mujeres, las minorías y los más pobres. Biden y Harris, pueden ser la dupla que
cumpla con esa misión y desafío históricos a la vista. Es lo que corresponde al
pacto celebrado con el candidato independiente Bernie Sanders, portaestandarte de estas
reivindicaciones tantas veces aplazadas, desde la dramática convención de
Chicago de 1968, que se recuerda por estos días en Netflix con el Juicio a los
7 de Chicago, que vale la pena repasar con rigor crítico en este puente.
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