DEMOCRACIA, VERDAD, MOVIMIENTO ESTUDIANTIL, 1971-2021.
Miguel Angel Herrera Zgaib, PhD
Exrector U. Libre
Director Grupo Presidencialismo y
participación
“…les
queremos pedir que desocupen las instalaciones y empecemos un diálogo para
evitar complicaciones con el toque de queda que se inició en Cali y con temas
de contagio por coronavirus.” Clara Luz Roldán, gobernadora del Valle. En RCN
Radio.
2021
es un año que marca grandes desafíos a la multitud subalterna, global y localmente. Ella tiene que responder una pregunta
fundamental:
¿En
qué medida avanzará la revolución democrática en el mundo, contra y más allá
del capital, porque no logra resolver los desafíos de la pandemia, y ha
convertido con su mentalidad mercachifle y excluyente al orden glocal en un
pandemonio a ojos vista?
Esta
multitud, con los estudiantes incluidos como fulminante reflexivo, interpela a la
intelectualidad colombiana, acerca de las tareas inconclusas de reforma intelectual,
moral, y educativa que reposan en el recuerdo de tiempos idos, o en los
anaqueles de los burócratas de la educación. O hacen parte de la curiosidad de
los estudiosos de los temas de la educación pública mirada desde arriba, la más
de las veces.
Hoy,
la protesta en el campo de la sede Meléndez al sur de Cali, es una suerte de
fulminante, donde el Esmad, el Goes y la policía penetraron con la “misión” de
sacar a 50 estudiantes, es lo que se sabe. Ellos están resguardados en uno de
los edificios de aquella sede.
Estos
estudiantes hace una semana que vienen reclamando una alternancia inteligente,
adecuada en todas las carreras, y no solamente para los 3.500 que la autoridad
universidad alega que les ha sido impedido su ingreso, especie que la vocería
estudiantil en protesta rechaza como no cierta.
Ellos
recuerdan de otro modo, a sus antecesores de cincuenta años atrás, cuando
reclamaban acciones sensatas y autonomía para la conducción de la educación
pública superior, que en ese tiempo estaba intervenido por las agencias
estadounidenses que implementaban los dictados del Plan Atcon, con el apoyo de
la Alianza para el Progreso, una década después del triunfo de la revolución
cubana en las goteras de la Florida.
Los recuerdos que se actualizan
Esta
semblanza viva recupera el poderoso recuerdo de la lucha emprendida en 1971,
que se tradujo en la primavera brevísima del cogobierno y el programa mínimo de
los estudiantes colombianos. Es una aproximación, para Colombia, desde las
luchas de 2018, 2019; a la que se suma desde el año 2020 la resistencia contra
la aplicación de la excepcionalidad indiscriminada y cegatona dizque para
combatir con eficacia la pandemia del Covid 19.
Tenemos
en el recuerdo, los 50 años de la lucha estudiantil universitaria, que estalló
en 1971, con los asesinatos de Edgar Mejía, y otros 6 estudiantes que
protestaban contra la injerencia imperialista en los programas de la educación
superior. Fueron masacrados en Cali, el 26 de febrero. En ese semestre
sangriento, vino luego el fusilamiento por la espalda de Tuto González, el 6 de
marzo en Popayán.
Era un
joven activista político, un estudiante de bachillerato que junto con los
universitarios movilizados de la U. del Cauca protestaba. Días después su
sepelio fue autorizado a regañadientes. Sin manifestaciones fue acompañado en
el camposanto por miles en condiciones de estado de sitio.
De aquella luctuosa jornada quedó también un poema. Algunos de esos apartes
quiero recordar ahora su comienzo:
"Te
partieron la risa, camarada./Marzo te sorprendió con balas en la espalda...
Era
el tiempo en que yo empezaba a estudiar la carrera de derecho, - luego de dejar
en el olvido ingeniería mecánica -, en la Universidad Nacional. Nos recibió, en
el nuevo comienzo, el decano Abel Naranjo Villegas, un conservador humanista.
De pronto, a entraron a nuestra clase, los
"heraldos negros" aquel 26 de febrero. Aquella primera vez, al
contrario de lo que dice el poema del inmenso peruano, César Vallejo, los
nuestros venían a reclamar rebeldía. Convocaron a reunirnos en asamblea y
lanzarnos a la calle. A continuar la protesta anti imperialista que empezó el
año anterior en un encuentro estudiantil nacional.
Contra
el gobierno de Misael Pastrana Borrero, que se había robado, en conciliábulo
con los hacedores del Frente Nacional, las elecciones el 19 de abril de 1970.
Esta acción delictiva electoral obtuvo muy pronto la aquiescencia del
exdictador Rojas Pinilla, un general “cansado” de la guerra de la Violencia. Él
aceptó a cambio el plato de lentejas de la bancada suya electa al Congreso,
donde ésta se fue marchitando como correspondía esperarlo.
Pero la lucha continuó con otros protagonistas y por otros medios. Pastrana
había nombrado ministro de educación a Luis Carlos Galán, el discípulo de
Lleras Restrepo que forjó en los quehaceres de Nueva Frontera. El joven y
atractivo ministro asistía, como casi ninguno lo volvió a hacer después, a las
sesiones del CSU. Aquella vez, con ocasión de las protestas, el carro del
ministerio fue "vandalizado".
Al poco tiempo, Jaime Arenas, quien trabajaba como asesor de aquel ministro, encontró
la muerte en las calles de Bogotá, “ajusticiado” por un comando del Eln, por
dizque traicionar a la revolución. Es una guerrilla que sigue todavía sin
arrepentirse de aquella bestialidad y otras más cometidas. Era se rumoraba una
retaliación contra quien escribiera "la guerrilla por dentro," un
best seller para entonces de la editorial Tercer mundo.
De Octubre a las tesis de Abril
“Peter
F. Drucker era el inspirador de los grupos de los martes, con Roderick O`Connor
que era alumno de él. Habían escogido la Universidad del Valle en la época de
John F. Kennedy para desarrollar un experimento, hacer de la alianza para el
progreso una verdadera alianza, es decir entre Estados Unidos y la ciencia
latinoamericana.” Moritz Akerman, comunicación personal, 2017.
En octubre de aquel año de 1971, como recordando las revoluciones
proletarias, después de una movilización extraordinaria que cubrió a toda
Colombia, se sacudió la hegemonía cultural dominante, el oligopolio cultural
bifronte liberal conservador. Por primera vez, se hizo posible que se
instalaran los cogobiernos con asiento en los consejos superiores de las universidades
Nacional y de Antioquia, que eran los
focos principales de la protesta; junto con las Universidades del Valle, Cauca y
la Santiago de Cali a los inicios del año 1971.
Pero
hubo también disidentes de tales experiencias con asiento principal en la ciudad
de Cali. Surtidos cinco encuentros estudiantiles. El primero de ellos, en Cali,
entre el 20 y 21 de febrero, que reconocía y denunciaba el mando militar como
animadores principales a Uriel Ramírez, Sergio Pulgarín, de la Nacional, y
Moritz Akerman, estudiante de química en la del Valle.
Los
delegados universitarios en sus deliberaciones conformaron el Comité Nacional
de Solidaridad Estudiantil con la lucha de la Universidad del Valle, que había
obtenido previamente el apoyo del estudiantado del bachillerato del Colegio
Santa Librada que resistía al intento de privatizar la jornada nocturna, y se
hallaba en paro indefinido para esas fechas.
El último de los encuentros, el quinto, estuvo
marcado por una ruptura en su interior, enfrentados la Jupa y sus aliados
menores, con los trotskistas, mls y anarquistas que rechazaron la propuesta del
cogobierno. Así las cosas, entre otras, la Universidad del Valle fue un laboratorio
principal de una radicalidad alternativa al cogobierno, que ensayó hasta que
pudo la fórmula de las Comisiones
paritarias como modalidad alternativa de auto-organización contra la
dictadura del rector Alfonso Ocampo Londoño, quien cayó. Había reemplazado a
Mario Carvajal de grata recordación, con visos de un fementido Prometeo que
traería desarrollo y ayuda internacional.
Hubo emulaciones del cogobierno en la U de Nariño, y la Santiago de Cali que fue la pionera en esa experiencia, en los tiempos de Àlvaro Pío Valencia, duró pocos meses. Hasta que fue suspendido su ejercicio por el gobierno
nacional, quedaron impunes las muertes de los estudiantes y los ciudadanos que
se solidarizaron con aquel clímax de la protesta democrática, y los movimientos
sociales, con el campesinado reclamando tierra organizado por la Asociación de
usuarios, los obreros ensayando de nuevo una organización mayor, con la punta
de lanza en el sindicalismo independiente.
Después de aquella primavera de acción política con aires revolucionarios,
donde se quebró la hegemonía cultural tradicional, con formas organizativas
híbridas, recreadas por los subalternos en sus luchas reivindicativas y por la
autonomía, vino luego el Termidor, el ciclo de los rectores policías, donde el Ejército
resguardaba las clases, y revisaba a los estudiantes para que ingresaran a
éstas. Mientras algunos jugando a las escondidas lanzaban abajos e insultos
parapetados y con los rostros cubiertos, en las primeras escaramuzas de
protesta y resistencia ante la hoguera de la autonomía que consumía las
libertades.
Fue uno de aquellos teatros, primero, de la rebeldía y las loas a la
revolución, y luego del orden militar cerrado, la plazoleta de la Facultad de
derecho y ciencias sociales. A la que llamamos "plaza de la verdad"
desde el XIII seminario internacional Gramsci.
Recordábamos
las reflexiones críticas contra la regeneración conservadora, de uno de los más
ilustres egresados de derecho, J.E. Gaitán, quien como integrante de “Los
Nuevos,” escribió primero para graduarse como abogado “Las ideas socialistas en
Colombia”, con la tutoría del jesuita Bermúdez.
Democracia, Verdad y Protesta
Es
Plaza Verdad el símbolo, antes y ahora, cuando estaremos haciendo virtualmente,
el XIII Foro Palabra y Acción, los días 3, 5 y 6 de mayo próximos. Porque en
ella recordamos los asesinatos políticos, que cobran el pensar y obrar
diferente. A la vez que protestamos contra la impunidad que subsiste en espera
de nuevas comisiones de la verdad que vayan más atrás de los años contemplados
en la actual.
Pero
nuestra memoria, siguiendo el ejemplo de Walter Benjamin, y el ángel rebelde de
la historia de los subalternos, empezaba entonces con los retratos de Gaitán,
el Ché, y, recordaba y recuerda las muertes de los universitarios y estudiantes
ocurridas a lo largo del siglo pasado, y del actual.
A
ellas sumamos la condena y la cesación de la persecución a la oposición
política en el planeta solidario, la ininterrumpida criminalización de la
protesta antes y, después, y con la mayor de las fuerzas que se detenga, el
nuevo baño de sangre que enluta a Colombia, desde el año 2016, y durante los
treinta años de una Constitución, descuartizada a más no poder por el
bipartidismo que se resiste a morir.
En aquellas jornadas de tres días realizamos también el primer Festival
Subalterno. Apoyamos la libertad de los universitarios presos políticos, que
luego se tradujo en una primera libertad, la del estudiante de sociología,
Mateo Gutiérrez, y después de otros más. Aunque otros continúan en espera de la
administración de "una pronta justicia".
Ahora,
con ocasión del XIII Foro Palabra y Acción, dedicado a “Democracia, Feminismos
y Movimientos Estudiantiles, 1971-2021, haremos memoria viva. Discutiremos el
rumbo de la verdad histórica, la lucha actual de los estudiantes universitarios
y la suerte de la educación pública en cuidados intensivos. Uno de los
invitados, y ojalá confirme su intervención desde España será Mateo Gutiérrez,
en la inauguración del 3 de mayo.
Esta es la antesala
En el interludio de la paz y el posconflicto
colombiano. A lo que se unió el pandemonio causado por el tercero y más severo
pico de la pandemia, y la lucha contra la contrarreforma tributaria, el acto de
despedida de un ministro de Hacienda, célebre por la minusvalía a las gallina
ponedoras colombianas, durante el termidoriano devenir del año 2021, al que
todos los demócratas resisten.
El
próximo 28 de abril sabremos en qué estado se encuentran las fuerzas del país
nacional, para autogobernarse con sensatez ante las desmanes de quienes
pretenden gobernar; y el bloque histórico de la oposición en construcción que
tan dispuesto está no solo a organizar las protestas y movilizaciones de
urgencia inaplazable, sino a presentar planes y programas alternativos de
implementación inmediata y mediata que muestren la organicidad de la
intelectualidad que se ha venido forjando desde que la hegemonía bipartidista
fue quebrada con los acontecimientos del año 1971.
No pocos llaman por estas calendas, a aquellos
meses de rebeldía y creación nuestro 68. Para nosotros, cada vez más, es la
entrada de los subalternos con su existencia plural y diversa, a la modernidad.
Convocados, interpelados por los jóvenes del país nacional movilizados, en
rebeldía contra la violencia, la censura, la exclusión y la desigualdad que el
Frente Nacional para nada había
mitigado.
En particular, quiero insistir para que haya
la presión inmediata y eficaz para que los estudiantes que ocuparon para
protestar los predios de la Universidad del Valle, no vayan a ser objetos de
nuevas agresiones. Ni se vayan a producir equivocaciones inexcusables que
enluten hogares, o dañen la existencia física de cualquier colombiano;
enredados en disputas violentas, que no tienen excusa alguna para que ocurran
en lo que queda de campo para la autonomía a 50 años de la protesta
universitaria de 1971.
Cuando,
en verdad, lo que tendríamos que presenciar es la interlocución de las
autoridades universitarias, a la cabeza el rector Varela, que fuera en sus años
de juventud un militante de las causas del 71, según recuerdan los que le
conocieron; la gobernadora, y el alcalde la ciudad de Cali, que recuperen los
puntos perdidos.
Conviene
que el alcalde Ospina tome la bandera de la sensatez, y persuada a los
funcionarios departamentales y nacionales, para que, en su carácter de
autoridad de policía en su municipio, atienda a los reclamos universitarios,
que garanticen un pronto retorno, con las debidas previsiones de todos, con
alternancia a los salones de la Universidad del Valle, para que vuelva a ser
pionera, sin más víctimas del regreso a las aulas universitarias en todo el
país.
De
esta manera, con el ejemplo, que tanto ha contribuido con sus luchas y saberes a
la construcción de la otra Colombia que reclama democracia, igualdad social, no
más discriminación y exclusiones, vuelva a hacerlo, para que haya alegría en
lugar de un luto más en nuestras casas.
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