martes, 28 de julio de 2009

¿De qué fracasos hablamos?

El proponente de la Franja Amarilla, William Ospina, un excelente literato de los tiempos idos, incursiona ahora, en forma oportuna, sobre las desgracias del PDA, que en cualquier sentido tienen interés para politólogos y practicantes de la política en Colombia.

Más allá de la Franja Amarilla

La afirmación rotunda que hizo William Ospina del fracaso del Polo tiene un carácter premonitorio o quizá lapidario, pero, en cualquier circunstancia, el rosario de experiencias que inventaría el escritor también; pero sin que él incluya, - cosa curiosa -, la propia, esto es, la de la Franja Amarilla, ¿ por qué? Un reato de modestia? No se estila ésta en política y en actividades humanas de este caletre crítico.

Yo no pienso que el PDA haya fracasado, pero sí, la mayor parte de su dirigencia, porque han pretendido llevar el Inri de un nombre que no soportan, puesto que, en verdad, el POLO es hasta hoy un asociación de partidos fracasados, y de proyectos partidistas de similares intenciones, pero sin éxito separados. Unos y otros se cobijan bajo tal nomenclatura con preocupaciones eminentemente electorales compartidas.

En materia electoral, la fórmula asociativa ha cosechado triunfos en congreso, alcaldías, asambleas y gobernaciones aunque aún escasos pero significativos. Triunfos que pueden resultar de tal asociación corporativa, ni más ni menos, triunfos instrumentales, pero se requiere otra cosa, no solo ser gobierno en un marco capitalista inmodificable es el objetivo de la verdadera izquierda.

Un Frente de Izquierda efectiva

Sin embargo, el PDA, bien podría ser a contramano de lo declarado por sus dirigentes circunstanciales, un Frente relativamente amplio, aunque lejos de lo ya alcanzado por el Frente Amplio de Uruguay que tanto tramaba a Lucho Garzón antes que tomara las de villadiego, para agora hablarnos de un nuevo partido, el que denomina Partido de la Calle con la asociación de palabra de los quíntuples, quienes en la pasada semana volvieron a cantar, pero no del todo claro!!!
Así podrían denominar a su boletín, periódico, radioperiódico, Cantaclaro. Porque necesitamos saber de sus pretensiones y bien pronto, que, está claro no son las de un partido o movimiento de izquierda, sino un esfuerzo por reeditar una tercera vía, a lo Blair, sin el padrinazgo de Juan Manuel Santos, quien divulgó el asunto hace unos años cuando Giddens y Clinton estaban de moda, y Blair triunfaba con el nuevo laborismo.

Pero, la tercera vía es harina de otro costal, como las profecías del excanciller mexicano, Castañeda, quien pronunció un juicio condenatorio a las experiencias radicales de la izquierda latinoamericana, incluidas por supuesto, y sobre todo, las armadas. Todo esto luce como un periódico de ayer, recordando musicalmente al mejor Héctor Lavoe.

¿Qué hacer con el POLO?

Pues, bien, qué hacer con el Polo, con la gente que lo vota como alternativa y lo piensa como una agrupación para participar con poder decisorio en las cuestiones fundamentales de Colombia, y tener vocería en los asuntos regionales más inmediatos. Por ejemplo, el enfrentar la multiplicación de bases militares, luego de la salida de la Manta en Ecuador. O hacer una condena explícita, sin ambigüedades, a lo que se pretende disfrazar de golpe de opinión en Honduras, el golpe de estado sufrido por el presidente Manuel Zelaya, que es sabido de antemano es un gran hacendado y agricultor, hijo de un general, y afiliado al partido Liberal.

Zelaya ha mostrado disposición de apoyar a los pobres del campo, y a los grupos y clases subalternas, quienes son los que ahora se movilizan por su retorno, y quienes han aportado los primeros muertos. Los de arriba, y buena parte de la clase media alinderada con la reacción conservadora y liberal a la manera centroamericana, por supuesto no aceptan este viraje. El presidente depuesto se inscribe en la tradición de Augusto César Sandino, quien recibió el apoyo de Eduardo Santos, en el momento de las banana republics a merced de los Estados Unidos.


Igualmente, politólog@s y formador@s de opinión se trata de combatir el ejercicio plebiscitario en Colombia, que con la manpara de referendum intenta habilitar la segunda reelección de Uribe llevándose de calle cualquier viso de legalidad o constitucionalidad, en forma descarada e indignante. Y no porque el plebiscito sea malo, sino porque en Colombia hoy, no tenemos tribunos de la plebe que contrasten los ejercicios de un dictador civil, o un presidente imperial, por si las moscas.

Claro, el otro PDA, del que los autonomistas nos reclamamos, exige democracia radical, rendición de cuentas y responsabilidad por parte de los gobernantes que se cobijan bajo el mismo nombre. Y de manera urgente reclamamos medidas efectivas en favor de los muchos, de los grupos y clases subalternas, de las multitudes afectadas negativamente por el hambre y la miseria inducidas por el capitalismo global, no para cooptarlo sino para potenciar su capacidad constituyente, su anhelo de transformaciones radicales en lo social, político y económico.

Tal y como se puede comprobar por cualquiera, sin esfuerzo mayor, contrastando la situación lamentable de las grandes barriadas, los habitantes de los campos, contra los balances billonarios obtenidos por quienes controlan el capital financiero, la brecha crece exponencialmente. A la economía capitalista de Colombia, la que sigue siendo una modalidad del capitalismo político, como lo llama Marcelo Cavarozzi, y jamás un capitalismo competitivo, es necesario ajustarle cuenta y redistribuir la ganancia capitalista con el concurso propositivo de los muchos.

De lo contrario, la crisis capitalista le resbala a los grandes empresarios, a los cacaos, y a los negociantes políticos de la guerra interna. Más ahora, que se colocará como ministro de defensa al que fuera gerente de Fedecafé, quien se siente honrado con tal designación, y ¿cómo no?.

Qué ironía de la vida!!!

Apostarle una vez más a la economía de guerra, a un bolsillo roto, a costilla de la miseria general de l@ colombian@. La crisis global del capitalismo tiene que enseñarle otro rumbo al desteñido PDA, a su dirigencia clientelista y falta de iniciativas que movilicen a la militancia para salvar la vida de los que sobreviven, y restarle muertes a la máquina de la guerra. Entonces la franja amarilla resucitará, y será una divisa de nuevo atractiva. Las palabras del novelista William Ospina entonces sonarán como una clarinada de alerta en la dirección verdadera de la izquierda, y no como soterrada complacencia con lo existente.

Miguel Angel Herrera Zgaib Grupo Presidencialismo y Participación.
miguel.herrera@transpolitica.org

viernes, 17 de julio de 2009

Rebelión en la Granja

Colombia experimentó en las dos últimas semanas una serie de cuestionamientos y pronunciamientos, empezando por lo manifiestado en la Conferencia episcopal, donde además cinco obispos fueron claros al rechazar la segunda reelección del presidente Álvaro Uribe Vélez. Casi al mismo tiempo, el nuevo mandatario de la Casa Blanca, recordó con Jorge Washington, que repetir presidencia una vez era suficiente. Aunque, F.D.Roosevelt, el cerebro del New Deal repitió tres veces entre 1933 y 1945, cuando falleció en las postrimerías de la II guerra mundial.

Sin embargo, la marcha del referendo continúa contra viento y marea, a la espera de lo que decida la Corte Constitucional. Ahora, más emproblemada está su decisión, porque el ex-superintendente de Notariado y Registro, Cuello Baute denunció la feria de notarías por orden ejecutiva para congresistas en pago por el trámite favorable de la reelección que exigía una reforma constitucional. Él corroboró lo denunciado por Yidis Medina, la primera representante procesada y condenada por cohecho, en cuya cuerda criminosa también está involucrando otro congresista conservador Teodolindo Avendaño, ausente intencional, quien también recibió notaría como recompensa.

Democracia y popularidad mediática

Esta semana se publicó la encuesta Gallup bimestral, donde Uribe siguen punteando en favorabildiad en las grandes ciudades, y están lejos de él tanto sus sucesores como sus contrincantes más favorecidos. Y claro, el coro de sus defensores continua con la estratagema de confundir popularidad con democracia. Al mismo tiempo se buscó opacar la rebelión en la granja con la pomposa celebración mediática de la Operación jaque que devolvió a la libertad a 15 colombianos, resultado del engaño hecho a los guerrilleros César y Gafas, y la simulación practicada de los distintivos de la Cruz Roja Internacional y Telesur.

A los pocos días, el guerrillero César fue extraditado a los Estados Unidos acusado por narcotráfico, obviando la no autorización de la Corte de extraditarlo por causa del secuestro de los tres contratistas norteamericanos de quienes era carcelero. Por esto cobró nueva fuerza la versión que ciertos periodistas, analistas y la dirigencia de las Farc comparten, de señalar que César pactó la entrega de los secuestrados. Así conseguirá junto con su novia protección para vivir fuera de Colombia.

La guerra continúa

Este viernes se divulgó un video editado, obtenido en mayo por la Sijin de una guerrillera de las Farc. Allí aparece el mono Jojoy, que lamenta la muerte de Marulanda, habla de una contribución a la campaña de Correa, y se refiere a acciones erráticas de Chávez en la frontera con Colombia. Todo lo cual suena a retaliación con Ecuador, donde un juez inició proceso contra el exministro Santos, aspirante a la presidencia, por la acción de fuerza contra un campamentode las Farc, por la muerte fuera de combate un ciudadano ecuatoriano, a quien las autoridades de Colombia señalan como guerrillero.


Al mismo tiempo camina la propuesta de reforma tributaria donde se amplía el número de contribuyentes al impuesto de guerra con patrimonios entre 2.000 y más de 3.000 millones. Lo cual ha levantado ampolla en la superminoría multimillonaria de este país, que quiere a toda costa bloquear estra tributación. Y no pocas voces del establecimiento económico apoyan esta rebeldía.

Con novedad e inquietud en el frente

El partido conservador amplía su listado de aspirantes presidenciales con la inclusión efectiva de un peso pesado, la exembajador Noemí Sanín, quien ya está contribuyendo al cotarro pre-electoral, con la pretensión fracasada de modificar el tiempo de las consultas partidistas que está fijado para fines de septiembre.

La oposición a Uribe vive las verdes y las maduras para estructurar una campaña exitosa, la cual, en apariencia no prosperará de no constituirse un amplio frente antireeleccionista con reglas claras que escoja para la primera vuelta un rival de presidente reelecto, o del sucesor salido del partido uribista, el partido conservador e intempestivos aliados liberales, que componen el otro bloque electoral.

En la izquierda representada por el PDA hay más que inquietud y zozobra, a raíz del posible resultado de sus candidatos, y la oportunidad para hacer las alianzas. Petro mismo anuncia que de perder se alejará de la política activa. Y los escándalos contra Jaime Dussán, presidente del Polo, arrecian en Bogotá, recordando a propios y extraños que la tentación clientelista afecta estos pagos con la presencia del clan Moreno.

Que no caiga el veinte !!!

Así arribamos a la celebración de otro 20 de julio amargo. En medio de la reelección a media marcha, con el alcalde de la capital echando 55 globos a volar, como símbolo dizque de libertad, mientras no cura la pobreza, crece la inseguridad, y las encuestas condenan su popularidad a la hoguera de las ilusiones.

En lo nacional, las voces disidentes no llaman a la acción independiente, ni tampoco interpelan las multitudes irredentas con un discurso contra-hegemónico, con el cual el PDA y la oposición articulen un programa que no renuncie a la vocación de paz, cambie el rumbo de la economía recesiva y detenga el virus letal del desempleo. Para lo cual, el ejemplo de Roosevelt es mucho más que útil.

En suma, urge el impulso decidido a la democracia cívica, la reforma social y el rechazo a la mayor injerencia estadounidense, ahora que la base militar de Manta se multiplica por tres en Colombia. Nos conviene tomar en serio la cruda fábula de George Orwell, antes que el agua del autoritarismo nos llegue al cuello, y la estúpida orgía de la guerra interna ciegue más vidas por cuenta ajena.


viernes, 3 de julio de 2009

ENTREMOS EN HONDURAS

Miguel Angel Herrera Zgaib

Profesor Asociado

Departamento de Ciencia Política, Universidad Nacional de Colombia

miguel.herrera@transpolitica.org

Un joven analista, Rafael Nieto Loaiza, conservador a toda prueba, quien por tradición familiar incursiona en los tópicos internacionales, escribió una columna, Golpe o autogolpe sobre los sucesos en que el presidente Manuel Zelaya de Honduras fue depuesto.

El ejercicio sofístico del columnista concluye en decir que Zelaya se dio un autogolpe, para dejar escapar al final de su diatriba esta perla de atractivo nacional: ¿qué pueden hacer las instituciones democráticas frente a la pretensión de los presidentes electos de perpetuarse en el poder por las vías plebiscitarias y en contravía de sus constituciones?

De Honduras a Colombia

Al defender tal acción de facto, el defenestramiento del presidente, el articulista señala que resultó de la actuación de Zelaya de “convocar una consulta, no permitida por la Constitución”. Sin embargo, Nieto no aclara que tal consulta no cambiaba ipso facto la Constitución de 1982, que sí prohíbe la reelección presidencial.

La pregunta que Zelaya proponía era: ¿Piensa que las elecciones generales de noviembre de 2009 debieran incluir una cuarta urna a fin de tiomar una decisión sobre la creación de una asamblea nacional constituyente que aprobara una nueva constitución?. Y ella abonaba el terreno para reformarla creando primero un consenso popular para una reforma posterior, porque dicha acción sólo es posible por la vía del Congreso. Este es un caso muy similar a lo que establecía la carta magna colombiana de 1886.

Pero, hablar de plebiscito y contrastarlo con democracia, invita a que revisemos en todo el mundo, en Latinoamérica y Colombia en especial, las formas de participación democrática, y determinar si el plebiscito lo es o no lo es? Por qué calificar de democrática una constitución que impidiera a la comunidad política, a los ciudadanos todos, en su caracter de poder constituyente, reformar o transformar la constitución.

El poder constituido no puede establecer ataduras eternas que nieguen el carácter de fuente de todo poder público al pueblo. Así lo rezan lo gran mayoría de los textos constitucionales americanos. Por ejemplo, el artículo 3o., de la constitución colombiana al referirse a la soberanía señala que “… el pueblo la ejerce en forma directa o por medio de sus representantes”.

Para una consulta popular como la convocada por el presidente Zelaya, el artículo 40 de nuestra constitución establece que todo ciudadano tiene derecho a: “ 2. Tomar parte en elecciones, plebiscitos, referendos, consultas populares y otras formas de participación democrática.” Y el artículo 103 define que “son mecanismos de participación del pueblo en ejercicio de su soberanía: el voto, el plebiscito, el referendo, la consulta popular, el cabildo abierto, la iniciativa legislativa y la revocatoria del mandato.”

Para saber de qué modo Colombia dirime conflictos entre las ramas del poder público, el artículo 241, en su numeral 3, establece, que la Corte Constitucional como guarda de la integridad y supremacía de la Constitución, decide “sobre la constitucionalidad de los referendos sobre leyes y de las consultas populares y plebiscitos del orden nacional. Éstos últimos sólo por vicios de procedimiento en su convocatoria y realización.”

En el caso de Honduras la anterior función es de la Corte Suprema de Justicia, con la prohibición constitucional expresa que incurre en delito de traición a la patria quien pretenda cambiar la prohibición de la reelección, lo establece el artículo 4, que ordena la alternabilidad. También es claro que son formas de consultar a los ciudadanos el referéndum y el plebiscito; que el referendo procede para la ratificación o desaprobación de una ley ordinaria o una norma constitucional. A la vez dicha constitución tiene dos artículos el 373 y el 374, que establecen un cierre práctico a cualquier reforma de específicos artículos, en particular, el que impide la reelección.

Rompiendo el hielo del poder constituido

Honduras experimenta un impedimento similar al que confrontó el expresidente liberal Virgilio Barco Vargas para realizar la reforma constitucional que dio paso al nuevo orden democrático liberal de 1991. Él acudió a un decreto presidencial, para romper el hielo del poder constituido, cuya revisión por la Corte Suprema de Justicia le abrió la puerta a la ciudadanía, al romper las cláusulas antidemocráticas de una constitución pétrea. Así era la colombiana, a raíz de la reforma plebiscitaria de 1957, que instauró el gobierno de coalición liberal-conservadora excluyente, autoritario. La Corte arguyó que el pueblo es el constituyente primario; y que éste nunca renuncia a la potencia constitucional de crear, reformar, modificar las reglas fundamentales que rigen a la comunidad política nacional.

En Honduras, sin embargo, el papel de la Corte fue otro. Sin mediar acción alguna ésta señaló la inconstitucionalidad de la consulta convocada por el presidente Zelaya. La acompañaron el Congreso mediante un decreto legislativo que ordenó la suspensión del presidente en funciiones, secundado por la Fiscalía y la Procuraduría. Sin mediar proceso judicial alguno. Peor aún, en Honduras no existe algo similar al impeachment estadounidense, del que fueran objeto Richard Nixon y Bill Clinton en fechas recientes.

El ejército apresó al presidente sacándolo de su casa de habitación, y lo expulsó ipso facto del país. Aquí se acudió al instrumento extraordinario de un decreto legislativo para legitimar a posteriori la violenta, no aceptada suspensión del presidente de su cargo que culminó con el nombramiento de un reemplazo en la figura del presidente del congreso hondureño.

El ejército realizó un golpe de estado de facto, y así lo reiteró José Miguel Insulza en su visita del pasado viernes a Tegucigalpa. Para nada se trata, como pretende el comentarista Nieto Loaiza, de un autogolpe. Decirlo no sólo equivoca los pretendidos fundamentos constitucionales de la acción de facto, sino que contradice la sustancia misma, la etimología de la expresión “autogolpe”. Porque tal acción, lo que produjo fue el derrocamiento del presidente Manuel Zelaya , el supuesto autor del golpe, quien antes había sido electo popularmente con el respaldo de la elite liberal hondureña convertida ahora en golpista.

Excepcionalidad y Poder Constituyente

Para sacar lecciones útiles en Colombia, ad portas de una segunda reelección que pretende imponer un referendo reformado por vía congresional, estamos a la expectativa de qué dirá nuestra Corte Constitucional sobre el referendo.

Volviendo a lo escrito por Nieto Loaiza, quien refiere la pretensión de los presidentes electos de perpetuarse en el poder por las vías plebiscitarias, y en contravía de sus constituciones, está claro que en Honduras, donde el presidente intentó una consulta plebiscitaria para abrirle el camino a una reelección, dicho columnista legitima el golpe de estado como práctica violenta, discrecional de la excepcionalidad.

Él nos recuerda que la razón última de los estados de derecho liberal del mundo es la excepcionalidad como guardián de la propiedad privada, que define la soberanía ejercida marcialmente cuando ésta se halle en peligro por acciones reformistas o revolucionarias. Así lo expresó Carl Schmitt, el patriarca conservador del constitucionalismo moderno, en un tiempo de grandes convulsiones sociales y económicas.

Nieto Loaiza no condena estos procederes. Tampoco podría hacerlo de otro modo, porque en las condiciones de Colombia vivimos un presidencialismo de excepción, que él apoya fervorosamente, como defensor a ultranza de la seguridad autoproclamada democrática, pero que no es otra cosa que la seguridad de la sociedad burguesa, en el mejor de los casos. Porque la democracia, el poder constituyente verdadero es el asunto de l@s much@s desde su creación en la Grecia antigua.

La democracia va más allá del egoísmo de la sociedad burguesa. Bien lo escribió Carlos Marx en su ensayo sobre La cuestión judía (1844), publicado en los Anales franco-alemanes, cuando decía, que “la seguridad es el concepto social supremo de la sociedad burguesa, el concepto de policía, de acuerdo con el cual toda la sociedad existe para garantizar a cada uno de sus miembros la conservación de su persona, de sus derechos y de su propiedad… el concepto de la seguridad no hace que la sociedad burguesa supere su egoísmo. La seguridad es, por el contrario, la garantía de ese egoísmo.”[1]

La salida de la democracia

La sustancia de la democracia la trató el filósofo y abogado catalán Antoni Domènech en De la ética a la política (1989). Domènech, partícipe de la revista Sin Permiso, escribía, que la democracia ateniense que duró casi 150 era sustentada en la voluntad política de los libres pobres (adynatoi) o proletarios (teti). Los proletarios eran mucho más numerosos que los esclavos, “constituían la mayoría absoluta de la población ateniense. Por eso, gracias al carácter democrático de la constitución posterior al 461, tenían el poder político”.[2]

Vistos los acontecimientos en Honduras y Colombia tenemos urgencia inaplazable de pasar de la democracia liberal y de su especie, la democracia delegativa, a la democracia tout court. Democracia delegativa es el modo como O’Donnell enmascara el ejercicio desvergonzado de la excepcionalidad y la discrecionalidad que definen las democracias liberales allá y acullá. Ahora, la ciudadanía tiene que salir de la pasividad de la representación al ejercicio constituyente autónomo de las multitudes, de l@s much@s decidiendo políticamente su presente y futuro.

A éstas apeló Zelaya, luego de agotar las consultas a las instancias convencionales, y fue objeto de un golpe de estado militar. La respuesta fue el uso abierto de la violencia para ahogar este ejercicio reformista social y económico en curso. Lo contrario ha hecho el gobierno Uribe , quien por interpuesta persona busca su segunda reelección. La acción empezó con la recolección de firmas para un seudo referendo (plebiscito, en sustancia), financiado ilegalmente. Luego negaron dicha voluntad popular, y lo que de democrática podía tener su aceptación, cuyo texto fue cambiado a posteriori por la representación congresional, para adecuarlo a la reelección del actual presidente para el periodo que sigue, en el año 2010.

La democracia está de nuevo en la encrucijada de América Latina y del mundo. El ajuste de cuentas entre el liberalismo y el socialismo, pasa por este reconocimiento necesario que haga tránsito de una vez de la representación a la participación democrática radical. Esta semana aportará nuevos argumentos al respecto, y ante todo al desenlace político en Honduras. La fecha más inmediata es el próximo 6 de julio. Todo parece indicar que lel bloque en el poder de hecho, no dará el brazo a torcer. Entonces, las multitudes tienen la palabra y la acción en las calles y campos de Honduras , y Colombia, en los siguientes días y meses.



[1] MARX, Carlos, RUGE, Arnold. Los anales franco-alemanes. Ediciones Martínez Roca S.A. Barcelona, 1973, p. 244.

[2] DOMÈNECH, Antoni. De la ética a la política. De la razón erótica a la razón inerte. Editorial Crítica. Barcelona, 1989, p. 104.