miércoles, 30 de junio de 2010

Reproducimos apartes del texto la Reconstrucción de la Izquierda Democrática cuyo autor ha tenido en el inmediato pasado responsabilidades dirigentes en el PDA, y quien en la actualidad es suplente en la dirección del mismo. N de la D.

Los factores determinantes del fracaso
del PDA

Alberto Téllez Iregui, Polo Al Sur


Algunos elementos fundamentales, entre muchos otros, llevaron a que el PDA no fuera capaz de materializar el proyecto de la izquierda democrática en Colombia: la ofensiva demoledora del régimen y de sus medios del comunicación contra el PDA; la instrumentalización mediática a que se prestaron dirigentes del PDA para el éxito de esa ofensiva; las prácticas parlamentaristas, caudillistas, clientelistas y corruptas que se impusieron al interior del PDA; la actitud grupista y hegemonista de algunos sectores del partido; la concentración del partido en Bogotá; la manera como se abordó la llegada a los gobiernos locales y a los escenarios de representación popular; el débil trabajo organizativo; y la ausencia de formación política en el partido.

Ante los acontecimientos políticos señalados y particularmente frente al resultado de la elección presidencial de 2006, se vino una ofensiva política del régimen contra le Polo, primer proyecto, en varias décadas que puso en peligro la estabilidad política del establecimiento, como ya lo habían hecho de manera triunfante otros procesos democráticos en Latinoamérica. Esta ofensiva se centró en golpear el liderazgo de izquierda democrática de Carlos Gaviria Díaz dentro del PDA.

Se recurrió para ello a la estigmatización y el macartismo y a la instrumentalización mediática de dirigentes de la corriente centrista del partido. Hoy, cuando se han hecho públicos documentos incautados por la Fiscalía en allanamiento al DAS, queda claro que uno de los propósitos del régimen era ´´generar división al interior de los movimientos de oposición´´ y ´´promover acciones en beneficio del Estado para las elecciones del año 2006´´, teniendo como un blanco ´´los partidos políticos opositores al Estado´´.

Aquí adquiere contorno político el comportamiento de Pabones, Bustamantes y otros rufianes de la misma laya, así como de personajes que merodeaban tangencialmente el Polo según sus particulares conveniencias en cada momento.
Esa estrategia del régimen tuvo efectos parciales en el resultado de la consulta del Polo para escoger su candidato presidencial a las elecciones de mayo de 2010.
Esa ofensiva apuntaba además, a dividir el partido fortaleciendo en el Polo una corriente de centro derecha para entonces liderada por Luís Eduardo Garzón y Gustavo Petro, quienes en su afán de protagonismo personal, sin lealtades partidistas, ni espíritu colectivo, contaron durante un largo periodo con los medios masivos para lanzar bocanadas y plumadas de fuego contra la izquierda democrática y particularmente contra Carlos Gaviria.

Hay que destacar, como lo señalamos en los documentos: CARLOS GAVIRIA, NO HAY MEJOR OPCIÓN PARA LA DEMOCRACIA y A VOLTEAR LA TORTA, que la disputa ideológica y política interna en el partido confrontaba a la izquierda democrática y al centro derecha.

Se quiso conducir al Polo a un nuevo proyecto político de centro, desdibujando el perfil de izquierda del partido, creyendo ingenuamente que el Polo podía desplazar el abigarrado ramillete de liderazgos del centro. Ni se fortaleció como izquierda, ni pudo encontrar espacio o votos en el centro y la derecha.

Hay quienes piensan que el comportamiento de Petro y de algunos de sus más afines coequiperos, respondía a una táctica electoral. Hay que dejar claro que ello no era así, pues Petro y Garzón desde tiempo atrás articularon un proyecto ideopolítico de centro derecha que entró a confrontar de manera abierta, expresa y pública el carácter de izquierda democrática del ideario de unidad del PDA. Este tema fue analizado por Polo al Sur, con suficientes elementos, particularmente en los documentos: CARLOS GAVIRIA, NO HAY MEJOR OPCIÓN EN LA DEMOCRACIA y LA UNIDAD DEL POLO ES ESTRATÉGICA PARA LA DEMOCRACIA.

Por eso, cuando se impone en la consulta la candidatura de Petro, el proyecto de izquierda que es la única opción de cambio, comienza a desposicionarse en la opinión y avanza en consecuencia a lo que hoy tenemos, la perdida de protagonismo de la izquierda, la perdida de su espacio en el mapa de la política electoral y su desplazamiento por el centro.

La ofensiva del régimen contra la izquierda democrática del Polo estuvo reforzada por la práctica clientelista de espacios que aparecían dispersos entre las dos corrientes internas del partido

Para la mayoría de quienes detentaban las migajas de poder del PDA (parlamentarios, diputados, concejales, ediles, gobernadores o alcaldes) el partido no tenía un interés mas allá del beneficio que su buena imagen pudiera prestarles para reproducir y multiplicar sus privilegios personales, su posicionamiento individual y en otros casos, el crecimiento vegetativo de sus grupos.

Ni la construcción del partido, ni el valor de sus miles de militantes formaron parte de sus intereses y preocupaciones. El militante, ese semillero de hombres y mujeres políticamente experimentados que convoco el Polo y que tanto le han constado a la sociedad, nunca fue entendido como un constructor de partido, de proyecto político y de organización, de constructor de proceso social, de proyecto de sociedad y vida. El partido ni siquiera ha contado con una base de datos de sus militantes y simpatizantes.
Los intereses de muchos de esos dirigentes eran tan ajenos a la democracia, fue tan estrecha y corta su formación y su visión política, estaban tan enajenados en la cultura individualista con la que el neoliberalismo permeó a gran parte de la izquierda o estaban tan ensimismados en sus egos y su arribismo, que no cupo en sus espacios y preocupaciones la imperiosa necesidad del partido para garantizar la construcción y sostenibilidad de los intereses generales de la democracia y de la sociedad, pero aún más, ni siquiera para entender la conveniencia del partido para la reproducción de sus particulares liderazgos e intereses.

Los sectores que se reclaman de la izquierda radical no lograron superar su esquema de trabajo grupista dentro del partido y los independientes y los núcleos socialistas tampoco lograron construir una fuerza que incidiera en el partido.

Contra el interés y la voluntad mayoritarias de las bases y de la opinión democrática que esperaban que el Polo se convirtiera en el proyecto unificado –que no unanimista– y auténticamente alternativo que reclamaba el sentimiento democrático del país, la mayoría de las corrientes que asumieron la conducción del Polo, utilizaron el partido como una sombrilla, disfrutaban el cuarto de hora del PDA para satisfacer sus intereses parlamentarios, personales o de grupo.

Nunca entendieron la profundidad y riqueza de una excepcional coyuntura interna e internacional. Fueron inferiores a los intereses de una trasformación profunda que la democracia depositó en el Polo.

En un clima electoral y pragmático como el que ha imperado en el Polo, el debate de las ideas y la construcción del proyecto pasaron a un segundo plano, por no decir que no existieron. En los niveles de prepotencia e intolerancia a los que se llegó en el PDA, la crítica no era respondida con ideas sino con silencio y exclusión.

La utilización, especialmente por un sector del PDA, del aparato del partido, de las campañas, de los candidatos, y de los recursos, para fortalecer su propio proyecto, contrariando el mandato estatutario y el acuerdo político de que el PDA no era un frente político sino un nuevo partido unificado y organizado fue un elemento más que incidió en la crisis del PDA. El PDA pasó a un segundo plano, porque el proyecto político y orgánico principal era el suyo propio.

El Polo se convirtió así, en un instrumento táctico en el que se debía hegemonizar para obtener mejores dividendos. En documentos como: EL POLO UNIDO… (30/11/2006), LA UNIDAD DEL POLO ES ESTRATÉGICA PARA LA DEMOCRACIA (10/10/2008) y PROPUESTAS REFORMA ESTATUTARIA dejamos planteado el espíritu y las iniciativas sobre la configuración de las tendencias.

Este comportamiento fue creando contradicciones en los territorios, que se intensificaron en las coyunturas electorales y que condujeron a muchos sectores de izquierda del Polo a colocarse, como una medida defensiva, al lado de Petro en las confrontaciones internas del partido. La gente no quería vivir o repetir la experiencia de rigidez, centralismo y hegemonismo de la vieja izquierda. Buscaba, como lo señalan los estatutos, un partido nuevo, sin intermediación para su pertenencia, pluralista, incluyente, participativo y respetuoso de la iniciativa, creatividad y autonomía de los territorios en sus respectivas competencias.
En términos de cooptación la unidad no tenía, ni tiene futuro.

No puede soslayarse el papel que en la crisis del PDA jugaron la concentración de esfuerzos en torno al aparato del Estado, sin profundizar las relaciones con el movimiento social y político de resistencia popular; así como, la ambivalencia frente a temas como el del conflicto armado que llevaron a que fueran sectores del partido liberal los que tomaran la iniciativa en ese campo.

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