lunes, 27 de septiembre de 2010

CONFESIÓN DE PARTE

¿ES EL COMIENZO DEL FIN DE LAS FARC?

Miguel Angel Herrera Zgaib

Director

Grupo Presidencialismo y participación

maherreraz@hotmail.com

miguel.herrera@transpolitica.org

Lo único que tengo para contarle, es que mi vida son las Farc, tengo 46 años y calculé que me mataban antes de los 42, así que estoy viviendo de más, de aquí pa´lante todo es ganancia”. Entrevista del Mono Jojoy con Alejandra Villamizar. Revista Don Juan.

Un presidente eufórico, Juan Manuel Santos, quien no cumplió aún los míticos 100 días que hizo famosos la presidencia de Franklin D. Roosevelt, ha dicho el pasado domingo en la base militar de Larandia, que la operación Sodoma ha sido el comienzo del fin de las Farc, porque en ella murió el guerrillero comunista Víctor Julio Suárez, el Mono Jojoy. Él era hijo de otro guerrillero liberal, su homónimo, quien también peleó y murió al lado de Juan de la Cruz Varela, otro legendario guerrillero liberal ,resistiendo al dictador Gustavo Rojas Pinilla, el "pacificador " en las postrimerías de la Violencia del pasado siglo.


Jorge Briceño Suárez, Jojoy, distinguido así por sus sobrenombres y alias más conocidos, fue un campesino de origen nacido en Cabrera, en la región de Sumapaz, en el Departamento de Cundinamarca. Desde los 12 años cumplió tareas de apoyo a la guerrilla comunista a cuya cabeza estaba Manuel Marulanda, "Tirofijo". Con él creció y aprendió las leyes de la guerra de guerrillas, mientras las Farc pasaban de autodefensas campesinas a ser un ejército para disputar a la oligarquía liberal conservadora el poder.

El fracaso de la paz con l@s de abajo

¡Es un acto de guerra!. Piedad Córdoba, senadora liberal, líder del proyecto Colombian@s por la Paz.

A partir de la Segunda conferencia, las Farc enfrentaron el segundo proyecto pacificador del Frente Nacional, después que hubo la entrega de armas del mayor núcleo guerrillero liberal en el Llano, que había resistido a la dominación conservadora que movilizaba sus guardias blancas, "los chulavitas", para contrarrestar las mayorías liberales que perdieron la elección presidencial con Mariano Ospina Pérez, y se disponían a reconquistar el poder en elecciones bajo la dirección de Jorge E. Gaitán, el líder liberal asesinado en Bogotá el 9 de abril de 1948.


Ahora bien, todas estas luchas de los campesinos y pobres de Colombia están detrás del perfil de Víctor Julio Suárez, a cuya muerte el gobierno colombiano y el bloque de la llamada Unidad Nacional atribuyen el inmenso poder de darle arranque a la liquidación del proyecto político militar de las Farc. Y claro, no será la primera vez que se manifieste este deseo públicamente, después de 48 años de historia de esta rebeldía armada que empezó siendo liberal, luego la orientó el partido comunista con la activa presencia de Jacobo Arenas. Después se hizo campesinista hasta transformarse a lo largo de la última década en el partido comunista clandestino, PCCC, en la forja de los frustrados diálogos de San Vicente del Caguán, donde los contenidos de la paz se discutieron en miles de descargas verbales de cinco minutos compartiendo tribuna y televisión como nunca había ocurrido en la historia nacional.

El supuesto del bloque de poder que exhibe el significante vacío de "la prosperidad democrática" es que aqu ella propuesta política, económica y social, ya no tiene arraigo en los trabajadores y los pobres del campo y las ciudades.


Es por demás lo que han dicho un estudioso de la economía colombiana, Salomón Kalmanovitz, un intelectual de pasado trostkista, hoy decano de economía de la Universidad J.T. Lozano; de la guerra, Alfredo Rangel, otro economista y politólogo de pasado juvenil camilista, y el expresidente Angelino Garzón, un cristiano, de notoria militancia comunista y sindical en el pasado, quien invita a los subversivos al arrepentimiento como su principal acto revolucionario.


Esto para citar y recordar apenas unos ejemplos elocuentes, indiciarios de un particular clima de opinión de centro y derecha, que hoy anima en mayor o menor grado las perspectivas reformistas del bloque de poder que lidera el presidente Juan Manuel Santos.

Muchísima menos audiencia tiene el discurso de la guerrilla, en trance de ser por fin derrotada, dicen también la radio y prensa establecidas. La evidencia de este aserto obra en paralelo, de acuerdo a las mediciones de opinión pública, consultando a las diversas capas y sectores que constituyen la clase media, y de modo particular, tale desafecto embarga a los sectores de la intelectualidad citadina , sobre todo, la afincada en la educación universitaria y secundaria del país.


Claro, para de paso recordar, que de allí provinieron algunos de los actuales cuadros más destacados de la insurgencia armada. Empezando por Guillermo León Sáenz, Alfonso Cano, estudiante de antropología, cabeza actual del secretariado, nacido en hogar de familia conservadora. No pocos convencidos como Joaquín Gómez, un exalumno dicen los archivos de la Universidad Patricio Lumumba. Animadores del proyecto democrático revolucionario que las Farc-Ep publicitó nacional e internacionalmente durante las negociaciones de paz doblemente fracasadas, primero, desde los tiempos de Belisario Betancur, y, después, corrida una década, durante la presidencia de Andrés Pastrana Arango.

¿Un hombre malo?

Es un golpe al corazón estratégico de las Farc… Unánamos, es el mensaje para el pueblo. Almirante Edgar Cely, comandante de las Fuerzas Armadas de Colombia, en entrevista de Caracol, 27 de septiembre de 2010.

El testimonio recogido en el libro Trochas y Fusiles escrito por el sociólogo Alfredo Molano, dice que el Mono Jojoy entró a su carrera como "guerrillo activo" a los quince años. Su apodo de combate lo atribuyen algunos testimonios a asociar sus cualidades con la agilidad e inteligencia de un mono selvático que habita en la serranía de la Macarena. Otros al asimilarlo con el gusano Mojojoy, para honrar su habilidad para camuflarse en la manigua y librar una guerra prolongada de trincheras y escondrijos, que le prolongaron la vida a Víctor Julio más allá de su cálculo existencial.


El momento culminante de este campesino autodidacta como estratega ocurrió al dar las Farc-ep el salto a la guerra de posiciones, como la denominó el analista Alfredo Rangel, tomándola prestado de Clausewitz. En concreto, nos referimos al intento de librar con una fuerza convencional de unos mil hombres a las FF AA y a la Policía de Colombia en la toma de Mitú, la capital del Departamento del Vaupés.


Allí permanecieron las Farc-ep por tres días, hasta que fue posible, violando los acuerdos con su vecino Brasil que el mando militar de Colombia desembarcara fuerzas especiales transportadas por aire, para entrando por aquella frontera forzar la salida de las Farc de Mitú. Así lo comentó el general Tapias, ya en uso de buen retiro del Ejército , recordando aquellos episodios


De los esbozos autobiográficos ofrecidos por Molano, queda claro también que este líder de los de abajo, de los grupos y clases subalternas agrarias, rompió temprano con la religión oficial y sus rituales convencionales. Así lo recordó Jorge Briceño Suárez (a) refiriendo una anécdota escolar. Entonces Víctor Julio cometió la herejía de proclamar en público que “la hostia no sabía a nada y que quedaría mejor con membrillo de guayaba”. Lo cual motivó su inmediata expulsión de la escuela confesional en Cabrera, donde aún viven sus familiares.

Una sobrina, Lucero Suárez será quien retire ahora el cadáver del guerrillero de la morgue de Medicina Legal. El dictamen conocido solo en parte ha dicho que el guerrillero murió aplastado por el derrumbe de la construcción de concreto, el llamado “bunker” de 300 metros cuadrados que se supone fue impactado por siete bombas inteligentes lanzadas por aviones desde 25 mil pies de altura. Es lo que se colige de la operación de demolición, según el decir de los mentideros periodísticos con Caracol a la cabeza; y, sobre todo, del diálogo con el almirante Cely con Darío Arismendi sostenido el pasado lunes 27 de septiembre. Y claro, conviene recordar aquí, que Cely es compañero de armas del presidente en funciones, quien en algún momento de su juventud acarició la idea de seguir la carrera militar.


Pues bien, en La Escalera, un sitio cubierto por árboles de 30 y 50 mts, estaba este centro de información, resguardo y acopio, “la madriguera”, según los enemigos jurados del "bandido" Jojoy, desde donde él y sus compañeros del bloque oriental organizaron con éxito la guerra de resistencia al plan Patriota. Allí también se ha dicho que hubo otros ocho muertos, luego de derramar el "fuego celestial" de toneladas de bombas y movilizar algo más de 60 naves, entre aviones y helicópteros. Entre ellos está la compañera sentimental del comandante militar de las Farc., que de bailes sabía poco . Al principio se especuló, si una de las tres mujeres fallecidas, era la holandesa Tanja, una combatiente internacional conocida por el reportaje que ofreció a la prensa. Ya fue descartada tal hipótesis por los medios oficiales.

¿De qué democracia se trata?

No olvidemos, por otra parte, que, al mismo tiempo que e Estado demuestra su poder de reducir a los que delinquen, hay quienes siguen matando impunemente. El domingo pasado, el ministro de Agricultura restituyó a 38 familias de Urabá las tierras que les habían quitado los paramilitares. Uno de los presentes era Hernán Pérez…Esa tarde, al volver a la casa lo asesinaron. Daniel Samper, en Cambalache, 26 de septiembre 2010, p. 1-31.

En efecto, este hombre, Víctor Julio o Luis Suárez, un líder de la guerrilla, de los grupos y clases subalternas del martirizado campo colombiano; y miembro del secretariado de la organización guerrillera que ayudó a forjar fueron capaces de contener el Plan Patriota, una secuela del Plan Colombia con el abierto apoyo del gobierno estadounidense, demócrata y republicano, cuyo episodio de cierre fue la autorización de utilizar siete bases militares colombianas. Acto de gobierno declarado ya como inexequibile por la Corte Constitucional.

El Plan Patriota era la pieza maestra estratégico militar de los dos gobiernos del presidente Uribe para quebrar le el espinazo a las Farc. Entonces esta muerte, la de Jojoy, como la de Alfonso Cano las acarició, casi las cantó, el propio expresidente Uribe hasta 48 horas antes de hacer dejación de su cargo en la Plaza de Bolívar.


Él, con el entusiasmo de perpeturarse en el poder del Estado, la había pensado como la clave de bóveda de un programa de guerra contra “el narcoterrorismo”. Sería el mayor logro de la autodenominada seguridad democrática, para cuya prosecución no se ahorró medio alguno. Hasta llegó a postularse ser presidente por tercera vez en Colombia, sin parar mientes sus seguidores en el fraude más descarado que registre la historia escrita. Tal que opaca todos los antecedentes republicanos conocidos que no son pocos, la verdad sea dicha, en la maltrecha vida democrática de Colombia en casi doscientos años de vida como proyecto frustrado de nación independiente.

Era el cierre maestro con que iba a sepultar otro acto de guerra, también fallido, de las Farc, su principal enemigo. Éstas saludaron la entronización de Álvaro Uribe Vélez, lanzando rockets contra el palacio de gobierno el mismo día de la posesión. Algunos de los cuales terminaron impactando las edificaciones y humanidades de habitantes del Cartucho, un antro de drogacción y miseria juntas, a escasas cuadras de la residencia presidencial, en el corazón de Bogotá.

Alejandra Villamil, quien hizo el perfil del Mono Suárez, Luis o Víctor Julio, para la revista light Don Juan, que reprodujo la edición extra de $200 pesos, de El Tiempo, 23 de septiembre de 2010, tituló su crónica “Perfil de un hombre malo”.


Sin embargo, ella misma, al cerrar la historia del "bandido", no dejó de reconocer lo contradictoria que es la vida de este campesino, alzado en armas desde los 15 años, contra la oligarquía colombiana, los terratenientes y burgueses juntos, y sus aliados internacionales, como acostumbran caracterizar a la “democracia” colombiana los intelectuales comunistas, institucionales, extraños herederos del legado conceptual de Gaitán, a quien también repudiaron en vida por su comportamiento fascistoide cuando quiso ser presidente por el voto popular.

Alejandra cierra su crónica diciendo: “la historia dirá que fue uno de los peores y más sanguinarios terroristas que tuvieron las Farc, que era un narcotraficante y un secuestrador despiadado. Otra será la versión de la misma historia que se escriba monte adentro. Dirán que además del estratega militar que llevó a las Farc a desafiar seriamente al Estado, fue un comandante cálido, preocupado por sus hombres”.

Delante de estas dos versiones siguen el presente y el porvenir de los grupos y clases subalternas, en procura de su autonomía política. Estas necesitan como nadie la construcción democrática, que es radical para que sea. LA democracia requiere, exige la igualdad social para los trabajadores y pobres de Colombia, en las ciudades y campos. Así lo entendía hasta su muerte Estanislao Zuleta, quien conversó al respecto con el M-19 reunido en Los Robles en el frustrado encuentro por la Democracia y el diálogo Nacional.

Tal empresa ha estado hasta hoy tachonada de fracasos y costosas postergaciones. Un hijo de esa oligarquía, formado en la Armada Nacional y en la conservadora Universidad de Kansas, habla después después de haber sido elegido presidente que éste es el tiempo de la prosperidad democrática. Muy pronto sabremos tod@s a qué democracia se refiere, y si Colombia podrá salir de la tragedia y la farsa juntas, donde bombas y morteros, muertes y más muertes, anónimas y conocidas son la ingrata expectante memoria de una nación que no acaba de serlo.

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