miércoles, 6 de octubre de 2010

Ginneth Narváez, estudiante del doctorado en Flacso (Quito), nos remite un testimonio de Eloy Alfaro, quien ha participado en las jornadas del Seminario Internacional A. Gramsci en Quito. N de la R

¡El Pueblo, Siempre el Pueblo!

Lecturas a partir de los hechos del 30-S

Por: Eloy Alfaro

Fui herido por disparo de arma de fuego por parte de la policía, en los eventos del 30 de Septiembre, en los que los uniformados iniciaron una revuelta que nunca pudieron controlar y terminó a balazos.

Estuve en las cercanías del hospital de la Policía (las Casas y Av. Occidental) junto con otros cientos de personas que creíamos que, no podemos permitir que un grupo de “chapas”, “tombos”, milicos o el que fuere, eche al traste años de lucha de un pueblo como el ecuatoriano, que sigue peleando con la esperanza de un mañana digno, sin prepotencias de ningún tipo, con una sociedad no capitalista y con una naturaleza sin minería. Por eso muchos estuvimos ahí, otros también fueron por el presidente.

Convencido de que a la prepotencia de la bota policial, militar o de lo que fuere, no se le puede permitir estas acciones, a continuación comparto algunas lecturas sobre el hecho.

1. Prepotencia

La insubordinación policial, dejó ver un cúmulo de prepotencias de lado y lado. Acostumbrados como estamos de la prepotencia cotidiana de la policía, no me llamó la atención, que en las dos primeras horas de la insubordinación, estos cerraran calles y actuaran sin mayor razonamiento. Las actuaciones que tuvo después la tropa no tienen nombre. Esa era la primera prepotencia.

Cuando por los medio vi que llegó el presidente al cuartel donde estaba la policía insubordinada, pensé que ningún canal de diálogo previo había funcionado. Pero después supe que no hubo canales previos de diálogo. Nunca hubo diálogo.

Sin embargo uno como ciudadano se pregunta qué hace el presidente en una revuelta, dónde los alzados exigen que no les quiten los juguetes. Ese no debería ser un tema resuelto por sus subalternos?, ¿será que los subalternos no pueden resolver esos problemas complejísimos?, sino es así, entonces habrá que buscar a alguien que si lo pueda hacer, para eso pagamos nuestros impuestos. El presidente no está para resolver problemas minúsculos.

Pero también la presencia del presidente en el regimiento Quito, a mi modo de ver es, una muestra del super Poder que cree tener, eso le lleva a pensar que incluso su sola presencia puede resolver problemas domésticos o calmar los ánimos. Es la idea de querer controlar todo. Es decir una visión exacerbada del poder, Poder Total. Esto es cuestionable. Esa idea de super Poder, le llevó a que su presencia en el regimiento, se convierta en un error.

Error que lo aprovechó el contrario, para radicalizar su acción y sin que públicamente lo manifestara, de hecho, ejercer presión al presidente, impidiéndole la salida del hospital. Impedir al presidente la salida, convirtió la insubordinación en la crónica de un secuestro “anunciado”.

2. ¡Quién está detrás…!

Para quienes prepararon las acciones del día jueves 30 de Septiembre y que coordinaron con la tropa de la Fuerza Aérea y Ejército. La presencia del presidente en el lugar de los hechos, proponía un escenario que no se lo deben haber planteado y debieron ajustar el plan, que desde ese momento se les fue de las manos.

Es decir la acción de insubordinación de la tropa del ejército, la policía y la fuerza aérea, fue una acción preparada, premeditada y orientada con mucho tiempo. Por eso sabían dónde ubicarse, como actuar, dónde cerrar las calles. De lo contrario, para reclamar por los juguetes bastaba con hacer una acción de brazos caídos al interior del cuartel, como hacen los trabajadores cuando ocupan el edificio o la fábrica y paran la producción con el objeto de llamar la atención. Lo del jueves no fue así, se buscaba controlar la ciudad y casi lo logran.

La espontaneidad en los uniformados no existe, eso les rebasa, pues se deben a un orden gerárquico, es decir saben recibir órdenes. Por ello aun hay que averiguar quién o quienes hicieron de puente entre las inconformidades de la tropa de la fuerza aérea, con las de la policía y el ejército. Alguien con capacidad de ser espontáneo estuvo trabajando sistemáticamente, paso a paso, junto con la tropa, preparando el momento indicado.

A todo esto la pregunta es, ¿para qué carajo sirve la super agencia de seguridad que montó este gobierno?. ¿No se supone que estas agencias están para prevenir estos actos?, o es que, ¿había miembros de estas agencias entre los que reclamaban los juguetes? Como ecuatoriano exijo respuestas.

3. Problemas legislativos resuelve ejecutivo

Una constatación que todos y todas sabíamos es que, el ejecutivo fue al regimiento Quito a resolver un problema legislativo. Los artículos de la ley, motivantes del levantamiento son temas básicamente legislativos, y en ese espacio debió resolverse. No se dio así. Y por ello el ejecutivo puso en evidencia su intención de resolver el tema, prescindiendo del legislativo, donde tiene mayoría, dejando en duda las capacidades de resolución de este espacio y la de sus propios co idearios.

4. Quien manda en los que se insubordinan…

Puedo afirmar que fue una ventaja que entre los alzados no había ideología. Al menos en apariencia. Los que están detrás deben tenerla. Si la acción fuera ideológica, el desenlace habría sido distinto, sin pronóstico. Pues si todas las fuerzas armadas se paralizaban, como producto de una inteligencia que coordinaba todo, Correa estaría sin gobierno.

La tropa no tenía ideología, ni mando aparente, por eso eran más brutales. De lo que pude ver en el lugar donde me hirieron, la policía sabía que debía manifestarse para posicionar sus reclamos y que cuando ya estaban con el presidente al interior del hospital, sabían que no podían permitir que el pueblo se acerque.

Eso sabían. Lo que no sabían es cómo sostener aquello que sabían. Por eso actuaban de manera torpe. Mientras los ciudadanos intentaban dialogar con algunos uniformados, otros les gritaban que no lo hicieran, otros tiraban piedras a las personas, otros iban con sus motos amedrentando. Es decir, entre ellos no había un interlocutor.

Cuando hay manifestaciones populares y llega la policía, la tropa siempre está al mando de alguien que les dice cuando disparar, cuando avanzar, cuando ser espontáneos o no. Este no era el caso. Cada uno hacía, sin mando, lo que más podía.

El problema es que actuaban así con las armas, uniformes, cascos, y toda la dotación compradas con nuestros impuestos para cuidarnos. Es así que mientras unas personas le daban la mano a un policía, e intentaban conversar, otros uniformados, en el mismo espacio, simultáneamente insultaban a las personas y les tiraban bombas o disparaban sus armas. Uno de esos disparos casi me mata.

5. En el pueblo no hay quien mande

Como al medio día Alianza País (AP) a través del canciller Patiño, de manera irresponsable convocó a la movilización del pueblo, para el rescate del presidente, como si no estuviera el ejército para rescatar al presidente. Pero Patiño no comandó la lucha popular que se dio.

Cuando llegó la marcha comandada por Patiño, el pueblo mayoritariamente ya estaba en la calle en todas las esquinas en torno al hospital combatiendo con la Policía. El pueblo de Quito por su propia práctica sabía cómo actuar. Es decir en la movilización popular de Quito en los últimos tiempos y en esta, era evidente que hay un auto gobierno en la movilización, que en la lucha popular surge una inteligencia colectiva que niega liderazgos. Y esto porque quienes participamos en la movilización, somos pensadores y no seguidores.

Para la mayoría de gente en la calle, ni las banderas, ni los pañuelos verdes, significaron expresión de liderazgo popular, pues en las acciones directas y en otras de carácter masivo y de lucha a AP le falta crecer. AP no lideró esta lucha, pues a este pueblo, en este tipo de cosas, no le hace falta líderes. Eso quedó claro.

El pueblo de Quito otra vez dejó en evidencia su capacidad infinita de movilización y conciencia. Por eso rebasó la incipiente capacidad de lucha y liderazgo popular de AP. El pueblo de Quito se movilizó y con ello envió un mensaje claro a los líderes políticos: que es un pueblo digno y que por ello mismo, está para más cosas que para una convocatoria a movilizarse coyunturalmente, el pueblo demostró que es un factor para el cambio fundamental, que no se puede prescindir de él.

Demostró también que debe ser convocado para acompañar los cambios que el país necesita, no solo para escuchar a líderes en una tarima o en un concierto, muy comunes en AP. El pueblo por tanto demostró que quiere cambios permanentes y profundos, por eso sale a las calles. El pueblo demanda que se gobierne con él.

6. Esto se resuelve a tiros.

El levantamiento del 90 marcó una forma distinta de asumir la democracia para los grupos subalternos, de manera directa, con pueblo organizado en la calle. Hasta entonces los grupos de Poder contaban con las fuerzas armadas para dirimir sus diferencias. El último de estos hechos fue cuando los comandos de Taura retuvieron a Febres Cordero en la base aérea y el asunto se definió a tiros.

Desde los 90 era suficiente el pueblo en la calle para que los asuntos se definieran de manera menos brutal. Así con pueblo en la calle se dio a conocer el movimiento indígena y el país cambio, con pueblo en la calle se paró la ley agraria del 94, con pueblo en la calle el loco que ama huyó, con pueblo en la calle Mahuad puso pies en polvorosa y los banqueros se llevaron la plata, con pueblo en la calle dijimos “fuera todos” y el dictócrata, igual que los anteriores, huyó. Con pueblo en la calle detuvimos el TLC, y con pueblo en la calle tenemos esta nueva constitución. Por el pueblo en la calle tenemos lo que tenemos, no por la bondad de algún líder.

Sin embargo, en esta ocasión no fue suficiente el pueblo en la calle. Se puso en evidencia que para la policía el pueblo en la calle siempre será una amenaza.

Por eso el desenlace de esta historia se dio con tiros, balas, heridos y muertos de por medio. Lamentable. En un país con una constitución que busca la vida armoniosa, que garantiza la participación y crea un quinto Poder como medio de conducción de las demandas sociales, que esto se resuelva a balazos, significa que hemos retrocedido.

7. Dejemos el pasado atrás

Recuerdo al loco que ama, después de ser declarado incapaz mental, huyendo a Guayaquil y en esa ciudad, siendo llevado en hombros por la multitud en medio de un aguacero. Ya en la gobernación un Bucaran envalentonado, todo mojado y a gritos, se abría la camisa, también mojada, y golpeando su pecho (mojado de lluvia y sudor) increpaba a sus contrarios a que, si quieren matarlo lo vayan a buscar “aquí los espero”, decía.

Abriéndose el pecho “quieren matar al presidente? mátenme, entonces” decía el presidente.

Lo del jueves me deja ver, que sin importar el tiempo, las formas no han cambiado. La política ecuatoriana está plagada de actitudes de machitos, que uno y otro presidente han dejado ver en distintas circunstancias. En un momento de cambio, el pueblo ecuatoriano, reclama de sus líderes actitudes coherentes con el momento transformador y dejar ese pasado atrás. Las actuaciones de ayer y hoy, dejan en claro que “el machismo es violencia” sobre todo en la política.

Ahora me recupero de las heridas infringidas por la policía, con las armas que compró el pueblo, con el dinero que todos pagamos de impuestos… ironías de la vida…!

No hay comentarios.:

Publicar un comentario