miércoles, 27 de julio de 2011

En el diálogo animado con la publicación de una extensa carta del académico Medófilo Medina, ahora tercia el investigador y politólogo Juan Carlos García, maestro en problemas políticos, económicos e internacionales. Él destaca otras aristas en la reflexión sobre las Farc hoy, que se nutre en parte de una investigación realizada por cuatro años, y cuyos hallazgos proyecta en esta reflexión que publicamos. N de la R

OTRA RESPUESTA A MEDÓFILO

Juan Carlos García Lozano
Politólogo, investigador Grupo presidencialismo y participación
presid.y.partic@gmail.com

Un interludio crítico

Me parece muy importante lo que dice el profesor Medófilo Medina sobre el cuestionamiento político que hay que hacerles a las Farc y a los grupos guerrilleros, desmovilizados o no. Pero hay cosas en las que divergimos. Que el fracaso de la mesa del Caguán fue porque no había voluntad de paz de las partes, no es cierto.

Es importante precisar que la relación de fuerzas militares confirmaba que ninguna de las partes estaba derrotada: no había una economía del poder, al contrario. Ahora, respecto a que sectores marginales que apoyan a las Farc. Bueno, en eso tengo con él igual parecer. Solo que no es tan cierto que son tan marginales. A mí me parece que las bases de las guerrillas de las Farc después del Caguán crecieron más.

Lo que podemos ver ahora en este año y el anterior 2010 es un reagrupamiento de un intento de ofensiva departamental de las Farc. Lo otro, con respecto a que las Farc-Ep no han producido cambios significativos, la pregunta es qué entendemos por eso. Una revolución? Una constitución? Un líder político que gane elecciones? Una reforma agraria?

Es muy interesante pensar si un grupo subalterno tiene que hacer cambios significativos en Colombia. No se lo pregunta Medina: lo da por hecho. A mí me parece que en ese sentido las Farc-Ep no son vanguardia. Creo que el profesor Medina tiene aún un pensamiento vanguardista, una élite que hace los cambios. Las Farc no son eso y no lo van a ser. Es fundamental para ello estudiar el pensamiento o mejor, la ideología fariana para precisar si ellas se creen la vanguardia o si ellas intentan articular otros sectores para que esos sectores hagan los cambios. No es lo mismo. Intuyo que es lo último.

Los cambios que ha producido la guerra

Las Farc luego de casi 50 años saben que no pueden solas: el Caguán lo demostró. Por eso un analista no puede esperar que sea la vanguardia una guerrilla o que haga cambios. Pero volviendo al punto del profesor Medófilo Medina: los cambios que ha producido la guerra. Los hay, de parte y parte. Para el Estado, los últimos 50 años no hubieran gobernado los que lo han hecho, pésimamente, si no hubiera existido la guerra que legitima todo. Pues soy de los que piensa que la guerra en Colombia es un dispositivo del gobierno bipartidista luego de la muerte de Gaitán: no hay otra forma de gobernar este país.

Las guerrillas algo han aprendido, claro, si no inexistentes serían hoy. Se han conservado con todas las virtudes (grupos subalternos), falencias (ideología), contradicciones (cultivos ilícitos) y degeneraciones posibles (secuestro). Yo creo que el mayor cambio que las Farc-Ep ha producido en Colombia no es la conformación de todas las formas de lucha, como puede pensar Medina, sino que ha alinderado a su favor un grupo subalterno de campesinos en las zonas de frontera agrícola.

Esa es una cualidad de la guerra: el campesinado armado demuestra que en Colombia el Estado ha sido inexistente para amplias capas de la población. Es decir, las descomposición del campesinado continúa en Colombia: esto es premoderno. Demuestra también ese campesinado armado que la guerra contra las Farc es una cuestión de lo nacional-popular para recordar a Gramsci y no tiene que ver con la guerra fría o el Ché Guevara, incluso no tiene que ver con EE.UU.


Considero que la guerra ha forjado comandantes que han salido de las entrañas del campesinado, que en Colombia no es el más organizado, como en México, por ejemplo si miramos su revolución. Sería muy bueno estudiar esa formación de campesinos salidos de un grupo marginal y subalterno, campesino e indígena. Yo creo que por la pluralidad y diversidad ideológica, en la frontera agrícola en la que se colocan, este caso, el colombiano, es único en América Latina.

Desde los tiempos de Juan de la Cruz Varela, Quintin Lame, Guadalupe Salcedo, Jacobo Prías Alape, Manuel Marulanda, Jorge Briceño, etc. Ahora, el comandante Cano no es campesino. Esa es una diferencia que muchos no advierten. Algo va de Marulanda a Cano. Sí, y eso es lo que muchos analistas no reconocen. Para el debate: hace unos días la fundación Arco Iris sacó en El Tiempo un informe donde puede leerse que con Cano las Farc, han tendido a la recuperación de la ofensiva militar, que los niveles son, aparentemente, los del 2001. Es decir, la seguridad democrática de ocho años, la mayor ofensiva militar de todos los tiempos, no logró eliminarlas ni derrotarlas.

Algo va de Marulanda a Cano.

Es seguro que Cano responderá, Marulanda no lo haría. Pero Cano escribirá desde la posición del que no ha sido vencido y según parece por los investigadores de Arco Iris, ha logrado reorganizar a las guerrillas bajo su mando, más con la muerte de Briceño. Y lo hace, pienso, bajo la premisa de su líder ideológico, Jacobo Arenas: la guerrilla para crecer requiere estar a la ofensiva. Por eso digo que hemos salido de la etapa del ejercicio político con las bases guerrilleras, campesinas e indígenas, que duró una década, la de la seguridad democrática.

Las Farc con Cano ahora están en otra lógica: la de presionar un acuerdo con el gobierno de Santos en la perspectiva de articular finalmente a la multitud subalterna que saque a Colombia de la guerra. Terminar la guerra, reducir las FF.MM, compartir el poder, la defensa de la democracia, sería una revolución. El que el mismo Presidente diga que acepta a Piedad Córdoba en las liberaciones de los rehenes, dice mucho.

Intuyo que a la vuelta de dos años estaremos en diálogos con las Farc. Pero para entonces, ya no serán las guerrillas del Caguán, con el centro decisorio en Marulanda, sino en un bloque subalterno organizado por Cano. Para entonces, las Farc no estarán solas

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