LA COYUNTURA GLOBAL Y LA CRISIS DE LA DEUDA ESTADOUNIDENSE
UN DESENLACE (IN) ESPERADO DE LA CRISIS ACTUAL (parte II)
Miguel Angel Herrera Zgaib[1]
El monetarismo tal y como lo enseñó a los “Chicago Boys” Milton Friedman, y lo fundamentó F. Von Hayek, autor de “El camino a la servidumbre”, criticando las experiencias socialistas, marcó el retorno de la escuela austriaca consagrada en los Estados Unidos. Hayek fue el patriarca de esta iglesia laica, y obtuvo el Nobel de economía. Vivió un cuarto de siglo de gloria, siendo Reagan y Thatcher los más fieles cancerberos de la religión del lucro egoísta.
Hace algo más de una década la criatura de dos cabezas: neoliberal en lo económico y neoconservadora en la vida civil se derrumba ante nuestros ojos. Enfrentada por el desierto de miseria y exclusión que sembró en la mayoría de los países del orbe. Los escenarios avanzados del capitalismo y sus periferias sufren la sequía del trickle down effect, el efecto gota a gota, de un modo asincrónico. El monetarismo capitalista bajo el comando de la especulación financiera extendió como plaga de Egipto las diferencias entre los de abajo y arriba en forma astronómica.
Un botón de muestra
La pobreza disminuyó en el conjunto de los países de América Latina a lo largo de la primera década del nuevo siglo…Entre 40 y 50 millones de personas dejaron de ser pobres. En 12 países se redujo la desigualdad; entre estos, en Brasil, México, Perú y Chile. En Colombia…la pobreza extrema no cayó y la desigualdad aumentó. Carlos Caballero Argáez. Escuela de Gobierno U. de los Andes. El Tiempo, 13/08/2011, p. 21.
Chile, en contra de lo escrito por el director de la escuela de gobierno de los Andes, es el más cruel ejemplo de desigualdad socio-económica en Suramérica: entre lo que gana el más rico y el más pobre hay una relación de 1 a 700. Queda claro, sin tentaciones economicistas, por qué es posible que en la patria de Neruda pase lo que pasa actualmente. Hubo dos días de huelga general en 25 y 26 de agosto, y la gente en la calle pide a gritos, y con huelgas de hambre, la derogación de la Constitución que impuso Pinochet; y muerte definitiva al reinado discrecional de los Chicago Boys, y a su multimillonario consueta, el presidente Sebastián Piñera.
Además, el avance más significativo de las multitudes organizadas y movilizadas después del cruento fin de la Unidad Popular, es exigir el desmonte de la indignante escala de privilegios aumentada por casi 40 años bajo la “soberanía” del capital financiero: el establecimiento de la educación pública y gratuita, y un sistema de salud no mercantilista.
El capitalismo que floreció en Chile marchitó al grueso de su sociedad bajo un régimen de excepción marcial consentido por socialistas y demócratas cristianos que vive sus últimas jornadas. Colombia fue un aplicado y “desastroso” discípulo de Chile desde que existe la Ley 100, y un párvulo “aventajado” en privatizar la educación, las formas campesinas y las comunidades de las minorías ancestrales contra viento y marea.
Delante de cualquiera está el escándalo de Carimagua, AIS, el despojo paramilitar del Urabá antioqueño por el Fondo Ganadero de Córdoba, y la más protuberante punta del iceberg: la corruptela multibillonaria de las Eps privadas, como en las intervenidas Saludcoop y Humana, amén de la tozuda picardía de nuestro presidente en funciones, quien insistió en ir a Chile en busca de lo que no se la ha perdido: la receta que salve a la educación pública, esto es, su consecuente privatización.
Entre Bush y Obama
La etapa más crítica de la destorcida neoliberal tiene dos momentos, la crisis económica de los años 2008-2009, la secuela de los yerros de la administración Bush en lo económico y político; y su actual rebrote brutal en el corriente año. La primera prohijó la elección presidencial del demócrata Barack Obama, punto de quiebre del liderazgo de los halcones republicanos que llevaron la guerra a las antípodas del globo, y la miseria a sus ciudadanos en el principal centro de la hegemonía capitalista.
A Obama le ayudaron, de una parte, el compromiso con las causas sociales de las barriadas de Chicago, en lo local; y su rechazo como senador a la acción guerrera en Irak, dándole golpe de estado a la ONU. Unido a su estilo directo y lacónico, que ahora enfrenta el incumplimiento de las promesas hechas a los electores descontentos, a las minorías “latinas” y a la joven intelectualidad que fue motor en la base de su campaña.
Obama ha intentado curar la enfermedad de la quiebra de las hipotecas, y los grandes conglomerados financieros que se alimentan como “vampiros” de la sangre de las familias medias estadounidenses echando dólares en la hoguera de las ilusiones, para evitar que aquellos mueran de inanición caníbal, en lo posible. Sin embargo la sangría continúa, y el desempleo apenas se recupera que mantiene una tasa superior al 9,1 porciento[2]. A lo cual se añadió la crítica circunstancias de haber experimentado sobrepasado el techo de la deuda permitido por la legislación estadounidense.
El descalabro financiero inducido por las hipotecas subprime, colocó de un golpe en la calle a miles de miles de estadounidenses: por la pérdida o venta precipitada de sus hogares.[3] Es el sino trágico de la inestabilidad y la incertidumbre que reinan en el infartado corazón de la sociedad capitalista más consolidada, donde la democracia liberal se asfixia por la pugna entre elites republicanas y demócratas por la presidencia, y los privilegios son cada vez más insultantes e insoportables de los menos, el puñado de billonarios, y los millones de pobres e indigentes que sobreviven de lo que queda de un raquítico “welfare”.
Jueves negro: quiebre político de la historia económica
Que Estados Unidos pague por su propia adicción al endeudamiento y sus peleas políticas sin visión de futuro. Reclamo de las autoridades económicas chinas.
El viernes 5 de agosto, la agencia de calificación de riesgo, Standard & Poor’s, bajó de AAA a AA+ la deuda norteamericana, porque no hay seguridad suficiente a mediano plazo que el gobierno estadounidense pueda honrar sus exhorbitantes compromisos económicos. Colombia vivió también ese día una caída de su bolsa que alcanzó al 6,05 porciento, y que estuvo cayendo desde el comienzo de aquella semana negra.
El trasunto de este comportamiento económico fue una errática actuación política que comprometió al ejecutivo demócrata y al congreso dominado por los republicanos en alianza con algunos demócratas en rebeldía contra Obama, y su dizque perfiles socializantes. Esta vez la divisa no era: “Es la economía, estúpido”, que hizo famoso a Bill Clinton, sino “Es la política, estúpido”, que coloca al borde de la pérdida de la presidencia al circunspecto y atildado Barack Obama.
Ahora la receta aplicada por el desaparecido Consenso de Washington, de los ajustes sangrientos toca a la puerta de su principal promotor en el pasado, recortar gastos y cobrar más impuestos. Pero su congreso aceptó lo primero, pero rechazó lo segundo. Apretarse el cinturón sí, pero no los ricos, aunque uno de ellos, después, Warren Buffett, haya dicho que es irrisorio lo que él paga por impuestos comparado el monto de sus ganancias anuales.
Al riesgo de una posible recesión estadounidense en un plazo de dos años, se le añadió la crisis de la deuda en los socios de la UE. Italia tuvo que encajar nuevas reformas económicas en contra de los más, para socializar las pérdidas que resultan del despilfarro y la especulación financiera en los mercados del mundo. Lo cual hace casi imposible la reelección del halcón Berlusconi.
El descenso general en las bolsas fue el peor en casi tres años de tragedia económica internacional. En esta primera semana del agosto negro, las acciones europeas perdieron 820.000 millones de dólares de acuerdo con el índice MSCI. Todo lo cual fue agravado también por un notorio decrecimiento de las principales economías asiáticas, China, India y Japón.
[1] Exrector de la U. Libre de Colombia. Exdirector de Ciencia Política y el Instituto UNIJUS, Universidad Nacional. Profesor Asociado y director del Grupo de investigación Presidencialismo y participación en la Facultad de Derecho y Ciencia Política, Universidad Nacional de Colombia.
[2] En el mes de julio se registró la creación de 117.000 nuevos empleos en EUA, que superó el estimativo inicial de 85.000 pronosticado por los analistas, lo que bajo en una décima la caída del desempleo.
[3] El punto máximo de la caída de las hipotecas subprime, respaldadas por bonos con las mejores calificaciones de las agencias de riesgo, fue la caída del gigante Lehman Brothers y el angustiante auxilio gubernamental a las firmas aseguradoras al borde de la quiebra. Todo lo cual precipitó a Estados Unidos en la recesión desde diciembre de 2007. El nuevo gobierno de Obama tuvo que meterse la mano al dril, y hubo una corta recuperación marcada por la baja en el desempleo que pasó de 10,1 a 8,8 entonces.
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