COLOMBIA AL INICIO DEL 2012
MIGUEL ANGEL HERRERA ZGAIB
Grupo Presidencialismo y participación, Unijus/Colciencias
ANTESALA
“Hoy, el sistema (seguridad social) en conjunto recibe más de lo que gasta. Si se tuviera una sola unidad de caja, todo el sistema estaría generando un superávit…” Juan Carlos Ramírez, Cepal/Colombia.
Al comenzar el 2012, trascurrido más de un año de la prosperidad democrática, el balance de Cepal para Colombia no es el más alentador. Sin embargo, hay cifras que traen esperanza de una mejoría relativa que la opinión pública destaca.
Entre 2009 y 2010, pasamos de 45,7 a 44,3 por ciento en pobreza; la indigencia mermó de 16,5 a 14,8 por ciento. Estas cifras corresponden al Informe Panorama social de América Latina, 2011, rendido por Alicia Bárcena, su secretaria ejecutiva.[1]
Comparando estadísticas conviene recordar con el apoyo de Cepal, que el promedio de pobreza en AL es el de 31,4 y de indigencia 12,3 por ciento, en tanto que en materia de gasto social por habitante es de 981 dólares, en cambio para este índice, Colombia apenas alcanza los 500 dólares. De otra parte, recuerda Juan Carlos Ramírez, director de Cepal en Colombia, que habrá un déficit progresivo en materia de saldos anuales de ingresos y gastos en seguridad social de 2012 en adelante.
La pobreza colombiana sólo la superan la gente de Honduras, Nicaragua, Guatemala, Paraguay, Bolivia y El Salvador, en orden descendente. Pero en la región hay una tendencia a bajar pobreza y desigualdad, la mejor luego de 20 años. Según los analistas esta mejoría se debe al incremento laboral, pero principalmente, obedece a mayores transferencias y a un incremento del gasto público social, luego de la quiebra del modelo neoliberal de gestión de lo social. Tal es el caso de Colombia en el mismo periodo que subió en 10 por ciento.
El índice más preocupante en lo inmediato, es la situación de la población en pobreza extrema, porque el inminente aumento en el precio de los alimentos. Ello producirá en este año 2012 un aumento considerable en el valor de la canasta familiar, y esta población de pobres tendrá que destinar más del 50 por ciento de sus ingresos a este concepto. Los países que están mejor en materia de pobreza son, en primer lugar, Uruguay (8,6), lo sigue Argentina, Chile, Costa Rica, y Brasil, de un grupo de 18 países.[2]
Quien es hoy director del DNP en Colombia, Hernando José Gómez, señala que el avance en la lucha contra la pobreza es indicativo que la economía crece en todos los sectores. Y hace un énfasis especial en el programa asistencial Familias en acción, que tiene 1.500.000 familias atendidas en vivienda y empleo. Y la meta, según su entender, es resolver los problemas de transporte y comercialización que encarecen los costos de la canasta familiar para los más pobres.[3]
LA REALIDAD DEL CAMPO
El 41 por ciento del área catastral rural la explota el 3.8 por ciento de los propietarios. Gran Atlas de la Distribución de la Propiedad Rural. IGAC/CEDE/U. de Antioquia.
La información del Gran Atlas de la Distribución de la Propiedad Rural señala para fines de 2011, que de un total de 2,4 millones de propietarios de predios rurales, 91.200 (3,8 %) tiene más de 200 Has, mientras que 943.200 son los dueños de menos de 3 has cada uno. Esta extensión no supera el 3,7 por ciento de toda la base catastral nacional.[4]
El estudio que preside la publicación del Atlas establece que durante medio siglo contado entre 1960 y 2009, el minifundio que abarcaba el 66.7 por ciento del total de propietarios, hoy no superan el 49.8. En contraste, en el otro extremo, quienes son dueños de más de 500 Has, pasaron de ser el 0,4 al 1,4 por ciento del total de propietarios.
Hay una cifra diciente, en términos de promesa programática y realidad, ya que abarca los dos gobiernos del expresidente Uribe Vélez, quien la incluye en su proyecto de gobierno de 100 puntos. Conforme al coeficiente GIni la desigualdad se incrementó de 0,80 a 0,86. Esta realidad rural define un componente que hace de Colombia el país peor situado en desigualdad en materia de redistribución de ingreso en América Latina.
Antioquia y Valle tienen el peor índice, 0.91, y le siguen Quindío (0,88), Arauca (0,87) y Meta (0,86). Al centro de esta escala de desigualdad están Córdoba (0,85), Chocó (0,85), Cauca (0,84) y Casanare (0,84).
Referida la medida a superficies, está claro que no hay una distribución de la tierra equitativa, ni cosa que se le parezca: las propiedades pequeña, minifundio y microfundio sumadas alcanzan 7 millones de Has que es tan solo el 18 por ciento del territorio explotable; el 40 por ciento está en poder de medianos propietarios, y el 41 por ciento en cabeza de verdaderos terratenientes, dueños de predios superiores a las 200 Has.
La realidad de la pobreza campesina es mayor comparada con el conjunto nacional por alcanza al 50 por ciento, y la medida nacional es 37, 2. Los departamentos peor distribuidos en materia de propiedad rural son Antioquia y Valle, y este proceso es agudo en consideración a la cercanía a recursos hídricos y fertilidad de los suelos. Dos zonas críticas allí son Urabá, y el valle del Río Cauca, afectada recurrentemente por fenómenos de desplazamiento.
Los departamentos ya mencionados expresan la concentración de tierras para la región Pacífica, y no es menor para las regiones Sur y Andina Central. En la región Caribe los más insultantes niveles de de latifundio corresponden a zonas de conflictos tradicionales, Sucre, Córdoba y Bolívar, en las vecindades de los ríos Sinú y San Jorge. Y cada vez es más notorio el mismo fenómeno de concentración en Meta, Casanare y Arauca.
Por último, no deja de ser significativo, en materia de tributación, qué ocurre con los dueños de la riqueza territorial rural. El avalúo de sus predios es 82 billones, y representa el 14 por ciento de todos los avalúos nacionales. La actualización del catastro sin embargo no es total, según lo advertía Jorge I. Gómez, director del Instituto Geográfico Agustín Codazzi, porque está pendiente en un 43 por ciento, lo cual se espera se cumplirá en 2015.[5]
CENTRALISMO Y DESIGUALDAD DEPARTAMENTAL
Desde los albores del siglo XIX, Colombia vivió con acerbidad la disputa entre centralistas y federalistas. Bogotá mantiene el predominio económico, pues concentra con el 25,8 por ciento. La ciudad capital junto a 5 departamentos, Antioquia (13,4), Valle (9,7), Santander (7,5), Cundinamarca (4,9) y Atlántico (4,1) suman el 65 por ciento del PIB, según lo estableció el DANE para el 2010.
La distancia es abismal si se toman en consideración a los departamentos coleros en esa participación económica. Por debajo del uno por ciento están Quindío, Chocó, Sucre, Putumayo, Amazonas y Guaviare, de un total de 12 departamentos en similares condiciones.
La economía colombiana de acuerdo al estudio del Dane, para el año 2010, alcanzó a 548 billones, esto es millones de millones; y Bogotá en ese reparto de riqueza tiene la parte del león, que equivale a 141,3 billones de pesos.
Los motores más sobresalientes de la economía nacional son la minería, que empuja el lugar tradicionalmente ocupado por Meta y Chocó. Lo siguen en importancia la industria, el comercio y el arrendamiento de vivienda.
¿Y DE LOS MUNICIPIOS, QUÉ?
“Se tomó la decisión de que un 25 por ciento de los recursos del llamado Fondo de Compensación Regional se destinará a los 700 municipios más pobres del país.” Juan Carlos Echeverri, ministro de Hacienda.
A raíz del trámite de la reglamentación de las regalías que ocurrió durante el mes de diciembre de 2011, y que copa algo más de 150 artículos, el gobierno categorizó a 700 municipios de Colombia como los más pobres. Entre estos se repartirá el 25 por ciento de los recursos del Fondo de Compensación Regional.
Las cifras de las regalías constituyen las riquezas más apetecidas por el gobierno nacional, y sobre las cuales se han montado las operaciones, en principio, más ambiciosas para avanzar en términos de paliar la ancestral estructura de privilegios y avanzar en algo en materia de las desigualdades ya consignadas que son insultantes, y que los especialistas de renombre denominan estructurales, estos es, más impermeables a los cambios cosméticos y coyunturales.
Tales regalías se calculan para el entrante año que alcanzarán a 8,7 billones que se pagarán por extraer las empresas transnacionales y nacionales los recursos no renovables del subsuelo colombiano. De acuerdo al proyecto de marras la distribución posible de la fortuna del nuevo “rico” Epulón Colombia es la siguiente:
Pensiones (10%), Ciencia y Tecnología (10%), Fondo del Ahorro (30%), Funcionamiento (2%), Fiscalización Yacimientos (2%), Monitoreo y control (1%), Departamentos, Municipios productores y portuarios (9%), Fondo Compensación Regional (21,6%), Fondo Desarrollo Regional (14,4%).
Pero la pobreza será administrada a cuentagotas con un dispositivo llamado el triángulo de buen gobierno, que algunos ironizan ya, llamándolo el “triángulo de las Bermudas”, porque en él se refundirá y enmascará el tema de los auxilios congresionales que existen camuflados de los tiempos de Carlos Lleras Restrepo, porque desde entonces aceitan la maquinaria electoral.
SALARIO MÍNIMO Y ACUERDO CON SINDICATOS
“Este acuerdo muestra que sí se puede hacer concertación en lo social”. Rafael Pardo, ministro de Trabajo.
“…esta prosperidad tiene que ser repartida: prosperidad para todos”. Juan Manuel Santos , presidente de Colombia.
Si hacemos casos a la curva del salario mínimo contabilizada por el restaurado ministerio del Trabajo, entre los años 2001-2012, este siempre estuvo fijado por encima de la inflación del año anterior con la excepción del año 2009, cuando coincidieron en 7,67 por ciento. Ahora, cuando se logró concertar el salario en $566.700 pesos, este salario duplica el valor del pactado en 2001 cuando éste ascendió a $286.000, la inflación estaba en 8.7 % para el año anterior, y el incremento fue del 9.95%.
El reajuste actual, que incluye el mínimo y el subsidio de transporte alcanzó al 5,9 por ciento. Y todos, empezando por el presidente de la república y su rival presidencial, el nuevo ministro Rafael Pardo coinciden en celebrar que sea esta la cuarta oportunidad en que la concertación entre empresarios, gobierno y trabajadores ocurra.
Hacía 5 años, en tiempos de Uribe, que tal acuerdo no había sido posible. El propio congreso de Colombia tiene proyectos que le den a dicha corporación la potestad de fijarlo, porque en caso de desacuerdo es el poder ejecutivo quien lo sigue imponiendo.
Las centrales obreras principales, la CGT, que se encuentra cercana a la Unidad Nacional, y su contradictora, la CUT, que preside Tarsicio Mora, insistieron en que hubo “voluntad política” de empresarios y trabajadores. Los reales descontentos con la medida parecieron ser los agremiados de la micro, pequeña y mediana industria con la vocería del presidente de Acopi, Mauricio Ramírez, sin salirse de libreto de la satisfacción por el acuerdo logrado entre las partes.
No se correspondió dicho aumento con lo pedido por los trabajadores y pensionados, 8 por ciento, y estuvo por encima de lo calculado por el frente empresarial, que lo estableció para negociar en 4,75 por ciento; y todos pensaron, aunque aun no se conocía el tope de la inflación que calculan inferior al 4 por ciento. Y también se hizo el cálculo gubernamental en materia pensional, que se calcula en 2 puntos porcentuales para el salario básico.
En materia de empleo, la Ley 1429 de Formalización y generación de empleo, luego de un semestre de vigencia vivió la primera prueba, negativa. La cifra prometida, 87.500 resultó imposible, conforme lo anunciara Stefano Farné, director del Observatorio de Seguridad Social y Mercado de trabajo de la Universidad Externado. A finales de agosto, la informalidad era casi del 69 por ciento, y se habían creado 11.599 empleos.
Dicho estudio contrastó con lo dicho por Natalia Ariza, directora de la promoción de trabajo, en septiembre ya había 4.911 empresas con exención por haber vinculado 37.551 trabajadores. La diferencia en los dos estimados con diferencia de solo un mes resulta inconciliable.
La respuesta de Farné señala que no se puede confundir empresas exentas y creación de nuevos puestos de trabajo. Según sus cálculos lo fueron apenas 1584 generando 11.599 empleos. Pero, la ley no es la única causa, también lo fueron el crecimiento y la formalización empresarial impulsada por las cámaras de comercio.
En suma, a más de un año de gobierno de la Unidad Nacional e implementación de la prosperidad, la realidad del trabajo nacional entre el trimestre enero/marzo de 2009 y abril/junio de 2011 descendió un punto según las estadísticas de la OIT, pasando de 66.4 a 65.6 por ciento. En esta categoría, que no cotiza pensiones están incluidos: empleados domésticos, trabajadores familiares sin remuneración, trabajadores por cuenta propia que no son profesionales ni técnicos, y trabajadores y empleadores en empresas del sector privado con hasta 5 personas.[6]
EL OPTIMISMO SE CONJUGA EN PRESENTE
“El mensaje central es que vamos bien, pero que debemos prestarle atención a lo que pasa en las naciones más ricas…Pensar que podemos salir indemnes si Europa registra una crisis más profunda o si Estados Unidos o China, se desaceleran, es ilusorio”. Luis Alberto Moreno, presidente del BID, en la Asamblea Anual, Montevideo.
“Para crecer más necesitamos infraestructura y sin esto es imposible”. María Mercedes Cuéllar, presidente de Asobancaria.
El DANE informó que la producción industrial creció solamente 2,4 por ciento en enero con respecto al mismo mes del año pasado (6 por ciento). De hecho, en enero cayó la producción de la mayoría de los subsectores industriales (25 de 48). El Tiempo, 22 de marzo de 2012, Bogotá, p. 8.
El cuadro de índices referidos en la parte tercera del ensayo Colombia al inicio del 2012, publicado en anterior entrega de Caja de Herramientas, permite entender hasta dónde puede llegar el clima de optimismo que miden los encuestadores nacionales en el año 2011. En particular, la firma Gallup divulgaba datos de percepción en la segunda semana de noviembre de 2011. Entonces el registro bimestral de favorabilidad mejoró en 7 puntos, pasando a 46 por ciento. Ahora, en marzo de 2012, en el informe anual del BID, presidido por un colombiano baja los niveles de optimismo.
En Montevideo se recordó hace poco, por ejemplo, cómo el PIB de América Latina entre 2010-2011 fue de 5,4 por ciento en promedio. En cambio, el pronóstico para el corriente año de 2012 es de 3,6 por ciento. Porque hay un cuadro de riesgos que tienen que ver con incumplimientos en el pago de la deuda en Europa, una baja en el precio de las acciones, y que disminuya el crecimiento de China.
Esta última situación impactará la economía de Colombia, Argentina, Brasil y Ecuador. Y de modo particular, para Colombia, lo sigue siendo “la apreciación de los tipos de cambio”, recuerda el exministro Guillermo Perry.[7]
La variación interna de noviembre de 2011 fue atribuida de inmediato, en parte, a la muerte del secretario de las Farc-Ep, Alfonso Cano, el 4 de noviembre, que se juntó con el desempeño económico en la industria extractiva nacional durante el último año. Auscultada la opinión pública en materia política, un 84 por ciento pensaba que las Fuerzas armadas pueden derrotar a la guerrilla, y sólo el 14 de los colombianos no lo cree todavía posible, ad portas de la liberación de 11 uniformados que deberá ocurrir entre el 2 y 4 de abril próximos.
El 49 por ciento de los encuestados decía que la economía estaba mejorando, mientras que un 39 por ciento de los encuestados consideraba lo contrario. Sin embargo, el optimismo en economía y política no obtienen iguales resultados. La misma firma Gallup registraba que por la combinación de ambos factores de opinión, principalmente, el pesimismo en los colombianos bajó de 39 a 33 por ciento.
LA REALIDAD REGIONAL Y EL SISTEMA POLÍTICO
Explorando un poco más estas encuestas, podemos sondear la realidad del sistema político en términos de la percepción ciudadana calificada. En cuanto a gobernantes, Santos mantenía la aceptación con 72 por ciento; y su imagen seguía un 67 por ciento sostenido de favorabilidad.[8] Pero los lunares de su administración son la educación, donde el 55 por ciento no acepta el manejo de calidad y cobertura, así como la salud y el desempleo nacional.
Otra cosa viene ocurriendo con la salud pública, y con el desempleo, donde Santos es calificado con 48 porciento de desfavorabilidad.[9] Pero, el indicador más preocupante, que afecta al sistema político nacional es la percepción negativa en la confiabilidad de los resultados electorales, ya que el 64 % no cree en la transparencia electoral.[10]
La encuesta que comentamos indagó también por la popularidad de cuatro alcaldes y gobernadores principales. En cuanto a alcaldes, Bogotá (78), Medellín (63), Cali (79), Barranquilla (90); en las gobernaciones, primero fue Antioquia (77), luego Atlántico (75), Santander (70) y Valle (61). Y clara también la creciente favorabilidad de Petro, quien alcanzó el 59 por ciento después de ganar la alcaldía en Bogotá.
Pasando revista a otros componentes del sistema político el cuadro de favorabilidad es variable. En particular, hay una constante, a pesar de todos los cuestionamientos del inmediato pasado. Las F.M ocupan un primer lugar (83 %). En seguida comparten el mejor posicionamiento la Procuraduría y la Fiscalía (70%). Después empatan en favorabilidad Contraloría y Policía nacional (67%). El sistema judicial, sin que la reforma a la justicia sea todavía aprobada, tiene los siguientes guarismos de favorabilidad: Corte Constitucional (62%), Corte Suprema (60%), Sistema judicial (34%). De otra parte, en materia de representación política ha son calificados por la opinión el Congreso (39%), los Partidos (31%), y la Iglesia católica (65%).
¿CUÁNTO DURARÁ LA FIESTA DE LA ECONOMÍA?
En lo económico está claro, por cifras, que el crecimiento Seguía manteniéndose con más de un 7 por ciento. Aunque, la desigualdad regional es la constante, tanto coyuntural como estructural, considerando las siete regiones del país según las estadísticas del Banco de la República. Aunque, durante el tercer semestre del 2011, el crecimiento económico desagregado provino el 17 porciento de la explotación minera, con las asechanzas provenientes de la amenaza de llegar a padecer en corto plazo “la enfermedad holandesa”.
En el Banco emisor, su junta reunida en marzo, comienza a pensar que la economía de Colombia alcanzó su máximo crecimiento, lo cual se traduce en la disputa acerca de subir o no los intereses para evitar el recalentamiento económico. Sabido es que subieron los intereses, por lo que el bando de codirectores que piensa que la economía está creciendo por encima de su capacidad se impuso. La otra parte cree, sin embargo, que la producción nacional aumentó por una mayor inversión del país y las empresas, cercana al 30 por ciento.
Para hacer explícito el crecimiento real, el B de la República utiliza índices de desempleo, venta de autos, despacho de cemento, exportaciones, producción de minerales, ocupación hotelera, área aprobada de construcción, y balanza comercial, que se combinan según las siete regiones.
Como fruto de tal actividad económica, hubo durante el tercer trimestre del año pasado un recaudo tributario de 65.2 billones. Sin embargo en materia de recaudo impositivo hay un efectivo desbalance entre las regiones: la suroccidental, de gran crecimiento sólo aportó 353.000 millones, mientras que la más deprimida durante el trimestre, el Eje Cafetero, lo hizo con un monto superior, 374.000 millones. Así que los mayores recaudos siguen proviniendo de las otras regiones, aunque de modo desigual.
Para completar la mirada, observemos el país discriminado por regiones, tomando como indicador el desempleo durante el tercer trimestre. Ello nos permite volver la perspectiva sobre el punto de partida, referida a la población de Colombia, a las mayorías, observadas en términos de desigualdad y pobreza.
Así las cosas, estos son los índices de desempleo por regiones. Centro (Tolima, Huila, Caquetá y Cundinamarca, 8,9); Caribe (Bolívar, Atlántico, Magdalena, Guajira, César, Córdoba, Sucre, San Andrés,9,5), Nororiente (Santander, Norte de Santander, Arauca y Boyacá, 11), Suroriente (Meta, Casanare, Amazonas, Vichada, Guaviare, Guainía, Vaupés, 11,4); Noroccidente (Antioquia y Chocó, 11,8). En el último lugar están dos regiones, el Suroccidente: Valle, Cauca, Nariño y Putumayo, (15,1), y el Eje Cafetero con el mayor desempleo medido, 15, 1 porciento.
UN MOTOR A CONTRA MARCHAS
“…hay unos desafíos importantes en materia de transporte como la necesidad de un aeropuerto más grande, vías más transitables y la navegabilidad del río Magdalena entre muchos aspectos”. Wilson Tovar, Comisionista de la firma Acciones y Valores. El Tiempo, 22 de marzo de 2012, p. 8.
“Lo que hemos tenido hasta ahora es producto de una inversión extranjera importante y unos resultados empresariales muy buenos pero, la verdad, creemos que esa capacidad de crecimiento está limitada por el tema de la infraestructura”. Andrés Ortiz, Global Securities. El Tiempo, ibíd., p. 8.
“Aunque las cifras muestran que la pobreza (entre 1990 y 2010 pasó de 48,4 a 31, 4 por ciento), 174 millones de latinoamericanos y caribeños siguen siendo pobres y 73 millones de ellos están casi en la indigencia”. Socorro Ramírez, Afrodescendientes y Obama en Cartagena. El Tiempo, 17 de marzo de 2012, p. 29.
Ahora bien, nadie discute en lo económico que el motor sigue siendo la explotación minera y de canteras durante el trimestre que cerró en septiembre de 2011, cuando el PIB tuvo un índice del 7,7 por ciento. En los dos extremos de este despegue regional desigual están, de un lado, la región Suroccidente con un 24.4 por ciento, mientras que en el otro se ubica el Eje Cafetero con un 7.6. En el medio están las regiones Nororiental (19.2) y Noroccidental (17).
Hay un departamento emblemático y líder en este crecimiento desigual y con altos índice de desempleo poblacional, Meta y su capital Villavicencio donde se cosecha la bonanza minera con un incremento del 25.9 por ciento en la explotación petrolera, y en el consumo de bienes durables, automóviles con un aumento del 70.9 por ciento. Con todo, como ya vimos, el desempleo es del 11. 4 por ciento. De otra, en la región Noroccidente se desarrolla una notable actividad financiera y captadora de ahorro. La cartera creció un 40,5 por ciento, por encima del promedio nacional que alcanzó al 23.2 por ciento. Pero, al mismo tiempo, la tasa de desempleo es del 11.8 por ciento.
Por último, la Costa Caribe sigue siendo líder en la explotación carbonífera con un incremento del 27.6, seguida por el Nororiente que arrojó un incremento del 15.6 por ciento, a septiembre de 2011. Solamente es el Caribe, de los dos, donde el desempleo alcanzó el 9.5 porciento, superado apenas por la región Centro que resulta la más equilibrada y líder del conjunto con una tasa del 8,9 porciento. Sin que esté claro el peso específico de Bogotá en esta realidad presente.
LA UNIDAD NACIONAL Y LA SUERTE POLÍTICA DE PETRO
Tales son las coordenadas económicas y políticas sobre las que se sustenta un frágil optimismo, que favorece altamente a la coalición de la Unidad Nacional, en el mapa político de Colombia. Quien orienta el juego es un tardío, recalentado cultor de la tercera vía, el hoy presidente Juan Manuel Santos. Con todo, es quien representa un respiro en los ocho años de autoritarismo corrompido, a cuya batuta estuvo el ex presidente Uribe Vélez.
Entonces fue la pócima de la seguridad como receta, que no fue suficiente para terminar con la violencia política y social, porque estuvo preñada de todo tipo de corrupción. La cual se quiere ahora cubrir con nuevas medidas, siendo la más insultante el establecimiento de un fuero militar lleno de prerrogativas que prohijarán la impunidad de reformarse.
Ahora el proyecto hegemónico está en cabeza de la oligarquía cundi-boyacense, que se la pasa blandiendo la espada de la prosperidad económica. La Unidad Nacional tiene un contrafuerte de centro izquierda, cuyo liderazgo inauguró el inesperado triunfo de Gustavo Petro en la alcadía de Bogotá. Una realidad que sacó al Polo de la segunda posición política del país, y lo puso en un lugar secundario en la lucha política nacional, derrumbado por una ola de corrupción rampante, que su dirigencia no quiere corregir.
El joven alcalde, el mismo 1o. de enero pasado fijó unos puntos de contraste entre izquierda y derecha, sabedor como lo es que la disputa inmediata es por el centro político donde la clase media en protagonista de primera línea, y está agolpada en las grandes ciudades empezando por Bogotá desquiciada por la movilidad y la inseguridad cotidiana. Pero, de manera más específica, el alcalde Petro también anunció de manera improvisada, eso sí, claves posibles de movilización de la población más deprimida. Para recordar los tiempos del M-19.
Esta población, la gran mayoría es la que se abstiene de involucrarse en la política nacional de manera recurrente como se sabe, a no ser que se establezcan concretos incentivos para su involucramiento. Para hacerlo, desde los tiempos de Pastrana Arango, para recordar los tiempos de Sendas, se estableció el repertorio de incentivos, el más notable sigue siendo Familias en Acción, con el cual se pastorea alrededor de 3 millones de colombianos, una buena parte de los cuales aseguraron también en sus votaciones los presidentes Uribe Vélez y Santos, su sucesor.
La población pobre de Bogotá podría, de ser organizada y no solo cooptada, a lo largo de los siguientes años, hacer posible un triunfo presidencial de la izquierda nacional. Pero éste será un tópico a explorar en otros escritos. Sobre ello ha dado puntadas, un asesor de Gustavo Petro, el señor Vernot. Mientras tanto, a los pocos meses de su gobierno, Petro sufre la primera gran sacudida: el ataque a las instalaciones de Transmilenio, donde audaces minorías e indignadas multitudes paralizaron por 10 horas el funcionamiento del sistema masivo de transporte por la tradicional avenida Caracas.
No hubo muertos, sí más de 60 detenidos, y otras tantas personas judicializadas por actos vandálicos. Ellas miden el nivel de descontento urbano con una movilidad precaria e insultante, y una miseria in crescendo. Por más de una semana se había hablado del colapso de ese sistema, pero, en el interim no hubo una clara concertación ni medidas que anticiparan este evento que alteró la gobernabilidad en la capital.
El alcalde y su secretario de gobierno, antiguos dirigentes del M-19, pusieron antes y ahora a prueba su capacidad negociadora. Si resuelven el enigma del oligopolio en el transporte, las perspectivas reales del progresismo político mejoran, porque la suerte principal la juega en Bogotá, y el transporte es una dolorosa piedra en el zapato.
A lo dicho se suman, el agostamiento de la nómina paralela en el distrito que favorece al concejalato clientelista, y a los congresistas que pelechan en Bogotá, de una parte; y de otra, que logre obtener aprobación para un cupo de endeudamiento de 4 billones, para completar lo que el alcalde dice requerir para realizar su plan de gobierno.
El campo de la izquierda, con el Polo en barrena, se distrae cruzando armas con los progresistas. Por lo pronto cambian señalamientos e improperios, cuando otra debería ser la conducta frente al avance del capitalismo global y su voracidad en Bogotá, y en toda la desguarnecida geografía nacional. Peor aún, un dirigente visible, Jaime Dussán amenaza con castigar a los polistas que hagan parte de la Marcha Patriótica que marcha por varios días en dirección a Bogotá, y de la cual son socios inclusive, los militantes del partido Comunista, que hace parte del PDA.
Está también de frente el problema de la educación pública por resolver. La dirigencia juvenil del Polo tiene un lugar destacado en esa lucha. Aquí, en la primera semana de abril, con la designación de rector, sabremos para dónde soplan los vientos oficiales del ministerio de educación.
A la coyuntura educativa se sumó la entrega de los militares por las Farc-Ep, que reabre el problema no resuelto de la paz nacional. Al respecto, tanto el Polo como el progresismo de Petro y Navarro han tenido una posición timorata, y no pocas veces posturas vergonzantes, aunque hay una buena representación del PDA en Colombian@s por la paz, Piedad Córdoba los lidera, una liberal comprometida con el fin de la guerra interna.
Las semanas que siguen definirán el curso del primer semestre del año 2012. Empieza a calentarse con el estallido de Transmilenio. No hay duda, que el desempeño del progresismo será un buen termómetro, local y nacionalmente del presente de una verdadera izquierda de oposición, que tiene otras vertientes, enfrentada con la anacrónica “tercera vía”, que por lo pronto hace trinar al expresidente Uribe y sus asociados, denunciando que Santos es un traidor, y recientemente lo han ingresado a la categoría de los "populistas".
Por la otra parte, esta revisión política del recompuesto bloque de poder nacional enreda a la izquierda democrática y el progresismo institucionales en las trampas de un gobierno nacional que protege los intereses del capital. Sin que tengan por qué olvidarse del destino estratégico de Bogotá, no se justifica no dar apoyo claro y compromiso explícito, combativo a los movimientos sociales que surcan la geografía del país con su mensaje de abierta rebeldía y dispuesta resistencia.
El último caso, en cuestión, es el movimiento denominado Marcha Patriótica, MMP, que se reclama autónomo e independiente, y su militancia y simpatizantes caminan rumbo a Bogotá, donde más de 30000 participantes realizaron su toma pacífica, e instalaron el Consejo Patriótico Nacional, el comité ejecutivo, los consejos patrióticos regionales, y mantienen los acercamientos con todas las fuerzas del campo de la izquierda democrática, a la vez que rechazaron toda propaganda que intentó asimilarlos con el movimiento guerrillero de las Farc-Ep, tal y como lo publicitara el alto mando militar, o lo insinuara entrelíneas el mismo presidente en discursos antes y después de la presentación en sociedad del MMP, que venía definiéndose política y orgánicamente desde el año 2010. Tales son las novedades y los retos del presente.
[1] Ver El Tiempo, 30 de noviembre de 2011. Bogotá, p. 22.
[2] Estas son estadísticas que resumen resultados para el año 2010.
[3] Ver, EL Tiempo, ibídem, p. 22.
[4] La propiedad rural la clasifican así: 1. Grande, + 200 Has; 2. Mediana, entre 20 y 200 Has; 3. Pequeña: 10 y 20 Has; 4. Minifundio, 3 y 10 Has, y 5. Microfundio, - 3 Has.
[5] Ver Informe de El Tiempo, 9 de octubre de 2011. Bogotá, p. 8.
[6] EL Tiempo, diciembre 12 de 2011, p. 16.
[7] El Tiempo, 19 de marzo de 2012. Bogotá, p. 12, sección Debes saber.
[8] Está favorabilidad resulta correspondida en el concierto latinoamericano, donde el Iberobarómetro lo registra en primer lugar con 71 por ciento, consultadas 10.739 personas en 21 países, compartido con Laura Chinchilla de Costa Rica. Luego aparecen Dilma Rousseff (68), Rafael Correa (65) y Daniel Ortega (65).
[9] Este dato es tomado del Iberobarómetro coordinado por el Centro Nacional de Consultoría de Carlos Lemoine. El Tiempo, 20 diciembre de 2011, p. 4.
[10] El Tiempo, 16 de noviembre de 2011, p. 2.
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