domingo, 17 de junio de 2012

APRENDER  DE ECUADOR


Miguel Angel Herrera Zgaib
Profesor Asociado, Ciencia Política, Unal
Director Grupo Presidencialismo y participación, Colciencias/Unijus. Colombia.


                                                                Durante la intensa semana pasada en Quito, hay una reflexión que salta a la vista, la experiencia ecuatoriana de la revolución ciudadana rinde sus frutos. Y su conductor el joven economista, y polemista mediático, Rafael Correa sabe qué juego jugar, en lo interno y lo externo. Con un país más pequeño en tamaño y población, no hay duda, que ofrece generosas lecciones a países como la vecina Colombia, y en primer lugar, en lo que tiene que ver con la inflamable materia de la educación pública, y con una actitud digna y progresista en lo internacional, en el tiempo de la globalización imperial.

Elementos para comparar

Al asistir a las deliberaciones del VI Congreso de Alacip, en las instalaciones de Flacso/Ecuador en Quito, que coincidieron con el cambio de guardia en esta institución que pasó de su gobierno en cabeza de Adrian Bonilla a Juan Ponce, un estudioso dedicado a los temas de la teoría empírica en ciencias sociales, está a prueba que la educación pública marcha viento en popa, a pesar del resentimiento que producen las acciones recias del ejecutivo en los espacios de colegios y universidades privadas y públicas, que resienten los parámetros de calidad y dedicación, por lo que se exige a docentes, párvulos y estudiantes de los grados superiores resultados en los saberes y medición de rendimientos.

Con Flacso estrenando un flamante edificio para su biblioteca, que no tenemos aún en la Nacional con esas dimensiones y dotación, a pesar de la belleza y remodelación hechas recientemente en la nuestra, la sede quiteña del saber latinoamericano también añadió un envidiable edificio de residencias para los profesores invitados. Igual pasa en la Universidad Andina Simón Bolívar, nacida en el marco de iniciativas de la CAN, tiene una edificación citadina de excelente factura y dotación infraestructural: albergue para estudiantes de posgrado y biblioteca de más de 35.000 volúmenes de historia latinoamericana y andina, ciencias sociales, y buena base de datos.

Las dos instituciones con financiación pública, comoquiera que los posgraduados de la Flacso gozan de un estipendio mensual de U.S 1000, contrastan con el abandono que sufre el bienestar estudiantil y la renovación necesaria de la infraestructura de la Universidad Central de Quito, que en buena parte la asemeja a lo que hemos venido padeciendo en la Universidad Nacional de Bogotá. Con el dolor y el disgusto que produce  ver edificios con goteras, zonas que amenazan derrumbe, y graffiti que son indiciarios que la comunidad universitaria quiere comunicar, gritar, hacer circular el rumor, a como de lugar, y no necesariamente en forma eficaz y convincente.

¿ Por qué? 
La comunicación efectiva está clausurada, es pobre en medios modernos, o peor aún no es atendida o escuchada por escasez de atención efectiva, y menos que alcance al grueso de la población a la que dirigen los estudiantes de la Nacho en Colombia, sus mensajes de rebeldía, resistencia y liberación con colores y rasgos existenciales desafiantes.

Lo más impactante es la distancia entre la intensa actividad intelectual que circula por las dos universidades quiteñas, donde figuras y debates están bien atendidos y provistos, cada vez más en diálogo internacional, y con una producción en libros creciente y puntual. A pesar de las apariencias no ocurre lo mismo con nuestra Universidad Nacional, cuya producción no tiene la resonancia y divulgación local e internacional requeridas. 


Tampoco se nota, entre nosotros, la presencia de figuras del pensamiento crítico afectados, se nos dice, por la escasez de fondos. Pero, en verdad, esta carencia es debida a una despreocupación seria del gobierno nacional dedicado al fallido ejercicio de una contra-reforma más regresiva; esa sí repelida, detenida por el despegue renovador,  propositivo de la joven intelectualidad organizada por los universitarios del país, cuyo núcleo, la Mane y los   Independientes, tienen asiento en la Universidad Nacional, y desde allí se ha extendido a los demás espacios académicos tocando a las propias universidades privadas.

Quizá la novedad y apoyo a la educación pública superior que es realidad en Ecuador explique el porqué de tanta presencia de estudiantes colombianos en la Flacso y en la Universidad Andina basadas en Quito. En la primera se calcula que ell@s alcanzan algo más del 30 por ciento de la matrícula actual. No he tenido a la mano a las estadísticas, pero sí, el indicador de las más de 170 ponencias que presentamos colombianos asistentes al VI Congreso de Alacip, donde un colombiano , Sergio García, fue el coordinador logístico del evento que tuvo más de 1200 ponentes, y una buena parte eran colombianops activos en las maestrías y doctorados de Flacso.

He visitados algunas librerías y me he dado cuenta del precio de los libros extranjeros, en particular, los del Cono Sur, y los precios aquí, con una economía dolarizada y todo lo que implica, son mejores que los que tenemos que pagar en las librerías de postín bogotanas. No hay razón diferente al interés de lucro exagerado que justifique tan notables diferencias. Tuve oportunidad de visitar una librería pequeña en espacio pero bien provista de novedades. Rayuela se llama, y era el momento en que había un homenaje a Carlos Fuentes. Aproveché para revisar las secciones de literatura, ciencias sociales, y filosofía. Eran buenas y actualizadas, con una importante presencia de las editoriales latinoamericanas más importantes, y nuevos sellos con precios asequibles.

Autodeterminación  y reforma intelectual y moral

Entre sábado y domingo de esta semana pasada, cuando está caliente el mundo en dos continentes, Europa y Africa, por los resultados conocidos  en ambas elecciones, Grecia y Egipto,  enfrentados con viejas recetas a las desgracias provistas por el neoliberalismo capitalista, he escuchado la platica del presidente Correa, que es la cabeza de lo que en Colombia nuestro grupo de investigación categorizó como neo-presidencialismo en la investigación publicada en 2005, para señalar que en tal modelo institucional  había un fortalecimiento notable y una especialización de los poderes del ejecutivo, en materia política y económica.

Volviendo al presidente Correa, él dedicó su perorata del sábado a publicitar un plan maestro en materia de ciencia arte y educación. Es un plan que tiene por interlocutores a la nación toda, hablando él desde los escenarios provinciales. El estaba hablando desde Esmeraldas, en el paisaje de playa y mar vecinos, y con una lluvia circunstancial que reclamó soportar a la audiencia sin dispersarse estando él a buen resguardo en su tarima. No tenemos nada parecido en Colombia, con el presidente que se auto-proclama ser mensajero ilustrado de la prosperidad democrática.

Entonces, Correa habló de la Ciudad del Conocimiento, y de los cuatro proyectos que va a levantar en los cuatro puntos cardinales del país, con una inversión de US 600 millones. Se trata de impulsar, señala,  la investigación y la formación superior de punta, con un elenco de colaboradores internacionales de lujo; y el apoyo a todos los investigadores y estudiantes de posgrado que quieran hacer investigación y formarse dentro y fuera del país, sin "michicaterías".

Igual, y como complemento de la realidad de la educación pública, Correa explicó con estadísticas, por qué le subió el salario a los docentes, llevándolo de menos de US 280 ha algo más de 800, y lo mismo a los médicos, y al personal de la policía. Claro, todo ello, dice, implica una mejora a las condiciones de la docencia, y en últimas, un enriquecimiento del capital cultural y humano del Ecuador, donde por lo demás se ha proclamada la educación gratuita a todos los niveles, eso sí, con rendimiento y compromiso.

Al mismo tiempo, y sin temblarle la voz, Correa no sólo rechazó en el pasado la agresión del gobierno colombiano, entonces en cabeza de Uribe y Santos, a la zona de Angostura,  pretextando acabar con Raúl Reyes y sus auxiliares, lo cual en efecto ocurrió con la muerte de civiles incluida. De ello hay también un libro bien documentado, dedicado a la operación "Camaleón", de un periodista ecuatoriano que reconstruyó lo ocurrido al detalle. También Correa rechazó el carácter excluyente de la reunión pasada en Cartagena. Contrario a seguir al gobierno Santos y sus apoyos continentales, en los dictados de Obama y Clinton, que excluyeron de esta reunión a Cuba, señalada de anti-democrática. 

Cuba es una nación que sufre un insulto prolongado por décadas con total impunidad jurídica y política. Una herida no cerrada en el continente desde los tiempos en que el Ché era el canciller de la primera república que se proclamó socialista en las barbas de uncle Sam. El pretexto es la democracia liberal, o más exactamente, el liberalismo atemperado por una desteñida democracia electoral, que padeció el escándalo de la elección estadounidense de 2000, que violó en forma flagrante la carta democrática de la OEA, y que sigue ignorándose, como en el caso más reciente de la destitución del presidente Zelaya en Honduras.

A la postre, Correa es el líder, con la enfermedad de Chávez, de una propuesta suramericana de un liberalismo socializante que guarda sus parecidos con el  que fuera practicado en América latina entre los años 10 y 20 del pasado siglo. Una postura donde el antiimperialismo como forma explícita de autodeterminación,  y la  disposición por mejorar la educación pública a todo nivel, y la defensa de la soberanía en la administración y explotación de las riquezas nacionales son más que evidentes, con una dignidad que enaltece la política internacional suramericana.

La democracia como guerra de posiciones

                                                              No hay duda, en la etapa actual de la globalización capitalista, que la democracia es un campo de efectiva guerra de posiciones, en donde se someten a prueba los modelos hiper-presidencialistas que teorizó para América Latina, en los fines de los 80, el jurista y politólogo argentino Carlos Santiago Nino. En el caso colombiano fue extremado el modelo por el régimen que denominamos para-presidencial que incorporó abiertamente política y paramilitarismo como estrategia contra-insurgente bajo el eufemismo de la seguridad democrática

Hasta el punto que el actual presidente, Juan Manuel Santos se ha puesto a desmontar los aspectos  más comprometidos de aquella receta autoritaria, para darle curso a la que él  ha definido como la prosperidad democrática, que claro está, no lo es, en el sentido que no son los ciudadanos mismos quienes definen su rumbo, como tampoco ocurre así en el Ecuador de Correa. El poder decisorio, la llamada voluntad general, sólo obra "graneada" al momento de las elecciones periódicas, y, hasta hoy, pare de contar. 

Lo máximo a lo que Corre se atreve es a la práctica de un liberalismo socializante que busca, sin  suprimir la lógica capitalista de modo general, desmercantilizar ciertos bienes sociales. Lo cual ni siquiera se sospecha como posibilidad de acción gubernamental inmediata en la tortuosa tercera vía colombiana. De ahí que Ecuador, la vecina república, vuelva a ser buen ejemplo, no de socialismo, sino de liberalismo social. 

A la expectativa estamos, analistas y ciudadanía rasa, de lo que pase en la próxima elección presidencial allí, y lo que acontezca al otro lado de una frontera de más de 600 kms, con el proceso de paz en Colombia, ahora que ya fue aprobada la ley marco que lo hace posible, y después del inocultable baldón que implicó la agresión al territorio de Angostura en la provincia de Sucumbíos.  





No hay comentarios.:

Publicar un comentario