SUBALTERNIDAD Y MULTITUDES COMO ACTOR POLÍTICO
PARTE FINAL
Miguel Angel Herrera Zgaib
Profesor Asociado, CPolítica, Unal, Bogotá.
www.seminariointernacionalgramsci@blogspot.com
TRES ESCENARIOS Y UN DESPERTAR
La guerra de posición en política es el concepto de hegemonía. A. Gramsci. Cuaderno VIII, fragmento 52.
Para dar un cierre a este ejercicio reflexivo,
detengamos en lo que despunta como novedad en los años 2010 a 2012. Hay la
presencia indiscutible de un nuevo sujeto de las luchas actuales. La emergencia de la
multitud como subjetividad política plural en construcción que en su renacer
agrieta los esquemas organizativos anteriores, y las pautas programáticas
tradicionales, en los escenarios latinoamericanos más refractarios, distintos
al espectro de los países que se orientan por la propuesta del socialismo del
siglo XXI.
Las multitudes se expresan y adquieren relevancia nacional e
internacional, primero en Chile, uno de los aliados más estables del hegemón
estadounidense. Aquí los jóvenes estudiantes, de bachillerato y universidades,
junto a los pobladores de las antiguas callampas, y las minorías mapuches,
descubren la verdad de la “democracia” practicada por el gobierno de la
concertación, y sus dos presidentes de
filiación socialista, Lagos y Bachelet.
El otro escenario es Colombia, donde la juventud
universitaria en rebeldía echa atrás un proyecto de reforma universitaria
reaccionario, que abría este derecho al mercado nacional e internacional. El
triunfo ocurre en el año 2011, y la Mane, que organiza en lo gremial al grueso
de los estudiantes y la comunidad universitaria que los apoya, prepara una
contrapropuesta que será sometida al Congreso, y al debate público previo.
El tercer, y último es México, el primer país en haber
firmado un TLC con Estados Unidos, durante el gobierno de Vicente Fox, el
panista que quebró el dominio presidencial del PRI. Doce años después, el
partido derrotado regresa a la presidencia con el candidato Peña Nieto. Dicen
los jóvenes que lo enjuiciaron en un debate público en la Universidad
Iberoamericana, que es un presidente prefabricado por los media, en particular, la poderosa Televisa
ligada a los intereses del partido ganador y el entorno capitalista que lo respalda.
La representación política, quedó demostrado en la elección del pasado 1o. de
julio, está en crisis definitiva. Los jóvenes agrupados en el movimiento de multitudes, “Yo soy
el 132”, El lunes siguiente, por miles salieron a las calles de Ciudad de México. Pidiendo la
renuncia del candidato electo, y denunciado el fraude y la compra descarada de más de un millón de votantes.
En su protesta ellos tienen el respaldo del candidato perdedor, Andrés Manuel López Obrador. El mismo que impugnó en 2006 el triunfo de Felipe Calderón, por fraude en una elección que perdió por algo más de 200 mil votos. Entonces no le permitieron contar los votos depositados en las urnas, esta vez el IFE dice que autoriza contatr directamente la mitad de los votos depositados.
En su protesta ellos tienen el respaldo del candidato perdedor, Andrés Manuel López Obrador. El mismo que impugnó en 2006 el triunfo de Felipe Calderón, por fraude en una elección que perdió por algo más de 200 mil votos. Entonces no le permitieron contar los votos depositados en las urnas, esta vez el IFE dice que autoriza contatr directamente la mitad de los votos depositados.
Tres escenarios y una causa
Tres escenarios nuevos, en los que la causa democrática y el
despertar de los subalternos tienen en los jóvenes catalizadores reales, quienes denuncian las trampas de la democracia representativa. La
crisis de representación vuelve de la mano de la irrupción de un nuevo sujeto
multitudinario, que interpela a los demás sectores, y que reclama una
renovación radical de la política confrontando los bloques de poder locales y
regionales.
Es un tiempo en que
América Latina crece en términos capitalistas, a través de megaproyectos que
nutren los despegues del capitalismo en Asia, a la vez que la miseria y la pobreza
crece exponencialmente en sus países. Sin embargo, hay dos polos en que los grupos y clases subalternas de
la región andino amazónica ponen a prueba sus iniciativas autónomas. De un lado están Ecuador y Venezuela, y del otro Chile, Colombia y Perú, y en este ya se movilizan las multitudes reclamando igualdad social y democracia verdadera.
Uno es el
campo del socialismo del siglo XXI, y el otro vive el despertar democrático que comienza a perfilarse
en Chile y Colombia, antes baluartes del proyecto neoliberal “socializante” de la
tercera vía, que se ensayó desastrosamente en el Reino Unido. Los subalternos
se perfilan como multitudes, yendo más allá de la envoltura de la soberanía popular, convirtiéndose en el nuevo actor político regional,
y lo que resta del presente año definirá sus alcances y su novedad democrático-radical.
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