domingo, 15 de julio de 2012


SUBALTERNIDAD Y MULTITUDES COMO ACTOR POLÍTICO

PARTE FINAL  

Miguel Angel Herrera  Zgaib
Profesor Asociado, CPolítica, Unal, Bogotá.
www.seminariointernacionalgramsci@blogspot.com

TRES ESCENARIOS  Y UN DESPERTAR

La guerra de posición en política es el concepto de hegemonía. A. Gramsci. Cuaderno VIII, fragmento 52.

                                                            Para dar un cierre a este ejercicio reflexivo, detengamos en lo que despunta como novedad en los años 2010 a 2012. Hay la presencia indiscutible de un nuevo sujeto de las luchas actuales. La emergencia de la multitud como subjetividad política plural en construcción que en su renacer agrieta los esquemas organizativos anteriores, y las pautas programáticas tradicionales, en los escenarios latinoamericanos más refractarios, distintos al espectro de los países que se orientan por la propuesta del socialismo del siglo XXI. 

Las multitudes se expresan y adquieren relevancia nacional e internacional, primero en Chile, uno de los aliados más estables del hegemón estadounidense. Aquí los jóvenes estudiantes, de bachillerato y universidades, junto a los pobladores de las antiguas callampas, y las minorías mapuches, descubren la verdad de la “democracia” practicada por el gobierno de la concertación, y  sus dos presidentes de filiación socialista, Lagos y Bachelet.

El otro escenario es Colombia, donde la juventud universitaria en rebeldía echa atrás un proyecto de reforma universitaria reaccionario, que abría este derecho al mercado nacional e internacional. El triunfo ocurre en el año 2011, y la Mane, que organiza en lo gremial al grueso de los estudiantes y la comunidad universitaria que los apoya, prepara una contrapropuesta que será sometida al Congreso, y al debate público previo.

El tercer, y último es México, el primer país en haber firmado un TLC con Estados Unidos, durante el gobierno de Vicente Fox, el panista que quebró el dominio presidencial del PRI. Doce años después, el partido derrotado regresa a la presidencia con el candidato Peña Nieto. Dicen los jóvenes que lo enjuiciaron en un debate público en la Universidad Iberoamericana, que es un presidente prefabricado por los media, en particular, la poderosa Televisa ligada a los intereses del partido ganador y el entorno capitalista que lo respalda. 

La representación política, quedó demostrado en la elección del pasado 1o. de julio, está en crisis definitiva. Los jóvenes agrupados en el movimiento de multitudes, “Yo soy el 132”, El  lunes siguiente, por miles salieron a las calles de Ciudad de México. Pidiendo la renuncia del candidato electo, y denunciado el fraude y la compra descarada de más de un millón de votantes. 

En su protesta ellos tienen el respaldo del candidato perdedor, Andrés Manuel López Obrador. El mismo que impugnó en 2006 el triunfo de Felipe Calderón, por fraude en una elección que perdió por algo más de 200 mil votos. Entonces no le  permitieron contar  los votos depositados en las urnas, esta vez el IFE dice que autoriza contatr directamente la mitad de los votos depositados.

Tres escenarios y una causa

Tres escenarios nuevos, en los que la causa democrática y el despertar de los subalternos tienen en los jóvenes catalizadores reales, quienes denuncian las trampas de la democracia representativa. La crisis de representación vuelve de la mano de la irrupción de un nuevo sujeto multitudinario, que interpela a los demás sectores, y que reclama una renovación radical de la política confrontando los bloques de poder locales y regionales.

 Es un tiempo en que América Latina crece en términos capitalistas, a través de megaproyectos que nutren los despegues del capitalismo en Asia, a la vez que la miseria y la pobreza crece exponencialmente en sus países. Sin embargo, hay dos polos en que los grupos y clases subalternas de la región andino amazónica ponen a prueba sus iniciativas autónomas. De un lado están Ecuador y Venezuela, y del otro Chile, Colombia y Perú, y en este ya se movilizan las multitudes reclamando igualdad social y democracia verdadera.

Uno es el campo del socialismo del siglo XXI, y el otro vive el despertar democrático que comienza a perfilarse en Chile y Colombia, antes baluartes del proyecto neoliberal “socializante” de la tercera vía, que se ensayó desastrosamente en el Reino Unido. Los subalternos se perfilan como multitudes, yendo más allá de la envoltura de la soberanía popular, convirtiéndose en el nuevo actor político regional, y lo que resta del presente año definirá sus alcances y su novedad democrático-radical.   

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