lunes, 15 de octubre de 2012


VA DE RETRO, SATANÁS.

"Ulrika: ¿Qué es ser colombiano?  J.L.B: Un acto de fe"

Pienso en lo que está ocurriendo hoy en Oslo, donde se sientan el gobierno y la guerrilla de las Farc, dizque para ponerle fin a la guerra. Pero, sin corregir las inconsecuencias del Caguán, quieren insistir en la fórmula de la representación. Después de un año de secretismo, que, entre otras cosas, le costó la vida a Alfonso Cano.

Tal y como lo confesó Santos hace poco. Él, católico practicante, ordenó la muerte de Cano, cuando estaba sitiado por abajo, y bombardeado por arriba. Con cinismo sugiere que son los gajes del oficio de ser "gobernante": guerra es guerra, y siempre que se pueda hay que liquidar al adversario.

LIBERARNOS DE LA GUERRA

Liberarnos de la guerra exige algo más que la tragicomedia de la representación por interpuesta persona. Por eso, los que pueden viajar a Oslo lo hacen, con la expectativa de "participar" de las migajas de la paz, o con la idea de hacerse invitar, o de exhibir pergaminos para que sean tenidos en cuenta.

En la semana que terminó, otros organizados, movieron en el país la consigna de la dignidad, exigiendo ser tenidos en cuenta con voz propia, aunque pareciera que lo demandan es que haya nuevos representantes, del mismo modo que en el campo de las víctimas, de una y otra orilla, exigen tener vocería tanto en Oslo como en La Habana.

DOS ERRORES PERSISTEN

Es en Colombia donde nos liberaremos de la guerra, con la participación de tod@s.  Y no será con componendas entre representaciones, por amplias que lleguen a ser, al fin de cuentas; sí con participación decisoria, y no con el mortal "menjurge" de la representación, por esforzado, heroico o generoso que pueda parecer, aupado con bombo y platillo mediático el ejercicio de delegar lo propio.

El otro error es negociar en medio del conflicto, produciendo y propiciando más muertes, asumidas dizque como costos de la paz. Y el presidente oficia como Jupíter tonante, señalando cuándo sí se podrá cesar  en las "hostilidades". 

Mientras tanto, él legitima la carnicería de vidas humanas,  y promociona a su hijo como "trofeo" de una guerra que éste no va a librar en persona, como los 6.000 y tantos que han caído como parte de los cuerpos armados. 

CESE DE HOSTILIDADES Y CONSTITUYENTE SOCIAL

Los muchos, las multitudes que están "curadas" de representaciones necesitan poblar las calles y plazas, aquí y ahora, en su pluralidad de voces y demandas. Para exigir el cese inmediato de las hostilidades, sin darle autorización pasiva a la (anti)ética de la muerte.

Al mismo tiempo, urge desplegar el poder constituyente que encarnan, en todos los rincones de Colombia, para ponerle las multitudes activas fin al insultante sartal de privilegios que hacen de la realidad que vivimos una de las más desiguales de la tierra, sin atenuantes ni fariseísmos. 

Es una  Constituyente social la que requerimos para darle realización, no solo a la promoción sino a la concreción de lo establecido en el artículo 13 de la Constitución vigente, sacándola de la dizque competencia del Estado, para que "la igualdad sea real y efectiva". Aquí está lo realmente progresivo de la Constitución de 1991. Lo que, en efecto, "le pone el cascabel al gato"  y el tatequieto al rompecabezas y juntacadáveres de la guerra inmarcesible !!! 

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