domingo, 6 de enero de 2013


PODER CONSTITUYENTE, SUCESIÓN PRESIDENCIAL Y CONSTITUCIONES.

Miguel Angel Herrera Zgaib.

Director Grupo Presidencialismo y Participación, Unal, Bogotá.
miguel.herrera@transpolitica.org

                                                                     En Venezuela cada día está más cerca el 10 de enero, y la incierta situación de salud del presidente Hugo Chávez, físicamente separado del ejercicio del gobierno. Se pretende que él gobierne cuando pueda, y el vicepresidente con funciones presidenciales, Nicolás  Maduro, y quien preside la Asamblea, Diosdado Cabello, exmilitar y exgobernador del estado  Miranda, ensayan todo tipo de argumentaciones. 

Si la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, poco o nada dice sobre cómo resolver la sucesión en el gobierno, en últimas, institucionalmente, lo decide la máxima instancia judicial, el Tribunal Supremo; y en lo sustancial, el poder constituyente, la ciudadanía, participando. Uno de los mecanismos posibles es el denominado referendo popular. Para no dejar dudas del arraigo que tiene el proyecto bolivariano entre l@s much@s

Lecciones para Colombia.

                                                                      Hace poco hemos estado viviendo el contratiempo de la salud del vicepresidente, Angelino Garzón, aquejado de cáncer, quien ha dicho que está curado, y que como vicepresidente no tiene funciones si el primer mandatario no falta. Situación de la cual se resiente en forma permanente, por lo que opina siempre que puede.

Sabido es que el presidente Santos también padece cáncer, con qué severidad y desde cuándo nadie lo sabe a ciencia cierta. Al mismo tiempo, el alcalde Petro, ha tenido que ausentarse parcialmente de su cargo, aquejado de otras dolencias físicas. 

Por lo que hacer claridad sobre la sucesión de presidentes, alcaldes y gobernadores, en Venezuela y Colombia tiene que resolverse pronto, sin argucias, leguleyadas o autoritarismos.

La oposición en ambos lugares, en Colombia y Venezuela tiene fórmulas no violentas de reclamar claridad y definición de los procesos en cursos, pero la ciudadanía es la guardiana de su ocurrencia efectiva; sin parar mientes en nada distinto a la verdad, y sin ingenuidad sobre el barullo de intereses que disputan la versión particular que de democracia tiene cada uno de los grupos y sectores en disputa inmediata.

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