EL CARRUSEL: CONCEJO Y PDA. NUEVA TERCERÍA POR LA PAZ .
Grupo Presidencialismo y
participación
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El destape de la podredumbre
"Me encuentro arrepentido y por estoy colaborando con la
justicia." Hipólito Moreno.
El
rosario de arrepentidos, animadores externos, "pelechadores" del
carrusel de los contratos, Emilio Tapia y Julio Gómez, los Nules que siguen
tomando del pelo a la justicia y a los jueces, Hipólito Moreno, dos veces
presidente del Concejo en el pasado, empezó a cantar. El primer caído es el
concejal del partido Verde, J.J. Rodríguez, a quien la Fiscalía le imputó
cargos y lo envió preventivamente a la cárcel.
El juez 46 penal sindicó al
concejal Rodríguez de cohecho e interés en la celebración indebida de contratos.
Él estuvo antes viajando por el mundo, en un itinerario que cubrió desde Pretoria hasta Washington. La
torta devorada fue la licitación del 2007 que definía la Fase III de Transmilenio.
El derrumbe de la U:
para-política y carrusel
"La U tiene que pedir excusas a la ciudad. Estos hechos
causan una mortificación enorme." Juan Lozano, senador de la U.
El otro pudín engullido estaba en
la Unidad de Mantenimiento Vial, que completan como jugoso botín el IDU, la
Secretaría de Salud y el Fondo de Vigilancia y Seguridad, por lo pronto. La
denuncia del carrusel de esta gigantesca corrupción que superó los dos millones
de millones, según lo denunció la concejal Angélica Lozano ex PDA, la hizo la
disidencia progresista, que encabezaron
después de la contienda presidencial
Gustavo Petro, premiado luego con la alcaldía de Bogotá, el concejal
Carlos Vicente de Roux, acompañados por los senadores Luis Carlos Avellaneda, y
Camilo Romero, quien hoy busca la revocatoria del congreso actual.
De este festín, del robo impune del erario de
Bogotá, participaron y es un cálculo insuficiente, 17 concejales y
exconcejales, junto con un elenco de burócratas, entre los cuales está ya entre
barrotes Héctor Zambrano, exsecretario de salud enfermo de corrupción. En este
caso, la sirena la prendieron las ambulancias, donde la presa fue un contrato
por $67.000 millones, celebrado en el 2009, con el que comenzó el descarado
baile de los millones que recolectados en impuestos pasaron a manos de
funcionarios y contratistas corruptos con “prisa pero sin pausa”.
Pero lo que se denuncia y se
destapa es un robo continuado, un desfalco impune a las arcas de Bogotá durante
varias alcaldías. Hipólito Moreno es la memoria viva, tiene fresca la historia,
porque montó su trinca durante 13 años. Él era en el pasado un hombre de humilde
origen, y se transformó en rey de los
corruptos. Hoy es un rey caído, dispuesto, parece, sin embargo, a acompañar
desde un breve encarcelamiento el nuevo carrusel de la impunidad judicial que
bajo la fórmula del principio de oportunidad se quedará con el género bajo
resguardo en los paraísos fiscales, y en
las telarañas de testaferros bien pagos.
Los desastres del PDA y Anapo:
el giro Progresista.
"Hay que ver cómo logra (la Fiscalía) aterrizar toda esa
información.” Carlos Vicente de Roux, concejal ex PDA.
No fue solamente la fracción minoritaria del PDA, disidente, dirigida
por Gustavo Petro, sino también Carlos Fernando Galán, entonces concejal de Cambio radical, quienes denunciaron la
corrupción al interior del concejo de Bogotá. Lo hizo también con tardanza, la
Comisión de ética del Polo, por bloqueos
de la mayoría corrompida del Comité ejecutivo del PDA. Está comisión puso el
dedo en la llaga, y acabó con el cuento de la presunción de inocencia que
reducía a nada el papel de la ética política.
Esta comisión suspendió al
senador Iván Moreno, hermano de Samuel,
quien “mostró el cobre” antes de ganar
la alcaldía de Bogotá con más de 900.000 votos. Iván había hecho lo propio,
cuando fue alcalde de Bucaramanga, desde donde se proyectó como “cenador”,
según lo prueba su destitución, y procesos concomitantes.
Conviene recordarlo. Al candidato
Samuel Moreno le preguntaron si se
justificaba comprar votos, con tal del ganar. Y este Maquiavelo al revés,
asintió desvergonzadamente. Y después haciendo el conteo de los votos, concluyó
su caprichosa aritmética electoral diciendo que la alcaldía se ganó por los
votos que juntó con estos aliados voraces y depredadores, 600.000, y que los
300.000 restantes eran del PDA.
Si esta operación matemática
tiene algo de verdad, de los 300.000, porque en los 600.000 estarían incluidos los
de Anapo, habría que restar los 37.000 y “pucho” que consiguió Aurelio Suárez.
Luego el resto de votos es el capital electoral que con algunas pérdidas ayudó
a eligir a Petro, esto es, unos 260.000, quienes rechazaron la corrupción del PDA y la
coalición del alcalde Samuel Moreno.
La coalición que respaldó a
Samuel y cogobernó con él no ha hecho su
contricción, y menos su propósito de la enmienda. Esto ejercicios pasan por Clarita, su secretaria de gobierno,
Carlos, Jorge Enrique y el propio Aurelio, el PC de Jaime Caicedo, y la
socialdemocracia magisterial de Jaime Dussán. Puesto que no ha ocurrido
todavía, el PDA tiene esa mancha que ha de quitarse, y que lo condujo a la
debacle que lo consume casi que sin remedio como proyecto político con futuro.
La tercería en público
“Nuestra economía es la más cerrada de
las cuatro y la de menor intercambio con las economías asiáticas, por lo cual
puede aprender de sus pares (Chile, Perú y México).” Editorial “Alianza para el
progreso”, El Tiempo, 23.05.2013, p. 18.
Dicha iniciativa logró juntar en
estos días a mil quinientos curiosos e interesados, con la presencia de gente
de múltiples procedencias desde John Sudarsky y José Antonio Ocampo, hasta
Carlos Lozano y Antanas Mockus, incluido el exgobernador de Atlántico, Verano
de la Rosa, y León Valencia ex director de la Corporación Nuevo Arcoiris.
Algunos ironizan que este es un
pabellón de quemados, huérfanos de la política, pero olvidan que los
progresistas ganaron la alcaldía de Bogotá, y luchan con todo, que a su campeón
no le sea revocado el mandato, lo cual,
de concretarse, sepultaría el proyecto del ex M19 de llegar al poder nacional,
como lo ha recordado y pregonado el destituido ex secretario de gobierno,
Guillermo Asprilla, entrampado en la confusión público/privado como concejal y
litigante en la causa del relleno de Doña Juana.
Navarro habla de una propuesta de
“centro Izquierda” porque todos, los tres agrupamientos políticos electorales comparten la cínica coquetería en procura de un centro, bastante indefinido
y vaporoso. No se atreve Navarro a descentrarse, a hablar todavía, y la
convocatoria requiere aclaraciones, en cambio, de una izquierda democrática.
La hora es para pensar una propuesta contra-hegemónica que tiene la
posibilidad de ganar la presidencia, porque 65 años después, el bloque
dominante, el país político diagnosticado por Jorge E. Gaitán está dividido.
Eso pasó en 1946, y el que ganó fue Mariano Ospina Pérez, con dos candidatos
liberales, Turbay, con la mayor votación, y Gaitán con la menor votación de los
tres, y sin respaldo de los comunistas.
A los dos años J.E. Gaitán quedó como jefe
único del liberalismo, cuando Eduardo Santos le entregó las llaves de la casa
del partido; y fue asesinado después de pronunciar en febrero de 1948 la
oración por la Paz. Colombia ha padecido desde entonces una crisis orgánica,
que separó violentamente a las elites de los grupos y clases subalternas, a
quienes se ha buscado cooptar y transformar siempre bajo la lógica de clientelismos de todo tipo,
armados y desarmados.
Los subalternos se hacen Multitud
La izquierda y la democracia supérstite
tienen ahora la oportunidad de resolver la crisis de hegemonía que aqueja a
Colombia. Rescribir la historia desde abajo, poner en su lugar la corrupción
económica y política que disuelve la sociedad. Reinventar a Colombia
construyendo la igualdad social que prometía el Estado social de derecho. Es la
base para construir la verdadera paz.
Liberarnos de la guerra que enriquece
unas minorías privilegiadas enriqueciéndose impunemente a costillas de 46
millones de colombian@s. La interpelación es con las multitudes que convocó y
movilizó Gaitán, los grupos y clases subalternas tienen la palabra una vez más.
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