sábado, 25 de mayo de 2013

EL CARRUSEL: CONCEJO Y  PDA.  NUEVA TERCERÍA POR LA PAZ .

Miguel Angel Herrera Zgaib.
Grupo Presidencialismo y participación
presid.y.partic@gmail.com.

El destape de la podredumbre
"Me encuentro arrepentido y por estoy colaborando con la justicia." Hipólito Moreno.

                                             El rosario de arrepentidos, animadores externos, "pelechadores" del carrusel de los contratos, Emilio Tapia y Julio Gómez, los Nules que siguen tomando del pelo a la justicia y a los jueces, Hipólito Moreno, dos veces presidente del Concejo en el pasado, empezó a cantar. El primer caído es el concejal del partido Verde, J.J. Rodríguez, a quien la Fiscalía le imputó cargos y lo envió preventivamente a la cárcel.

El juez 46 penal sindicó al concejal Rodríguez de cohecho e interés en la celebración indebida de contratos. Él estuvo antes viajando por el mundo, en un itinerario  que cubrió desde Pretoria hasta Washington. La torta devorada fue la licitación del 2007 que definía  la Fase III de Transmilenio.

El derrumbe  de la U: para-política y carrusel
"La U tiene que pedir excusas a la ciudad. Estos hechos causan una mortificación enorme." Juan Lozano, senador de la U.

                                                             En la lista de la Fiscalía sigue otros dos peces gordos: Parada, y Camacho Casado, influyentes figuras del partido de la U en Bogotá. Tan grande es su descalabro, que este, el partido del presidente Santos, mantiene un pie en la para-política y el otro en la corrupción municipal. Juanito Lozano, cancerbero del ex Uribe, ”mortificado” derrama lágrimas de cocodrilo, pero nadie le puede añadir más agua a la leche derramada.
El otro pudín engullido estaba en la Unidad de Mantenimiento Vial, que completan como jugoso botín el IDU, la Secretaría de Salud y el Fondo de Vigilancia y Seguridad, por lo pronto. La denuncia del carrusel de esta gigantesca corrupción que superó los dos millones de millones, según lo denunció la concejal Angélica Lozano ex PDA, la hizo la disidencia progresista, que  encabezaron después de la contienda presidencial  Gustavo Petro, premiado luego con la alcaldía de Bogotá, el concejal Carlos Vicente de Roux, acompañados por los senadores Luis Carlos Avellaneda, y Camilo Romero, quien hoy busca la revocatoria del congreso actual.
De  este festín, del robo impune del erario de Bogotá, participaron y es un cálculo insuficiente, 17 concejales y exconcejales, junto con un elenco de burócratas, entre los cuales está ya entre barrotes Héctor Zambrano, exsecretario de salud enfermo de corrupción. En este caso, la sirena la prendieron las ambulancias, donde la presa fue un contrato por $67.000 millones, celebrado en el 2009, con el que comenzó el descarado baile de los millones que recolectados en impuestos pasaron a manos de funcionarios y contratistas corruptos con “prisa pero sin pausa”.
Pero lo que se denuncia y se destapa es un robo continuado, un desfalco impune a las arcas de Bogotá durante varias alcaldías. Hipólito Moreno es la memoria viva, tiene fresca la historia, porque montó su trinca durante 13 años. Él era en el pasado un hombre de humilde origen,  y se transformó en rey de los corruptos. Hoy es un rey caído, dispuesto, parece, sin embargo, a acompañar desde un breve encarcelamiento el nuevo carrusel de la impunidad judicial que bajo la fórmula del principio de oportunidad se quedará con el género bajo resguardo  en los paraísos fiscales, y en las telarañas de testaferros bien pagos.

Los desastres del  PDA y Anapo: el giro Progresista.
"Hay que ver cómo logra (la Fiscalía) aterrizar toda esa información.” Carlos Vicente de Roux, concejal ex PDA.

                                               No fue solamente la fracción minoritaria del PDA, disidente, dirigida por Gustavo Petro, sino también Carlos Fernando Galán, entonces concejal  de Cambio radical, quienes denunciaron la corrupción al interior del concejo de Bogotá. Lo hizo también con tardanza, la Comisión de  ética del Polo, por bloqueos de la mayoría corrompida del Comité ejecutivo del PDA. Está comisión puso el dedo en la llaga, y acabó con el cuento de la presunción de inocencia que reducía a nada el papel de la ética política.
Esta comisión suspendió al senador Iván  Moreno, hermano de Samuel, quien  “mostró el cobre” antes de ganar la alcaldía de Bogotá con más de 900.000 votos. Iván había hecho lo propio, cuando fue alcalde de Bucaramanga, desde donde se proyectó como “cenador”, según lo prueba su destitución, y procesos concomitantes.
Conviene recordarlo. Al candidato Samuel Moreno  le preguntaron si se justificaba comprar votos, con tal del ganar. Y este Maquiavelo al revés, asintió desvergonzadamente. Y después haciendo el conteo de los votos, concluyó su caprichosa aritmética electoral diciendo que la alcaldía se ganó por los votos que juntó con estos aliados voraces y depredadores, 600.000, y que los 300.000 restantes eran del PDA.

Si esta operación matemática tiene algo de verdad, de los 300.000, porque en los 600.000 estarían incluidos los de Anapo, habría que restar los 37.000 y “pucho” que consiguió Aurelio Suárez. Luego el resto de votos es el capital electoral que con algunas pérdidas ayudó a eligir a Petro, esto es, unos 260.000, quienes  rechazaron la corrupción del PDA y la coalición del alcalde Samuel Moreno.

La coalición que respaldó a Samuel  y cogobernó con él no ha hecho su contricción, y menos su propósito de la enmienda.  Esto ejercicios  pasan por Clarita, su secretaria de gobierno, Carlos, Jorge Enrique y el propio Aurelio, el PC de Jaime Caicedo, y la socialdemocracia magisterial de Jaime Dussán. Puesto que no ha ocurrido todavía, el PDA tiene esa mancha que ha de quitarse, y que lo condujo a la debacle que lo consume casi que sin remedio como proyecto político con futuro.

La tercería en público         
“Nuestra economía es la más cerrada de las cuatro y la de menor intercambio con las economías asiáticas, por lo cual puede aprender de sus pares (Chile, Perú y México).” Editorial “Alianza para el progreso”, El Tiempo, 23.05.2013, p. 18.

                                                 Estos antecedentes explican por qué la tercería política nacional frente al Partido de la U, y su jefe, Juan Manuel Santos; y contra el Centro Democrático, de Álvaro Uribe pegado a la para-política, la convoque el movimiento Progresistas bajo la presencia articuladora de Antonio Navarro. 
Dicha iniciativa logró juntar en estos días a mil quinientos curiosos e interesados, con la presencia de gente de múltiples procedencias desde John Sudarsky y José Antonio Ocampo, hasta Carlos Lozano y Antanas Mockus, incluido el exgobernador de Atlántico, Verano de la Rosa, y León Valencia ex director de la Corporación Nuevo Arcoiris.  

Algunos ironizan que este es un pabellón de quemados, huérfanos de la política, pero olvidan que los progresistas ganaron la alcaldía de Bogotá, y luchan con todo, que a su campeón no le sea revocado el mandato,  lo cual, de concretarse, sepultaría el proyecto del ex M19 de llegar al poder nacional, como lo ha recordado y pregonado el destituido ex secretario de gobierno, Guillermo Asprilla, entrampado en la confusión público/privado como concejal y litigante en la causa del relleno de Doña Juana.   

Navarro habla de una propuesta de “centro Izquierda” porque todos, los tres agrupamientos políticos electorales  comparten la cínica coquetería  en procura de un centro, bastante indefinido y vaporoso. No se atreve Navarro a descentrarse, a hablar todavía, y la convocatoria requiere aclaraciones, en cambio, de una izquierda democrática.
La hora es para pensar  una propuesta contra-hegemónica que tiene la posibilidad de ganar la presidencia, porque 65 años después, el bloque dominante, el país político diagnosticado por Jorge E. Gaitán está dividido. Eso pasó en 1946, y el que ganó fue Mariano Ospina Pérez, con dos candidatos liberales, Turbay, con la mayor votación, y Gaitán con la menor votación de los tres, y sin respaldo de los comunistas.
 A los dos años J.E. Gaitán quedó como jefe único del liberalismo, cuando Eduardo Santos le entregó las llaves de la casa del partido; y fue asesinado después de pronunciar en febrero de 1948 la oración por la Paz. Colombia ha padecido desde entonces una crisis orgánica, que separó violentamente a las elites de los grupos y clases subalternas, a quienes se ha buscado cooptar y transformar siempre  bajo la lógica de clientelismos de todo tipo, armados y desarmados. 

Los subalternos se hacen Multitud


                                                          La izquierda y la democracia supérstite tienen ahora la oportunidad de resolver la crisis de hegemonía que aqueja a Colombia. Rescribir la historia desde abajo, poner en su lugar la corrupción económica y política que disuelve la sociedad. Reinventar a Colombia construyendo la igualdad social que prometía el Estado social de derecho. Es la base para construir la verdadera paz. 

Liberarnos de la guerra que enriquece unas minorías privilegiadas enriqueciéndose impunemente a costillas de 46 millones de colombian@s. La interpelación es con las multitudes que convocó y movilizó Gaitán, los grupos y clases subalternas tienen la palabra una vez más.

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