EN EL ENTRETIEMPO DE LA PAZ
Miguel Angel Herrera Zgaib.
Director Grupo Py P,
UNal/Colciencias
Proyecto Gestión de lo Común y Subalternidad
presid.y.partic@gmail.com
"Nosotros insistimos en que se siga estudiando, creo que
en la plenaria tendremos más garantías. Guillermo Jaramillo, secretario de
gobierno de Bogotá.
Antesala de fútbol y política
Los "chicos" de la oligarquía hacen goles
"Sí se hizo un debate de
fondo". Concejal Juan Carlos Flórez
De una parte, la registraduría
distrital informó y certificó que 357.
250 firmas son válidas para darle paso a la práctica del proceso de revocatoria
del Alcalde Gustavo Petro, tan controvertido como Jorge E. Gaitán, cuando fue
escogido a dedo, como era la "norma" por el presidente Alfonso López
Pumarejo.
De otra parte, también fue votado
negativamente el POT, por la comisión del Plan, en proporción de 9 contra 6.
Aquí la bandera contra la administración Petro, la portaba el joven
liberal Miguel Uribe Turbay, nieto de
una dinastía que lo conecta con el ex Julio César Turbay.
En el primer caso, el fantasma de
Petro, es otro vástago de una familia política tradicional, Miguel Gómez
Martínez, el promotor de la revocatoria, un conservador joven de "pelo en
pecho", quien se dio el lujo de llamar a Gustavo, un "madurito".
Un día antes, y todo parece
indicar, que Miguel ya lo "intuía", se había filtrado que la Registraduría
distrital daría aprobación al juego de la recolección de firmas, que algunos
calculan fue una operación financiera, con un costo cercano a los $ 1.300
millones, que por supuesto, no se corresponde con las cuentas acreditadas por
sus promotores.
Las defensas
"Bogotá vive un nuevo tiempo, no va a dejar que la
devuelvan al pasado." Gustavo Petro.
El
equipo Progresistas, la tercera fuerza política de oposición a la extensión del
bipartidismo bicentenario, tiene un bastión político administrativo en la
ciudad capital, donde, después de dos administraciones con alcaldes que lucían la divisia del PDA, se
había intentado un viraje de centro izquierda. Asistiendo a los más pobres, con
Lucho, y negociando con la pobreza y desfalcando a más no poder, con la batuta
de un nieto de la Anapo, y su compinchería familiar.
Samuel Moreno, todavía alega inocencia, y
espera un juicio absolutorio, parecido
al de su abuelo, pero no ante el senado sino la justicia ordinaria. Alexander
Vinchirago va de uno a otro, de los
negocios del dictador con consentimiento bipartidista, al nieto alcalde
con "consentimiento" izquierdo- anapista.
Los aliados de este grotesco e
insultante aquelarre, exhiben con desvergüenza su silencio. En la
"colada" están Clara y Carlos, Moir y PC, la social-democracia del
ex-educador Jaime Dussán, y otros socios menores que pasaron de agache, e
intentaron ridiculizar y boicotear las actuaciones de la Comisión de ética del
PDA, cuando tomó cartas en el asunto, incluso contra el propio Guillermo
Asprilla, quien como parte de la rebeldía Progresista, no tuvo empacho en
posesionarse como concejal de Bogotá.
Hoy, el mismo Guillermo Asprilla,
destituido por la Procuraduría, como ciudadano de a pie, y progresista de
"racamandaca" prepara la defensa del alcalde en materia de
revocatoria. Un día antes del anuncio de la registraduría él anunció que según
sus conteos y chequeos no más de 133.887 firmas de las recolectadas, y pagadas
por encarruselados, por Miguel Gómez
eran válidas. Luego la diferencia entre uno y oro conteo es de 223.363 votos.
Lo que "El Tiempo" debería saber
“Sin embargo, antes de
que esto suceda, se deben resolver los recursos de reposición a que tiene
derecho Petro.” Avalan firmas.., primera
plana, El Tiempo, 8.06.2013
Las herramientas de defensa que siguen no son “las reposiciones”, sino
la reposición ante la misma Registraduría distrital, y la apelación ante la Registraduría
nacional del Estado civil, en cabeza del liberal Carlos Ariel Sánchez, y tienen dos meses para resolver ambos
recursos. No se trata de reposiciones,
un error garrafal que repite la redacción del diario en su primera y segunda
páginas.
Luego, de mantenerse la decisión,
vendrá la citación para votación en los dos meses siguientes. Entonces tendrán
que participar el 55 porciento de los votantes que lo hicieron el 30 de octubre
de 2011, esto es, alrededor de 1.200.000, y la mitad más uno de estos deberá
botar positivamente la salida de Gustavo.
Desde ya, más allá de lo que los
recursos, y la votación indiquen, el infante terrible del M-19/Progresistas, de
orígenes no oligárquicos, de talante autoritario, se ha atrevido a presentar
una fórmula alternativa de ciudad, con el objeto de combatir la segregación
capitalina, y ha hablado de la redensificación de Bogotá.
Con lo cual, Petro y los
progresistas golpean los intereses de
los urbanizadores, agrupados detrás del exalcalde Peñalosa y el aspirante entre
bambalinas, Germán Vargas Lleras; los grandes transportistas y comerciantes,
y los potentados del capital financiero que tienen
las manos metidas en la especulación billionaria con el suelo urbano. Eso es lo
que resienten los concurrentes al Jockey Club, un lugar al que no pudo entrar
J.E. Gaitán, “el negro”, y que tampoco frecuenta Gustavo. Ninguna hace parte de
la minoría "blanca", porque dos siglos después en la Colombia de “la prosperidad” la
segregación y racismo también se estilan arriba y abajo.
Estos chicos de la oligarquía
bipartidista, los Migueles, aspiran a que todo quede en casa. Pero Petro y los
"subalternos" que hicieron parte del experimento del M-19/Alianza Democrática, se les metieron
al "rancho", y la cosa en la capital amenaza con agriarse. Whisky y
Chica no combinan bien. Ahora están
enfrentados dos proyectos de ciudad. Claro que Petro no es lo mismo que el
alcalde de Marinaleda, Andalucía,
Sánchez Gordillo; pero sí es el suyo un proyecto distinto a la ciudad
neoliberal que florece y se marchita en los últimos veinte años.
El laboratorio Capital en la
antesala de la Paz.
Gustavo
Petro con la coordinación de su secretario de gobierno, Guillermo Jaramillo,
aplicará la medicina que practicó Antanas, para poner a raya las clientelas del
Concejo de Bogotá. Primero será la sesión
plenaria, para torcerle el pescuezo al cisne "bipartidista", y si no
la solución final autoritaria, con la aprobación directa del ejecutivo
distrital, presidido por el pequeño “dictador”.
El que dicta recuerda la
magistratura romana extraordinaria que trata con erudición Carl Schmitt, que
dicen los defensores de Petro, no es lo mismo que el “Estatuto de seguridad”
del abuelo del concejal, o la “Seguridad
democrática”, que hizo célebre al jefe máximo del Partido de la “U”.
Esta medida autoritaria, no
importa quien la ejerza, la introdujo en el estatuto de Bogotá, el
"liberal" Jaime Castro, quien fuera verdugo de la democracia de abajo
que proclamaba el M-19, cuando hacía el tránsito de las armas a la paz
democrática, reunido en Los Robles. Allí concurrió Estanislao Zuleta, y
la crónica de aquel insuceso de la paz con bala incluida la hizo la periodista Laura
Restrepo, después novelista exitosa, quien lo escribió
"Colombia, Historia de una traición," que en su segunda edición ya
tituló “Historia de un entusiasmo”.
Este es el laboratorio previo al término de las negociaciones de paz, y afecta el segundo puesto político en importancia del país. Bogotá tiene qué decidir cómo, y con quién se alindera, pero primero las instancias de Registraduría tendrán que resolver los recursos, tomando en consideración las pruebas que ha recolectado el equipo de Progresistas con la conducción de Guillermo Asprilla. Eso sí, los bogotanos están curados de espantos, y no tienen por qué confundir el talante del alcalde con la propuesta de nueva ciudad que quiere implementar.
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