domingo, 15 de septiembre de 2013


MURIÓ UN GRAN INTELECTUAL, MARSHALL BERMAN


Conocí a Marshall Berman durante el segundo semestre de mis estudios "por la libre", por mi cuenta, en la Escuela de Graduados de CUNY, en Nueva York. Él era profesor de un curso de Teoría Política, donde Marshall trataba los tópicos del liberalismo clásico y también Marx, Lenin y el marxismo.

La figura de gran patriarca judió de barba poblada, entre rubia y blanca, su gran rostro, y sus ojos de nobleza infinita me acompañan todavía, y le da nombre y peso carnal a su bonhomía. Hoy me enteré por un correo, varios correos que llegan de "la capital del mundo", de su fallecimiento. Lo lamento profundamente, como quienes tuvieron oportunidad de conocerlo y tratarlo durante todos estos años de compromiso con la docencia, la investigación, y la izquierda democrática.

Animador de la revista Dissent, siempre tuvo su pluma en ristre para encarar las causas dificiles, y también sus convicciones como intelectual judío, crecido en el Bronx, en la década del 30, cuando había una gran, intensa vida urbana, y una intelectualidad muy activa, enfrentándose a las encrucijadas de la depresión y luego de la guerra mundial. Después como partícipe de las jornadas por los derechos civiles, y la resistencia a la guerra en Vietnam.

La penúltima vez que lo ví, conversamos en el café Metro, en la parte alta de Manhattan, en las cercanías de Columbia University, donde él acostumbraba tomar el brunch. Alli llegaba como cualquier parroquiano, conocido, y apreciado. Con él preparé lo que sería mi último examen comprensivo en el doctorado de Ciencia Política, que aún no culmino.

Aproveché para que me firmara su libro Adventures in Marxism, donde escribió con su pluma, una breve dedicatoria "For Miguel. Avanti." NYC, Oct 03. La última vez que lo ví, en persona, fue durante el examen. Ahora, delante de aquel recuerdo, repaso al profesor Berman conversado en nuestras clases acompañado de otro gran académico también fallecido, Murphy, con quienes compartían.

No estaré acompañándolo en persona, pero sí tengo vivo, y mantengo su recuerdo en presente, y su ejemplo. Avanti, los pasos no están perdidos!!!

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