martes, 29 de marzo de 2016

Proyecto Fútbol, Política e Ideología

PÉKERMAN, LECCIÓN APRENDIDA, Y REGRESO 

DE JAMES.

miguel angel herrera zgaib

Lo que vimos en el partido contra Bolivia, Colombia, y su director, por fin, se dispusieron a transformar el equipo, y repiten hoy la lección aprendida. 

Pékerman se dispuso a alinear a los jugadores que con menos cartel, y más juventud, que permitíeron cambiar el juego que había sido exitoso, hasta el tiempo del mundial jugado en Brasil, cuando se obtuvo el quinto lugar. De ahí en adelante había que cambiar, la fórmula estratégica se había agotado, porque sus rivales la aprendieron.

Pero

El fútbol es siempre creación, novedad, y condición atlética, pero, por sobre todo, como en un ejercicio de confrontación, es un deporte donde la estrategia es definitiva; y los directores técnicos de cada equipo, y Colombia no es la excepción, tienen que disponerse a cambiar táctica y estrategia, porque sus rivales aprenden y neutralizan las jugadas, y marcan a los mejores, quienes son estudiados, para conocer sus debilidades; unas y otros tienen que renovarse, si no los equipo se hunden en su gloria pasada.

Eso pasó con Colombia. El éxito del pasado se convirtió en la rémora de su presente. En la Paz, en consonancia con el tiempo político que vivimos, se descubrió otra forma de "hacer la guerra" en el balompié del presente, el que efectivamente cuenta y permite las clasificaciones.

Hoy, martes, enfrentando al mejor equipo, Ecuador, Colombia ganó 3-1, pero ha habido fallas, en el sentido de no atreverse a hacer lo que ya resultó en el partido con Bolivia. Cuando era la oportunidad de darle entrada a Marlos Moreno, para consolidar el número de goles que contarán al final, Pékerman se equivocó en el cambio. Y llegó para Ecuador el gol de la honrilla. Porque la pelota nunca se puede regalar, y menos dar ventajas tácticas, aunque se vaya ganando. Es fundamental saber rematar los encuentros.

Bueno

A pesar de fallas e inconsecuencias Colombia ganó, y James Rodríguez se lució en los primeros 30 minutos. Para luego bajar en su rendimiento, porque James es temperamental, y todavía no logra convertirse en el guerrero de los 90 minutos, y en el capitán hasta el final de todos los partidos.

James se recupera, y lo ya hecho nos permite olvidar, por momentos la desaparición por meses de la otra gran figura, el tigre Falcao. Y Carlos Bacca se consolida como nuevo goleador, que no se amilana cuando se equivoca. Hoy, incluso, el nuevo capitán se atrevió a reclamar respaldo de las "enfriadas" barras colombianas, que en alguna medida le respondieron. 

No pasó así con la afición de Barranquilla, aunque la alcaldía permitió la salida temprano, el estadio no se llenó. Con este segundo triunfo la afición volverá y llenará los estadios, aunque la recesión hace ya estragos en los sectores medios de toda Colombia, y en los pobres ni se diga.

Colombia tiene ya dos equipos, y se está aplicando un criterio más realista, es decir, los que están mal, los que no rinden, no importan sus pergaminos, tienen que darle paso a los nuevos que están rindiendo, dentro y fuera de Colombia.

Esta es la fórmula democratizadora del deporte de las multitudes, que tiene, por lo demás, que estar acompañada del juego total, donde todos defienden y atacan, que inmortalizó el paso del holandés Johan Cruyff, y su equipo, la naranja mecánica. Esta fórmula se completa con una de más difícil aplicación, la democracia al interior de cada equipo actual. Es la propuesta que un director técnico colombiano innovador, Juan Carlos Osorio ha radicalizado, y ganado campeonatos. Ensayando, rotando a todos los jugadores en las diferentes posiciones dentro del campo.

En fin, podemos volver a pensar que Colombia clasifique al Mundial de fútbol en la Rusia posocialista, bajo la batuta de Vladimir Putin. Y es posible también que este año el entusiasmo nacional se vuelque ahora a la negociación de una paz, que responda a las expectativas de los muchos, de los subalternos, quienes han padecido una guerra prolongada, peleado de lado y lado, sin lograr invertir la desigualdad y la discriminación más insultante y denigrante. La que mantiene a la Colombia de la seguridad y las prosperidad "democrática" en los peores lugares de Latinoamérica y el mundo todo, como lo siguen registrando los estudios y calificaciones internacionales más actuales.






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