sábado, 3 de septiembre de 2016

La disputa por la hegemonía en Colombia

HISTORIA DE LA PAZ A TRANCAZOS. (parte I)

miguel angel herrera zgaib
Profesor asociado, C. Política, Unal, Bogotá.
Proyecto Paz Subalterna y Constituyente Social

Carlos Caballero, quien regenta la escuela de gobierno de los Andes, que replica a su modo, la que funciona en Harvard, hace memoria histórica en público para referirse a la paz por estos días. Él se vale de uno de los fundadores de esta universidad, Carlos Lleras Restrepo, cuando pasó de presidir la desaparecida Unión Panamericana a la OEA, a punto de hundirse durante estos años de progresismo de izquierda. En particular, a raíz de los choques del uruguayo Almagro con el presidente Maduro.

Caballero Argáez recordaba a su modo, un escrito aparecido en El Liberal, "Cuarenta años de Paz", el 21 de noviembre de 1942, para rememorar el vergonzoso final de la guerra civil entre liberales y conservadores, a bordo de un barco extranjero, el acorazado Wisconsin, antesala del raponazo de Panamá, a manos del "generoso componedor", el presidente Theodor Roosevelt, quien se enorgullecía de su felonía: "I took Panamá.

Pero de esto nada dice, Carlos, y mucho menos Alberto Lleras, obsecuente servidor de los intereses estadounidenses, a quien cita: "La paz no es una lotería favorable y continua por cuarenta años. Es una resolución nacional definitiva..." Pero, no para olvidar el despojo imperialista, y pasar de agache en la historia nacional. Los subalternos y su perspectiva no pueden pasarla por alto.

Otra guerra civil

"cualquier dolor político era tolerable comparado con el sufrimiento nacional de una sublevación armada." Alberto Lleras, "Cuarenta años de paz".

Esta paz no duró, porque se hizo sobre las costillas de los de abajo, manipulados, primero por los conservadores; y luego, frustrados por las promesas incumplidas, cómo no, de la que Álvaro Tirado Mejía historió como "república liberal".

Así vino otra gran, mayor violencia, que despobló los campos, y aumentó el poder terrateniente bicolor; y llenó de miedo a las ciudades grandes e intermedias, pobladas por los desplazados y despojados de entonces.

Los subalternos aprendieron las mentiras del bipartidismo, y la rebeldía dio paso a otros discursos y programas. Y el lugar para la guerra se abrió más, se ahondó con el acuerdo excluyente del Frente Nacional, pactado por los capitanes ausente de la guerra contra el pueblo, que había pronosticado en su premonitoria Oración por la paz.

Un gaitanista campesino, y otro obrero, Manuel Marulanda y Jacobo Arenas se atrincheraron, y crearon las autodefensas subalternas para evitar su exterminio, intentado por todos los medios, en lo cual se insistió terca, bestialmente por 52 años, con un también cruento pasaje de aprendizaje mutuo de 22 años, para sumar 74, antes de ensayar el actual acuerdo de paz que se firmará el 26 de septiembre en Cartagena de Indias.

(continua)

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