jueves, 24 de noviembre de 2016

No más firmas, firmes con la paz democrática.

miguel angel herrera zgaib
Director Grupo Presidencialismo y participación,
Sociedad Global Gramsci, SGG/GGS, Global Gramsci Society


"Es un mejor acuerdo." José Miguel Vivanco, HRW.

"El mando no contagia responsabilidades inmediatamente." Luis Carlos Villegas, mindefensa.

Hoy jueves, por fin, se desenreda la "pita" que han mareado de un lado y otro, con respecto a las diversas paces en disputa, agazapadas y ocultas tras los desalentadores pero reveladores resultados del voto plebiscitario del pasado 2 de octubre.

Recordemos

El plebiscito es un mecanismo que tiene el presidente en Colombia, para buscar el pronunciamiento de los gobernados, y como lo recordó la Corte Constitucional, sólo lo obliga a él, políticamente.

Al respecto ha escrito el administrativista Jaime Castro, quien también hace sus "pinitos" en materias constitucionales, luego del fallecimiento de Alfonso López Michelsen, uno de sus maestros, forjado en parte en el claustro del Rosario, que reclama haber existido, bajo el cuidado de los faldones, desde 1613.

La fórmula presidencial se murió por 53 mil y un "puchín" de votos. Un resultado que se venía anticipado desde el mes de agosto, cuando un informe de la revista Semana lo puso de presente con una famosa encuesta de Ipsos que ellos contrataron con la participación de la conservadora RCN. Es decir, fue una encuesta frentenacionalista (Ver la edición 1788 de Semana, 7-14 de agosto de 2016).

Aquella vez la cifra registrada fue elocuente: 50% votaría No, y 39%, Sí. En junio del mismo año, la cifra se invertía, así: 56% Sí, 39%, No. Y para agosto, en forma notable, la cifra de los que no sabía pasaba del 5% al 11 %. Es decir, que entre junio y agosto, hubo una variación porcentual notable en la percepción de la población encuestada.

La revista Semana, hija consentida del bipartidismo, en clave lopista, le jalaba la orejas al presidente, recordándole que la campaña del No, presidida por Uribe y asociados le llevaba 3 meses de ventaja; y de este lado, de la paz neoliberal, apenas a la fecha arrancaba la campaña, porque dizque el presidente estaba a la espera de qué diría la Corte.

Y, con respecto a la izquierda, el comentario era que hacía un mes se había "pellizcado" para cumplir con cierto desgano la tarea de hacer pedagogía para el voto sí. Y las Farc-ep, como se sabe, burdamente, aceptaban estar maniatadas para actuar en favor de su causa, Alegando que de ser así, estarían haciendo política con armas. ¿Qué tal?

Ahora, qué?

"Al final de ese debate los citantes deben presentar una ´proposición concluyente' mediante la cual se les preguntará a los congresistas si avalan o no el acuerdo.". Mauricio Lizcano, presidente del Senado, ET, 24/11/16, p. 3.

No más firmas, el nuevo acuerdo de paz, pasó en algo menos de dos meses, de la tragedia a la comedia, no a la farsa, porque firmado en Cartagena, ardiente, caribeña y heroica, se pasó a Bogotá, gélida, pacata y tragicómica desde los tiempos de inicios de la independencia, entonces rescatada al caer la tarde del 20 de julio de 1810, por José María Carbonell y los alebrestados patriotas, arremolinados en San Victorino.

Hoy se estará firmando de nuevo el acuerdo reformado entre insurgencia subalterna y gobierno, en un acto que no tardará dicen, sino 15 minutos. Habrá algo más de 7500 asistentes, y mirones en el remodelado Teatro Colón, que se ubicarán en el palomar y de pronto en pasillos y aleros si se lo permiten. Antes figuraron en Cartagena 2500 invitados, por supuesto, con el atractivo tradicional de la Ciudad amurallada y el provocativo mar Caribe, lejos de Marbella, claro está.

Es decir, que pasaremos a otro recinto que recuerda el poder colonial, de un marino italiano, al servicio de la corona española, entonces señora de los mares, en disputa, eso sí, con su vecina y rebelde Portugal. No será en la quinta de Bolívar, donde él y su esposa fueron atravesados por los fríos que provienen de la cordillera Oriental, y encajonados obran como cuchillos sobre cualquier ser que los desafíe.

De allí se extrajo simbólicamente la espada de Bolívar por un intrépido y espectacular comando del M-19, que fuera precursor de esta modalidad de política urbana, en parte, dicen, importada de publicista de izquierda, franceses. Aquí la publicidad del acto parece opacada por los alaridos y estridencias del no, que reclaman la democracia del voto.

Para oponerse a que la refrendación anunciada transcurra por los pasillos del congreso, uno de los poderes constituidos, donde saben que serán molidos por la misma gente de la que son parte, cuando les favorece, incluida la vergonzosa y delatora recepción que le hicieron a los tres criminales paramilitares, Báez, Mancuso e Isaza, el 28 de julio de 2004.

Constituyente y paz democrática.

Quedó probado hasta la saciedad que el mecanismo de refrendación de la paz, más acorde con las circunstancias y la reivindicación social de la paz subalterna era la constituyente con el apellido social con que nosotros la seguimos publicitando. Y que el asunto no era problema de tiempo. Basta hacer las cuentas que ya llevamos con el dizque trámite rápido del plebiscito.

Otra cosa se ventilaba en el fondo, el temor a la democracia sin cortapisas, a pesar de todas las tiquiñuelas y señuelos que se le tienden, con falsas argumentaciones y emoticones, donde temor, miedo y desesperanza fueron los adminículos más socorridos.

Bastaría con repasar la entrevista que Semana le hizo al chileno Eugenio Tironi, uno de los directores de la campaña que derrotó el Sí que favorecía la reelección del dictador Augusto Pinochet en 1988. Allí triunfó el No, como se sabe, contra la autocracia sanguinaria, enfrentado a la esperanza y la alegría. Lo que no hicieron los partidarios del Sí, en Colombia, bajo la guía de Santos.

En verdad, Santos, jugador no certificado de póker, jugó políticamente, en todo caso, maniatadas las Farc-ep, y embobada la izquierda y la democracia. ¿Por qué? Haciendo efectiva esta máxima, "con cara gano yo, con sello pierde usted". Pero, en política no hay verdades definitivas y eternas. Que lo diga el propio Niccolo Machiavelli.


Ahora, para el tiempo de la implementación de los acuerdos, vuelve a jugar la paz subalterna, que tiene que ser democrática, esto es, abarcar a todos. Los acuerdos y su reglamentación no pueden quedar limitados a la voluntad de los congresistas, quienes en el mejor de los casos dicen los expertos, son "un constituyente derivado". La jugada es con la constituyente, pero con dientes, esto es social, armada de lo dicho y no cumplido en el art. 13 de la Constitución vigente. Es tiempo de la igualdad real y efectiva. Invitamos a las Escuelas Autónomas que se hagan presentes en esa tarea inminente, en procura de la autonomía integral que puede tardar siglo, pero paso a paso, avanzar !

(continua)

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