martes, 29 de noviembre de 2016

UNA BREVE SEMBLANZA CON INTERROGANTES

miguel angel herrera zgaib
profesor asociado Ciencia Política, Unal. Bogotá
Director proyecto Sociedad GlobAL Gramsci

Murió Fidel Castro Rus, a los pocos meses de haber cumplido 90 años, y haber contabilizado, dicen, las fuerzas de inteligencia cubana, algo así como 600 atentados contra su vida. Llevaba ya 10 años por fuera del ejercicio del poder, dedicado a opinar sobre lo divino y lo humano, por vía escrita principalmente.

Tuvo cuatro compañeras, empezando por su primer amor, Mirtha Díaz Balart, con quien tuvo su primer hijo. Ella era hija de un prestante político vinculado con el régimen de Fulgencio Batista; hermana del congresista Lincoln Díaz Balart, quien fue cuñado de Fidel en los tiempos previos a la revolución, y luego un enemigo declarado al otra lado del estrecho de la Florida.

Castro fue el padre de 8 hijos, y todo parece indicar que realizada la sucesión entre hermanos, hasta allí llegó el trajín directo con el poder político en el primer experimento socialista de América Latina, que puede ahora volver a estancarse con el triunfo de Donald Trump, un reaccionario a la vez que pragmático capitalista.

Todo lo cual quiere decir, ni más ni menos, que la revolución cubana, la gente que la anima y la sostiene tendrá que pasar la prueba de su madurez de palabra y de hecho. Allí se podrá pronto juzgar la magnitud de la empresa transformadora que en la Isla lideró Fidel Castro desde la década de los 50.

Es una saga que se inauguró con el asalto al Cuartel Moncada, continuó con el desembarcó del Granma, fletado desde México; y luego encontró su desenlace con el descenso triunfal de la guerrilla de la Sierra Maestra a las calles de La Habana.

Seguida de la proclama de la segunda independencia y la declaración de la revolución socialista que se granjeó el asedio y el bloqueo del centinela imperial, el estado y el gobierno bipartidista de los EUA.

Por lo pronto, miles de cubanos desfilan, haciendo colas de más de 3 kms, para rendir homenaje a la imagen del Comandante Fidel, representada por una fotografía de expedicionario, y otros recuerdos, porque las cenizas no se encuentran aún en la edificación que honra la memoria de José Martí.

El teatro de esta celebración luctuosa es La plaza de la revolución, cuya construcción empezó el dictador Fulgencio Batista, pero que inauguraron las proclamas de Castro, y sus discursos de 4 a 6 horas, para informar de grandes decisiones, y realizar pedagogía política en el espíritu de construir hegemonía para la primera experiencia socialista triunfante en América Latina.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario