sábado, 3 de junio de 2017

PERSPECTIVA SUBALTERNA
LA IZQUIERDA COLOMBIANA, APRENDIENDO DE FRANCIA Y VENEZUELA

MIGUEL ANGEL HERRERA ZGAIB

Todavía

los pre candidatos que en Colombia se reclaman de una perspectiva de izquierda siguen embobados en una disputa por separarse entre sí, en lugar de unirse, en pluralidad.

Para realizar, al fin, una consulta que abarque a todos los aspirantes y concite el interés de toda la ciudadanía que quiera votar, por quienes acrediten sus nombres y trayectorias, por una efectiva opción de izquierda democrática que haga realidad las tareas propias del posconflicto. eliminar los privilegios que hacen imposible la igualdad social y la reforma intelectual y moral, como cuota inicial de una real revolución democrática.

Esto quiere decir incluir a progresistas y al partido de las Farc-ep, y a los que provengan de los movimientos Congreso de los Pueblos, Marcha Patriótica, y las expresiones regionales y locales, quienes participarán en las elecciones para Congreso.

De tal suerte que se tenga a un candidato presidencial que no solamente supere la prueba de la primera vuelta, sino que sea apto, en cifras y conceptos para ganar la segunda, de ocurrir el ballotage.

No se pueden olvidar las diferencias que se tienen con la derecha y con la reacción, corrompidas sus dirigencias hasta el tuétano, y corresponsables de la guerra social que ya cumplió 52 años, y que cacarean su entusiasmo por una paz impracticable: la de los cementerios, o ayuna de reformas sociales, económicas y culturales sustanciales, que no reemplazan los "pañitos de agua tibia", o "el papel mojado".

Los editorialistas de "mala memoria" se vienen lanza en ristre contra la asamblea constituyente en Venezuela, que convoca el ejecutivo, pero enmudecen contra el hecho que la Constitución Bolivariana, en efecto, fue refrendada popularmente, cosa que no ha ocurrido ni en Colombia, ni en otro lugar. Y que en la presente oportunidad, en la nueva convocatoria, volverá a ser refrendada popularmente.

Esto conviene recordarlo para distinguir entre representación democrática y participación. La representación es y ha sido siempre, desde los tiempos de la revolución burguesa la forma más restringida de la participación, es su especie liberal. Pero, el tiempo presente es el de la participación tout court, y se viene incubando con gran dificultad desde la década de los 60.

Guerra de posiciones democrática

La disputa por la hegemonía, en el caso colombiano como en el venezolano, para hablar de los dos más cercanos se dirime en el ámbito de la representación democrática, valiéndonos de los marcos constitucionales existentes.

Es una guerra de posiciones democrática, sin el uso de las armas y la violencia en las calles como último argumento. El mecanismo que la hace posible, interpelando a toda la ciudadanía, sin trampas institucionales, son las elecciones y las consiguientes votaciones.

Por eso, la izquierda y la democracia colombiana, enfrentando las tareas del posconflicto no pueden olvidar las lecciones del inmediato presente, pretextando diferencias insulsas para construir un frente común para elecciones, excluyendo de su propuesta, claro está, a la derecha santista y de la callista, así como a la reacción uribista y ordoñista.

Para, entonces, efectivamente, disputar la orientación política de los subalternos que se alinderan con el centro político, que es una corriente poderosa y que tiene sus principales votantes en las nuevas franjas de sectores medios que se forjaron en el último cuarto de siglo de desarrollo capitalista dependiente.

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