domingo, 6 de mayo de 2018

Después de 200 años
Sí, Marx estuvo en lo cierto, pero, ¿de qué modo? 

Miguel Angel Herrera Zgaib
Profesor asociado, Ciencia Política
Director Grupo Presidencialismo y Participación
Proyecto Pensamiento de Ruptura

                                                  Slavoj Zizek, el travieso pensador esloveno,  que tiene su repertorio de chistes a la orden, y su desfachatada manera de referirse a los "serios" asuntos del marxismo, la filosofía contemporánea, en particular, su redivivo culto a Hegel, y a Lacan, en este escrito publicado en The Independent, se vale del llamado marxismo analítico practicado por el historiador Gerald Cohen, para señalar cómo en materia de revolución proletaria, la encabezada por los obreros, está no ha ocurrido, porque no se cumplen las premisas establecidas por el propio Marx.

En cambio, lo que ha prosperado es el ejercicio de la razón cínica, de la que escribió un libro Sloterdijk, al que Zizek se refirió en su libro "El sublime objeto de la ideología." Hoy por hoy, millones y millones, desde Europa hasta la  "lejana" China de Xi Jinpin, están sujetos al fetichismo de la mercancía, y disfrutan el síntoma social de la explotación. 

A pesar de las innúmeras luchas que se despliegan contra el capital en todos los rincones de la tierra, sin que ninguna revolución llegue. Ni siquiera una como la que le da fama, actualidad y presencia al Mayo del 68.

Aunque Zizek poco o casi nada la refiera, la década de los autodenominados progresismos en América Latina, nos deja invaluables lecciones sobre el arrevesado curso de las revoluciones proletarias en este continente, donde varios de sus gobernantes aparecen "enredados" en señalamientos de demasiada coquetería y debilidad con las "mieles" y "prebendas" de las que gozan, producto del matrimonio centenario entre el capital financiero e industrial.

Con todo, y no sin sarcasmo abierto, Zizek sostiene, que a los doscientos años de su nacimiento, Marx obtiene más razón de la que pensó, aunque obrando a contravía de su  diagnóstico/pronóstico acerca del triunfo proletario. 

Para la muestra dos botones en la raída chaqueta de América. Para colmo del cinismo, resulta dizque que Mr. Donald es el defensor de la deprimida y minoritaria clase obrera industrial estadounidense.

Mientras que en Nicaragua, el sandinista Daniel Ortega, arrunchado en la presidencia, ordena el estado de excepción y el toque de queda para quienes protestan, jóvenes y viejos, contra todos los atropellos "neoliberales". Estos mueren acribillados en las ensangrentadas calles de Managua, recordando los vejámenes del otro clan anterior a  la revolución.


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