martes, 24 de julio de 2018

¿DE QUÉ CONGRE(GACIÓN) HABLAMOS?

Cifras y estrategias en la guerra de posiciones de la sociedad política.

miguel angel herrera zgaib
Exrector U. Libre. Catedrático U. Javeriana.
Profesor asociado, C. Política, Unal, Bogotá.

“La movilización social se va a incentivar en este gobierno.” Alexander López, senador PDA.

                                                          Las cifras totales del nuevo congreso son 108 senadores, y 172 representantes, donde aparecen contemplados tantos los congresistas de la Farc, como los senadores y representante del movimiento de cristianos Colombia Justa Libres, que no aparecía en el preconteo, convertida en la gran sorpresa, cuyo ingreso afectó las aspiraciones de igual número de congresistas.

Ellos son los que el viernes decidirán voto a voto, quienes presidirán las cámaras y las diferentes comisiones legislativas. Resolverán en parte el misterio de cuánto control podrá tener el poder ejecutivo en cabeza de Duque, para adelantar sus programas de contrarreforma publicitados en campaña.

Se anunció que hubo un acuerdo para las presidencias de las cámaras, que se convalidará del siguiente modo: el primer año, la presidencia del senado la tendrá el CD, el Liberalismo la de la Cámara, y el segundo año, el Liberalismo presidirá el senado, mientras que el CD tendrá la cámara.  La Comisión 7a. la presidirá el CD, la 1a. los Conservadores, y la 2a., el Liberalismo.

La oposición que tiene el liderazgo político de Gustavo Petro presentará el listado de 14 iniciativas, de los que hacen parte 5 proyectos de reforma constitucional, y pondrá a jugar de nuevo 4 proyectos de ley que desarrollan el Acuerdo de Paz que quedaron congelados en la pasada legislatura.

La verdad de la oposición 

es que hay tres fuerzas que se reclaman como tales, para señalar su independencia, uno el sector que lidera la Colombia Humana, mientras que el PDA, con el liderazgo de Robledo, y la Alianza Verde con la vocería de Claudia López, harán lo propio. Habrá, claro, puntos de convergencia, que se expresan en la bancada por la paz, y en la consulta anticorrupción, que será la segunda prueba electoral, el próximo 26 de agosto.

En el inicio de la sesión del 20 de julio, hay la novedad de la no presencia de Santrich, porque está detenido, y tiene 8 días para resolver su situación, al igual que Iván Márquez, quien anunció días atrás que no se posesionará, mientras permanece en Miravalle, en espera de cómo se resuelva la situación de su compañero del partido FARC, Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común. Lo más seguro es que ambos renunciarán para que la Farc no pierda esas curules.

Es igualmente cierto que el Congreso no representa una renovación efectiva, casi el 40 % repite en el senado, y hay, sí, 29% de senadores nuevos. En la Cámara repite el 32 %, y hay una renovación cercana al 20%. Es evidente que la representación de las mujeres sigue siendo minoritaria, por lo que lo dispuesto en la ley de cuotas sigue sin cumplirse, porque en las votaciones los electores no favorecen la elección de mujeres candidatas.

La disputa hegemónica en un Estado ampliado imperfecto

“Hay que ayudar a que el gobierno del presidente Duque sea un éxito.” Álvaro Uribe, senador.
“Tenemos más territorio que estado.” Jaime Castro.
“Un congreso pluralista, abigarrado, como diría Gabo… que da cuenta de la democracia colombiana.” Juan Manuel Santos, en el discurso de instalación del Congreso.

                                                            Ángela María Robledo, con la camiseta, “no más muertes para líderes sociales”, exigió silencio a los congresistas que aplaudieron la repuesta de presente dada por el senador Álvaro Uribe, porque está prohibido hacerlo en esta ceremonia protocolaria.

El periodista Plinio Apuleyo Mendoza, periodista e intelectual al servicio de la reacción colombiana, valiéndose de lo dicho por un corresponsal francés, en su escrito La manzana envenenada, reprodujo la cita: “Esto parece un país en guerra.” Para insistir luego, el antiguo intelectual izquierdista, que se habla de la paz, pero señala, “no veo en los periódicos del país ni en los noticieros de televisión nada de esa famosa paz, sino…terribles hechos de violencia.”

Para un historiador conservador, Eduardo Posada Carbó, que escribe regularmente una columna, el nuevo pacto, que se parece a los diversos frentes nacionales que estudió el sociólogo Fernando Guillén Martínez, autor del  Poder Político en Colombia, una obra de regular y obligada consulta, explora tales condiciones, a raíz de la invitación hecha por el presidente electo en “la cumbre Concordia”.

El conservador Posada insiste que la Colombia de hoy, sin embargo, no es la moderación sino la pasión y los extremos. Advirtiendo a su modo, que la novedad es la presencia de una oposición poderosa, pero no suficiente para haber afectado en algo la composición directiva del Congreso, el poder legislativo.

Mucho menos tiene fuerza efectiva la oposición en sus tendencias progresista, centro e izquierda, en el poder judicial, y en los órganos de control y vigilancia que componen el actual sistema político colombiano. El régimen presidencial reformado cumple 27 años de existencia, cuando se promulgó y sancionó la participación política en el articulado de la nueva constitución que derogó la cuasi centenaria nacida en 1886.

Carbó habla de derecha e izquierda, quién lo creyera; y trata de explorar sus fuentes doctrinales, y sus proyecciones actuales. Para lo cual, Eduardo echa mano al gran pensador conservador Carl Schmitt, “para quien la política y el conflicto son una misma cosa.”

A él le preocupa con quién podrá establecer su pacto, el ganador, Iván Duque, y sobre qué temas. En todo caso la interpelación en la cumbre derechista Concordia tenía dos destinatarios, el sector privado y la sociedad civil. El analista no se equivoca sobre este particular, pues define el escenario principal de la disputa hegemónica en el posconflicto, la otra superestructura compleja, la sociedad civil, donde el consenso y no la dominación, la imposición, es lo fundamental.

El punto de encuentro posible, para este diálogo entre reacción, centro y progresismo es el desarrollo del país, pero los programas, en apariencia, son inconciliables. Aunque ninguna de las tres tendencias principales tiene una manifiesta posición anticapitalista. Está entronizado el capitalismo en el sentido común hegemónico en la sociedad civil de la Colombia sometida al “evangelio” neoliberal.

(continua)

No hay comentarios.:

Publicar un comentario