FRAUDE A LA JUSTICIA,
FALSOS POSITIVOS
Y NUEVO “ACUERDO”
NACIONAL.
Miguel Ángel Herrera
Zgaib
“La honorabilidad de los
miembros de la Fuerza Pública debe ser preservada y no puede ser satanizada.”
Presidente Iván Duque, 18/05/19.
“Estas prácticas sugieren
que el actual Ejército y @mindefensa no han aprendido nada de uno de los
capítulos más oscuros de la historia de Colombia –el de los falsos positivos.”
José Miguel Vivanco, HRW, en ET, 19/05/19.
En las dos últimas semanas de mayo, la realidad política colombiana
entró en un aparente déjà vu, al confrontar
el país político el cumplimiento de los acuerdos de paz, firmados en el teatro
Colón, con el comandante de las Farc-Ep, Rodrigo Londoño, valiéndose la elite
política reaccionaria gobernante de todo tipo de estratagemas jurídicas y
políticas.
El bloque reaccionario tiene
como palafrenero y capataz al presidente Duque y al difamador senador Álvaro
Uribe apoyado por los corifeos del Centro Democrático en el Congreso, donde no
son mayoría. Estos son los más notorios artífices de la tragicomedia nacional.
Preparando
la caída
Bajo los conjuros de un anti Tiresias tropical, el ex Néstor Humberto
Martínez, atrincherado en las catacumbas de la fiscalía general, con el
resguardo de sus más de 15.000 operadores, confrontó en forma directa, sin
cuartel, la aplicación efectiva de la Justicia Especial de Paz que hará posible
la senda de reconciliación entre víctimas y victimarios.
El trompo de poner del
exfiscal, el CD y sus aliados, ha sido la acusación contra Jesús Santrich. Un “hecho” fabricado con inusitada
laboriosidad y perversión con la DEA como aliada principal, como que movilizó a
dos agentes encubiertos, mexicano- americanos, quienes entraron a Colombia sin
identificarse.
Dizque venían a negociar con
el excomandante guerrillero, mediados por el “influenciador” Marlon Marín, hoy
cobijado por las mismas autoridades estadounidenses, porque en verdad era un
tercer informante, la compra de 10 toneladas de cocaína. Jesús, para sellar el
negocio debía darles la pruebita de 5 kilos, y así encartar para siempre al más
talentoso y radical ex integrante de la mesa negociadora de las Farc-Ep en La
Habana.
Era la tramoya armada
binacionalmente por el hijo del maestro Salustiano Tapias, un célebre comediante
nacional, para torpedear la paz hundiéndola en su ejecución, interpelando al
indigesto sentido común colombiano, mediante un nuevo “estado de opinión”
asegurado por los medios de comunicación nacional oligopolizados, porque tanto
la democracia como la izquierda están huérfanos de medios propios de amplio y
eficaz cubrimiento desde los tiempos de la difunta Alternativa.
Denuncia
internacional
La encubridora magia
mediática ofrece en vivo y en directo, sin la interlocución del casi ciego
comandante guerrillero, en el altar sacrificial del escarnio público a un chivo
expiatorio de la paz rechazada y mancillada. A quien después de un año de
incomunicación en La Picota, nadie escuchó hasta ahora.
Bajo ese atronador silencio circula el placebo de la democracia espectáculo que acostumbra la caterva de leguleyos y rábulas bien pagos que trae y lleva las leyes de la república a su acomodo.
Bajo ese atronador silencio circula el placebo de la democracia espectáculo que acostumbra la caterva de leguleyos y rábulas bien pagos que trae y lleva las leyes de la república a su acomodo.
Pero este primer acto, en
contra de la paz neoliberal ya pactada y sancionada, vino enseguida acompañado
de la liquidación de un rosario sangriento de líderes de la Farc asesinados por
operadores anónimos. La reacción parapresidencial la selló la ejecución
extrajudicial de un militante por el ejército en el Magdalena medio.
Este crimen de estado
encendió la alarma internacional contra la epidemia de los falsos positivos, en
la opinión estadounidense, en primer lugar, a través de la corresponsalía del
New York Times, y luego mediante la declaración de un significativo número de
congresistas demócratas que reclaman el respeto a los DDHH, y el cumplimiento
de los acuerdos de paz en Colombia.
Conejo
a la Justicia
“La extradición es efectiva
en la medida en que se reconozcan las decisiones judiciales de un Estado…Poner
en entredicho su validez es el inicio del fin de la extradición como un
instrumento fundamental en la lucha contra el crimen organizado.” Procuraduría
general, en ET, 19/05/2019, 1.2.
Hace un año, que el Tiresias
criollo, Jesús Santrich está en la cárcel La Picota, por cuenta del indictment presentado y acordado por el
gobierno estadounidense durante la Fiscalía de Néstor Humberto. Para pescar en
el río revuelto de la paz, mediante la afirmación sin pruebas, que el
exguerrillero estaba incurso en tráfico de drogas con posterioridad a la firma
del acuerdo del Colón, el 1o. de diciembre de 2016.
El indictment (la sindicación) lo autoriza un acuerdo administrativo
de cooperación judicial binacional para el ejercicio express de la extradición,
que permite trasladar en un santiamén a nacionales para ser juzgados en las
cortes estadounidenses.
Este caso se llevaría ante
una corte de New York, que enjuiciaría desembuchando las pruebas,” al
“narcotraficante” de la Farc, cuya conducta supuestamente delictuosa ocurrió en
Colombia, ante un gran jurado de extranjeros que no hablan castellano. Algo
parecido a una ordalía cristiana en los tiempos de la inquisición colonial
imperial española.
Conviene recordar que está
acción administrativa no la respalda ninguna ley de extradición, sino que
invoca la extradición, que luego de prohibida en el artículo 35 de la Constitución
de 1991, la reincorporó una reforma constitucional express, “patinada” por el
expresidente Ernesto Samper sin visa a raíz de la descertificación
estadounidense.
Entonces él inició la
entrega de los hermanos Rodríguez Orejuela, para congraciarse con el imperio
vengador, y de paso, literalmente, “taparle la boca” a los financiadores de
elecciones, hasta el solo de los venados. Asistíamos así a los comienzos del
régimen para-presidencial por interpuesta persona. El modelo se cocinaba en la
gobernación del Departamento de Antioquia, y su genealogía la trazó con
elocuencia cuasi-suicida el congresista Gustavo Petro.
Ante el fallo de la sala de
revisión de la JEP, instrumento de la justicia transicional, el ministerio
público que lidera el procurador Carrillo, uno de los impulsores años atrás de
la 7ª papeleta, a raíz del asesinato de Luis Carlos Galán, apela lo decidido en
favor de Santrich, valiéndose de una nueva prueba, un video de 7 minutos hecho
a su gusto por Marlon Marín, sobrino de Iván Márquez, informante de la DEA.
El decir de la Procuraduría
no repara en los hechos que prueban la conducta delictiva atribuida a Santrich,
que la JEP tuvo que revisar con los instrumentos a su alcance, para determinar
si la conducta ocurrió después del 1o. de diciembre. No sirven los argumentos
jurídicos solos, pero, en todo caso, la Procuraduría apeló el lunes 20/05719.
En cambio, se presenta un
argumento de autoridad, que no tiene validez para la justicia transicional:
“Tenemos argumentos jurídicos bastante sólidos…La extradición es efectiva en la
medida en que se reconozcan las decisiones judiciales de un Estado.”
(continúa)
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