LOS CUATRO AMIGÜES, LA
ÉTICA Y LA COLOMBIA DEL ÉXODO
Miguel Ángel Herrera
Zgaib, Ph.D. (Parte I)
Director Grupo
Presidencialismo y participación, Unal/Unijus, y
IGS-COLOMBIA.
“La idea que la ética y la política son dos espacios
diferenciados solo conduce a un indeseable relativismo moral y a que las
sociedades se vuelvan inviables y los estados “fallidos”. Pilar Gaitán et al,
ET, 18/12/2020, 1.18.
“La Fiscalía tiene 29 casos por presuntos “falsos positivos”
en los que aparecen 22 generales del Ejército. Así lo informó en un documento
enviado a la Corte Penal Internacional (CPI),
en donde Colombia está en evaluación.” ET, 17/12/20, 1.6.
Comencemos con una pareja de politólogos
colombianos de reconocida trayectoria, Pilar Gaitán y Eduardo Pizarro, quienes
cursaron sus pregrados en Ciencia Política y Sociología en Colombia, en prestigiosas
universidades privadas, Andes y Javeriana, antes de incursionar en la política
local.
Hoy, ambos exhiben sus preferencias, y de paso avanzan sus
ideas en favor del que llaman “centro político,” ad portas del 2022. Quieren
contribuir señalándole a todos los competidores, ya dispuestos en el partidor
de la carrera política, un deber mayúsculo: celebrar un pacto ético.
La acuciosidad los lleva hasta el mismísimo Aristóteles,
quien se hizo célebre por su Ética a
Nicómaco, su hijo, un texto que Occidente
conserva y todavía se lee en algunos cursos de Introducción a la Ciencia
Política, y más probablemente, en las clases de Historia y Pensamiento
Político. Ellos tienen interés manifiesto en proponer un debate ético que creen
es necesario y urgente, tomando del pelo a las enseñanzas de Niccolo
Machiavelli.
De la restauración
moral al pacto ético
Los colegas también acuden a la fama bien cultivada de Adela
Cortina, quien ha dedicado sus mejores años a instruir a los empresarios de
España, primero, y de América Latina después. Ella es autora de un tratado que
atrae por su brevedad, Etica mínima
(1986), que emula bien con la pieza de Aristóteles, quien conviene recordarlo,
hizo causa común con Macedonia. Esta polis que sometió a Atenas, conducida por
los ejércitos de Filipo y Alejandro, sepultó su democracia, y las autonomías
que caracterizaron a Grecia antigua. Aristóteles, ya cercana su muerte, al
triunfo el partido de la democracia en Atenas, en rebelión contra la
imposición, puso pies en polvorosa regresando a su terruño.
Adela en aquel escrito, sin embargo, no entra en honduras,
sino que va al grano en los deberes éticos. Emula con su coterráneo filósofo
Fernando Savater en construir best sellers en estos saberes sociales. No tiene
en cuenta lo dicho por Immanuel Kant, filósofo de la Ilustración, del sujeto
individual consciente, quien en la Metafísica
de las Costumbres, nos habla, nos expone en términos modernos la moral individual y el imperativo de la
libertad como características de la Ilustración que aspira a los individuos de
la especie humana que alcance la mayoría de edad intelectual.
Ambos son evangelistas universitarios de las “nuevas”
ciudadanías nacidas del Pacto de la Moncloa, cuando el franquismo prolongaba su
agonía a plazos. A propósito de lo cual, que se sepa, no dicen ni pío de la
urgencia de que España sea república, y menos que haya más de una, cuando se
lee lo que escriben a propósito de vascos y catalanes.
La pareja colombiana en comento, igual, guarda silencio con
respecto al famoso grito de Gaitán, el
líder popular, que se hizo célebre en sus peroratas a las multitudes del teatro
Municipal, las calles y plazas, cuando insistía en la “restauración moral de la
república”. Sellaba su exhortación al Pueblo, con “A la carga!”
Quizás, porque para Eduardo, recordando una anterior
contribución suya para El Tiempo, A fondo, se fue lanza en ristre contra los
populismos que calificó de derecha e izquierda. Para jugarse, sin sonrojo
alguno, por el “bendito” Centro, y que algo tiene que ver también con el
“bendito” Fajardo, el ciclista, por supuesto, no el futbolista.
Los cuatro Amigües y sus rivales
“Leopoldo López es un amigo de la
libertad”. Palabras del exsenador subjúdice, Álvaro Uribe Vélez. Visita del
“fugitivo”Leopoldo al Ubérrimo.
Las elecciones
en Venezuela de la nueva asamblea nacional bolivariana, con los resultados
conocidos, y el referendo convocado por la oposición que animan el autonombrado
presidente interino, Juan Guaidó, y el fugitivo líder Leopoldo López, quien se
encontraba en la sede diplomática de España en Caracas, de donde salió en
secreto para completar su fuga, se convirtieron, luego en la martirizada
Colombia, en la oportunidad para que el país político rinda honores y respaldo
al político reaccionario venezolano.
Leopoldo fue invitado, primero, a reunirse
con el ganadero y criador de caballos, Álvaro Uribe, en su propiedad, en las
cercanías de Montería, posando al lado de uno de los sementales con su “nuevo
amigo” en mangas de camisa y sin tapabocas.
Luego hubo la aparición de Leopoldo
como figura, en el seriado del presidente Duque, pagado por la ciudadanía que
tributa, donde al entrevistarlo hubo oportunidad de denostar del gobierno del
presidente Nicolás Maduro, que no bajan de calificar de una dictadura, y lanzar loas a la
“democracia” de la que es guardián Leopoldo después de su fuga.
Luego el turno fue para la alcaldesa
de Bogotá, Claudia López, quien al ganar la elección para la alcaldía ipso
facto lanzó la candidatura de Sergio Fajardo, quien es una lumbrera matemática
que se define como centro, a distancia entre la derecha y la izquierda, y
excluye de cualquiera alianza al candidato de la Colombia Humana, Gustavo Petro. El cuarto de los amigües es el
ministro de defensa, Holmes Trujillo, a quienes otros identifican como un
potencial candidato presidencial para el año 2022.
Esta confluencia de los cuatro
amigües está identificada en una potencial alianza con miras a los ejercicios
que conduzcan a ganar la presidencia para la coalición de centro, que no
volverá a ganar en la primera vuelta. Esto sostenido a la luz de las
debilidades reconocidas de cada una de las fuerzas políticas. Hoy unidas en la
“cruzada reaccionaria” contra la Venezuela bolivariana, que no se ha rendido a
los dictados del gendarme regional, el gobierno estadounidense.
Es de parte de ellos, la consabida
reverencia al presidencialismo imperial estadounidense. A través de los
sucesivos presidentes, desde George W. Bush, “Mr. Danger”, según la jocosa
denominación del Comandante Chávez en la Asamblea de la ONU, y los sucesores, Barack Obama, el actual
ocupante de la Casa Blanca, Donald Trump, quien no quiere hacer a un lado su
pretensión de fraude, contra el nuevo presidente, Joe Biden, cuya victoria ya
fue acreditada por el Consejo Electoral.
Joe no ha hecho ni hará ningún giro
que contraríe las afrentas y denuncias contra la revolución bolivariana, cuyo
bloqueo criminal siguen manteniendo, congelando fondos y persiguiendo a los
funcionarios y dirigentes de proyecto del socialismo del siglo XXI, con sus
vicisitudes y logros. Es el mismo libreto ensayado contra Cuba, solo que bajo
otras circunstancias.
No hay duda que el bloque de Centro y reacción a la vista, de los cuatro amigües tiene unos interlocutores y adversarios en lo electoral de cara a la presidencia de Colombia, así como en los escenarios de participación que van más allá de lo instituido, de las representaciones convencionales.
El adversario más reconocido, sin duda, de
facto, es el senador Gustavo Petro, el contendor principal, puesto que obtuvo
más de 8 millones de votos, y quien ha puesto en claro quienes están del lado
de la paz y de la guerra, en el debate congresional citado con cuatro
senadores, Cepeda, Sandino, Robledo, y
Barreras, que descubrió las patrañas y artimañas de otro frustrado candidato
“destapado”, el exfiscal Humberto Martínez.
Éste organizó la tragicomedia de la
sindicación de Jesús Santrich, que lo condujo a un año de prisión en la Picota,
y al riesgo de ser extraditado, a raíz
del concurso delictiva de Marlon Marín, quien aprovechó su relación familiar
con uno de los dirigentes del nuevo partido Farc, y de la Fiscalía que procuró,
según lo denunciado, fondos y los kilos de cocaína, que buscaron ser exhibidos
como prueba fehaciente por parte del bloque de enemigos de la paz.
Es el mismo bloque que sigue jugando
duro en el interés de desprestigiar las instancias de la JEP, y de bloquear la
realización de los otros puntos que le dieron contenido y sentido a los
acuerdos de paz.
Hechas las cuentas, tenemos a la
vista dos bloques en construcción, con mayor o menor concreción, el de la
guerra, que esta semana ha estado muy atareado, teniendo como anfitrión a
Álvaro Uribe, quien pendiente de su proceso judicial se reunió con su partido y
los miembros de la coalición en El Ubérrimo, donde sigue tuiteando y preparando
su causa en la libertad obtenida a causa de su renuncia a la senaduría, con tal
de defenderse mejor.
Él “no dejó de dar puntada sin dedal”, dando
devoto inicio a la jornada de aguinaldos. Presentando a su queridísimo hijo,
como candidato al senado, para empezar, dizque enarbolando la causa del
trabajo, con el pírrico aumento del 4 %, para el salario mínimo, y la
disminución de la jornada laboral a 44 horas semanales. Es el parto de los
montes, de este joven turiferario del padrecito Uribe, frente a las miserias
ofrecidas por los empresarios, que hacen leña con la pandemia, - a través de
sus asociaciones con el gran capital financiero-, de los trabajadores
colombianos, empleados, desempleados, y precarios, que son la inmensa mayoría
desamparada.
(Continua)
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