viernes, 16 de septiembre de 2022

 

GUSTAVO PETRO, ¿NEOPROGRESISTA, LIBERAL O DEMÓCRATA?

Primera Parte

 

MIGUEL ANGEL HERRERA ZGAIB, PHD

Profesor asociado, Director Grupo Presidencialismo y Participación

Ciencia Política, Universidad Nacional.

     

¿Un principio de Bloque Histórico?       

“Con esta alianza de mayorías que tiene (esta administración) tan impresionante lo que se espera es que haya menos debates y sobre todo acuerdos”. Alejandra Barrios, MOE, ET, 8/09/22, 1.4.

“La corrupta alianza con Petro de los parlamentarios conservadores desprecia a la militancia del partido e insulta sus principios.” Expresidente conservador Andrés Pastrana, en ET, 8/09/22, p.1.4.                                                         

                                                         El 7 de septiembre pasado quedó claro para el país nacional de qué modo, conforme al Estatuto de la oposición, Ley 1909 de julio 2018, está constituido el país político en Colombia.[1] Esto se concluye al examinar la composición del Congreso con base en la presencia de los partidos y movimientos políticos allí representados.

El siguiente es el mapa del Congreso, más relevante cuando se presentó el proyecto gubernamental de reforma política que coordina Alfonso Prada. El gobierno que presiden Gustavo Petro y la vicepresidenta Francia Márquez tiene un respaldo sin precedentes para arrancar una actividad legislativa que, al fin, viene cargada de reformas sustanciales en favor de las grandes mayorías del país.

El respaldo mayoritario del gobierno lo componen el Pacto Histórico, 47 Congresistas (C); Partido Liberal, 47C; Conservador, 42C; La U, 25C; Centro Esperanza- Alianza Verde, 23C; Comunes, 10C; Indígenas, 3C.  Es decir, un total de 197 congresistas, esto es 67 por ciento del total de senadores y representantes electos. Aquellos son el apoyo del proyecto gobernante, antes de empezar las deliberaciones.

Los siguientes partidos se declararon independientes: Cambio Radical, 30C; Mira-Colombia Justa Libres, 5C; Independientes (sin partido) 2C; Nuevo Liberalismo, 1C. Los congresistas independientes son Humberto de la Calle, y Daniel Carvalho, quienes fueron apoyados por Verde Oxígeno, y posteriormente expulsados por su dirección nacional.

Mientras que estas son las agrupaciones de la oposición: Centro Democrático, 28C; Liga de Gobernantes Anticorrupción, LGA, 2C; Independientes sin partido, 2C, los representantes Érika Sánchez y Juan Manuel Cortés, que fueron separados de la Liga.

Adicional con la distribución indicada hay 28 congresistas más, quienes hacen parte de las 16 curules de paz electas, afros y alianzas minoritarias. Con estas cuentas a la vista, el Frente Amplio, FA, propuesto por Petro y el Pacto Histórico obtiene un respaldo del 67 % (197) de los congresistas/parlamentarios electos en marzo de 2022. Al FA se pueden unir 9, de los 16 representantes electos por las curules de paz.[2]

Es bien importante recordar que esa impresionante confluencia de fuerzas, a raíz de la exigencia de declaratoria que establece la ley, de ninguna manera obliga a que articuladas como están a favor del gobierno tengan que apoyar sus proyectos.

En cuanto a procedimiento, sí hay un trato especial con estos aliados. El gobierno realiza reuniones previas para acordar textos de los proyectos de ley, así como de reforma constitucional que empiezan a tramitarse, y así puedan tener tiempos adecuados para su futura aprobación, y no queden bloqueados a mitad de camino, archivados.

En el examen general de las fuerzas y sus alineamientos en el “partidor” político, y en particular, luego del triunfo presidencial de la oposición que se juntó al proyecto de gobierno del Pacto Histórico (PH). Ahora es posible plantear, acudiendo al repertorio de categorías del análisis gramsciano, responder de modo provisorio, a la pregunta de si estamos en presencia de un Bloque Histórico en ciernes.

Este es un resultado, entre otras, de la desagregación coyuntural, o la desmembración estructural del anterior Bloque histórico que presidió el partido Centro Democrático, ahora convertido, y reducido a ser fuerza de oposición, con un total de 28 congresistas electos, a los que se sumó la fórmula presidencial de la Liga de Gobernantes contra la Corrupción, LGA, cuyos candidatos al ser segundos de la elección presidencial tiene derecho a ser senador y  representante, respectivamente; más dos congresistas independientes separados de la LGA que, por lo pronto, suman un total de 32 congresistas.

Ahora bien, al hacer el examen de la distribución de las relaciones de fuerzas congresionales con el fin de perfilar la configuración del nuevo Bloque Histórico Progresista, éste es clave fundamental en el impulso y pacto de la cascada de reformas en busca de la igualdad social y el desmonte de privilegios. Aquel trata de dar nueva vida al moribundo Estado social de derecho consagrado en la Constitución colombiana de 1991, cuando han transcurrido treinta y un años.

En este estudio sumario, primero, es importante tener en cuenta cuál sería el nuevo bloque de poder que es la clave de bóveda del edificio de dicho bloque histórico liderado por una tercera fuerza distinta en todo caso del bipartidismo que comenzó a existir en Colombia desde 1848. Porque se establecen los partidos Liberal, con Ezequiel Rojas, un conservador, nacido en Miraflores (Boyacá), y Mariano Ospina Rodríguez, oriundo de Guasca (Cundinamarca), dos provincianos. Ambos opositores acérrimos al gobierno cesarista de Simón Bolívar, como que figuraron - en concierto con el general Francisco de Paula Santander - conspirando para asesinarle en la noche septembrina de 1828.

Segundo, al indagar por la formación del Bloque Histórico Neoprogresista, indaguemos por cuál es la dirección de la sociedad política colombiana - el estado en su sentido estrecho, o “estado de gobierno”-, en atención a las denominaciones tomadas de Gramsci en sus notas de los Cuadernos de la cárcel (1932-1934), donde en su escrito Análisis de situaciones. Relaciones de fuerza se lee lo que sigue:

“Esta es la fase más estrictamente política, la cual indica el paso claro de la estructura a la esfera de las superestructuras complejas; es la fase en la cual las ideologías antes germinadas se hacen “partido”, chocan y entran en lucha, hasta que una de ellas o, por lo menos, una sola combinación de ellas, tiende a prevalecer, a imponerse, a difundirse por toda el área social, determinando, además de la unidad de los fines económicos y políticos, también la unidad intelectual y moral…”[3]

Las superestructuras complejas, según Antonio Gramsci son la sociedad civil y la sociedad política. Así aparecen comprendidas en las notas del autor sobre La formación de los intelectuales, y cuando da cuenta del entendimiento de una nueva forma estatal del mundo burgués en el siglo XX. Es, precisamente, cuando Gramsci propone el concepto de estado ampliado o estado integral, a diferencia del estado décimonónico, el que teorizara Ferdinand Lassalle, esto es, el estado “vigilante nocturno”, adecuado al régimen capitalista de la libre competencia que es ya inadecuado en el corto siglo veinte, cuando es requisito la amplia intervención del estado en el mercado de la libre competencia entre privados.

 Con la anterior aclaración retomemos el estudio de la formación del bloque histórico de los subalternos que se está haciendo gobierno en Colombia. Al respecto, se pefila la nueva dirección nacida del resultado electoral de este año. Está constituida, ante todo, por el ejecutivo que lo integran Gustavo Petro y Francia Márquez,[4] más los ministros de la Coalición Frente Amplio;  la mayoría en el poder Legislativo que sumada más de la mitad de las curules de paz superará el 70% de los congresistas electos.

La composición del nuevo bloque histórico en formación postelectoral lo integran las siguientes fuerzas político ideológicas: el PH e Indígenas, de signo progresista, más los partidos liberal y conservador más La U, de talante neoliberal, a la que se suman la mayoría de la Coalición Centro Esperanza-Alianza Verde, el centro socialdemócrata; y Comunes, y 9 representantes de las curules de paz, que gravitan en el campo de la izquierda electoral.

Del bloque histórico que fue dominante hasta el gobierno de Iván Duque, con el interregno de Juan Manuel Santos, la reacción política se desarticula, y en simultánea desplegó dos alas tácticas con candidatos a la presidencia para, ante todo, impedir el triunfo del binomio del proyecto político social del PH. Al ser derrotada esta estrategia reaccionaria, se recompone como oposición en el Congreso, y se dispone ya a “medirle el aceite” al programa de reformas; pero, sobre todo, a quebrar la coalición Frente Amplio, FA, que favorece la acción legislativa reformista de administración neoprogresista,[5] al vapor de los primeros cien días cuando menos.

Al recomponerse la oposición, uno es el almendrón de la reacción que asocia a la fuerza principal, el Centro Democrático, y su liderazgo, Álvaro Uribe y Federico Pérez, el partido electoral Liga de Gobernantes, con Rodolfo Hernández, - el candidato presidencial derrotado y su fórmula vicepresidencial -, más dos independientes, que se autodefinieron, paradójicamente, como parte de la oposición al gobierno del Pacto Histórico.

La otra pieza que fuera parte del bloque histórico dominante sobrevive en la tendencia de derecha desarrollista que se autodefine como independiente. La fuerza principal es Cambio Radical comandada por el exvicepresidente Germán Vargas Lleras como su mentor político. A esta se suman Mira, dos Independientes expulsados de Oxígeno Verde de la candidata Ingrid Betancourt, y el Nuevo Liberalismo de los herederos del líder asesinado, Luis Carlos Galán Sarmiento que resultó insignificante en lo electoral.

Por último, hay un grupo heterogéneo de 28 congresistas, siendo mayoría los 16 representantes elegidos por las curules de Paz, de quienes, al menos 9, podrían sumarse, de acuerdo a los temarios. Los restantes 21, por conveniencia a cualquiera de las tres opciones según marche el quehacer legislativo de los míticos “primeros cien días.”[6]

(Continua)

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