jueves, 14 de abril de 2011

DEMOCRACIA Y POLÉMICA.

RECORDANDO A CASTORIADIS Y LOS GRIEGOS

MIGUEL ANGEL HERRERA ZGAIB
miguel.herrera@transpolitica.org


David y colegas,

Es muy interesante precisar, en términos de reflexión, el asunto del líder carismático, y lo útil que podría resultar en las condiciones actuales de América Latina y Colombia.

Para empezar, por supuesto, no había afirmación explícita en el escrito publicado en Razón Pública, sobre quién sería, o podría ser, ese ser providencial que ayude a Colombia a salir del atolladero. Pero, como dicen, "un clavo saca otro clavo". Leal dice en su generoso comentario, que Alvaro Uribe sí es un líder carismático, y nosotros en el grupo Presidencialismo y participación, en el libro
Seguridad y Gobernabilidad Democrática, y más recientemente, en El 28 de mayo y el presidencialismo de excepción, por supuesto, no pensamos lo mismo.

A Uribe lo emparentamos con Luis Bonaparte, pero, eso sí, como un ejemplo de neo-bonapartismo, porque algo ha pasado entre El 18 de Brumario y el 28 de mayo. Uribe fue cabeza de un régimen para-presidencial con la utilización recurrente, aunque reglada, de la excepción de derecho, y la de hecho, expresada en las alianzas regionales, y nacionales que en 2007 fueron ya definidas como parapolíticas.

Más aún, Uribe ha sido un fenómeno "mediático", que no carismático, apoyado por un ejercicio oligopólico de los medios de comunicación. Gaitán sí podría calificar, pienso, como un ejemplo de líder carismático. Ahora bien, pretendió Uribe, eso sí, "jalarle" al carisma para su segunda reelección, exhibiendo el expediente del "estado de opinión", y sucumbió en el intento, porque las talanqueras de la dominación legítima legal-racional, para utilizar la tipología weberiana, ejercida por la Corte le "pararon el macho", para no salirme de su imaginería.

En cuanto a la movilización social, de los años 50 y 60, y los nuevos movimientos sociales que obran en América Latina, hay una notable diferencia. Ahora, lo social se ha hecho inmediatamente político, y ha hecho posible la serie de gobiernos de izquierda que hoy conocemos. Dicho de otra manera, los movimientos sociales tienen un nuevo caracter en las dos últimas décadas, son simultáneamente políticos. Algo de eso, pienso, trató de explicar Emir Sader, en su trabajo del Nuevo Topo, pero no solo él. En lo internacional, mejor, lo global, lo vienen haciendo, cuando menos desde Imperio Antonio Negri y Michael Hardt.

Por supuesto que yo no pienso que Juan Manuel Santos sea un líder carismático, pero era bueno curarnos de espantos políticos y categorizaciones subrepticias. Él mismo se caracterizó bien como "un pícaro político", cuando sudaba la gota gorda en la primera vuelta enfrentado a otro fenómeno mediático, por la vía de facebook, y la videopolítica, con el borroso pasado de la antipolítica ahora enajenada a la divisa del partido Verde.

La inmodesta mención al trabajo sobre el clientelismo, que está escrito con su discípulo uniandino, tiene que ser sopesado con los trabajos que le son contemporáneos, y por los especialistas en esas materias, entre otros, Rodrigo Losada. A lo sumo es el trabajo de Leal una aproximación regional, localizada, promisorio pero inacabado si se pretende con proyecciones nacionales. La idea de hablar de ese clientelismo localizado y definirlo como "el sistema político del clientelismo", me parece exagerado e inapropiado antes y ahora.

Empecemos por recordar a David Easton, quien define sistema político operativamente como "las interaccciones que asignan autoritativamente valores al conjunto de la sociedad". Pero, no se trataba de cualquier sociedad, sino una en la que existe una fórmula probada de participación política, al modo como la percibía la ciencia política en los Estados Unidos y Canadá de los años cincuenta y sesenta. De modo general, por esos motivos, no pienso que se pueda hablar de sistema político en cualquier circunstancia, y naturalizarlo como categoría, como quienes hablan de sistema político también para Grecia y Roma.

Para ser más específico, sin pretensiones, en el grupo Presidencialismo y participación señalamos que en Colombia existe un comienzo de sistema político tan solo a partir de la constitución de 1991, donde se reconoce participación efectiva, a todos, incluidas las minorías, y se propone constitucionalmente, al menos, un sistema de participación para los gobernados, los dominados.

Antes de 1991, en el mejor de los casos, lo que hubo fue un régimen presidencialista con ejercicios recortados de representación política del electorado, sujeto formal e informalmente a prácticas clientelistas regionalizadas, y oligopolizadas por liberales y conservadores. Todo lo cual fue sacudido momentánea, pero definitivamente, por la presencia de un líder carismático, Jorge Eliécer Gaitán, quien dio argumentos a la emergencia de un nuevo sujeto político de alcances suprapartidistas, pero su obra quedó truncada brutalmente, lo que no ocurrió en los populismos triunfantes del resto de Suramérica, como bien es sabido.

Por último, del clientelismo que hoy tratamos, entre otras cosas, está atravesado de novedades, y una de esas es el llamado clientelismo armado, y el clientelismo con centro en el ejecutivo, tal y como quedó estatuido como fórmula perversa de haber suprimido los auxilios congresionales, con los cuales, el presidente Lleras Restrepo, otro "pícaro" en política, logró la reforma estatal de 1968,.

A la postre la reforma recompuso la hegemonía liberal-conservadora, hizo posible que a la economía desarrollista le fuera bien, y a la política como ejercicio de multitudes muy mal. Después, él mismo fue víctima de su propio invento, cuando quiso ser presidente de nuevo. Lo molieron clientelistas de viejo y nuevo tipo coaligados. De ello tenemos eco hoy, cómo dudarlo, en la alcaldía de Bogotá.

Los invito a visitar el blog Gobernanza y Biosociedad del proyecto Escuela Ciudad Blanca


Miguel Angel Herrera Zgaib
Director
Grupo Presidencialismo y Paritcipación






Date: Wed, 13 Apr 2011 21:59:19 -0500
Subject: Re: FW: RV: Sobre el ensayo del profesor Francisco Leal Buitrago en "Razón Pública"--Comentario crítico del profesor Miguel Angel Herrera y respuesta del profesor Leal Buitrago
From: hdjimenezp@gmail.com
To: maherreraz@hotmail.com

Profesor Miguel Ángel,
Profesor Miguel Ángel,

"Se requeriría, entonces, sin romper el régimen formal de democracia liberal, un apoyo social fuerte e inducido, sustentado en una movilización social para arrinconar al Congreso y a los políticos corruptos. ¿Podría un dirigente sin carisma elaborar tal construcción?"
Lo anterior, es claramento una justificación de la desinstitucionalización de la democracia liberal, esta última bajo el supuesto de la racionalidad y legalidad, un carisma que tiene rasgos de cultura política tradicional y neopopulismo que van en contravia de una democracia liberal moderna. Por lo tanto, una movilización social con altos indices de pobreza, miseria y de necesidades básicas insatisfechas; dificilmente arriconarian a la corrupción, porque uno de los fundamentos para la producción y reproducción "del sistema político del clientelismo" en Colombia es la desigualdad social y económica de muchos ciudadanos y familias.

Saludos profesor, excelente debate

El 13 de abril de 2011 16:33, Miguel Herrera <maherreraz@hotmail.com> escribió:


Miguel Angel Herrera Zgaib






Date: Mon, 11 Apr 2011 11:23:08 -0500
From: oscar.delgado@urosario.edu.co
Subject: RV: Sobre el ensayo del profesor Francisco Leal Buitrago en "Razón Pública"--Comentario crítico del profesor Miguel Angel Herrera y respuesta del profesor Leal Buitrago
To:




De: Francisco Leal <frleal@uniandes.edu.co>
Fecha: 8 de abril de 2011 20:23:49 GMT-05:00
Para: Oscar Alberto Delgado Sanchez <oscar.delgado@urosario.edu.co>
Asunto: Re: Estimado Francisco

Gracias, mi estimado Oscar, por la remisión del comentario de Herrera.

Desafortunadamente, no creo que él haya entendido en forma adecuada los dos aspectos que critica. Sin entrar en polémica, pues no me interesa, si hay algo que es claro es mi crítica al clientelismo, expresado en quizás el único libro sistemático sobre el tema en Colombia, país sede del 'sistema político del clientelismo'.

En cuanto al concepto de movilización social, previo al de movilización política, en la bibliografía política de América Latina de los años 50 y 60 está claro su sentido y su práctica. Al respecto, no veo ningún carisma en el presidente Santos, al contrario de Uribe que sí lo tiene.

Un país sumido en clientelismo, corrupción y violencia en la política no puede salir del atolladero con 'muñequeo' político, pragmatismo o habilidad política, presentes en Santos.

Se requeriría, entonces, sin romper el régimen formal de democracia liberal, un apoyo social fuerte e inducido, sustentado en una movilización social para arrinconar al Congreso y a los políticos corruptos. ¿Podría un dirigente sin carisma elaborar tal construcción?

Cordial saludo,

Pacho

1 comentario:

  1. Ciertamente las sociedades contemporáneas atravesadas por los medios masivos de comunicación y por la incertidumbre de las mayorías, requiere, más que políticos incómodos que muestren realidades y castren expectativas, gurus que les den esperanza, no muy distinto al pastor y su rebaño. Hay razones para creer en un mundo mejor, pero no por coca - cola ni por los que hacen de la política su modus vivendi.

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