LA M.A.N.E EN EL LABERINTO. LA SALIDA DE LA CONSTITUYENTE EDUCATIVA
Miguel Angel Herrera Zgaib
Profesor asociado, Ciencia Política
Grupo Presidencialismo y participación
miguel.herrera@transpolitica.org
Un presidente en la encrucijada
El viernes que pasó, el presidente Santos, famoso por sus picardías de jugador de pocker, puso la primera carta sobre la mesa, al ordenar retirar al Congreso el proyecto 112 de reforma a la educación superior de iniciativa gubernamental.
Con tono ejecutivo, desde el palacio de Nariño, Juan Manuel informó al país, que "La ministra de educación...acaba de firmar una carta que va a radicar inmediatamente en el Congreso, donde se solicita desde ahora que retiren el proyecto". Los que lo retirarán serán, por supuesto, los ponentes de la comisión sexta de Cámara y Senado, quienes al inicio de la semana se manifestaron en rebeldía de tramitarlo antes de escuchar a los estudiantes.
En tono coloquial, él trata de reestablecer la confianza, que nadie le ponga conejo al otro en la mesa de discusión. Dicho de otra manera, el gobierno invierte su capital mediático en un compromiso que haga posible la interacción y la posibilidad de darle salida a las contradicciones generadas por el proceso privatizador de la educación, en el cual el gobierno de la prosperidad está empeñado con alma, vida y sombrero.
Pero, ahora encara un poderoso obstáculo que previó mal, a riesgo que se rebele la sociedad toda contra la grosera mercantilización de la educación que con descaro impulsan todoso los gobernantes. Ante lo cual el rector Moisés Wasserman vacila, hasta el punto de decir que lamenta que se vaya a producir el retiro del proyecto de ley 112. Lo cual cayó como balde de agua fría sobre el estudiantado en rebeldía y el resto de la comunidad universitaria que está con ellos.
A lo dicho se suma hoy, 13 de noviembre, el silencio de UNPeriódico, que en su entrega 150, prefiere colocar en su portada una foto que destaca con el título "Extraen oro sin mercurio", y nada sobre la situación universitaria en ninguna de sus páginas. Irónicamente, la foto y el título que la acompaña pareciera resumir entrelíneas el propósito privatizador de la educación superior, cuando a la Universidad Nacional la preside un químico de profesión de muchos pergaminos académicos, y nada más.
El representante del CSU de la Nacho
Para responder a la jugada presidencial, la asamblea con representaciones de 31 universidades, profesores, empleados, padres de famila, y observadores, ejercitaron la palabra este sábado, cuando decidirían en el auditorio León de Greiff. Así lo reiteraba Jairo Rivera, del CSU de la U. Coordinadora Interfacultades Universidad Nacional:
"La asamblea sigue adelante, porque es en el seno de la Mane donde se toman decisiones".
Si acuerdan levantar el paro, hoy domingo 13 de noviembre, se habrá conseguido el primero de tres puntos bandera de la gran movilización nacional del 10 de noviembre, donde en Bogotá, y pese a la lluvia con granizo incluido, se concentraron no menos de 80.000 actores, una multitud donde rostros y decisión, en particular, de los jóvenes eran el vértice de una protesta acorazada de verdad que cosechará el primer triunfo.
El segundo paso es "establecer la metodología para hacer una reforma concertada", dijo el presidente. Lo cual, por supuesto, exige un procedimiento democrático y la determinación de unos interlocutores para tomar en consideración, por la primera vez, lo que el movimiento estudiantil llama el Programa mínimo.
No se puede incurrir en el error de imponer la vocería de las organizaciones establecidas a los nuevos estudiantes movidos por la causa de la defensa de la educación. Permitir y exigir su presencia activa y los disensos son la garantía del vigor y renovado impulso a la dinámica obtenida.
Este programa de 6 puntos como el de 1971, pero con diferente contenido, potencia, actualiza la historia de la lucha trunca de 1971. La primera conquistó el cogobierno de estudiantes y profesores, y lo mantuvo por 8 meses, emulando con lo conseguido para América Latina en la Universidad de Córdoba en 1918. Este cogobierno fue instalado traumáticamente por Luis Carlos Galán, a quien le quemaron el carro oficial en los predios de la Nacional. Eran los tiempos del "estado de sitio", y el cogobierno se estableció y se retiró el cogobierno por decreto del ejecutivo.
¿Qué hacer? Más democracia y dignidad.
"Tienen mi palabra delante de todo el país". J. M. Santos.
Está claro para todos los participantes que el actual congreso de Colombia no es garantía que se tramitará una ley de la educación superior que democratice ésta, porque tuvo en el pasado la oportunidad de discutirlo, y por ocho meses estuvo al vaivén de la opinión presidencial, es decir, a los dictados de la coalición Unidad Nacional.
El bloque dominante ha sufrido su segunda derrota política, después de la electoral, en Bogotá y en Medellín, y las lecciones del voto en blanco en Bello y en Bogotá, y asonadas y protestas en varios departamentos. Pero este triunfo del movimiento plural liderado por los estudiantes coloca la democracia en su exacto terreno: la participación con decisión colectiva.
No es la representación con delegación en unos pocos, que no pocas veces traicionan y negocian los acuerdos. Porque desdibuja las reivindicaciones fundamentales, desde los tiempos de las asambleas de la revolución francesa. El actual, como pocas veces en la historia nacional, es el tiempo de la democracia y la dignidad.
Por lo que, levantando o no el paro, lo cual se decidirá en asamblea, a ratificarse en todas las instancias universitarias, hoy tiene que definirse también la metodología que incluye los actores que participarán en el debate y resolución del presente y porvenir de la educación.
¿Reforma intelectual y moral, con qué medios?
La propuesta de reforma presentada por el gobierno Santos liga el crecimiento real de los aportes del presupuesto nacional al crecimiento real del PIB, es decir, los ingresos de la universidad pública están sujetos al crecimiento y deterioro económico y no a sus necesidades particulares... Apartes de la propuesta de ASPU, sede Bogotá.
Si en lo programático el movimiento estudiantil volviera por los fueros del cogobierno debería, para empezar, ampliar su horizonte de interlocución, incorporando a todos los actores interesados en la reforma democrática de la educación como derecho y bien común. Por esto es que conviene pensar ya en una Constituyente Educativa Ciudadana, que es distinta de la Constituyente universitaria, que defienden los colegas Carlos Medina Gallego y Jaime Caicedo, aunque una u otra son propuestas garantizan como espacio de decisión no al Congreso de la República, sino al poder constituyente de todos y cada uno de los colombianos.
Sin que con esta metodología se tenga que ignorar al congreso como tal, es decir, como cuerpo de representación, pero, claro está, tiene que atender por la primera vez a lo decidido por el poder constituyente de todos y cada uno de los colombianos.
En suma, este procedimiento no es congresional/parlamentario, sino el procedimiento democrático. Una distinción fundamental, acerca de la cual Castoriadis, pero no solamente él, sino las propias luchas de los de abajo, de los muchos, los subalternos así lo han probado y fundamentado. Tal es el mecanismo que se practica en Chile, y por 6 meses es resistido por el gobernante de turno. Tal fue el que se practicó en Venezuela a través de la constituyente educativa, que lleva 8 meses a la espera que el presidente Chávez la firme para sancionarla en definitiva.
Se trata de torcerle el pescuezo al autoritarismo, y poner en evidencia el programa liberal de la igualdad de oportunidades que se cacarea, sin medida, por el bloque dominante de la Unidad Nacional. Tampoco se trata de someter el reclamo de la educación pública gratuita a todos los niveles, y la reforma a la educación colombiana de abajo a arriba al llamado principio de sostenibilidad fiscal. Porque tendrían que aplicárselo, en primer lugar, a la guerra fratricida que desangra al país, y tiene ya notorios efectos inflacionarios.
Ya tenemos los cálculos del investigador Richani para corroborarlos, junto a los que hizo el equipo del matemático rector de la U. Tadeo, José Fernando Isaza, hace algo más de un año, en polémica con quien era el director de la carrera de matemáticas de la Universidad Nacional, en un debate al que se le echó tierra y olvido desde entonces.
Y están los cálculos de los mínimos requeridos para el impulso a esta reforma intelectual y moral, cuya pieza maestra es la reforma radical de la educación pública, esto es, el modo como se estructura, en lo posible, la vida intelectual de Colombia desde una perspectiva democrática, sin prescribir que es lo que tengamos que pensar, sentir o crear los colombianos. Se requiere disponer de un 6 porciento del PIB, no sólo para pagar la deuda de 600 mil millones con la educación superior, sino a paz y salvo financiar la expansión de lo que resta del decenio que comenzó en 2010.
Al aprobar esta medida, Colombia pasará de ser el infierno del Dante en la tierra, a un territorio de construcción de vida, potencia creadora, donde la ética de lo común cure las heridas y vejámenes sufridos por el cuerpo social por la exclusión, la segregación, la desigualdad, la explotación padecida por la infinita mayoría de su población.
La propuesta de Constituyente Educativa Ciudadana
Por último, la Constituyente Educativa Ciudadana tiene que examinar lo que pasa con todo el sistema escolar colombiano, esto es, se trata de revisar la Ley de educación general y la de educación superior, y el régimen especial de la U. Nacional para que no se trate de una reforma chueca. Se trata de enderezarle el rumbo a la educación colombiana. Hablamos de una reforma radical, democrática, que dote de dientes a la igualdad de oportunidades, que es imposible sin igualdad social, y eso se lleva su tiempo, que en principio es el de esta presidencia, que dice que no quiere ponerle conejo a Colombia.
Pues manos a la obra. Preparemos la constituyente, con la participación de toda la ciudadanía interesada, que dote a la prosperidad, la democracia de la cual está ayuna en toda la diarrea de proyectos, 80 decretos. Los cuales, casi sin excepción, en el primer año de gobierno de la Unidad Nacional, jerarquizan y excluyen.
Dicho rumbo no corrige la tendencia que coloca a Colombia en el tercer peor lugar del mundo en desigualdad social. Es la hora de los hornos, requerimos la luz de la verdad, y la potencia decisoria de las multitudes concernidas.
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