El colega investigador Miguel Eduardo Cárdenas nos remitió este texto que hace parte de un trabajo mayor acerca de la situación política actual de Venezuela, apenas a cuatro meses de la elección presidencial, y con un Hugo Chávez que ha tenido que lidiar con las contingencias de su cáncer, que sin duda lo ha debilitado físicamente, y fortalecido las expectativas de la derecha unificada en la candidatura de Henrique Capriles.
Pero, quienes en últimas decidirán la contienda son los electores, y en particular, los pobres y trabajadores que han participado de los beneficios del proyecto popular bolivariano. Estas multitudes se han organizado a lo largo de este gobierno ininterrumpido del Chavismo, que ha tenido que asomarse al imponderable de la muerte de su principal líder, y se pondrán a prueba a propósito de esta singular construcción del socialismo del siglo XXI con el apoyo manifiesto de Cuba. N d la R.
Pero, quienes en últimas decidirán la contienda son los electores, y en particular, los pobres y trabajadores que han participado de los beneficios del proyecto popular bolivariano. Estas multitudes se han organizado a lo largo de este gobierno ininterrumpido del Chavismo, que ha tenido que asomarse al imponderable de la muerte de su principal líder, y se pondrán a prueba a propósito de esta singular construcción del socialismo del siglo XXI con el apoyo manifiesto de Cuba. N d la R.
Diario de un historiador colombiano en la República
Bolivariana de Venezuela
— Capítulo 2 —
De cómo estoy viviendo en Venezuela –
Coyuntura política de esta revolución.
Antes de
entrar a Venezuela, cuando llegué a Cúcuta sentí una gran vergüenza al
constatar que una de nuestras puertas, la frontera, era tan fea. La terminal de
transportes allí es un infierno, el calor, los agiotistas, los embaucadores,
los paramilitares. No lo dudé, no quise permanecer un instante allí. Tomé un
bus que iba de Cúcuta a San Antonio, de allí, literalmente me embarcaron en
otro para San Cristóbal, y de ese, en otro bus gigante de dos pisos, me
llevaron a Caracas.
Yo, el último romántico, pensé que ya no había fronteras,
que como la Patria es América no había paradas, ni requisas, ni
preguntas, ni restricciones. Pero… no. Resulta que me metí en mi primer
problema, que oficialmente este historiador vagamundo no ha salido de Colombia,
ni ha entrado oficialmente a Venezuela, a pesar de que llevo dos meses andando
por Caracas. Pues bien, que me tocará, devolverme a Cúcuta, no sé cuándo, a que
me pongan un sello en un pasaporte, que si no estoy ilegal en la patria
de América.
Y para
acabar de ajustar, soy colombiano…que acá en Venezuela, esta no es,
propiamente la mejor presentación. ¿Se acuerdan mis lectores que en el primer
capítulo de este diario, como cosas negativas que veía, hablaba de unas
montoneras? Pues resultó que muchos de estos desordenes era de colombianos;
pues que en lo que va de corrido en esta revolución, muchos desplazamientos de
“neogranadinos” se han dirigido a Venezuela, y entre ellos, mucho
paramilitarismo y gente de “mal vivir” como dicen acá.
Colombianos excluidos
socialmente en nuestro país que han venido acá a “montar” barrios de “invasión”
y que han traído entre tantas necesidades de hambre, también la violencia. Si
por casualidad algún godo, reaccionario, santanderista, derechoso, oligarca en
Colombia, lee este diario, le quiero preguntar: si Colombia es un “paraíso de
seguridad y democracia” ¿por qué son los colombianos los que se vienen para
esta “infernal dictadura” y no los venezolanos los que se van para allá?
Una
noche que no pude dormir y que estaba cerca de esos lugares de invasión,
descubrí que esos barrios efectivamente sí eran de colombianos, pues que aunque
las paredes eran de cartón, varios bafles (acá se les dice cornetas) de los más
modernos equipos de sonido, ondearon toda la noche, en el más alto volumen los ballenatos
de Diomedes Díaz y el Reggaeton que no podía faltar. Pero bueno eso es lo de
menos, lo de más y principal peligro para esta revolución es el paramilitarismo
de Uribe, ya han visto el veneno que ha destilado éste último, ser abominable
que en los últimas días, ha arremetido contra de Venezuela cada vez que puede.
Bueno,
este historiador, sin pasaporte sellado, antes de conocer a nadie, se dio a
caminar Caracas. Lo primero que descubrí fue un gigante y hermoso parque
llamado el de los Próceres, varias cuadras de jardines y monumentos alusivos a
la gesta de la independencia. Me sentí maravillado, era de noche, la belleza
del lugar, a pesar de que eran las nueve de la noche, se veían familias, niños
jugando, parejas de novios, personas haciendo deporte, tranquilidad. Y no sólo
este bello lugar, luego descubrí, que esta revolución ha rescatado muchos
lugares públicos para el pueblo y sobre todo en el centro de Caracas. Lugares
que en la época del neoliberalismo de los noventa eran territorios oscuros de
miedo y desolación. Ahora en estos espacios se respira auténtica ciudadanía.
Cómo no
podía seguir deambulando sólo, busque los contactos que había hecho por
internet. (Descarto hablar todavía de unas cartas de recomendación que traje
para presentarme a unos profesores de la universidades, por el momento basta
decir, que intuyo por lo que he visto, que la academia universitaria acá está
en manos de las burocracias del mercado y de la oposición. Aunque la revolución
creó la Universidad Bolivariana, creo que le ha faltado al pueblo venezolano,
recuperar las otras universidades que ahora están en manos de los doctos,
serviles de la burguesía.) Decía que busqué mis contactos que había hecho por
internet. —Ves mi amigo y hermano Raúl que Facebook sirve para algo distinto a
la farándula y a la vanidad de los yoes—. Ya con anterioridad, mi bella amiga
Tatiana, revolucionaria y literata colombiana, más conocida en el mundo social
y virtual como Tigra, me había contactado con varias personas revolucionarias
en Caracas.
Uno de esos contactos se convirtió en mi “ángel de la guarda” en
Caracas; es tanto mi ateísmo, que ella, me corrigió hace poco, que le
estaba diciendo era, ángel de la guardia. Hablo de Yakelin una mujer
poeta, militante apasionada de esta revolución, que al tiempo es la exquisitez
hecha persona, de la gastronomía y la genuina amistad. Ella se ha vuelto la
mejor anfitriona, igual que su bella madre la señora Luisa que con mucho amor
en algunas noches me han hospedado en su apartamento en el centro de Caracas.
Bueno del centro ya conocía algo de la mano de la bella y revolucionaria Adriana Castaño, abogada colombiana que hace poco también tomó la decisión de venirse a vivir acá del amor y del fervor bolivariano, y que dicho sea de paso, y se lo ha agradezco eternamente, siempre ha estado atenta de mi destino acá. Yakelin pues, a su vez presentó a mi otra ángel de la guarda, Sanyira, filosofa, docente y directiva universitaria, pero ante todo, mujer amorosa, corajuda y dadora de vida, militante y defensora de Chávez, que tuvo el gesto solidario e increíble, de ofrecerme su casa para vivir gran parte de los primeros días en que he estado acá. Espero que no haya sido yo tan mal habitante de casa, allí cometí mi primeros desastres cocinando, si es que hacer un arroz quemado y apresurado, a eso se le puede llamar cocinar.
Bueno del centro ya conocía algo de la mano de la bella y revolucionaria Adriana Castaño, abogada colombiana que hace poco también tomó la decisión de venirse a vivir acá del amor y del fervor bolivariano, y que dicho sea de paso, y se lo ha agradezco eternamente, siempre ha estado atenta de mi destino acá. Yakelin pues, a su vez presentó a mi otra ángel de la guarda, Sanyira, filosofa, docente y directiva universitaria, pero ante todo, mujer amorosa, corajuda y dadora de vida, militante y defensora de Chávez, que tuvo el gesto solidario e increíble, de ofrecerme su casa para vivir gran parte de los primeros días en que he estado acá. Espero que no haya sido yo tan mal habitante de casa, allí cometí mi primeros desastres cocinando, si es que hacer un arroz quemado y apresurado, a eso se le puede llamar cocinar.
Con
ellas, Adriana, Yakelin y Sanyira he conocido también a muchas otras personas
valiosísimas en este proceso, líderes populares, periodistas, poetas, cantoras,
e intelectuales. Una velada maravillosa que viví, fue en una fiesta donde para
sorpresa mía, dos músicos de esta tierra interpretaron para mí esta canción de
Alí primera: La guerra del Petróleo:
“Ven
amigo colombiano vamos juntos a luchar. / Nuestros lazos de amistad por siempre
perdurarán. / Somos hijos de la Patria que nos dejó el Libertador […] Contra el
oligarca, soldado vuelca el fusil, contra el oligarca. / Quieren engañar al
Pueblo de tu tierra y mi país […] Ven, amigo colombiano, vamos juntos a cantar
por segunda independencia, vamos juntos a luchar”.
Ya se
imaginarán la emoción que me causó este cálido y pasional momento. Luego otro
momento, no menos emocionante, fue la multitudinaria concentración para saludar
a Chávez el 13 de abril. Ya había hablado de esto, cuando llegué hasta el
Balcón del pueblo, pero lo que quiero señalar en este momento, es la increíble
organización de los militantes de la Revolución Bolivariana para hacer estar
marchas, son miles y miles de personas, en unas multitudes que se unen en un
fervor político, sin que haya un sólo desorden o altercado, todos rojos y
unidos por un amor a su revolución. Igualmente fue así, la marcha del 1ero de
Mayo, yo estaba dichoso, fue una fiesta en toda la ciudad, coincidía con la
Nueva Ley Orgánica del Trabajo, que Chávez firmó como un nuevo rumbo para la
justicia social.
El pueblo cantaba alegría. Bueno, no hay que ser un
economista, para darse cuenta que mientras que en el resto del mundo del
capital se aumentan las jornadas laborales y se reducen los sueldos, acá en
Venezuela, Chávez reduce la jornada laboral y aumenta los sueldos. Muchas
carajadas se hablan en los medios burgueses del mundo sobre Chávez y Fidel,
pero no muestran esta diferencia, mientras en el resto del mundo las marchas
del 1ero de mayo, son escenas de policías golpeando a los trabajadores, en
Venezuela y en Cuba los trabajadores salen a celebrar.
En el
municipio en que estuve viviendo conocí la gente del pueblo y constaté como
vive la gente su revolución. Conocí una Aldea Universitaria de la Misión Sucre,
donde por iniciativa del gobierno, se crearon estos proyectos para llevar
educación superior de alta calidad a las regiones apartadas de los centros
urbanos. Sí la suerte me sigue acompañando, en junio me darán trabajo en unas
de las cátedras de estas aldeas. Constaté además las otras Misiones para el
pueblo, mercados populares, la salud con calidad y dignidad. Presten atención
colombianos, ya saben el infierno que se vive en Colombia dado que la salud
allá se la entregaron a las mafias privadas de las EPS, pues bien, acá por
ejemplo, existe una Misión que se llama Barrio Adentro, donde en lugares
cercanos a los barrios, ubicaron centros de salud integrales.
No estoy haciendo
panfletos, o transcribiendo consignas idealistas, no. Estoy hablando de lo que
estoy viviendo. Yo, por ejemplo, que tengo un problema de cataratas en los
ojos, fui a esta Misión, como me atendió una doctora cubana, me llené de
emoción, Fidel manda la medicina cubana para el beneficio del pueblo
venezolano, pues bien, con tan sólo preguntarme mi nombre, sin pedirme papeles
y hacerme esperar indignamente como se acostumbra en Colombia, me atendieron,
fui remitido a tres citas de oftalmología especializada y en dos semanas me
entregan mis lentes, y todo esto sin pagar un solo bolívar. En toda Venezuela
igual está funcionando la salud de esta forma. ¿Se necesita otro argumento,
para demostrar que la revolución bolivariana es del pueblo y para el pueblo? Yo
creo que no. Basta mirar el desastroso capitalismo en el resto del mundo. Acá
se está viviendo otra realidad.
Entre
tanto, presenté mi conferencia: “¿Por qué en Colombia no quisieron a Bolívar?”,
en la Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez, fue un acto
conmovedor, los participantes de la Cátedra Bolivariana de allí me escucharon,
me aplaudieron y me dieron otro fraternal recibimiento. Allí conocí a un nuevo
amigo, el profesor Henan Rubin, catedrático de inglés y productor de cine,
quien ama también a Bolívar y quien luego me invitó a la Fundación John Boulton
y al Centro Nacional de Historia, donde quizá me publiquen mi conferencia y
algún artículo sobre Fernando González que aún no he escrito.
He estado
caminando mucho el centro de Caracas, he vuelto a visitar varias veces la Casa
Natal del Libertador, el Museo Bolivariano, la Plaza de Bolívar, yo me detengo
y me pongo a pensar, que acá el pueblo, en verdad, sí se está transformado.
Aunque permanecen formas capitalistas en la estructura social, mientras que se
da el gran desafío de una transición al socialismo, el pueblo venezolano ya
vivió una ruptura con el neoliberalismo, desde el Caracazo ya Venezuela no es
la misma, hubo una ruptura social, política y económica con el modelo
neoliberal, modelo que la gente acá ya no admitirá más.
¿Qué un nuevo
socialismo en el siglo XXI está por consolidarse? Pues sí, así no lo quieren
entender los escépticos del mundo. ¿Qué está sociedad venezolana se volvió en
su mayoría de izquierda? Sí, no hay duda. ¿Qué aún hay mucho por corregir?
¡Pues claro! ¿Quién ha dicho que los cambios revolucionarios se hacen
apresuradamente? Son muchos los vestigios de la sociedad inequitativa y egoísta
que hay que superar. Yo me atrevo a decir, que actualmente en la República
Bolivariana de Venezuela se está gestando un cambió de conciencia popular que
dejará huellas profundas en el devenir de América Latina.
¿Qué está
haciendo la derecha? Pues conspirar con la ayuda de los EE.UU. y la oligarquía
colombiana. Acá se teme, en verdad, que como la oposición, electoralmente ya se
sabe derrotada, comience a utilizar la violencia para desestabilizar al país,
pero el pueblo y el gobierno están alertas. Incluso se ha llegado a ver
indicios de que la misma derecha puede atentar contra la vida de su propio
candidato presidencial para crear confusión y achacarle esto al chavismo. Y no
es una idea descabellada, ya sabemos que las oligarquías pueden hacer esto y
mucho más. Esta minoría cegada por la ideología imperial y burguesa está
desesperada y como son tan irracionales y asesinos (no todos por supuesto, hay
gente de derecha que por más derechosa que sea no admite la muerte, pero hay
otros muchos que sí) de ellos se puede esperar cualquier cosa. No es
exageración de este historiador, en Venezuela, en esta coyuntura se está
jugando una contienda entre la vida y la muerte, y la vida hoy acá, es
socialista y roja y va triunfando.
A
propósito de la Plaza de Bolívar, esta semana en una mañana vi allí la
siguiente escena. Pasaron dos niñas con su uniforme escolar y se le acercaron a
un soldado de boina roja que estaba cuidando el lugar. Le pidieron el favor,
que si se dejaba tomar una foto él sólo al lado de la estatua de Bolívar, el
accedió y se dispuso para la foto. Las niñas tomaron su fotografía y luego
ellas y él, sencillamente sonrieron. Ellas siguieron su camino, el soldado
volvió a su lugar y yo en un banca pensé: esta si es la genuina unión de un
ejército con su pueblo y sólo esto está pasando en Venezuela. Vaya a ver, si
esto pasa en Colombia con los militares y los policías, que con justa razón,
uno lo que les tiene es miedo y fobia, por las múltiples agresiones que le
propinan al pueblo.
Me ha ido
muy bien, sin embargo no todo ha sido tan fácil, el dinero que recogí con mi
conferencia hace rato se acabó. He sobrevivido por los auxilios de mi hermano
en España y unos amigos. Aunque mi conferencia ha gustado —hoy vuelvo a
presentarla en un canal de televisión local de Caracas— aún no he encontrado
trabajo, ya no puedo seguir viviendo en la casa que estaba, tengo que volver a
la frontera, a esa fea Cúcuta, a ponerle un sello a mi pasaporte y volver a
Caracas, a seguir con esta aventura. ¿Cómo lo haré? Al terminar estas líneas,
yo mismo no lo sé.
Frank David Bedoya Muñoz.
Caracas, 22 de mayo de 2012.
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