lunes, 20 de agosto de 2012


MANOS A LA OBRA DEMOCRÁTICA: CONGRESO ALTERNO DEL PDA

Miguel Angel Herrera Zgaib
Proyecto @utonomista

Las cosas por su nombre
                           En el PDA el sofisma jurídico y político de la doble militancia es esgrimido e incumplido por la vulgata neoliberal que lo preside y orienta. La burocracia con  mayoría simple  en las votaciones del  Polo, porque fueron 16 y son 37 los que conforman el Comité Ejecutivo según estatutos, está blandiendo la espada de la doble militancia para descabezar a sus adversarios internos. Y lo más preocupante, quiere perpetuarse ejercitando impunemente la tiranía de la minoría, oligopolizando las deliberaciones de su congreso de bolsillo.

Pero el colmo de la inconsecuencia está en que esta minoría se hace la de la vista gorda a lo siguiente:
Uno, que el Polo mismo, por su naturaleza, y la de quienes hoy tienen "la sartén por el mango" encarnan la doble, triple, cuádruple, quíntuple militancia(s). Porque  ella hizo  posible que el Polo exista, conforme a la propuesta de unidad que fue y ha hecho agua, debido a la corrupción tolerada, al autoritarismo, y  al abandono en la promoción y fortalecimiento de los comités de base.

Dos, porque está minoría no ha aceptado la responsabilidad en la corrupción política que cohonestó  acompañando en sus ejecutorias la segunda alcaldía de los hermanos Moreno, de la cual sacó provecho y beneficios. Cuando debiera haber renunciado de una vez por todas.

La trinchera "jurídica"

No es posible esgrimir como coartada, los mismos argumentos “jurídicos” que para el liberalismo, en la persona de Ernesto Samper,  que hicieron posible la entrada del elefante en la campaña electoral, así como en el triunfo de Uribe Vélez con apoyo manifiesto de la parapolítica. Tal y como se probó en el acucioso recuento hecho por los investigadores de la Fundación Arcoiris; y en la visita de los cabecillas de la parapolítica al Congreso, cuando declararon sin empacho que tenían que ver con la elección de la tercera  parte de “los padres de la patria”, quienes ahora se encuentran en la cárcel.

Duele más aún, y sorprende porque hay juristas que "bendicen" tal proceder en el caso del exalcalde Samuel Moreno y su coalición, arropándose  en la trinchera jurídica, en Colombia donde la administración de justicia es casi siempre tardía, y la mayoría  de las veces es para "los de ruana"; juridicizando la política  en detrimento de lo público y común. Peor  ahora, cuando guardan silencio sobre la condena  del Comité Ejecutivo Nacional, CEN,  a la actuación valerosa de la Comisión Nacional de Ética y Garantías,  porque obra en consecuencia y suspende lo resuelto sin competencia por el CEN.

La doble militancia la  practica el Polo desde su fundación. Por qué el Moir, el expulsado PCC, la Anapo, el Polo que suma, para citar apenas unos,  no disuelven, no han disuelto sus organizaciones partidistas. ¿Qué esperan? ¿Imponerse sobre  los demás, que los otros hagan fila detrás de los iluminados?

 Ni siquiera  estos que son la mayoría circunstancial  tampoco son capaces de "reglamentar" las tendencias luego de seis años de vida partidista, como tampoco lo hicieron sus antecesores. ¿Por qué?  Porque la pasión por la democracia no va más allá de los propios grupos, de sus estrechos intereses privados.

Hacer como en Antioquia

Dicho lo cual, es la hora de seguir el ejemplo del Polo de Antioquia, y las voces coincidentes que llaman a convocar un Congreso alterno, en el que quepan todas las militancias que vergonzantemente se han practicado en los seis años del Polo.

El punto de arranque es citar a una asamblea de  militantes de Cundinamarca y Bogotá, que materialice esta rebeldía, y sesione en la sede del PDA. Es una acción que resuelva la organización del III Congreso alterno del PDA, invitando no solo a la militancia reconocida, sino permitiendo la asistencia a todos los colombianos, quienes quieran participar de estas deliberaciones.

Es hora que no aplacemos más las tareas democráticas.  Agarremos el toro del autoritarismo por los cuernos, sin dejarlo que siga embistiendo impunemente. Es la hora de mostrar y distinguir la diferencia entre liberalismo y democracia, y por qué la efectiva vocación de la izquierda colombiana es democrática, dispuesta a eliminar el clientelismo y la sofística del partido único.

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