MANOS A LA OBRA DEMOCRÁTICA: CONGRESO
ALTERNO DEL PDA
Miguel Angel
Herrera Zgaib
Proyecto
@utonomista
Las cosas por su nombre
En el PDA el sofisma
jurídico y político de la doble militancia es esgrimido e incumplido por la
vulgata neoliberal que lo preside y orienta. La burocracia con mayoría simple en las votaciones del Polo, porque fueron 16 y son 37 los que
conforman el Comité Ejecutivo según estatutos, está blandiendo la espada de la
doble militancia para descabezar a sus adversarios internos. Y lo más
preocupante, quiere perpetuarse ejercitando impunemente la tiranía de la
minoría, oligopolizando las deliberaciones de su congreso de bolsillo.
Pero el
colmo de la inconsecuencia está en que esta minoría se hace la de la vista
gorda a lo siguiente:
Uno, que el
Polo mismo, por su naturaleza, y la de quienes hoy tienen "la sartén por
el mango" encarnan la doble, triple, cuádruple, quíntuple militancia(s).
Porque ella hizo posible que el Polo exista, conforme a la
propuesta de unidad que fue y ha hecho agua, debido a la corrupción tolerada, al
autoritarismo, y al abandono en la
promoción y fortalecimiento de los comités de base.
Dos, porque
está minoría no ha aceptado la responsabilidad en la corrupción política que
cohonestó acompañando en sus ejecutorias
la segunda alcaldía de los hermanos Moreno, de la cual sacó provecho y
beneficios. Cuando debiera haber renunciado de una vez por todas.
La trinchera "jurídica"
No es posible
esgrimir como coartada, los mismos argumentos “jurídicos” que para el
liberalismo, en la persona de Ernesto Samper, que hicieron posible la entrada del
elefante en la campaña electoral, así como en el triunfo de Uribe Vélez con
apoyo manifiesto de la parapolítica. Tal y como se probó en el acucioso
recuento hecho por los investigadores de la Fundación Arcoiris; y en la visita
de los cabecillas de la parapolítica al Congreso, cuando declararon sin empacho
que tenían que ver con la elección de la tercera parte de “los padres de la patria”, quienes
ahora se encuentran en la cárcel.
Duele más
aún, y sorprende porque hay juristas que "bendicen" tal proceder en el
caso del exalcalde Samuel Moreno y su coalición, arropándose en la trinchera jurídica, en Colombia donde la
administración de justicia es casi siempre tardía, y la mayoría de las veces es para "los de
ruana"; juridicizando la política en detrimento de lo público y común. Peor ahora, cuando guardan silencio sobre la
condena del Comité Ejecutivo Nacional,
CEN, a la actuación valerosa de la
Comisión Nacional de Ética y Garantías, porque obra en consecuencia y suspende lo
resuelto sin competencia por el CEN.
Ni siquiera
estos que son la mayoría circunstancial
tampoco son capaces de "reglamentar" las tendencias luego de
seis años de vida partidista, como tampoco lo hicieron sus antecesores. ¿Por
qué? Porque la pasión por la democracia
no va más allá de los propios grupos, de sus estrechos intereses privados.
Hacer como en Antioquia
Dicho lo
cual, es la hora de seguir el ejemplo del Polo de Antioquia, y las voces
coincidentes que llaman a convocar un Congreso alterno, en el que quepan todas
las militancias que vergonzantemente se han practicado en los seis años del
Polo.
Es hora que
no aplacemos más las tareas democráticas.
Agarremos el toro del autoritarismo por los cuernos, sin dejarlo que
siga embistiendo impunemente. Es la hora de mostrar y distinguir la diferencia
entre liberalismo y democracia, y por qué la efectiva vocación de la izquierda
colombiana es democrática, dispuesta a eliminar el clientelismo y la sofística
del partido único.
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