domingo, 23 de septiembre de 2012


ACERCA DEL PROCESO DE PAZ EN COLOMBIA
El joven ensayista Jairo Sandoval, residenciado en Washington nos envía este escrito en que inventaría los que él destaca como actores de la paz.  Y queda claro en los epígrafes que el escritor es un convencido defensor de una vocación de paz, con la guía intelectual de dos líderes religiosos y políticos del sangriento siglo XX, inmolados en defensa de sus convicciones. N d la R.

LOS ACTORES DE LA PAZ

Ensayo de Jairo Sandoval Franky
La paz no es el fin, sino el medio para obtener el fin.
Martin Luther King 

No hay caminos para la paz; la paz es el camino.
Mahatma Gandhi        

        No  se había disipado aún el humo de los fusiles libertadores, ni clavado en tierra los venablos llaneros, cuando ya nos íbamos a la guerra fratricida. Discurridos casi doscientos años, hoy correteamos en las mismas. ¿Será que Gandhi y Luther King tenían razón? ¿Necesitamos la paz como camino hacia una Colombia justa e igualitaria?

   La paz colombiana siempre se ha atinado como el compromiso precario entre algunos buenos colombianos y sus muchos adversarios. De los primeros, la paz ha recibido, cada vez, alabanza ingenua y auténtico pero inexperto ejercicio. De los otros, proclives a que la gente subalterna sufra la pestilencia de la guerra para que el círculo superior no pierda un solo pellizco de su opulencia y privilegios, la paz ha recibido el vil golpe de gracia. "Oligarquía" y "Violencia Subrogada" son términos complementarios en Colombia, por ser simbióticos. Por tal razón, la paz que ahora sondean el Gobierno y las Farc sufrirá el fiero e infalible ramalazo elitista. Tendremos actores clementes y detractores procaces o sanguinarios. 
A continuación una tabulación de los actores: 
          Las FF.AA.: Como en la democracia liberal las FF.AA son el brazo armado del Estado y como tal Estado le pertenece al binomio oligarquía-capital, nuestras FF.AA son el brazo armado de esta formula draconiana. Mas como nuestras Armas están signadas desde "Boyacá", "Ayacucho" y "Corea" con los oleos del deber, en ocasiones tienden hacia lo popular. Esta ambivalencia coloca un sello dubitativo en la conveniencia de su participación vanguardista en los coloquios con la Farc. Surte además una preocupación grave: las FF.AA. han adquirido un tamaño elefantino peligrosamente desproporcionado y potencialmente amenazante para el Estado civil. ¿Procurada la paz, en qué ocuparían su armamento y belicosidad cesantes? Se desprende, pues, que podrían llegar a entremeter en los diálogos de paz elementos de interés estratégico propio, no necesariamente nacionales.   
           La Iglesia Católica: Socialmente, la Iglesia se instituyó en Colombia como árbitro del control económico-político sobre la población. También se erigió como  el brazo profano que, a diferencia del brazo militar, monitoreaba la "violencia sin violencia" ejercida en beneficio de la clase dominante. Su consagración a la praxis Nazarena la redime como Evangelio y le reditúa el respeto extático de los colombianos. Mas sus empresas por la paz a través de nuestros siglos no fueron concebidas sin pecado. El Arzobispo-Virrey apeló a la duplicidad para aplacar al pueblo comunero y consultó con la perfidia para exponerlo a la horca. El Cardenal Crisanto Luque, fue el Primado instrumental y apostólico de la élite bipartidista que, con su Imprimatur, derrocó al populista general Rojas Pinilla y confirmó el poder despótico del capital sobre el trabajo. La protección de la Iglesia a la pobreza no es tan total como debiera.  
            El Poder Legislativo y Los Partidos Políticos. Desde hace más de una década, el Parlamento devino un consorcio económico-político cuyos socios en su abrumadora mayoría personifican las fuerzas semi, o totalmente, delincuentes que se apoderaron de las regiones al paso yermo de la subversión, el paramilitarismo, el narcotráfico y la corrupción estatal. La paz no necesita el "Marco Jurídico" (dicen hoy, "Arquitectura") que el Congreso intenta comercializar, pues las conversaciones de paz son  el marco jurídico. De otra manera, el Congreso estaría negociando consigo mismo, a priori, lo que no le incumbe. Análoga admonición aplica a los partidos políticos. Porque el Liberal y el Conservador no han recobrado el auge centenario de su  representatividad. Otros dos son partidos simplona pero netamente oligárquicos. Los demás fungen como gremios de minería política. El Polo Democrático opera como porta-estandarte de una izquierda internamente pendenciera y babélica. Los partidos políticos obstaculizan la paz.     
           Los GremiosComo en Colombia ha dominado a perpetuidad una fracción de clase sobre una masa desposeída, y como el poder económico es la razón de ser y el ministerio de esa fracción poderosa, la economía y su rendimiento es de y para usufructo minoritario. Se echa de ver que en la pésima distribución de la riqueza nacional estriba la perenne desigualdad social y, por consecuente, que de allí emana nuestra constante intranquilidad. Las "Conversaciones" no podrán o deberán definir la solución a este monumental problema colectivo, el postconflicto es la arena para confrontar, la nación entera, tan aberrante condición.
            PeriodismoIntelectualidadAcademiaQuien en un país domina en lo económico, domina también e ineluctablemente en lo cultural e intelectual. Lo que equivale a decir que el periodismo y el pensamiento son parte operante y esencial, mutatis mutandis, de la clase empoderada. En consecuencia, los colombianos debemos penetrar, pero con beneficio de inventario y de forma contestataria, toda producción intelectual referente a los coloquios por la paz.
           El Presidente Santos Santos no solo pertenece a la crema y nata colombiana, sino a la crema "innata", significando que pertenece a la oligarquía nacional, pero más a la oligarquía lexócrata santafereña. A primer rubor se creería, entonces, que Santos está descalificado para entender y atender la problemática nacional que devasta a la mitad de la gente, y a otro alto porcentaje mantiene en condiciones ásperas de vida. Sin embargo, Santos es hasta ahora el único colombiano que demuestra estar apostando el pellejo propio en la demanda de la paz. 
Si esta exhibición de entereza, manifestada a viva voz ante el pueblo, no es una quijotada, indisputablemente se debe calificar como un acto de coraje político y personal sin precedentes en los anales del país, desde J. E. Gaitán. Y como nuestra oligarquía no se ha exhibido jamás así de temeraria y altruista, la hombría bucólica del Presidente Santos se puede auténticamente comparar con la de Tomás Moro, compañero de bohemia juvenil del disoluto futuro Enrique VIII de Inglaterra. Elevado Moro a la solemne dignidad de 'Lord Canciller' por su amigo, ahora Rey, convocó su bizarría y conciencia para oponerse al anticatolicismo, al divorcio del Monarca y a su auto-nominación como cabeza de una Iglesia cismático. Sin abjurar, el Canciller íntegro fue decapitado por orden de su viejo compañero de parranda.

   Que el compromiso viril e irrevocable del Presidente Santos sea imitado -¡obligatoria y ruborosamente imitado!- por todos y cada uno de los participantes que en adelante enuncien una palabra o ejecuten un acto por la paz,  y por los mal dispuestos. Colombia Obligatoria está en vilo.  Jairo Sandoval Franky, Washington, DC

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