LA OTRA CRISIS DE LOS MISILES: COREA Y COLOMBIA
MIGUEL ANGEL
HERRERA ZGAIB
Director Grupo PyP, Unal, Ciencia
Política, Bogotá
Introito histórico
Mientras en Corea del Norte, los ánimos siguen en alza, entre este gobierno
y la presidencia imperial estadounidense, que protege a su socio del Sur desde
antes de 1950, un fruto marchito del nuevo reparto del mundo en Yalta y
Postdam, ahora conviene recordar que el 25 de junio de 1950 estalló el
conflicto en la Corea dividida entre los partidarios de Syngman Ree, en el sur,
y Kim Il Sung, en el norte.
Las fuerzas dirigidas por los
comunistas, perdedoras contra Ree en las elecciones de 1948, apoyado por Estados Unidos, avanzaron hacia
el sur para unificar el país en 1950. El general Douglas MacArthur con marines de
la VI Flota del Pacífico atacó por la retaguardia, desembarcando en Incheon, y
Pyogiang cayó en poder de las fuerzas del sur.
China amenazada en su frontera
con Corea al otro lado del río Yalu, protestó, y su canciller Chou Enlai fue a
Moscú para conseguir apoyo en su respuesta. Mao ordenó el contragolpe en 19 de
octubre, movilizó 400 mil efectivos, y puso a los
estadounidenses en retroceso casi definitivo. Con aviones MIG-15 dispuestos por Stalin, Pyongiang fue recuperada, y cayó Seúl, la
capital del sur.
Entonces MacArthur amenazó con la
bomba atómica para restaurar el dominio estadounidense. El presidente Harry Truman lo sustituyó de
manera fulminante por el general Matthews Ridgway, quien continuó las acciones
ofensivas por tierra y aire con la incorporación de contigentes militares de la
ONU.
La guerra arrojó el catastrófico
resultado de 2 millones de muertos coreanos; alrededor de 800 mil soldados
chinos, más de un millón de muertos en las fuerzas coaligadas con Estados
Unidos, quien perdió alrededor de 44 mil combatientes. Corea quedó dividida por el paralelo 38 en dos países rivales,
síntoma vivo del recién establecido orden bipolar de la segunda posguerra, que
se disolvió con la caída de la Unión Soviética.
El más cercano presente
A las actuales amenazas de EUA,
el estado mayor del ejército que preside el joven presidente del singular y
dinástico socialismo de Corea del Norte, el hijo de Kim Jong Il, que en
parte respalda China, respondió que aquellas amenazas serán "aplastadas
con medios nucleares modernos y livianos".
Antes, con los alineados, reunidos en la Cumbre de
la Habana (2006), se había tratado el asunto de las armas nucleares de Corea
del Norte. Vino luego la prueba nuclear de 2006, y lograron que se suspendiera
su programa nuclear, a la espera de una
sustancial ayuda para un país deprimido por el bloqueo estadounidense, y
afectado por la caída de la Unión Soviética y el sistema de las democracias
populares, que suministraban petróleo, equipos técnicos e industriales, y materias
primas. Aunque contara con la ayuda humanitaria de su opulenta hermana
capitalista.
Ahora, la China socialista, el
principal aliado de Corea del Norte, no se opuso ni tampoco vetó las sanciones de la ONU/Consejo de
Seguridad contra la prueba de febrero de este año. Pero sí, la diplomacia
china llama a conversaciones bilaterales, entre los grandes y pequeños en las
orillas gemelas del conflicto, para salir del impasse, que algunos perciben con
visos de una posible catástrofe nuclear.
El baile de los cohetes
El punto está en que el gobierno de Corea del Norte, cuyo ejército preside Kim Yong-un, y cuya tía, Kim
Kyong-hui, es también general ha dicho por boca de Ri-Yong-ho, que cuenta con
la autorización para un ataque nuclear a EE.UU, hoy o mañana.
Estados Unidos ya dispuso instalar nuevas baterías antimisiles THAAD en
la Isla de Guam, una posesión resultado del reparto imperialista del siglo
pasado. Es la respuesta recíproca a la movilización de un misil Masudan por vía
ferroviaria a la costa oriental de Corea
del Norte. La defensa también cuenta de
antaño con las baterías defensivas de Japón, que cuenta con misiles Patriot y
destructores dotados de misiles Aegis, cuando menos desde que la prueba
balística del Taepodong-2 de Corea del
Norte, fracasara después de sobrevolar Japón y la otra Corea.
Las armas
nucleares coreanas serían propulsadas por los cohetes que han ensayados en tres
oportunidades desde diciembre, siendo el último lanzado en febrero pasado, razón por la cual la nación
socialista fue sancionada. Este artefacto, de la serie Uhna-3, tiene un alcance de 4.000 kms, que le
permitiría atacar a Guam, Taiwan, la base naval estadounidense de Okinawa, y
por supuesto, a su vecina.
Los expertos occidentales calculan que Corea
del Norte tiene entre 6 y 12 ojivas nucleares, desde que ésta hizo el ensayo de
la bomba en 2007; y es posible que ya tenga un cohete propulsor de alcance
intercontinental, alrededor de 10.000 kms, pero no tiene aún la tecnología que
exige miniaturizar una bomba nuclear. Por lo demás, el gobierno siempre ha
insistido que sus desarrollos en cohetería tienen un destino pacífico, colocar
satélites de la serie Kwangmyoson, el último de los cuales se llamaba Estrella
brillante.
Los efectos letales de uno de
tales ataques, si fuera destinado a Corea del Sur, lo sufriría también la
población del otro lado de la frontera. Tal y como quedó probado con el
calamitoso desastre de Chernobyl que
afectó también a los habitantes de las democracias populares que rodeaban a la
ex Unión Soviética, que en la actual crisis no se ha manifestado de modo claro
todavía.
Ad portas de Armagedon, uranio para la guerra o la paz
Paralela
con las maniobras conjuntas con Corea del Sur, conviene recordar que esta tiene
20 reactores nucleares, y está pidiendo a EUA que le ayude en la tarea de
enriquecer uranio, que en su condición de velado "protectorado"
estadounidense no le está permitido. De ahí la razón de la "conversa"
entre Mr. Kerry, y el canciller surcoreano Yun Byung Se.
Desde los tiempos del proyecto
Manhattan, y sus réplicas en la ex URSS, la conversión de uranio para fines de
guerra siempre está a un paso tecnológico, y hay más de uno que después de la
II Guerra lo han dado. Corea del Sur, Japón, Irán, y antes se decía que Iraq
(lo que resultó falaz) están a un "tris" de hacerlo, a riesgo de
volver a buena parte del mundo en trizas, en un santiamén.
Así las cosas, la estrategia de
la disuasión nuclear terminaría. La guerra imperial preventiva, las llamadas
“guerras justas” pasarían de las acciones de guerra de media, y baja intensidad
que conocemos, dando paso a un conflicto nuclear con visos de desastre.
Padeceríamos una verdadera tercera guerra, ya no mundial, sino global, que no
cabe, parece, en los inmediatos pronósticos de casi nadie.
Esta retórica de guerra, en
presencia de las maniobras militares conjuntas de Estados Unidos y la otra
Corea, supone que se auxilie a Corea del Norte, sin dejarla en las calamitosas
condiciones en que se encuentra. Más
aun, que se empiece en serio, a trabajar en una idea, prácticamente impensable
hoy, la integración pacífica de las dos Coreas.
Esta es una misión que, contra
toda evidencia, podrían hacerla realidad los vástagos de dos dictaduras, proletaria
y burguesa, según viejas denominaciones, dándole comienzo al desmonte de un
orden imperial regido por la guerra, para permitir que florezca, por fin, la
democracia en el planeta del tercer milenio.
¿Y Colombia?
"Pase lo que pase en los diálogos de paz en La Habana,
dejen de poner minas antipersonales y digan dónde las han puesto". Mensaje
Juanes y Carolina Gómez, para la campaña "Remángate". El Tiempo, 4
abril 2013.
"Nosotros no podemos subestimar como una capacidad de la
contraparte ese armamento". Gral Alejandro Navas.
Aquí
también sigue en pequeña escala, y sin muchas resonancias, pareciera, la crisis de los misiles Sam 7, en poder de
las Farc-ep, y coincide con la semana en que se programa la jornada contra las
minas antipersonales. Que aunque no lo pareciera, va dirigida a los dos
sentados en la mesa, guerrilla y gobierno, con un "mensaje de urgencia".
Otro similar mensaje debería
realizarse y circular, señalando que cesen los bombardeos que afectan a las
poblaciones civiles, con los dolorosos efectos colaterales que llaman.
Mientras tanto, al informe del
Comando Sur de EUA, el general Alejandro Navas, cdte de las FF.MM. responde,
desestimando lo dicho, al decir que en Morales (Cauca) se encontraron los
cascarones de misiles (Sam7) ya usados en el mes de octubre de 2012. Y añade
que en efecto está en poder del gobierno un video en que las Farc ensayan el
equipo para el lanzamiento de tales artefactos útiles para derribar
helicópteros, en razón de su alcance hasta 6.5 kms.
Lo que sorprende, en apariencia,
es que lo dicho por el general Kelly, en la reunión del Comité del Congreso
estadounidense no fuera conocido por su partner, y mejor amigo regional,
Colombia. Y que ahora, el Mindefensa y las FF.AA pidan a los Estados
Unidos que compartan la información
sobre los SAM 7, que ahora se ha filtrado por otras vías.
Por último, hay un parte de
tranquilidad relativa, que no termina con la peste de la guerra. Dijo el
general Navas que "De todas maneras estamos entrenados, tenemos equipos
instalados en nuestras aeronaves para contrarrestar cualquier acción". Lo
cual supondría, un poco a contra-mano de lo ya dicho, que habría equipos
anti-misiles dispuestos en la artillería de parte de los 200 helicópteros y en
los aviones de combate de la FAC que surcan nuestros cielos, a partir de la
implementación del Plan Colombia que en 1999 prometía otra cosa que la guerra.
Un mensaje
“El capitalismo es una forma de religión”. Walter Benjamin.
Dichas y conocidas estas reacciones, conviene agitar y difundir en el
próximo 9 de abril, la urgencia de liberarnos de la guerra, y darle vía y
fundamento real a la democracia que Colombia y el mundo del siglo XX, no han
tenido, transidos por los avatares de las guerras de alta, mediana y baja
intensidad, que dicho de otro modo, registran la alta, media y baja estulticia
humanas.
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