viernes, 19 de abril de 2013


UNA SITUACIÓN INUSITADA EN LA POSESIÓN DE NICOLÁS MADURO

Miguel Angel Herrera Zgaib
Profesor Asociado, Ciencia Política, Unal
Grupo Presidencialismo y Participación

"Nunca es tarde. Bienvenidos todos." Nicolás Maduro.

                                                "Nicolás, me llamo Hendrix...", esas fueron las palabras del espontáneo que se coló al podio en donde el presidente Nicolás Maduro de Venezuela saludaba a las 61 delegaciones internacionales presentes en Caracas. El presidente de la asamblea, Diosdado Cabello no logró detenerlo.

Se interrumpió la transmisión televisiva. Cuando se reanudó, el presidente anotó que había fallado la seguridad, y lo hubieran podido matar. Prometió que luego conversará con él, para enterarse de qué se trata. Lo agarraron, dicen, efectivos de la guardia nacional y los cuerpos de seguridad.

Pero, ante el mundo, el joven, quien tenía una chaqueta roja burló todas las medidas de seguridad. Nicolás se mostró, en todo caso, tranquilo, me reclamó el cuidado requerido, y señaló que su vida estaba dispuesta a entregarla por la causa revolucionaria.

En el discurso de posesión Nicolás hizo un recorrido por la historia nacional, así como recordó la vida del comandante Chávez, y después mencionó lo hecho y decidido recientemente con respecto al auditaje de la elección. Y hace una aproximación crítica al episodio de atacar un CDI, donde se atiende a los venezolanos; y contra la campaña xenofóbica de Capriles y MDU contra las misiones cubanas. Y lanza vivas a los médicos cubanos, al pueblo cubano, y a Fidel.

¿Y la oposición?

“Anunciaron una marcha sobre Caracas, y yo dije No. Y surtió efecto”. Nicolás Maduro.

                                                                    No está presente ninguno de los diputados de la oposición, y se abre ahora un compás de espera de treinta días. Está presente Unasur, una creación de Chávez y los colegas presidentes, para acompañar este proceso sin precedentes en la reinvención democrática de América Latina.

A contramano de todos los deseos, y señalamientos de la "prensa libre" del continente, que no ha podido ni querido tener un equilibrio informativo, el proceso político venezolano que le quebró el espinazo al acuerdo de Punto Fijo. Y ahora, por catorce años, construye la revolución bolivariana, en medio de inmensas dificultades, y sin tener a Chávez en vida, sino a quien él designara como su potencial sucesor, un proletario, conductor de metro, que se convierte en el presidente.

Por último, Maduro, en su primer acto como presidente advierte sobre el fascismo existente, y recuerda la solidaridad revolucionaria con el pueblo colombiano, del cual viven tres millones en Venezuela. Y reclama un viva para Colombia, en presencia del presidente Santos, que estuvo, y de Piedad Córdoba, que está presente en la posesión. Y hace una oda a Chávez, llamándolo el inmortal de América.

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