EL TÚNEL DEL PRESIDENCIALISMO EN COLOMBIA
Y SONÓ LA FLAUTA, ¿PARA QUIÉN?
Miguel Angel Herrera Zgaib
Profesor Asociado, Ciencia Política, Unal
Director Grupo Presidencialismo y Participación, UNIJUS/COLCIENCIAS.
Un anuncio (in)esperado
"Quiero que se reelijan mis políticas". J.M.
Santos.
El 26 de noviembre se sabrá si se enfrentarán electoralmente
los dos Santos, cierre de tejado y derrumbe de la casa del presidencialismo que
ha sido hegemónica desde los tiempos del libertador Simón Bolívar.
El anuncio del relevo de Germán Vargas Lleras, y del secretario Juan Mesa quienes pasan a la vida
privada, da las pistas de lo que pasará de aquí en adelante en materia de
campaña presidencial. Al frente de este proceso volverá el think tank que desde
comienzos de los 90 puso a funcionar Juan Manuel Santos para orientar su
periplo político que lo llevó a la presidencia.
El buen gobierno era la manera de aclimatar la tercera vía
aquí, y en América Latina, bajo dos padrinos europeos, Felipe González y Tony
Blair, y en los Estados Unidos con el triunfo de Bill Clinton, quien le dió
rostro "humano" a la doctrina neo-liberal.
Fue la carta de ciudadanía política para el socialismo
liberal, en lo cual habían pensado dos colombianos ilustres J.E. Gaitán desde
los años 30, y Antonio García Nossa, su compañía ideológica, que fuera plasmada
en el Play Gaitán, que murió en el Congreso antes del asesinato de su líder
político.
La tercera vía de hoy
A compás con la paz posible, Juan Manuel conversa con los
sucesores de Manuel Marulanda, en el cuarto intento por hacer la paz. Del otro
extremo de la mesa están Álvaro Uribe Vélez y su ejecutor, Francisco Santos,
por ahora, el partido de la guerra, quienes construyen y reconstruyen la fuerza
uribista cosechando en la parcela del miedo, y en los errores del presidente
actual y sus compañeros de viaje.
Pero definidos dos campos en el bloque dominante, que se
debate en conquistar por fin la hegemonía, la dirección sobre la mayoría de la
sociedad, esto es, los grupos y clases subalternas, repartidas, esparcidas
entre la acción legal, la resistencia
armada, y la abstención indiferente.
Hoy, la tercera vía está teñida de paz, el sector mayoritario
de la burguesía financiera y la industrial, que sufre los rigores de una
potencial recesión, se juega por la paz con la guerrilla de las Farc-Ep, porque
hace cálculos sobre su real voluntad de paz, y su debilidad ofensiva.
No era la realidad de 1999, cuando el gobierno del binomio Pastrana/Lloreda
realizaron el viraje del Plan Colombia, con el apoyo al descubierto de Bill
Clinton al frente de la presidencia imperial, articulando al país en la
globalización capitalista regida por el posfordismo, ante el fracaso de la
iniciativa de las Américas.
"Esperemos que el procurador tome cartas en el
asunto...El presidente deja ese manto para aprovechar esa platica...Alcalde que
no apoye a Santos le cortan el chorro." Francisco Santos.
Del otro lado están las resistencias del ala reaccionaria del bloque
dominante, la que hizo posible la llamada "seguridad democrática" por
todos los medios. La que se jugó por el desmonte definitivo del Estado social
de derecho, y le quebró una vértebra al modelo implementado en 1991,
implantando con beneplácito de los demás poderes, la reelección, quienes
aceptaron la corrupción como fórmula, sin parar mientes en el uso del cohecho.
Yidis y Teodolindo fueron los "sacrificados"
creando para la rabulería nacional un delito imposible ante lo cual se sonrojan
todos los tratadistas serios de la tierra. Carlos Lozano y Lozano, J.E. Gaitán
palidecen en sus tumbas. Y Luis Carlos Pérez uno de sus más connotados
discípulos también.
Por un lado, se creó
el cohecho de uno, y por otro
lado la proscripción del delito político. Las dos reflejan el drama del
pensamiento jurídico colombiano, inmolado en el altar de la guerra al servicio
de la defensa de la sacrosanta propiedad privada de los grandes propietarios.
Hoy no hay garantías distintas a las que disfrutan los grandes propietarios
enfrentados por coronar sus aspiraciones ganando la presidencia, el poder
ejecutivo, a través del cual legitiman sus desbordados intereses privados.
El fiel de la balanza
Se definió una fórmula presidencial, el ala reformista del
bloque dominante, la dupla la tienen Juan Manuel Santos y Germán Vargas Lleras,
que puede invertirse dependiendo de qué pasa desde mayo a noviembre de este
año. Los dos están habilitados.
El ala reaccionaria tiene definido a un compañero de la otra
fórmula del bloque dominante, es Francisco Santos, y se está pulsando cuál sea
la segunda, y ésta no pasará también de mayo, porque Juan Manuel se puso
delante del partidor y fijó la agenda al tomar la iniciativa.
Pudo ser el procurador el otro componente de la dupla; pero,
Uribe y su equipo decidieron que el jefe de campaña del partido de la reacción
sea el procurador general, Alejandro Ordóñez, para tratar de ponerle límites al
uso del billete, del erario, que es el modo de coronar el clientelismo oficial,
con cabeza en el presidente, como se estableció entronizando la reelección en
el corazón de la nueva Constitución, brutalmente envejecida.
Así las cosas, la tercería que hará la diferencia, para
enfrenta al Partido de la U, y al Centro Democrático, es la fórmula de la
izquierda, la oposición legal y de hecho. Esta ha marcado un potencial cercano
al 30 por ciento. Se trata ahora, que el bloque de los independientes que es
variopinto, y en el cual progresistas y verdes, con Navarro y Fajardo como
compromisarios, tienen que jugarse con el sector socialdemócrata donde José
Antonio Ocampo y Piedad Córdoba, alfiles de Ernesto Samper y su cancerbero
Horacio Serpa, tienen los pies puestos en el proyecto de izquierda popular que
atiende a la Marcha Patriótica.
El riesgo está en que la socialdemocracia de cuño liberal
puede sucumbir, como lo ha hecho en el inmediato pasado a los cánticos de Juan
Manuel Santos, a cambio de una parte jugosa del botín.
De otra parte, estan el PDA, malparqueado, con su candidata
recién operada de un tumor, y los movimientos sociales, donde el Congreso de
los Pueblos, y la ACIN son animadores de importancia creciente, aunque se
encuentren enfrentados en los territorios del suroccidente con las acciones de
las Farc-Ep, que no quieren ceder a su influencia en los territorios de Nariño
y Cauca.
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