sábado, 22 de febrero de 2014

¿UN "TATEQUIETO" PARA CORREA EN QUITO?

Miguel Angel Herrera Zgaib

"Lo hemos conminado. Hasta ahí  llegamos. He apelado a su sensibilidad a su inteligencia (del presidente Correa)."  Exhortación del presidente del CNE de Ecuador, ET 21/02/14, p. 15.

                                                          Muchos pensaban hace menos de un año que la alcaldía de Quito seguiría en poder de Alianza País (AP), el movimiento de Rafael Correa, formado poco después que este irrumpiera como la novedad política ciudadana de Ecuador,  dejando a un lado la presencia del movimiento indígena que trazó varias veces la raya a los desafueros neo-liberales de los gobernantes de ese país.

Hoy esto no es tan cierto, y el próximo domingo es bastante posible que el ganador de la alcaldía de Quito sea Mauricio Rodas, del movimiento "Suma", dejando por fuera al actual alcalde de la ciudad de AP, un hombre de confianza del presidente reelecto.

Magister  dixit

Correa es cultor de la laxa doctrina del socialismo del siglo XXI, que se extiende como un caucho en los países que se identifican con ella, desde que la popularizó y posicionó  el presidente Chávez, y el equipo intelectual que lo acompañó en la primera etapa, algunos ya retirados de ese compromiso, como Heinz Dieterich. 

Pero, al mismo tiempo, Correa, como en las experiencias de los años 40 y 50 del siglo pasado, de gobernantes entonces calificados de "populistas", no acepta disensiones y siente escozor frente al contra-punto al interior de su propia fuerza. Así ocurrió en el caso de Alberto Acosta, quien fuera presidente de la Constituyente, cuando la revolución ciudadana iba en alza. Más aun, a Correa se le sube la temperatura si se trata de una fuerza opositora que quiere disputarle el poder; o ponerle cortapisas a lo que él dicta como el maestro del verdadero y exclusivo programa de gobierno que modernizará a Ecuador.

En este quehacer ha chupado la prensa opositora, el movimiento magisterial, los indígenas organizados, elementos díscolos en las fuerzas de policía, y la intelectualidad de izquierda que tiene críticas a su "fórmula capitalista y extractivista" con la que Correa conduce al país.

Asumiendo el reto

Hace tiempo que la alcaldía de Guayaquil es un bastión de la oposición, donde se ha movido Jaime Nebot como autoridad principal, y figura del partido Socialcristiano, sin que haya podio ganar la presidencia frente a su paisano Rafael. 

Hasta hoy, AP, aspira a quitarle el cetro a su más enconado rival. Pero,  el "enemigo" se le creció en los alrededores del palacio de Carondellet. Un joven, Mauricio Rodas, de la clase media quiteña, quien dos semanas atrás repunta como el favorito en las encuestas.

El domingo 23, algo más de 11,6 millones podrán acudir a las urnas, y darle una lección al soberbio presidente; y proclamar victorioso a Rodas en sus propias narices. Además, algunas sorpresas más pueden aparecer en las elecciones  de 5.651 autoridades que gobernarán provincias, municipios y parroquias, en una estructura administrativa que aún recuerda el formato que existía desde el final de la época colonial. Correa, de su parte, espera colocar en Guayaquil a un alcalde de AP, y "destronar" a su enconado rival, el empresario Nebot.

Correa ha desafiado las prohibiciones del Consejo Nacional Electoral, CNE, y ha arreciado en su campaña al lado de su candidato, Augusto Barrera, el actual alcalde de Quito. Siempre blandiendo el argumento que hay que barrer a la partidocracia, ocultando la naturaleza real de AP, que es en el mejor de los casos una estructura política plebiscitaria que Correa maneja con mano de hierro.

La despedida

No parece que Rafael se vaya a callar hoy, sábado, pasando por alto, la prohibición de silencio político 48 horas antes del certamen electoral. Desde la cadena de medios que controla la presidencia reclamará parte de victoria, llevándose de calle lo establecido en el Código electoral, alegando como aquí la condición de autoridad administrativa y de gobierno.

Pero, en este duelo, tendrá que sobrepujar la percepción de los quiteños, cuya intención de voto marca el triunfo de Rodas, con la excepción de una firma Opinión Pública, la que señala que hay un empate técnico entre Barrera y Rodas. Las demás, reconocidas en su quehacer encuestador, dan como triunfador a al candidato opositor.

¿Un giro al centro?

"Sería algo saludable para la democracia".  Solicitud del CNE a que el presidente Correa no intervenga en su alocución regular de los sábados.

De ser Mauricio el triunfador, le pondrá un "tataquieto" a los desmanes autoritarios del reformador más influyente en el Ecuador de los últimos tiempos, después de la trágica muerte de Roldós en un accidente aéreo, sobre el cual aún hoy se especula.

Con el movimiento Suma se puede empezar a perfilar con mayor realismo una candidatura que junte, a Quito y Guayaquil, y ubique un candidato presidencial con fuerzas de izquierda y democráticas que le den un nuevo aire al proceso de revolución democrática que exigen los grupos y clases subalternas ecuatorianas. 

A ellas se les tiene en el interregno capitalista-extractivista con mejoras sociales, en una sociedad afectada de pobreza y miseria en los sectores urbanos, mientras que en el campo vive el auge relativo de los productores individuales y comunitarios raizales que hacen su propia vía al capitalismo como en Bolivia. Pero, al tiempo, no miran con agrado el caracter invasivo del proyecto modernizador de Correa y sus aliados.

Es muy probable que el domingo en Quito gane una opción centro-liberal, en contraste con la que ha triunfado bajo el apoyo de AP, bajo la mano de hierro del líder Rafael Correa. Él esgrime como pretexto que en Quito también se construye el socialismo del siglo XXI, mientras día tras día hay más descreídos que "suman" del otro lado, y pueden ganarle la elección al presidente y su AP.

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