viernes, 16 de mayo de 2014

EN EL DÍA DEL MAESTRO

HOMENAJE  A  DARÍO BOTERO EN LA FACULTAD DE DERECHO

Miguel Angel Herrera Zgaib

                                                      Hoy, viernes 16 de mayo, es el segundo día de homenaje al profesor investigador Darío Botero, ejercicio académico de especial relevancia, en que se honra una trayectoria de más de 30 años de compromiso con la academia crítica y creadora, de quien fuera también decano de la Facultad de Derecho y C.Política en tiempos difíciles, y representante en sus tiempos de estudiante universitario, sin dar el brazo a torcer ante el dogmatismo viniera de donde viniere.

El rastro de Politeia

Él dejó en su registro como docente una huella editorial, en procura de un pensamiento propio, que fue forjando en diálogo y conversación con colegas y estudiantes, hasta publicar lo que denominó "Vitalismo Cósmico", debatiendo y nutriéndose para su construcción autónoma del pensamiento de Spinoza, despojándolo de su carga metafísica; de Henri Bergson, en procura de una materialidad sin trazas teológicas, donde el tiempo y la temporalidad, afectadas por los hallazgos y las formulaciones de Einstein tuvieron mayor resonancia. 

Y claro, cómo no destacarlo,  del rescate por Darío de la corporalidad, de la nueva sensibilidad, en una palabra de la estética en conversación fecunda con la política. De lo cual es prueba la serie de revistas Politeia, donde varios temas de relevancia politica junto a reflexiones y muestras del quehacer artístico se dieron cita, en interlocución con otros colegas e investigadores. 

A contramano del escepticismo y la burla de no pocos de sus colegas y contemporáneos, Darío se dispuso a pensar por sí mismo en público y a obrar con consecuencia, sin dejarse encasillar por capillas o conciliábulos, a no dejarse aprisionar por las prácticas feudales que sobreviven en la misma Universidad Nacional.

Ayer  y Hoy

Ayer y hoy, sus discípulos y contertulios ponen a prueba y testimonian la vigencia de aquel maestro, en particular, su discípulo, el abogado y filósofo, Damián Pachón, de una parte, y el profesor Jairo Iván Peña, cultor del derecho, la economía y la filosofía, quien desde sus tiempos de decano, apoyó sin dudarlo, el esfuerzo pedagógico y la divulgación del pensamiento de Darío Botero.

Darío  se atrevió a no ser un compilador, que ya es un mérito sino un pensador original, según decir de uno de sus compañeros de tertulia filosófica, el ingeniero de sistemas Córdoba Triviño. Y un suscitador de renovadas experiencias educativas, como lo destacó el investigador y docente Aguilar, reclamando la necesidad de la acción en el aula, alimentada por la pasión alegre y el deseo encauzados en la sensibilidad de resonancias estéticas. 

La vocación humanista, así como el esfuerzo por aproximarse al intelectual orgánico, en el campo de la lucha por otra hegemonía, democráticamente concebida, Darío lidió con el entendimiento de las lecciones del sentido común, manifiestas en la juglaría, por ejemplo, de los poetas populares Leandro Diaz y Alejo Durán, como lo refería el profesor Leonardo Tovar, el pasado jueves. O en la presencia de Gramsci, como lo escribiera dos años atrás el colega Juan Carlos García, del grupo Presidencialismo y Participación, cuando hicimos un homenaje a su vida y obra.

No queda duda, la marcha en la recuperación de la memoria viva de la intelectualidad que se ha forjado en la aulas de la Facultad, y de la Universidad Nacional define los perfiles en presente de otro modo de entender la realidad de Colombia, y de trabajar por resolver el conudrum de la guerra fratricida, en clara oposición al partido de la guerra, y sus tristes adalides, de una parte; y de otra, el debate abierto con el dogmatismo y el enfeudamiento del pensamiento, sin importar que gran pensador o tendencia se esgrima como "mejor argumento". 

Larga y provechosa vida al pensamiento del colega Botero, quien no abandonó la interrogación plural con lo mejor de la vida intelectual de Occidente, con Grecia y América Latina como extremos provocadores y vitales.

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