sábado, 12 de diciembre de 2015



FRANK, CIEN: DE HOBOKEN A NEW YORK, NEW YORK.
Miguel Angel Herrera Zgaib
Proyecto Historia Social, Política y Cultural de los Subalternos

Frank Sinatra nació como tantos hijos de inmigrantes en una población del estado de New Jersey, Hoboken, al otro lado de la Gran manzana, de un matrimonio de gente venida de Sicilia, quienes llegaron, probablemente, a finales del siglo XIX, a "hacer la América".

En el acto de sobrevivir, y abrirse paso, Sinatra no la tuvo fácil desde el mismo nacimiento. De esto quedaron huellas en un lado de su cara, producto del forcejeo para sacarlo a la luz y al sonido, del vientre materno. Después, su madre hizo fortuna dedicándose a asistir como partera y practicante de abortos a muchas mujeres.

Frank aprendió también a vivir desde los tiempos de las peleas callejeras, y el trabajo en los muelles, en contacto con las mafias italianas, en disputa con irlandeses, y en compadrazgos circunstanciales con migrantes judíos. Todos buscándose un lugar, entre las estrías del dios capital. Y estas "malas compañías" nunca lo abandonaron.

Entre las Big Bands y la subversión del Rock and Roll

Aunque poco se escriba al respecto, la convivencia con otras minorías, como los afroamericanos, no le fueron fáciles, y quizás, su disgusto y censura por el rock, hijo de las músicas africanas transplantadas, híbridas y mutadas en tiempos de prolongada esclavitud.

Sin embargo, hasta su muerte construyó una amistad imperecedera con Sammy Davis Junior, y junto a Tony Bennet, vivieron el tiempo extremo de las Big Bands y la revolución rockera que viniendo del sur conquistó al norte.

Sinatra empezó a ser exitoso cantando para la orquesta de Tommy Dorsey, pero, duró poco allí, y durante la II Guerra, de la que quedó al margen por problemas auditivos, entre 1941 y 1945, se convirtió en la fantasía para miles de mujeres.

Ellas trabajaban para la industria de guerra, y suspiraban por el regreso de sus "amores" muriendo, padeciendo en los campos de Europa y Asia, de donde solo recibían cartas y promesas de amor eterno.

Pero, antes, Frank vivía una existencia convencional, casado con Nancy Barbato, que le dió sus tres hijos, entre ellos, Nancy. Después convertido en el amante de América en guerra, vivió el divorcio, y la compañía de un sinnúmero de mujeres, siendo Ava Gardner, la diosa del cine tormentoso, el más intenso de sus dúos románticos.

Su hija, Nancy, a quien quiso hacer una estrella del "entertainment", y la puso a cantar con él, y dejó grabada Something Stupid, que sirvió de educación sentimental a no pocos jóvenes de los 60. Ella consiguió, hacer carrera en el celuloide, no en la música, con el film Barbarella, y ser esposa de Roger Vadim, convertida en una suerte de sex symbol. Luego al lado del magnate de las comunicaciones, Nat Turner, el mogul de los media, se transformó en defensora y promotora de causas justas, y de la ilusoria fuente de la eterna juventud.

Al lado del poder demócrata

A través de Peter Lawford, Frank se conectó con el clan de los Kennedy, cuya buena fortuna estuvo emparentada a la mafia irlandesa, dedicada al contrabando de licor, en la era de la prohibición, y de armas, todo atado a los oscuros oficios del embajador, criado en Massachusetts. Le tocó padecer esos escándalos, desatados a raíz de la muerte del capo Hoffa, quien reinaba en el poderoso sindicato de los transportes.

Pero, La Voz, salió de esa caída. Antes había tenido que luchar con los maridos que durante la guerra lo acusaban de inmoral, y de seducir a sus mujeres solitarias y desencantadas. Sinatra cosechó más de 10 Grammies, grabó más de 1300 canciones.

Quienes ahora estamos por los 60, en retrospectiva tenemos pegadas al corazón y a la piel, tonadas como Strangers in the Night, My Way, New York, y tantas otras, que hoy, cuando se cumplen 100 años de su nacimiento, y una semana de grandes festejos y celebraciones de Costa a Costa.

Lo recordamos , sin olvidar sus inicios como un hijo rebelde de los grupos subalternos, que venidos del profundo sur italiano se abrieron paso con su talento, aplicado a buenas y malas causas. Todas bienvenidas en la trituradora revolución pasiva del capitalismo mundial. Un cantor del cenit del Americanismo, y un nostálgico de su derrumbe, vivido con desenfado, y elegancia filistea, entre amigos y amantes hasta el final de sus 82 años.

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