martes, 15 de marzo de 2016

ECOS DE UNA ACCIÓN POLICIAL

OTRO ESCENARIO, UN SÍNTOMA GRAVE QUE SE REPITE EN LA NACHO

miguel angel herrera zgaib
Profesor asociado
Ciencia Política, Observatorio Ddr Unal
miguel.herrera@transpolitica.org

                                                         La fórmula de disponer del Esmad para intervenir o prevenir las protestas estudiantiles hizo agua un 28 de marzo, cuando el coronel Mariano Botero fue retenido por un grupo de estudiantes, al bajar de su vehículo. Él afectado declaró a El Tiempo, que "Varios muchachos me rodearon, luego me quitaron la gorra y me empezaron a lanzar puños. Sin embargo, el dolor más fuerte me quedó en la espalda y en un brazo, producto de algunas pedradas".

Hubo la intervención oportuna de un gestor de convivencia, un cuerpo de civiles que previno las desgracias de las recurrentes acciones policiales y de manifestantes. El oficial quedó en libertad. Pero, llegó otro grupo de policías, y fueron detenidas cuatro personas, que después se canjearon, por el supuesto vigilante que fue descubierto dentro de la Universidad, por estudiantes que protestaban.

Deliberando en la CHE

Con la participación del estudiante Ericson Castro, hubo en la plaza principal de la Nacho, un tiempo de deliberación que duró algo más de 15 minutos con los responsables de la seguridad universitaria. Se realizó un canje por cuatro estudiantes que nada tenían que ver con los disturbios.

No puede la ciudadanía toda permitir que la Universidad Nacional de Colombia, que existe desde 1867, se vuelva a convertir en un campo de batalla. Ella es un espacio de reflexión, discusión y protesta ciudadana, sin que la violencia tenga que ser el "mejor" argumento.

¿De vuelta a lo mismo?

Esta nota la vuelvo a recordar, porque el pasado miércoles 16 de marzo, hubo un nuevo episodio en la plaza CHE con estudiantes y otros transeúntes que iban a prender una hoguera, y a quedarse en vela de un día para otro. Fueron conminados por la seguridad privada a retirarse de los predios universitarios, y no lo hicieron. 

Estaban haciendo, dicen una brigada de pintas en el exterior de la Biblioteca central. Después como a eso de las  4 am., fueron desalojados por personal de la Sijín y de la Policía, quienes llegaron en dos vehículos. Había para entonces como unas quince personas quienes permanecían en la Plaza Ché. 

Les fueron solicitadas identificaciones, y ocho de los asistentes que no portaban carnés de la Nacho fueron subidos a una de las camionetas, y salieron acompañados por personal, dicen, de la Sijin, con la indicación que quedarían libres fuera de la U. Esta diligencia estuvo acompañada por le servicio de vigilancia privada de la Nacho. 

Así estaban las cosas, a pocas horas de  realizarse la jornada del paro del 17 de marzo, en la que hubo una participación universitaria  de diferentes facultades, sin que hubiera desmanes o desórdenes públicos en los predios de la Ciudad Blanca. 

La comunidad universitaria requiere configurar su propio orden, su auto-organización en tiempos en que la negociación de la paz pasa por el recorrido crítico de estos días, y la violencia no puede ser un argumento que propicie represión, cierres y cosas de ese caletre. Es necesario estar dispuestos a la deliberación y a la movilización eludiendo nefastas provocaciones. 


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